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29 mayo, 2006

La voz de su propia luz


La voz de su propia luz

Y así hablaba Quetzacóatl a sus hermanos en una plaza de Tollan:
Ayer entré en la ciudad de los durmientes, que está emplazada en el Valle de la Vida, rodeada por las Murallas de la Ilusión.
Cuando entré por sus puertas, muchos me rodearon y decían:
Háblanos de tu mundo. Aquél que se extiende más allá de nuestras noches, donde hay una Luz que lo ilumina todo desde adentro.
Nos han dicho que allí no existe la oscuridad, ni tan siquiera en las cuevas mas profundas, y que puedes mirar hacia adentro como aquí miramos hacia afuera.
Y muchos eran los que seguían saltando a mi lado. Después me dirigí a una plaza y allí me senté rodeado de todos. Y así les decía:
Hermanos de esta parte, donde existe la noche. Ustedes aún necesitan de la noche para comprender al día, y de la oscuridad para sentir la Luz. Mas llegarán tiempos en que sepan su valor y, entonces, vivirán eternamente rodeados de Ella.
Aún necesitan del odio para comprender el Amor y de las luchas para saber el valor de la Paz. Y de los tropiezos para que, día a día, se levanten.
Sepan que vengo a visitarlos y muchas cosas les traigo de aquella parte. Muchos de ustedes, nada más de oírme, me harán un espacio en sus corazones y encenderán una llama en sus almas, y otros despertarán vientos que la apaguen. Estos últimos al quererme desterrar, se estarán desterrando y al quererme herir, se estarán hiriendo. Porque no soy sino la voz de su propia Luz y no pretendo sino llamarla a iluminar.

DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

Fue hasta un corro de niños que jugaban y dijo a los que le seguían:
Miren, afinen sus oídos y sientan alegría porque ese jolgorio de los niños cuando juegan es la mejor música que puede dar la Tierra. A los oídos del Cielo suena más bellamente que las delicadas notas de las calandrias y que el canto alegre de los jilgueros.
Es el canto de la inocencia, y si se fijan, verán que ellos viven en otro Plano, donde los árboles aún hablan, los pajarillos les hablan, y hasta las mariposas y las calles y los muros de las calles aún les hablan.
No corten sus notas con sus palabras. No rompan sus juegos con sus egoísmos. No dejen que se rompan sus sueños.
De verdad les digo que el día en que el hombre no tenga que dejar su infancia y la pueda prolongar durante toda su vida, el mundo empezará a ser un Paraíso.
¡Cuántos la han dejado olvidada en una calle, en una plaza, en un árbol, o en un jardín!
¡Cuántos la dejaron dormida bajo un juguete o una flor! ¡Cuántos no la han conocido porque no les dejaron tenerla y, ahora, a la vuelta de los años van por el mundo como vagabundos solitarios buscándola en cada esquina del Tiempo!
Sepan que es delicada como los pétalos de una flor y una simple palabra la puede matar.
Velen pues por los niños, sientan por ellos, cuiden de ellos, porque ¡ay del jardín que no cuida los nuevos retoños!, ¡ay del árbol que no cuida sus futuras semillas!

DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

Alas de la imaginación

Hay un camino que baja hasta los pies del río y en su descenso va dejando terrazas naturales donde se plantan las milpas. También el agua, controlada por innumerables acequias, desciende veloz y a su paso musical iza el ambiente llenándolo de frescura con sus notas. Quetzacóatl baja todos los días, cuando la Tarde se sienta a descansar. Y rodeado de muchos de sus hermanos, así les habla:
Durante muchos Eones de tiempo va despertando el Espíritu y va tomando conciencia de su Eternidad. La materia no es sino el espejo donde va viendo perfilarse sus blancas alas.
Aprendan a mover las alas de su Imaginación y ya no estarán vinculados a lo transitorio, y nada podrá ya contra ustedes el mal de la ignorancia.
Sepan siempre que lo único que los apega a la Tierra y a los mundos, no es mas que la Ignorancia. Ella es la que crea el dolor, la envidia, la pereza, la gula, y todo aquello que animaliza al hombre.
Trasciéndanla y entrarán en el Sendero de conocerse a ustedes mismos tal como son. Sabrán el por qué y para qué de sus continuas existencias en estos mundos.
¡Ah, si supiera una flor que su sacrificio es el que la hace nacer al fruto! ¿Acaso creen que sufriría al desprenderse de sus bellos pétalos y al marchitarse y dejar su frescura en manos de los vientos del Otoño?
Miren pues, hacia sus vidas y piensen que son tránsitos para más alados destinos. Porque si una flor, en su pequeñez, da un fruto que alimenta sus cuerpos, ¿Cuánto más darán ustedes en cada existencia donde se van limpiando cada vez más de la oscuridad?
No sean como aquéllos que adoran la Ignorancia y la colocan en altares y la tienen por la Razón. Porque, tarde o temprano, Ella vendrá por ellos y les dirá: Vengan Conmigo porque yo tapé sus ojos al Conocimiento pero les di todo aquello que me pidieron. Yo los arropé con placeres y los hice sagaces como coyotes entre los hombres.
Porque vendrán tiempos en que todo será confundido por Ella y Ella será la que reine en la Tierra. Entonces dirigirán a los hombres aquéllos más astutos pero no los más sabios. Serán elevados a los altares aquéllos que mejor supieron engañar y serán tenidos por santos los más abominables. Se juzgará a los hombres por su vestido y su calzado y aquéllos que caminen descalzos serán echados de las casas y considerados indignos.
Regocíjense, hermanos, entonces, porque aquéllos que los echan de sus casas, a ellos mismos se echan y aquéllos que les hagan daño, a ellos mismos se hacen daño. Y de verdad les digo que tendrán que recoger hasta el último grano de odio que sembraron, cuando llegue su cosecha.
No olviden estas cosas pues los tiempos de la cosecha están cerca. Fortalezcan sus corazones.

DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUELTZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

DESIERTOS INMENSOS

Y así les decía:
El hombre tiene muchas ventanas hacia fuera, pero ¿cuántas tiene hacia dentro? Hay muchos lugares dentro de él donde nunca ha dado el sol, y lugares donde ni tan siquiera se ha plantado un árbol. Hay desiertos inmensos en la zona del corazón donde apenas ha caído la lluvia del Amor, ni han nacido las flores de la Vida. Y, ¡cuántas cabezas están llenas de burbujas y de dudas, y no dejan que entre el viento de la Comprensión y las disipe!
He mirado dentro de muchos hombres y he visto la bodega de sus rencores y la biblioteca donde archivan todo lo vivido. He visto contaminados muchos ríos de naturalidad en sus interiores. He olido el hedor de sus pensamientos hirientes. Y el humo viciado de sus maledicencias. He tocado la frialdad de sus almas apenas convertidas en tenues llamas de veladoras. He subido por la escalera de su médula y he visto intactos, unos tras otros todos los Centros, esperando la mano del Conocimiento que los limpie y active para crear al Hombre Consciente.
En pocos hombres he podido respirar el perfume del Equilibrio, y sentir el deleite del altruismo y sentarme a la sombra del árbol del desapego.

DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACÓATL
POR: CAIATL ACOTL

EL SECRETO DEL VUELO

Un padre tenía dos hijos. El mayor estaba siempre a su lado, y le servía, y hacía todo cuanto salía por la boca de su padre.
El menor, a todo cuanto decía su padre le pedía el por qué, y nunca hacía nada que no hubiese madurado en su interior.
Un día vino la Enfermedad y, llevándose al padre, sembró la desolación en aquella casa. Y solo, con su desolación y sin saber qué hacer se quedó el hijo mayor, mientras el menor construyó con prontitud una nueva casa.
Así decía Quetzacóatl:
Enseñen a sus hijos a volar, mas no les impongan la forma de hacerlo, porque quizás ustedes volaron en la vida como gaviotas, y ellos desean hacerlo como pajarillos. Quizá ustedes volaron en la vida como halcones y ellos desean hacerlo como águilas. Antes bien, enséñenles a escoger su vuelo. Más para ello deben antes conocer los secretos del vuelo, los secretos que están en todas las formas de volar.

DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACÓATL.
POR: CAIATL ACOTL

LAS RIQUEZAS SON UN VELO


Y sentándose con todos sus hermanos así les decía:
Un día un padre moribundo llamó a sus hijos y les dijo: Hijos míos, se acerca la hora de mi salida de este cuerpo para volar en otro mas sutil y andar mas allá de sus miradas. Vengan a mi lado para que les reparta los bienes que atesoraron mis manos en esta vida. Y repartía sus bienes.
Entonces cuando llegó el turno al más pequeño de entre ellos, éste con voz dulce le dijo:
Padre mío: ¿soy partícipe de tu amor? Y el padre se quedó extrañado, porque era al hijo que más muestra le había dado de cariño. Y le dijo:
Bien sabes, hijo mío, que mi amor por tí es mas pleno que el amor de la Primavera por las flores.
Y de nuevo le preguntó el hijo: ¿Soy partícipe de tu amor?, y el padre con dolor le dijo:
¿Acaso te he dañado? ¿Dejé de darte aquello que deseabas? ¿Acaso te miré con malos ojos? Y él, dulce como la miel, le respondió:
Padre mío, no me martirices pues, ni cargues mis frágiles espaldas con el peso del egoísmo. Ni marchites mi vida al unirla a las riquezas. No venzas mis tiernas alas dándome un peso que no podría soportar. Ni entristezcas mis días atándome con cadenas de oro, ni me encierres en una jaula de jade. Toma mi parte de tu heredad y repártela entre aquellos que aún no saben lo malo de las riquezas, porque tienen necesidad de comida y no conocen el ocio. Yo quiero que mi casa sea este cuerpo que visto y mi hogar el mundo, y mi techo las estrellas. Déjame que me levante con el Sol, y coma con el trabajo de mis manos y cada día, dé a ese día mi corazón, y después, al atardecer, cuando se acerque la noche, yo la espere meditando y sereno y le dé mi mano tranquila para irme con ella al jardín de donde vengo. Déjame no poseer nada.
Y el padre lo miró con ojos llorosos y abrazándole le dijo:
Dame tú, hijo mío, de tu riqueza interior porque siempre fuí un mendigo de ella. Tenía que llegar al umbral de la muerte para comprender que el oro es como un velo que tapa los ojos del espíritu y embrutece al hombre y lo hace enemigo de sus hermanos los hombres. Y yo en mi ignorancia quería empañar tu brillo y cortar tus alas. Perdóname hijo mío.

DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACÓATL
POR: CAIATL ACOTL

ABRAN BIEN LOS OJOS


El Templo Mayor de Tula, está en la parte más alta, sobre un promontorio, junto al palacio y frente a la plaza donde tiene lugar el tianguis.
Ya se había levantado la aurora y todos iban a adorar a los dioses. Todos se inclinaban y pedían con sus labios y con sus manos, mirando al Oriente.
Más Quetzacóatl permanecía apartado y recogido, como una flor sobre sí misma. Entonces uno se le acercó y le dijo: ¿Por qué tú no haces como nosotros? ¿Acaso es malo pedir y adorar como lo hacemos?
Y El, le miró profundamente y le dijo:
Hermano, aún ven más con los ojos que con el corazón. Y por ello necesitan crear imágenes que representen a la Divinidad. Y por ello deben hablar, para de ésta forma, escucharse a ustedes mismos.
Deben saber que las religiones y las creencias no son sino las escuelas donde se enseña a escribir el nombre de Dios. Mas deben también saber que tienen que trascenderlas en ustedes.
De veras les digo que llegará un día en que el hombre no necesite ya más de la religión, porque cada uno la llevará en su corazón. Y la revivirá en él.
Mas no se precipiten, pues esto es el trabajo de la Evolución y si quieren trascender las cosas sin conocerlas, nunca les abrirán sus secretos ni les permitirán adelantar. Por el momento, abran bien los ojos y esfuércense por aprender de todo cuanto les rodea.

DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACÓATL
POR: CAIATL ACOTL

EL DESPERTAR


Y cuando despertó la mañana sobre Tula, Quetzacóatl miró los campos y miró las flores y los cielos y a la gente, y elevando las manos les decía:
¿Acaso hay algo más grande que el Despertar? ¿Acaso puede haber algo mayor que el despertar del alba por el horizonte del hombre?
Muchas generaciones han tenido ya en el sueño y ha llegado la hora de que Despierten a la Luz.
Y uno se acercó a preguntarle:
Maestro, ¿Qué quieres decir cuando hablas de que tenemos que Despertar? ¿Acaso no estamos ya despiertos?
Y El, elevando las manos hasta el horizonte y señalándole dijo:
Mira las semillas que llenan los campos. ¿Acaso los frutos que ves no son su Despertar?
Y bien saben que el sacrificio de su muerte lleva el nacer a un estado mayor, porque si el grano de maíz no muriese como grano, ¿acaso nacería como milpa?
Y ahora dime:
¿No desean quedarse sin germinar aquéllos que hacen de la vida su morada y se enquistan en ella? Son como las semillas que, recogidas, se pierden en un rincón del granero y nunca llegan a la tierra.
Debes saber pues, que para Despertar han de morir muchas cosas en tí.
¿Qué es el despertar de la noche, sino el día? Busca pues, ese día en tí y no te contentes con quedarte entre las tinieblas y el aparente calor de la ignorancia.

DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

NACERAN ROSAS


Y esto comentaba Quetzacóatl a sus más íntimos:
Ayer me sumí entre las alas del tiempo y fuí llevado por el camino del Por Venir.
Al llegar a un recodo del camino divisé a la "ciudad de la vida" durmiendo sobre el "valle de la esperanza".
Cuando la ví, deseé acercarme, pero una mano amiga me detuvo y me dijo: Hermano, antes de entrar ahí mírate bien y conócete, porque todo aquel que se acerca es confundido.
Y yo me miré hacia adentro y ví que estaba fortalecido y que mi Luz era fuerte y deseé ir.
Y entonces divisé una plaza pública y ví cómo azotaba la Ignorancia a la Sabiduría, y como se enseñoreaba de todos los ambientes y sentí náuseas.
Quise retirarme, pero la mano que antes me quería evitar el entrar, ahora me impedía salir.
Ví cómo llegaban el Egoísmo y la Comodidad con el disfraz de la Libertad, y todos como una masa les cantaban y abrían sus brazos para recoger sus "enseñanzas".
Y entonces divisé en un rincón de una casa a la Hermana Humildad, abandonada por todos y vestida con harapos. Ahogaban sus súplicas con risotadas y blasfemias.
Y las lágrimas cayeron sobre mis mejillas y supliqué al Cielo. De nuevo miré y ví a la luz del día cómo se prestaba oído a la Presunción, y se olvidaba a la Honestidad. Y se expulsaba de la ciudad a aquellos que hablaban con el corazón, mientras se halagaba a aquellos que con bellas palabras encubrían el engaño.
Y miré a través de los muros del Templo y ví que se ahogaban los sentimientos con supuestas plegarias. Y miré a muchos que abrían la boca para orar pero que tenían cerrado su corazón bajo diez llaves. Busqué en el altar la respuesta y ví que aquel que dirigía las plegarias tenía el corazón mas cerrado que ninguno.
Entonces me dije: Iré a ver lo que hacen con las nuevas semillas, porque ellas serán los futuros árboles que sombreen la ciudad. Y bajé hasta una escuela. Pero ví con horror que tan sólo se enseñaba a dormir, porque todos dormían el sueño de la vida. y muchos niños lloraban, y otros se hacían ya rebeldes.
Ante tal caos, me fuí a un rincón de una calle y busqué la Soledad. Ella vino a mí y me dijo: Mírame hermano, llena estoy de ruido. Mi vestido está manchado y ya ni yo misma me conozco. Déjame que descanse un rato sobre tu pecho para tomar fuerzas.
Después salí a una plaza pública y ví a muchos por todas partes, de todas las lenguas y de todas las ideologías, que se enfrentaban unos con otros porque cada uno creía poseer la Libertad y se peleaban e incluso se mataban entre ellos por darla a la gente. Mas ví con pena que lo único que llevaban era una palabra llamada Libertad, escrita con lágrimas y sangre y que todos estaban encadenados a ella, unos con cadenas de fierro y otros con cadenas de oro. Y en medio de ellos ví cómo, entre todos, crucificaban a un Hijo de la LIBERTAD, le escupían a la cara y se reían de El, le vituperaban y le apedreaban con palabras...
Desesperado, salí a los campos y en ellos ví que la Codicia pretendía poner cuatro cosechas donde tan sólo había fuerza para una. Ví a los pajarillos que huían de la ciudad y se refugiaban en las ramas más altas de los árboles porque temían la malicia del hombre. Y oí los gritos desesperados de los animales, que esperaban ser sacrificados, salpicando de sangre inocente los mataderos, para después calmar la saciedad brutal y la Gula de su "Hermano Mayor", el Hombre.
Y entonces me volteé en el tiempo, desesperado. Me arrodillé y pedí porque aquellas cosas no ocurrieran.
Entonces un soplo de viento me trajo unas palabras que me susurraron al oído: Así como del estiércol pueden nacer rosas, de este caos nacerá el Hombre Nuevo. Siembra, hermano, tu semilla, para contribuir a su DESPERTAR.

DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACÓATL
POR: CAIATL ACOTL

LA NUEVA TIERRA

Así decía:
Hermanos,
Continúen buscándose en esta noche que se alumbra con desequilibrios y se embriaga con las aberraciones. Continúen buscándose en esta ilusión donde se agrupan los actos y se disparan para chocar y herir. Continúen meditando hacia adentro y poco a poco verán la claridad del Nuevo Día.
Porque ese Día nacerá en ustedes. Y ese Día llenará la Tierra.
Ayer era apenas un esbozo. Hoy es una promesa. Y mañana será una Realidad.
Mañana está muy cerca. Mas los dolores del parto de Mañana son y serán muy penosos. Pero no teman, son dolores de buena nueva. He tenido en mis brazos a La Nueva Tierra. La he apretado entre mis manos y la he besado en la frente. Algún día, cuando nos detengamos a comentar sobre nuestro viaje, les contaré como era. Ahora hemos de prepararlo todo para su venida.
Paz y Amor a todos los seres.

Del Libro: Así Hablaba Quetzacóatl
Por: Caiatl Acotl

LA PALABRA

Un día de entre los días que nacen entre los surcos del tiempo sentí la PALABRA y me dije: Tengo que modelar la materia hasta hacer de ella una flauta por donde la pueda hacer sentir a mis hermanos. Bajaré hasta los mundos densos, y allí coronaré mi trabajo.
Y aquí estoy. Y ya ni recuerdo los milenios.

Del libro:
Así Hablaba Quetzacóatl.

OLVIDATE DE TI MISMO

Y Cuetlachtli vino un día hasta el grupo de gentes que estaban con Quetzacóatl y dijo:
Hermanos, vengo a ustedes porque deseo saber algo más del por qué de la existencia.
Y El le respondió:
Abre bien tus ojos y la vida misma se encargará de mostrarte ese por qué.
Pero Cuetlachtli insistió y dijo:
Bien sabes que hay pasos que deben ser dirigidos. Sé que el Maestro mora dentro de nosotros, mas para llamarlo al despertar es necesario encontrar fuera a otro Maestro. He venido a que me digas qué he de hacer.
Y El le dijo:
Tan sólo podré despertarme dentro de tí, cuando te hayas olvidado de tí mismo.
¿Y qué he de hacer para olvidarme de mí mismo?, repuso Cuetlachtli tristemente
Trascender íntegramente tu personalidad, porque ella es la que te separa de tus hermanos del mundo. Vencer a tu mente, porque en ella te sientes egoísta. Matar todo temor y toda duda. Entonces verás y sentirás que te desbordas y que te amplías como una onda sobre el agua, y que te expandes y te agrandas rompiendo los mezquinos moldes de la ignorancia y las limitadas formas del cuerpo.
Y debes saber que al hacer todo eso no vienes a mí, sino a tí mismo. Al hacerlo, haces la Evolución en tí y eres Amor en el mismo Amor.
Hermano, que mi humilde quietud te sirva para que te contemples en mis aguas y puedas reconocerte. Ya sabías todo lo que te he dicho porque tu conciencia es sabia, aunque a veces se queda tan dormida que se olvida de las metas que ella misma se fijó.
Y Cuetlachtli se fué triste porque ya había nacido un conflicto en su interior: su verdadero Yo luchaba contra su personalidad.

DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL


ANTES DE REMONTAR EL PRIMER VUELO

El sol se ocultó tras unas peñas, y lentamente fue llegando la oscuridad. Todo el valle se hizo violeta y los árboles comenzaron a jugar con las estrellas.
De puntillas llegaba el Silencio por el camino, cuando El meditaba:
Mi Entendimiento está abierto a la luz de las estrellas. Mis alas se despliegan para volar en el silencio de este momento. Voy a salir del nido de mi cuerpo para ir más allá de los horizontes que ponen las tres dimensiones de sus sentidos.
Y alguien, suavemente y con angustia, le dijo:
Maestro, ábreme el Entendimiento sobre "mi mismo", y ábrele las alas al horizonte de mi Esencia para que yo pueda acompañarte.
Y El así le respondió:
¡Cuantas veces el viento mueve las cañas en las orillas de los lagos, para que al chocar unas con otras, se sientan y sepan qué son!
¡Cuántas veces el agua va espiritualizando a las piedras que se oponen a su paso, hasta hacer de ellas bellos guijarros de suave tacto!
Así te digo, que la misma vida te irá poniendo en aquellos sitios donde puedas pulir tu ser y abrillantar tu Esencia.
Mira como nace el fruto del árbol y como nace el pajarillo en el nido y como se hace una flor. Mira con cuanto mimo y con cuanta dulzura se dibujan los ríos y se crean los valles y se modelan las montañas.
Mas también debes saber que antes de remontar el primer vuelo te caerás muchas veces. Antes de sintonizar los latidos de tus sentimientos odiarás muchas veces. Antes de llegar al Conocimiento tendrás muchos conocimientos que después irás abandonando en el camino, porque sólo serán un peso y no un alivio en tu caminar .
Nunca pienses que el horizonte que ves al ocultarse el sol, es el Horizonte, porque sólo tendrías que caminar hasta él para ver que hay otros horizontes.
No te hagas pequeño quedándote en lo pequeño. Sé amplio como es la montaña. Mira como en la lejanía todo se diluye en ella, pero al acercarte verás que dentro de ella hay otras muchas montañas, cada una con sus caminos y sus valles.
Cuando se presenten ante ti la Comodidad y el Sufrimiento, yo te diría: escoge el Sufrimiento, porque El te llevará por caminos escarpados y llenos de piedras, por desfiladeros y barrancas, por zarzas y espinas, pero pronto vislumbrarás la cima de la Montaña de la Luz.
La Comodidad te arrastrará por valles y caminos dulces, donde fácilmente podrás descansar, pero ¡cuán lejos se te hará la cima de la Montaña de la Luz!. Quizás, hasta la olvides.
Debes saber que mientras menos haces, menos quieres hacer, y mientras menos te impones menos deseos tienes de imponerte. Así se hacen los árboles piedras, y los caminos regresan a ser campos y las civilizaciones se vuelven desiertos. Así las voces se hacen ecos, la entrega a los demás rutina, y la vida sueño.
Sé como los torrentes, que al resbalar por las laderas de las montañas sólo tienen una meta: regresar al mar. Ellos fueron antes el espíritu del mar hecho nube, que resbaló por entre los dedos del viento para caer sobre las montañas.
Tú también eres una gota del Espíritu de la Luz, que materializada al tocar esta existencia, caes con muchas otras gotas de Espíritu, para después rodar por las laderas de la vida para unidas hacer un torrente que regrese al Mar de la Luz. Mira bien a cuántos valles y a cuántos campos darás vida al tocarlos y hacerte "ellos mismos".
¡Y cuántas veces te evaporarás para volver a condensarte sobre la hoja de un capulín, o sobre una flor, sobre una espina de maguey o quizá sobre el mismo camino!
He subido a tu cabeza, he visto tus pensamientos, y me he sentado en tu corazón para beber tus sentimientos. Me he sentado en tu soledad y he caminado acompañando tu búsqueda. Aunque tu cuerpo es joven, eres viejo sobre la Tierra. Ven y bebe, porque puedes apurar hasta la última gota de la Sabiduría que te ofrezco.

MAS ALLA.

Y decía:
Dichosos aquellos que son felices buscando la Felicidad. ¡Ay de aquellos que creen que la encontrarán al remontar la loma que les oculta el horizonte! Porque ese horizonte será la loma que les tape otro horizonte...
Así seguirá ocurriendo más allá del tiempo que puedan contar y del espacio que puedan medir .
Únicamente desde arriba se puede observar lo de abajo, y lo que para aquel que Es arriba es espacio, para el que está abajo es tiempo.
Sólo domina el círculo el que está fuera de él, y desde allí, ¡Cuántas salidas tiene!
Camina el suelo con los pies, pero el camino hazlo con el espíritu. Son incontables los pasos que puede abarcar una sola mirada suya.

Del Libro: Asi Hablaba Quetzacoatl
Por: Caiatl Acotl


EL CANTO DE LA MONTAÑA

Un día, entre las manos de la primavera vi como cantaba un pajarillo de los que llaman centzontle, llenando de armonía mi corazón y el de todo el valle con su canto. Entonces llegó hasta él un águila de las alturas, y le dijo: Quiero que vengas conmigo al filo de la montaña, donde esta se besa con el cielo, y deleites a la Gran Águila con tu canto.
Y el centzontle le respondió:
Si me llevas hasta donde dices, mi canto se quedará en este valle, porque no es sino el valle el que canta por mi garganta. ¡Ves!, este momento tiene un canto, y nunca más habrá otro momento que tenga igual canto.
Dile a la Gran Águila que baje al valle si quiere escucharlo y no trate de llevar el valle a la montaña. Me sorprende el deseo de la Gran Águila. ¿A poco se ha quedado sorda para no escuchar el canto de la montaña? ¿Ya no oye como el viento toca la flauta en las barrancas y en los desfiladeros, y como el silencio toca las estrellas en las noches de calma?
Y el águila se quedó pensativa, remontando después el vuelo avergonzada.


QUERER, SABER Y ATREVERSE
De esta forma platicaba a aquellos que le seguían:
Sepan hermanos, que ya hubo quienes antes que yo trajeron la antorcha de la Vida a la durmiente Humanidad, mas esta la vio con ojos de sueño y, al tratar de transmitirla a sus hermanos, les enseñó solamente sus sueños, no la Realidad.
Aquellos que velan y están despiertos me comprenden. Plenos son aquellos que, no contentos con los ritos que les ha dado la creencia de sus mayores, han buscado la Unidad que hay en todas las creencias. Ellos se desperezan ya del sueño de la vida.
Y más merecedores de alabanza son aquellos que yendo mas allá de su verdad -aquella que les enseñaron- fueron inquietos, y siguieron buscando, sin caer en el conformismo.
Ellos sacrificaron su verdad por la Verdad, y algún día la poseerán plenamente.
Alabados sean doblemente, porque al Querer han unido el Saber y el Atreverse, y todo ello lo hacen en el Silencio de la noche.
Del libro: Así Hablaba Quetzacóatl
Por Caiatl Acotl


SOBRE EL DOLOR
Uno le preguntó:
Quetza, ¿Qué es el dolor?
Y El contestaba:
El verdadero dolor es
lo que no conoces de ti,
sabiendo que está.
El dolor del cuerpo
es un desahogo para el espíritu.
Es como el estiércol que se expulsa,
y éste es la enfermedad.
Los que ignoran las Leyes de la Vida creen que el dolor es un castigo,
por ello, corren a combatirlo.
El sabio lo acepta,
yendo de esta forma mucho más allá. Porque lo que está escrito, escrito está, pero lo que se está escribiendo
se puede modificar .
No pienses en el dolor de hoy,
sino en la gloria que mañana te traerá. No pienses en la gloria de hoy,
sino en el dolor que mañana te traerá. Sé "ahora", siempre ahora.
Porque un paso nunca vuelve atrás sobre las arenas del Tiempo.
Del Libro: Así hablaba Quetzacóatl
Por: Caiatl Acotl

LIMPIA TU MENTE Y TODO SE LIMPIARA

Le decían:
¿Cómo sabremos qué nos enseña el atardecer,
y cómo nos enseña la mañana
y cómo nos trae conocimientos cualquier circunstancia?
Y El así contestaba:
Cada cosa fuera de ti es un espejo donde te miras.
Si la nube de la angustia llena el horizonte de tu corazón,
verás una nube de angustia en cada corazón.
Si la calma viene a sentarse en medio de tu pecho,
verás que cada uno también lleva sentada la calma en su pecho.
Si tu cabeza es la guarida donde se esconden pensamientos de odio, de rencor o de envidia,
cuando camines por las calles y las plazas de la vida sólo verás pasar por ellas al Odio,
y sentado en las bancas al Rencor, y en cada esquina a la Envidia.
Y dirás:
¡Desearía volar mas allá de esta ciudad porque está contaminada y quisiera salir de ésta casa,
para sentir el campo limpio y su Pureza!
Y yo te digo:

Limpia tu mente y todo se limpiará.
Limpia tu corazón y todo se limpiará.
Limpia tu cuerpo y todo estará limpio.
Ignorante es aquel que, viendo lo de fuera sucio, no se da cuenta de su suciedad y dice:
Me adentraré en mi corazón para limpiar mi templo, porque su altar está sucio y su luz atenuada.
Ignorantes son aquellos que pretenden limpiar su templo en el templo de los demás,
y todos los días y todas las noches de su existencia piensan que el mal está fuera de ellos
y no en su corazón.
Mira los centzontles y mira los jilgueros y mira el cocoztli,
¿quién podría decirles: tu canto no es armónico?
Mira los sauces, y los ocotes, y los ahuehuetes
¿quién podría decirles: tu crecimiento no es armónico?
¿Cómo entonces, podría decirse esto del hombre?
¡Cuánto aprendería un espíritu crítico si supiera
que se está criticando en voz alta a sí mismo, cuando critica a alguien!
Cada cosa tiene su lugar, y cada uno tiene su camino.
Sólo aquel que no lo conoce sigue los caminos de otros,
hasta que al fin, encuentra el suyo.
¡Bendito el día en que lo encuentra, porque ese día ha nacido de nuevo!
Sólo a partir de ese momento le dirán algo los atardeceres, l
e dirán algo las mañanas, y le hablarán las flores.
Empezará a caminar con la Naturaleza,
y su lengua será como la de los pajarillos, sus manos serán como ríos,
y sus ojos serán la Vida que mira a la vida.

Del Libro: Así hablaba Quetzacóatl
Por: Caiatl Acotl

SOBRE EL DAR Y EL RECIBIR
Un día de entre los días que coronan los años y nacen del respirar de la Tierra, paseábamos con Quetzacóatl por los campos de Tula, y todo era quietud, porque emanaba de El, que iba en nosotros.
Platicábamos sobre el Dar y el Recibir, cuando llegó hasta nosotros un mendigo y postrándose ante El le dijo:
Hermano, haz que este pobre cuerpo tome hoy comida, porque son muchos los días y las noches que ayuna. Dame algo y oraré por ti ante el Templo Mayor, para que el Cielo te proteja.
Mas El le contestó: Hermano, si yo doy algo, debes saber que tan sólo soy el medio, pues aquello que te doy sale del sudor de la Tierra y del trabajo de sus manos.
El maíz no es tan solo el grano. Es la tierra y el agua, unidas al tiempo y a la voluntad del sol, y hasta los vientos ayudan a madurarlo. Así pues, cuando lo sacrificas para tu alimento estás sacrificando toda su evolución ya ti mismo también te sacrificas. Pero son muchos los que creen que aquello que poseen o les ha dado la vida, es de ellos. Es por estos por los que tienes que orar, para que dejen de hacerse daño. Porque si yo te doy, no sigo al hacerlo, mas que la voluntad del Cielo, y si guardo para mí lo que te pertenece, es porque estoy más necesitado de ti que tú de mí, y aún sin darme nada, eres tú quien me ha dado.
Toma pues, y alimenta tu cuerpo con estos tlarcali y a tu espíritu con estas palabras, para que también tú te realices en el Dar.
Y volviéndose a nosotros nos dijo: ¿qué sería de aquellos que Dan si no hubiese nadie a quien Dar? Yo incluso os diría: los que están para recibir, ¿no son quizás aquellos que siempre dieron?
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACÓATL
POR: CAIATL ACOTL

TODOS LOS UNIVERSOS

Sólo un canto quiero para mi corazón
y un camino para mis pasos.
Sólo un vuelo quiero para mi alma, y una voz.
Del torrente he tomado el impulso.
Del águila he tomado su discernimiento.
He aprendido a elevarme por encima
de las circunstancias que empañan los momentos
que forman a los días que forman los años de una existencia.
De las hierbas que bordean los caminos
he aprendido el sufrimiento.
He tomado del viento el estar en todas partes.
No dejo de estar en ninguna parte al ir de una a otra.
Del jilguero cautivo aprendí a cantar el sufrimiento
y del huicotl a olvidar la libertad para empezar a ser libre.
Del colibrí vi la utilidad de lo pequeño
y del gorrión la belleza de lo vulgar.
Y he aprendido del árbol
el canto del desprendimiento sin pedir nada.
Entre sus ramas he visto la lucha de las polaridades.
He visto entre sus ramas todos los universos
y más allá de los universos,
y he bajado a su raíz para tomar de ella
el gran ejemplo del silencio de lo oculto.
Después he visto que mi frente
estaba llena de estrellas y mis brazos eran nebulosas
y mi pecho era un Sol de soles,
y todo cuanto salía de mi boca
era un canto de todos los universos a la Existencia.
He abierto la boca y vi que nacían nuevos mundos.
He abierto los ojos y me vi fuera llenándolo todo.
Y he tomado un solo Canto para mi corazón
y un solo Camino para mis pasos.
Ese Canto es el canto que nace de todos los cantos.
Ese Camino es todos los caminos buscando:
Desde la rosa que busca al sol
en su leve vuelo por la primavera,
hasta las estrellas que buscan al Sol de las Estrellas.

Del libro: Así hablaba Quetzacóatl
Por: Ciatl Acotl

ENTRE LOS CABELLOS DEL VIENTO

Le decía una flor de cempasúchil a una rosa:
Mi hermana, dime: ¿Qué sientes como rosa al tocarte la mano del viento y acariciar tus pétalos?
Y la rosa le respondió:
Siento el fruto de todos mis esfuerzos,
desde cuando era tan sólo una esperanza
y aún dormía dentro de mí la inquietud por ser hermosa.
Y la rosa miró al cempasúchil y le dijo: ¿y tú?, ¿Qué sientes tú?
Y él le susurró sonriente:
Yo no siento nada. Tan solo doy mi aliento
para diluirme entre los cabellos del viento
y llegar a perfumar todos los rincones de su cabeza.
Y una tarde vino la mano del viento
y sacudió con tal ímpetu al jardín
que deshojó a la rosa y al cempasúchil.
Y el espíritu de la rosa sufrió mucho al ver
que ya no tenia forma de rosa,
sin embargo el espíritu del cempasúchil se sintió dichoso
pues ya no estaba atado a la forma del cempasúchil, pudiendo ahora llenar todo el ambiente.

EL SABER

Y decía:

El hombre es infeliz porque pide más de aquello que se le puede dar. Por eso los sabios no la son porque saben más cosas, sino porque profundizan y dominan ampliamente el saber que se les ha dado.
¿Qué diríamos de un mango que quisiera dar tunas? ¿Y qué diríamos de un sauce que deseara tener la forma de un nopal?
Solo les llamaríamos ignorantes, porque dejando la que pueden dar, quieren dar aquello que nunca darían.

VIVIR COMO LOS PAJAROS

El tianguis de Tula tiene lugar cada pocos días y se extiende más allá de la plaza, siendo muchas las gentes que vienen de todo el valle del mezquital e incluso de lugares lejanos.
Quetzacóatl había ido aquella mañana al tianguis con los que le seguían, y viendo como unas palomas arrullaban nerviosas buscando la salida de la jaula donde estaban presas, les dijo:
Miren como el hombre, prisionero de sus ideas y principios, no permite que otros seres sean libres y también los esclaviza.
¿Qué culpa tienen los pájaros del cielo o los peces del agua o los animales que pueblan la tierra de no tener en el hombre a un rey, sino a un tirano?
A estas palomas podríamos darles la libertad comprándolas. Pero ¿cómo podríamos comprar la libertad de un comerciante avaro? ¿Acaso no se la aumentaríamos todavía más? ¡Cuántos hay que no dan de comer, ni comen! ¡Y cuántos que lo hacen de noche, para que el día no vea su abundancia!
Y uno de sus hermanos le dijo: Quetza, ¿Cómo es posible que tomemos lo que es de todos y lo vendamos?
Aunque los Cielos dejen hacer esto a los hombres, de verdad te digo que el que vende acaba siendo vendido, y el que compra termina por vender. Sólo aquellos que viven como los pájaros, no entran en el comercio, ni se ensucian con él.
Del Libro: Así hablaba Quetzacóatl
Por: Caiatl Acotl

LEVANTATE

Y a uno de sus discípulos le pidieron las gentes de Tula que les platicara sobre su Maestro, que entonces se encontraba ausente de la ciudad.
¿Qué les podría contar de El? , decía: El hizo que mis alas se limpiaran con el bálsamo de sus palabras, y se alargaran con ansia en busca de la Luz.
¿Qué les podría contar de El? Cuando todo era sueño y oscuridad en mi alma, vino y puso su mano sobre mi cabeza y se me abrió el corazón como una fruta madura, y los ojos se me abrieron a un Mundo Nuevo.
Un día en que colgaban los frutos de los árboles como un regalo, y la tierra tomaba nuestros pies y los bañaba en el aroma de las hierbas y flores, veníamos caminando hacia Tula cuando vimos al Iado del camino a un hombre tendido, su cuerpo estaba apenas cubierto con andrajos y su piel estaba amarilla y con el color de la ceniza. Su cara tenía una expresión como si se le hubiese ido la vida. El se acercó a su lado y le tomó la mano, después me miró como dolorido. Se quitó la túnica y le vistió con ella. Después le tomó entre sus brazos y así le platicó:
Hermano, vuelve a la vida. Aún no ha llegado el tiempo en que debas dejarla. Conozco tu historia y se que sería para ti una alegría la muerte, mas piensa que todavía no has completado aquello que pediste antes de venir a ella. Y ahora respira por mi pecho y mira por mis ojos. Come por mi boca y camina con mis pies. Porque de verdad te digo que hasta ahora estabas muerto, mas desde ahora ven y camina en la Vida.
Y aquel hombre se movió y abrió los ojos y le dijo:
¿Quién eres tú, que cuando nadie se ocupa de mí, cuando sólo me atienden las laderas del camino, así me hablas?
Nadie antes me habló así, ni me dió vida con sus palabras, ni ahondó en mi corazón con ellas.
He de seguir viviendo aunque tan solo sea para agradecerte lo que me has dado. Y El le miró con aquellos ojos que no podría nunca describir, porque tenían a la vez toda la paz, la alegría y la tristeza del Mundo. Y bajo... muy bajo, le dijo en un susurro:
Levántate porque hay otros que también te esperan en los caminos. Dales tú aquello que hoy se te ha dado a ti.

ESTA ES LA NOCHE DE UN NUEVO DÍA

La neblina del Tiempo se extiende sobre la faz de la Tierra y en los ojos de la humanidad se apaga la llama, porque la Hermana Tristeza se ha sentado en medio de sus pupilas.
El hombre se levanta todos los días pero ya ha olvidado el canto de la calandria, y como un niño camina de la mano de la Incertidumbre y de la Incredulidad, buscando los reflejos de su rostro perdido.
Y su cara guarda los sufrimientos como las hormigas guardan el grano. Y su pecho oculta los sentimientos porque el temor cubre las calles de su existencia.
Su frente está llena de pensamientos contrarios, que como espinas se clavan en sus días y sus noches y no dejan que desperece las alas del Conocimiento, ni se siente en la mesa de los Angeles.
No puede sentarse en la mística soledad de los cipreses ni puede acompañar el alegre vuelo vertical de los ocotes, ni retorcerse de placer con las enredaderas. No puede ni tan siquiera acompañar a los niños. Ni hablarle al sol. Ni contarle sus inquietudes a la Luna.
Ha aprendido de la serpiente la humedad de la tierra, y se ha pegado a ella como una piedra, pero ha cerrado los ojos a las enseñanzas de los pájaros.
Algunos han venido antes que yo y han dicho: Sus deseos de volar han sido escuchados por los Ancianos de la Vida. Estas son las normas para que remonten el vuelo.
Mas los hombres no quieren saber que el vuelo nace moviendo las alas. Y que su impulso es el ansia de ir a otra parte.
¿Qué pajarillo, cuando enseña a otro a volar, lo hace dentro del nido? ¿Y qué centzontle se escucha a sí mismo en su canto y se mira en el espejo del Eco y se dice: ¡Qué hermosa alabanza sale de mi garganta!?
Mis ojos se cubren de lágrimas cuando miro la casa que ha creado el egoísmo sobre el hogar en que nos ha sembrado el Cielo. Pero mi corazón se llena de alegría y canta porque es ésta la noche de un Nuevo Día.
Y, al igual que la Espera se sienta a descansar al borde de una fuente para tomar fuerzas, la Luz se ha sentado al borde del mundo, para después levantarse sobre las montañas y los valles que hay en el corazón de la Humanidad. Entonces, por siempre, reinará sobre la Tierra.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

UNA MISMA TIERRA Y UN MISMO CIELO

Un día de entre los días, fue Quetzacóatl a la ciudad de Xochicalco y muchos salían de sus casas para verlo y oírlo, y las calles se llenaban de flores, porque eran muchos los hermanos que allí tenía y que le amaban.
Y El se decía: ¿Cómo es posible que me amen si no comprenden mi voz? ¿Habrá quizás ya llegado el día en que los árboles sepan que dan frutos y el río sepa que calma la sed? ¿Habrá llegado ya el día en que mi palabra tomará en sus corazones el plumaje del sentimiento?
Porque, ¿Qué soy yo si mi voz no vive en sus conciencias? ¿Para qué sirve la lluvia si no puede resbalar hasta el suelo buscando las semillas?
Y vino un niño con una corona de flores y hojas olorosas y le dió un beso en la frente, pues venía en representación de todo el pueblo.
Y Quetzacóatl no pudo evitar que se moviera su corazón, y lloraran sus ojos. Y les decía:
Mi espíritu vuela con su alegría y ni un águila podría hoy llegar más alto. Les traigo la Paz desde la otra parte. Porque, ¿Qué importa que nos separen las montañas y los valles, los ríos o las Estaciones? Un pájaro que hoy duerme aquí, mañana hace su nido allá. Y el viento que hoy mece sus milpas, mañana fecunda nuestros campos.
No pongan bardas donde la Naturaleza tan solo pone Amor, y nunca tomen aquello que origine separación entre ustedes. Un mismo Cielo les habla y una misma Tierra los cobija.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

Inventaste el tiempo

Y estando todavía en Xochicalco, uno muy anciano se le acercó. Su rostro era de muchos años, y sus arrugas formaban profundos surcos y con voz temblorosa le dijo:
Mucho he meditado para encontrar el sentido del Tiempo y ya casi me lleva de esta vida, y aún no sé cual es. Háblanos tú, del Tiempo.
Y El se sentó frente a todos, y así les decía: Cuando tú hermano mío, te miras en la superficie del agua y crees que eres lo que ves, estás inventando al Tiempo. Si supieras que no eres ese traje de carne que vistes, ¿Qué te importaría el Tiempo?
Para el Espíritu no hay tiempo, sin embargo cuando el Espíritu da vida a un cuerpo, cree que es ese cuerpo y entonces padece las penurias de la materia y del Tiempo.
¡Cuántos hay que cuando muere su cuerpo creen que han muerto! ¡Y cuántos hay que cuando ven morir un cuerpo creen que el que lo habitó murió con él!
Pena me da de ellos, que tan sólo ven con los ojos y no comprenden que los ojos del cuerpo sólo pueden ver cuerpos, y así la muerte de las cosas y no la Vida. Porque, ¿Cómo se le podría pedir a una raíz que bajo tierra viera la luz del sol? Sería muy difícil hacerle comprender que está alimentando a un tallo, a unas hojas y a unas flores que son ella misma, en la superficie de la luz.

DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

QUERER, SABER Y ATREVERSE

De esta forma platicaba a aquellos que le seguían:
Sepan hermanos, que ya hubo quienes antes que yo trajeron la antorcha de la Vida a la durmiente Humanidad, mas esta la vio con ojos de sueño y, al tratar de transmitirla a sus hermanos, les enseñó solamente sus sueños, no la Realidad.
Aquellos que velan y están despiertos me comprenden. Plenos son aquellos que, no contentos con los ritos que les ha dado la creencia de sus mayores, han buscado la Unidad que hay en todas las creencias. Ellos se desperezan ya del sueño de la vida.
Y más merecedores de alabanza son aquellos que yendo mas allá de su verdad -aquella que les enseñaron- fueron inquietos, y siguieron buscando, sin caer en el conformismo.
Ellos sacrificaron su verdad por la Verdad, y algún día la poseerán plenamente.
Alabados sean doblemente, porque al Querer han unido el Saber y el Atreverse, y todo ello lo hacen en el Silencio de la noche.
Del libro: Así Hablaba Quetzacóatl
Por Caiatl Acotl

LA ANGUSTIA

Le preguntaron:
¿Qué nos dices de la angustia?
Y El, se sentó junto a ellos y así les decía:
Mi corazón se entristece y mi frente se cubre con un paño de sudor cuando siento que la Angustia visita sus casas, porque casi siempre la llama el Hermano Miedo. Y, ¿A qué tienen miedo? ¿Acaso temen perder sus vestidos? ¿O perder los vestidos de sus vestidos? ¿O perder las sandalias que cubren sus pies o las palapas que cubren sus cabezas?
Si la vida los trajo sin nada, ¿qué temen perder? ¿Por qué no se dan hasta desnudarse para no deberle nada a la Vida? y entonces, hasta darán el Miedo y la Angustia, y así se quedarán sin ellos.
Ella hace que los días pasen muy despacio y desgarren los velos que cubren la serena morada de su Silencio Interior.
Vean las flores de los campos, y los árboles, y los caminos, ellos hacen lo que tienen que hacer y no conocen la Angustia. Miren como se visten de colores sin vestirse de suntuosidad y son grandes en su sencillez.
¿Qué camino se vuelve sobre sí mismo? ¿Qué árbol después de dar los primeros pasos hacia el Sol, le vuelve la espalda? Esfuércense en tomar consciencia de lo que realmente son, y al igual que el sol de la mañana evapora en los campos las gotas de rocío, esa consciencia disipará para siempre la Angustia de sus corazones.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL .POR: CAIATL ACOTL

LAS POBRES HORMIGAS

Alguien vio un hormiguero, y se compadecía de las hormigas que afanosamente iban buscando el alimento para llenar sus graneros, y así poder protegerse de la fría mano del invierno.
Entonces tomó algunos granos en sus manos y dijo: Vamos a ponerles estos granos a la puerta del hormiguero y de esta manera lo llenarán antes.
Y viendo Quetzacóatl lo que estaba haciendo le dijo: Porque tú deseas la comodidad, no acostumbres a las pobres hormigas a esa comodidad, puedes hacerles más daño que beneficio, en su proceso de evolución.
Deja que ellas valoren lo que guardan por el esfuerzo que realizan para guardarlo. No olvides que es sólo el sufrimiento el que eleva y si quieres ayudar, dedícate sólo a dar fuerzas para que ese esfuerzo y ese sufrimiento puedan ser llevados con más alegría.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL


LA HERMANA ENFERMEDAD

Y llegó a un lugar donde había muchos enfermos. Y la fiebre se acostaba entre ellos y comía de sus manos. Y el dolor era su cobija colectiva.
Y El fue y se sentó en medio de todos ellos, y tomando paños fríos los ponía sobre sus frentes, y tomando su aliento lo ponía sobre sus almas. Y así les decía con consuelo:
Benditos sean hermanos, porque la Hermana Enfermedad ha decidido venir hasta ustedes a purificarlos. Y sin decirles nada ha entrado en sus cuerpos y se ha enseñoreado de ellos.
¿Acaso no considera el maíz como una enfermedad, a la mano que lo zarandea, lo arranca de la milpa, lo desprende de la mazorca y lo golpea en el metate hasta reducirlo a polvo? ¿Qué diría si tuviese boca para hablar?
Mas ustedes que ven su transformación dicen: El maíz vale por las tortillas que hacemos con él. Y se eleva al hacerse nuestro alimento.
No sean ignorantes, ni piensen que es castigo de los dioses todo cuanto les sucede. Porque en verdad les digo que nada ocurre bajo el Cielo que no sea para el bien del hombre y su Evolución. Pero también les digo que no siempre ocurre aquello que deseamos, sino lo que es más conveniente en nuestro ascender. Que no viene a nosotros lo que planeamos con nuestro egoísmo y nuestras limitaciones, sino aquello que con el tiempo nos hará ser Conscientes y mensajeros de la Luz.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

DONDE VIVE EL ECO

Aquella tarde retumbó la potente voz de Quetzacóatl en todo el valle, y llegó hasta la montaña donde vive el Eco. Y cuando éste respondió, así les decía a las multitudes que le escuchaban:
Pueblo de Tula, ¿De qué me sirven mis palabras si hacen eco en sus corazones sin dejar huellas? ¿De qué sirven mis gritos si no encuentran en ustedes un lugar donde cobijarse y vestirse con sus actos? ¿De qué me sirven mis actos si voltean sus ojos porque los hieren?
En verdad les digo que es más fácil mover esta montaña que mover un corazón que no desea moverse. En verdad les digo que todo el viento del mundo no conseguiría mover una sola hoja del árbol de la apatía.
¿Cuándo comprenderán, hijos de Tula, que el camino se hace caminando? ¿Cuándo comprenderán que los pies que sangran son los únicos que pueden dar testimonio del Sendero? ¿Acaso si quieren saber sobre el sufrimiento de una flor, irán a preguntarle a una flor de palacio, que hasta el calor lo tiene racionado?
¿Qué árbol dará mejor fruto, sino aquél que, venciendo a la tierra se expande por encima de ella y no se cobija detrás de los muros?
No he venido para hacer ecos de Mí. He venido a hacerlos creadores de ecos, y Sabios en ustedes mismos.

DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

PALABRAS VIVAS

Un día iba Quetzacóatl paseando por el tianguis de Tula, donde hay manos que dan y manos que toman, pero muchas de ellas esclavizadas por las cadenas de la avaricia y del provecho egoísta en perjuicio de los demás.
Y se le acercó uno de los muchos comerciantes que allí había y, poniéndose delante de El, le dijo: ¿Por qué alteras nuestras cabezas? ¡Déjanos en la paz de nuestra ignorancia y en el agujero de nuestra ceguera! ¿Qué traes a nuestras bocas llenas de hambre, y a nuestras manos llenas de llagas? y después empezó a injuriarle.
Y Quetzacóatl, sereno como una tarde del mes de Tozozontli le dijo:
Hermano, si en algo es verdad lo que de mí dices, pido al Cielo que me perdone. Mas aún pido todavía más al Cielo, que te perdone a ti, si eres tú el equivocado.
Has de saber que nadie te obligó a oír mi voz, y así como yo no obligo a nadie a que me siga, tampoco tú debes de impedir que lo hagan los que lo deseen en sus corazones. Mas no trates de cerrar tus ojos cerrando también los de aquellos que te rodean.
Y no olvides que no todo lo bueno se ha de comer, porque también has de alimentar a otras partes de ti mismo que no son tu cuerpo físico.
Y tampoco olvides que, no porque ahora te detengas en el sendero de la vida y te contentes con la ignorancia, algún día no te exigirás a ti mismo avanzar.
Ese día vendrán a tu memoria mis palabras de hoy y entonces ya las verás vivas. Pero no por ellas mismas, sino porque ya entonces habrá Vida en ti.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

VENDRAN DÍAS…

¡Oh Tula!, la de las mil columnas, la de los amplios campos, la bella doncella postrada junto al río Tepeji. La flor del valle del mezquital.
Vendrán días, cuando mi cuerpo vuelva a la tierra y mi espíritu al aire, en que mi Ser volará libre por tus campos y florecerá en tus flores y se arrullará en tus palomas. Entonces mis palabras habrán florecido en ustedes y aparecerán ramilletes de nuevas palabras que despertarán nuevos corazones. Vendrán nuevas bocas por las que hable mi espíritu y otras manos que lo materialicen en el papel del Tiempo.
Y de nuevo vendrán aquellos que teniendo alas no quisieron volar, y que por no saber las anularon.
Vendrán aquellos que reían trasluciendo con ello su ignorancia y aquellos que no quisieron leer el Verbo y se conformaron con las palabras.
Porque ustedes que me oyen y que aletean con mis palabras, no son sino aquellos a los que antes hablé muchas veces pero dormían. Y los invité muchas veces a Mí, pero rehusaron entrar.
¡Cuántas veces al día pasan por los jardines y no ven sus flores!
¿Y acaso por ello, no existen? De verdad les digo que todo está frente a ustedes y siempre y continuamente se les está hablando. Sin embargo prefieren seguir las elucubraciones de sus mentes enfermizas a buscar la Verdad y seguirla.
Muchos de ustedes dicen de palabra: es el medio el que tira de mí y las circunstancias las que nublan mi espíritu.
Y yo les diría: ¿Acaso si te abrieran la puerta de la jaula que tú mismo creaste con tu conformismo, podrías volar? ¿Podrían remontar el vuelo tus pobres alas aletargadas por el sueño?
Más si elevan noche tras noche los ojos hacia el Cielo estrellado buscando, El les dará la respuesta y la solución.
Y si se cultivan en la música de la Naturaleza, en Ella les hablará la Verdad.
No caigan pues, en los brazos de la comodidad, porque tanto daño se hace el ignorante que no busca, como aquél que pudiendo hacer no hace.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

LA APARIENCIA

Y un día vieron salir a Quetzacóatl del jacal donde vivía una mujer de mala fama.
Y una mujer del pueblo le dijo: ¿Por qué pisas las casas donde se comercia con el pecado y pululan los vicios?
Y El le respondió: Mujer, más vicio y pecado hay en tu lengua y en tu pensamiento que en esta casa, porque antes de saber nada pensaste lo peor, y antes que se acabe el día lo habrás transmitido a toda Tula.
Cuídate de ti misma y aprende a perdonar. Debes saber que muchas tierras cubiertas de escarcha, cuando viene el sol y la disipa son maravillosas para la siembra. Y otras, que parecen muy buenas y frondosas, apenas se escarba un poco, ves que lo único que las mantiene es la humedad de la apariencia.
¡Cuántos seres hay que por no hablarles con el corazón se cubrieron de dudas y por no atraerlos, se alejaron!
¡Cuántos hay que pidieron a sus puertas comprensión y les dieron una golpiza!
No quieran eliminar sus pecados de conciencia alejando a los pecadores. Rectifiquen sus conciencias y verán que nunca existieron. Pero es muy cómodo buscar siempre a alguien a quien echar en cara algo, que nunca tuvieron valor para reconocer y rectificar en ustedes mismos.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOLT

NO DEJES DE SER TÚ MISMO

¡Cuántas alas han batido desde el alborear de la vida! ¡Cuántas caídas han caído en su intento por subir!
¡Cuántos brotes se han secado buscando la imagen del árbol, y cuantos otros se han multiplicado llenando el cielo!
¡Cuántas penas se han sembrado en el Corazón del Mundo y han dado bellas violetas al Mundo!
¡Cuántas espinas llenan los caminos y los llanos y los montes del despertar!
¡Cuántos muertos ha dado la Vida y cuantas vidas ha dado la muerte!
Desde dentro de tu corazón te digo:
No dejes que los ojos te engañen, ni dejes que los oídos te engañen, ni dejes que te engañen los pensamientos que pasan por ti como nubes mecidas por las circunstancias y los ambientes. No dejes de ser tú mismo y descubre en ti esas montañas que se levantan hacia el cielo, esos valles que se adormecen con el sol, esos ríos que se buscan a cada momento, esos árboles que son tu respirar, esos pajarillos que son tu esperanza y tu alegría.
Yo vengo de dentro de ti y mi voz es la Vida y mis pasos son todos los pasos del hombre cuando anduvo buscando al Hombre. Despiértame en ti, porque tu eres más Yo en ti mismo de lo que te hacen ver que eres fuera de Mi.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

EL ESPIRITU DEL ARBOL

Hoy me he sentado a los pies de un árbol viejo como el más anciano de los ancianos de Tula. El cansancio me ha vencido y me he dormido bajo sus ramas. Entre las cortinas del sueño he visto al espíritu del árbol, que sin hablar, me decía:
Hermano, sensibiliza los corazones de tus otros hermanos para que nos comprendan. Ellos creen que no sentimos sus golpes, ni sentimos cuando una mano corta nuestros tallos aún no maduros por el tiempo. Piensan que no vemos con dolor cómo los padres mal aconsejan a sus hijos y les permiten hacernos atrocidades.
¿Qué daño puede hacer un árbol?
¿Qué daño les puede hacer una flor, para que la corten en la plenitud de su vida?
Tenemos entendido que regalar una flor es muestra de cortesía y amor entre muchos de ustedes, pero, ¿Acaso no comprenden que esa muestra de amor la realizan con la muerte de una vida que no les pertenece?
No fueron puestos sobre la Tierra para destruirla poco a poco con su egoísmo, sino para transformarla con el Amor.
Han logrado que casi todo en la Naturaleza les tenga miedo, y sin embargo todavía los seguimos manteniendo y les devolvemos bien por mal.
Los pajarillos huyen de ustedes y no desean su amistad. Para mantenerlos a su lado es necesario que construyan jaulas y los priven de libertad tras barrotes.
Las flores se marchitan en sus casas porque creen que tan sólo las alimenta el agua y la tierra, y no comprenden que necesitan su amor.
Cortan terrenos, los cercan, y separan a un árbol hermano de otro árbol hermano. Levantan las tierras a su antojo, sólo para el beneficio de ustedes. Toman lo que no es de nadie y dicen: Esto es mío, y su vida y su muerte me pertenecen. Creen que por sembrar una semilla, ya han creado el fruto, y dicen: es mío y haré de él lo que crea conveniente.
Piensen que muchos hermanos míos se sentirían gustosos de morir para contribuir al bienestar de ustedes, más no para contribuir a su ceguera devastadora y sin sentido. Muchos hermanos míos del aire se matarían a sí mismos para ofrecerse a una boca que tiene hambre, más no a una boca que tiene gula.
Tan sólo les pedimos, hermanos, un poco de Amor.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

EL SUEÑO QUE LOS ENVUELVE

Y le dijeron: Maestro, te rogamos nos hables de la Muerte.
Y El, así les decía:
Lo que ustedes llaman vida no es más que la muerte de las cosas.
Aquello que ven con los ojos es la muerte de ellas. Y quienes se dejan llevar por ello están muertos, aunque caminen y hablen.
Las calles y las plazas están llenas de muerte y, sin embargo para adorarla van a los panteones.
Muy pocos son aquéllos que Viven en esta existencia. Y menos todavía son aquellos que conscientes de este Despertar lo llevan a sus hermanos para que vuelvan a la Vida.
Es tan profundo el sueño que los envuelve, que hasta la Palabra de Vida la han acomodado a su sueño, y ha perdido la fuerza en sus bocas y en sus corazones.
Es tan pesado su sueño que sueñan que Despiertan, cuando lo que hacen es roncar más que antes.
Miren en sus corazones. Despierten sus consciencias. Llenen sus días y sus noches de sacrificios, porque tan sólo de esta forma encontrarán la Llama de la Luz que los despierte a la Vida.
Del Libro: ASI HABLABA QUETZACOATL
Por: CAIATL ACOTL




FLORES DE PAPEL
Un día reunió a mucha gente y, llevándola junto a la falda de una montaña así les hablaba:
Deben saber que lo que me hace hablar no es el impulso de mi lengua, sino el impulso de la sed de Verdad que hay en sus corazones.
Deben saber que hay muchas cosas que no les puedo decir. No porque no quisiera mi corazón sino porque sus oídos todavía son sordos a ellas. Y, entonces díganme:
¿Para qué derramarlas al viento si son más valiosas que las piedras preciosas, y que el oro, y que todo lo que atesora la ciencia del hombre? ¿No sería mejor guardarlas para cuando sus oídos estén maduros y sus ojos tengan Luz?
Porque deben saber que cada cosa tiene su tiempo, y lo que el espíritu humano comió en una época y lo alimentó, le puede producir hambre en otra época e incluso llevarlo hasta la muerte.
No sean como aquéllos que cortan su tiempo de una forma y obligan a los demás a que corten todos los tiempos de la misma forma. Son fanáticos del conocimiento y tan sólo se quedan en superficialidades sin comprender aquello que les dió origen. Son como las flores de papel que desde lejos parecen flores, mas al acercarnos vemos que tan sólo llevan la apariencia.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

MI NOMBRE...

Y las palomas parecían notas blancas en el azul del cielo de Tula, al igual que las palabras de El eran notas de armonía en el silencio de la tarde.
Y le preguntaron: ¿Cuál es tu verdadero Nombre? Y el les respondió:
No me limiten poniéndome nombres. Bastante tienen con dar un nombre a este cuerpo que visto y a este papel que hago ante la existencia.
Sólo aquéllos que se trascienden a sí mismos y se conocen en sí mismos sabrán mi Nombre. Porque es mi Nombre el que mora en todos los corazones.
Muchos son los que han venido a esta Escuela del Mundo y han sido confundidos por sus nombres, y han sido adorados en sus nombres, mas no en la verdad que dijeron y que es la que encierra su verdadero Nombre.
Tan sólo se sabe el Nombre de un camino cuando se recorre. Caminen pues, mi camino y sabrán mi nombre. Mientras tanto, sean amigos del silencio, porque mi Nombre es hermano del Silencio.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

DE LA VANIDAD

Llegó alguien y le dijo: Maestro, háblanos de la Vanidad. Y Él así les platicaba:
La Vanidad no es más que el vestido de que se cubren las cosas para ser deseadas. Y atended, porque he dicho deseadas y no amadas.
El deseo es el foco del egoísmo, mientras que el Amor es la Luz del corazón.
Así os digo: no deseéis por el vestido, sino por aquello a lo que cubre, y de esta forma no alentaréis la vanidad en vuestros hermanos.
Sabed que las cosas oscuras se visten de belleza en estos tiempos y se rodean de olores agradables y perfumes, y se pasean con todo tipo de adornos y piedras preciosas. Se cubren de máscaras hermosas y de cuerpos exuberantes.
Pero mirad las a los ojos y veréis que en el fondo únicamente hay inestabilidad y sentiréis su vacío, porque no hablan ni el corazón ni el Amor por ellas, sino solo el deseo y la vanidad.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

LA SEXUALIDAD INCONSCIENTE

Háblanos de la continencia sexual, le rogaron. Y El así les decía:
Hijos de la Tierra, ¿Por qué siempre se quedan en la superficie de las cosas y no ahondan? ¿Por qué toman aquello que les interesa y desechan aquello que no les interesa? ¿Cuándo serán serios en esencia?
Es perfecto en continencia sexual, aquél que utiliza el sexo conscientemente para la procreación a través del Amor. Cada vez que realizan el contacto cuerpo a cuerpo sin este fin, están cometiendo una aberración que ya no notan, porque han hecho de ella una norma. Más alabados aquellos que se unen un día y a una hora, y en pleno acuerdo lo hacen para ofrecer un cuerpo planetario a un espíritu hermano y darle una probabilidad de venir a evolucionar en la Escuela del Mundo.
Benditos aquéllos que lo hacen con toda su conciencia y con pleno control. Ellos harán que el espíritu que encarne en su casa sea elevado, porque fue traído de la mano del Amor y la Ternura, y no por la suciedad y el desorden.
Y yo les digo que llegarán días en que los pechos redondos y abundantes estén vacíos y ya no suba hasta ellos la leche para amamantar la boca del hambre. Porque todo será prostituido y lo blanco se volverá negro y lo negro se dirá que es blanco.
Mediten y piensen, porque aquél que se proyecta en la continencia sin sentirlo en su corazón, es tan aberrante como aquél que se entrega al acto de la sexualidad inconsciente y ciega. Sólo aquellos que se conocen y la utilizan con pleno conocimiento están en el camino y proyectan la Vida.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

NO HAY MAYOR CEGUERA.

Y vinieron muchos que entre ellos discutían acaloradamente, y sentándose a su alrededor así le preguntaban:
Háblanos de la Conciencia Colectiva.
Y El, con majestad y calma, de esta forma les platicaba: Ustedes se unen para enfrentarse, mas no para defender la Unidad en todas las cosas.
Se unen para luchar unos contra otros, mas no para limar asperezas y construir.
Se unen con palabras y formulismos, mas en sus corazones están tan distantes como las nubes de las estrellas. Y a todo esto lo llaman Conciencia Colectiva.
Ustedes se apoyan unos en otros para fines egoístas que los deterioran en lugar de elevarlos.
El comportamiento de ustedes no es superior al de una manada de lobos, que se juntan para calmar su hambre. Y van a los espectáculos para afilar sus uñas de rencores y sus lenguas de envidia.
¿Cuándo su Conciencia Colectiva será olvidarse de ustedes mismos para servir al Mundo?
¿Cuándo su Conciencia Colectiva será Amarse profundamente en su prójimo?
¿Todavía se empeñan en arrojar piedras sobre sus cabezas, representadas en otras cabezas?, ¿En escupir sobre sus caras, representadas en otras caras?
¿No ven que no son mejores ni peores en sus circunstancias, que aquéllos a los que critican en las suyas?
En verdad les digo que no hay mayor ceguera que la que enfrenta a un hombre con otro hombre.
¿Cuántos mártires necesitan todavía? ¿Cuántos necesitan para comprender que lo suyo es el vuelo por encima de las cosas y no el atarse a ellas como se atan las cañas a las orillas de los lagos?
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

PADRE NUESTRO COMUN

Padre Nuestro Común, que vienes en el viento de las montañas. Que haces vibrar nuestros pechos para retenerte, y después te escapas en las palabras.
Bendito seas en tus Alas, porque todo cuanto tocas vuela hacia Tí. Haz que nosotros también aleteemos hacia Tu Gloria, porque solo en Tí está la Armonía, la Dicha, la Paz, y la Luz.
Bienaventurados aquéllos que Te hacen suyo, porque Tú entras en ellos, y haces de sus moradas un paraíso donde se posan las aves del cielo, y las de la tierra y las de las aguas. Y todo..., todo cuanto nace en Tu busca. Porque, ¿para qué son los pies?, sino para caminar los senderos hasta encontrarte. ¿Para qué son las manos sino para que les crezcan alas hacia Tí?
Del Libro:
Aquí Hablaba Quetzacóatl
Por: Caiatl Acotl

DAME TU MANO

Un día, de los muchos días que son como notas en el curso de la vida, iba por una calle y vi a un anciano tendido sobre el suelo, su cuerpo estaba frío y su cara descompuesta. Mi corazón se abrió y fui hacia el para socorrerlo, pero mis fuerzas no podían levantarlo, entonces le dije a un hermano que pasaba: ¿Puedes venir a ayudarme a levantar a este hermano para llevarlo a mi casa? Y el me respondió sin detenerse:
¿Cómo voy a perder el tiempo en levantar a hermanos que se dejan vencer por el pulque y los vicios, y después no pueden apenas, valerse por si mismos para guardar el decoro?
Y vino otro, que se acercó, y mirándolo dijo:
¡Pobre hermano, debe estar enfermo! Debes llevarlo a un hogar, abrigarlo, darle de comer y medicarlo.
Y yo le dije: Ven, dame tu mano y uniremos nuestras fuerzas para llevarlo a mi casa, pero el me respondió mientras se iba:
Aunque quisiera no puedo, porque el tiempo se va como una paloma y no vuelve, y hay muchos que me necesitan.
Y ahí me quede, con dolor de corazón, viendo como se iba la vida de la cara de aquel hombre. Y entonces grite:
¡Oh Humanidad!, ¿Hasta donde ha llegado tu insensibilidad, que ves como tus hijos caen y no tiendes las manos de tus otros hijos para levantarlos, que buscas argumentos para mantenerlos separados; que buscas excusas para no hacer lo que dicta tu corazón?
Unos cerraban las ventanas, y otros decían: ¡Callen a ese loco que entorpece nuestros sueños!
Y cuando las lagrimas aparecían por el horizonte de mis ojos, vino un niño y me dijo:
Dame tu mano, y con tu fuerza y mi fuerza llevaremos a nuestro hermano a tu casa.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

BENDITO HERMANO ENEMIGO

Un día le preguntaron a Quetzacóatl: Maestro: ¿Tú estás con los humildes? y El les respondió:
Los humildes de corazón ya tienen buena compañía en su humildad, ¡más cuántos están solos porque no han llegado a Ella!
Estoy con aquéllos que me aborrecen porque de ellos es de los que más necesito y me necesitan. Ellos son los que aún me dirán lo malo que tengo y así podré limpiarlo.
Porque un amigo siempre te dirá lo bueno y ocultará lo malo que hay en ti, mas un enemigo siempre te dirá lo malo y ocultará lo bueno. Bendito sea ese hermano que se llama enemigo, porque en él vemos nuestros defectos y así podemos corregirnos. De verdad les digo que en el Más Allá más agradecido se ha de estar a un enemigo que a un amigo.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETACOATL
POR: CAIATL ACOTL

YO MISMO

Anduve ayer, igual que hoy, y lo mismo que mañana: buscándome entre los desperezos de las Edades y los caminos del Tiempo.
Muchas veces me he sentado a meditar entre un tiempo y otro tiempo, y después, he seguido incansable viajero de mí mismo.
Unas veces, al principio, cuando empecé a caminar, hace apenas una Eternidad, no sabía que era Yo el que andaba, y buscaba en el camino mis pasos. Y me dije: Este Camino está hecho de los pasos que han dado las generaciones incontables de la Vida, pero: ¿Dónde están los míos?
Y busqué durante todo un Tiempo y otro Tiempo. Hasta que un día vi un torrente cristalino que caía de la Montaña Sagrada. Me detuve y miré en su fondo por casualidad y vi una imagen. Y me dije: ¿Quién fuera esa forma tan bella para a través de ella sentir la Vida? Y quise ser aquella imagen, y en un aleteo fuí ella. Más qué horror el mío al mirar hacia arriba y ver que fuera de mí había otra figura igual a la que había visto. Y me dije: Yo soy el de fuera y este es mi reflejo.
Esta toma de conciencia me costó un Tiempo elevado a otro Tiempo. Y el ansia que gasté entre un estado y otro creó el Amor que anima y une a todos los universos que son los poros de mi cuerpo.
Me levanté de ahí y todo me sonreía porque sabía qué forma tenía y también que Yo era todos los pasos que veía en el Camino tras de mí. Y levanté las manos y noté que todo en mi interior también levantaba las manos.
Y lloré de alegría, y sentí que todos los mundos y los soles, y los sistemas, y las galaxias de mi interior, todos lloraban de alegría.
Y entonces dije: Todo cuanto veo, no soy sino Yo Mismo que me veo a Mí Mismo a través de este espejo. Y vi que todo sonreía, porque Yo sonreía.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

LA CRÍTICA Y LA CALUMNIA

Y vino hasta él una madre, que traía alrededor a todos sus hijos.
Entonces, los que venían con El le dijeron:
No hables con esa mujer porque tiene mala fama y no tiene marido.
Y El les respondió:
Ustedes se vanaglorian de comentar el mal ajeno y sus lenguas se deleitan contando cómo sus hermanos cayeron frente a los obstáculos que les puso la vida.
¡Cuántas espinas se encargan de hincar en sus corazones ya dolidos, y cuántas penas añaden a sus muchas penas!
¿Cuánto tiempo tardará la Tierra en desprenderse de la semilla de la crítica y la calumnia y en arrancarla de golpe del corazón del hombre?
Otros pueblos ponen en la calle a los pecadores y públicamente los apedrean para limpiar sus conciencias en ellos. Ustedes no lanzan piedras, pero lanzan palabras, armadas de espinos, que son peores que piedras.
Ustedes no dan la cara, mas por la espalda levantan falsos testimonios hasta hacer una barrera que impide a muchos caminar.
Los que así actúan son dignos de la lástima del Cielo, porque no merecen llevar lengua.
Deben saber que la lengua puede hacer más daño que todo el fuego del mundo unido, y más aún que todos los torrentes de las sierras desatados.
Cuídense pues, y cuiden a los demás. Arrópenlos y compréndanlos, y en verdad les digo que entonces también ustedes serán comprendidos y amados.
Y tomando a la mujer y a sus hijos, los llevó consigo.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

LA JUVENTUD

Sus hermanos de Tollan le rogaron que les hablara sobre la juventud, y Quetzacóatl así les decía:
Miren a la Naturaleza porque ella es la Eterna Juventud. La Juventud es el impulso y la renovación en las estaciones y en las generaciones del hombre.
Es el cambiar una túnica gastada por una nueva para iniciar otro ciclo.
Algunos han dicho: "La juventud es ciega", más yo les diría: ¿Acaso ven ustedes más?
Culpan a la juventud de muchas cosas, más no ahorran esfuerzos para perderla.
Y en lugar de ofrecerle un mundo lleno de Amor, zarandean una y otra vez su naciente tallo y lo recargan con el peso de sus taras.
¿Acaso no comprenden que sus hijos fueron sus abuelos? ¿Y que ustedes serán los hijos de sus hijos?
¿Por qué, pues, no siembran el bien, para que cuando vengan de nuevo a la vida, puedan recoger la cosecha de su siembra?, y así construir un templo, en lugar de una muralla.
Y ustedes, jóvenes, no se conformen con ser arbustos y llegar hasta la altura que fijaron sus padres. Sean como palmeras que, trascendiendo las dificultades, sitúan sus ramas entre las nubes del cielo.
Tomen ejemplo de rectitud de ellas, y sean rectos en sus pensamientos y en sus actos.
Y cuando su generación sea aplacada por los años, permanezcan abiertos para que las nuevas juventudes encuentren en ustedes el apoyo que a ustedes les fue negado.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

EL FIN DEL CAMINO

Y así meditaba en voz alta Quetzacóatl:
Recuerdo la misma Vida que modeló este cuerpo, y lo sacó del mismo cuerpo del planeta. Ya su imagen, modeló otros muchos cuerpos para que el mismo Espíritu los usara como guantes, para sentir a través de ellos el calor de la experiencia.
Recuerdo las mismas estrellas, que han visto cómo nació este mundo, y ahora ven cómo retoza, como los mundos niños, buscando el mismo latido que otros muchos mundos buscan en el Universo. Sintiendo con su corta edad las mismas tentaciones y cayendo como todos los de su edad en las mismas faltas.
Y recuerden todos, porque la ignorancia del hombre es sentirse aislado, como la ignorancia de la cresta de una ola, que por un momento levanta su cabeza en la llanura del mar y cree no ser mar.
Recuerden todos ese camino, que por muy recto que una dos metas, esclaviza a todos aquellos que no lo hicieron con sus pasos.
Bendito aquél que toma el sendero más corto porque llegará antes. Mas benditos todos los que llegan, porque al llegar, verán el camino desde arriba, y ya fuera de él, verán el principio y verán el fin del camino delante de ellos, porque una piedra nunca pensaría en llegar caminando hasta la montaña, pero la añora. Y tanto la añora, que llega a moverse, después repta, luego camina, después vuela, y después su pensamiento crea las manos que llegando a la cima la depositan en ella. Y solamente esto es el tiempo: deseo.

DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACÓATL
POR: CAIATL ACOTL

Andando los enseñaras a andar


Sepas lo que sepas, guarda silencio.
A nadie enseñarás nada más de aquello que sabe.
Y si amplía su saber tomándolo de tí sin estar preparado, será un saber superficial en él y sin fondo.
La Sabiduría no se regala, se trabaja en el roce con la vida y el sacrificio cotidiano.
A aquéllos que debas decirles algo, la misma vida los pondrá parejos a tu camino, y andando los enseñarás a andar.


Del Libro:
Así hablaba Quetzacóatl
Por:
Caiatl Acotl


SOY
Soy un peregrino
de la eternidad,
buscando en el murmullo
de la Naturaleza
el Camino,
y en los cielos
la Meta.
Cuando duermo,
sueñan en mí
todos los soles con sus mundos.
Y cuando me viene el despertar,
nacen a la vida
los seres.
Del Libro: Así Hablaba Quetzacóatl
Por: Caiatl Acotl

ALAS DE FANTASIA

Y un niño se le acercó junto con otros niños, y jalándole de la túnica le decía:
Maestro: ¿por qué no nos hablas hoy, como otros días y nos cuentas cosas?, porque solo tú te detienes y nos oyes, y tan sólo tú miras como miran nuestras madres.
Y Quetzacóatl se sentó con ellos y así les hablaba:
¿Ven los pajarillos cómo se sientan también para escucharnos? ¿No notan como las hojas de los árboles se inclinan para darnos mas sombra? ¿Sienten como la Naturaleza los cobija entre sus manos y los protege en su pecho?
Y un niño se levantó y dijo:
Maestro, ¿sabes?, yo veo a un amigo que siempre va conmigo, y que cuando nadie me oye, él me oye, y que cuando nadie me ve, él me ve. Muchas veces le hablo, pero los mayores dicen que es mi cabeza que tiene alas de fantasía y se ríen de mí y de él. Dime, ¿tú también te reirías?
Y El le respondió:
De verdad te digo que cuando la inocencia llena la vida es cuando únicamente no se está solo. Aquellos que se ríen de ti hace ya mucho que mataron a su amigo y su compañía, y se sumergieron en la apariencia de creer que están rodeados de amigos y compañías. Ellos ríen en ti aquello que mataron, y desean inconscientemente que tú también lo mates.
Y después, mirándolos a todos, les dijo:
No dejen nunca de guardar a su amigo en el corazón. El es el único que conservará su infancia. Y de verdad les digo que aquel de ustedes que logre seguir siendo un niño a través de todas las etapas que, como zancadillas, les pone la vida, se convertirá en Maestro de los hombres para volverlos como niños.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACÓATL
POR: CAIATL ACOTL

DEL VALOR

Y unos jóvenes que habían regresado de lejanas tierras le pidieron: Maestro, dinos algo del Valor:
Y Quetzacóatl se sentó con todos, y así les hablaba:
Deben saber que aquello que muchas veces aprecian como valor, no es sino miedo. El Valor está en saber aguantar las ofensas hasta la muerte, porque ¿acaso cuando se responde a una ofensa con otra, no estamos afirmando y poniéndonos al mismo nivel que el que ofende?
Una persona valerosa es aquella que pudiendo responder a otra con su misma arma, lo perdona y le regresa, hecho humildad, su despotismo.
El verdadero Valor está mas cerca del humilde en actos que de aquél que alardea de fuerza.
La No-Violencia siempre vence a la Violencia, como lo blando siempre vence a lo duro. ¿Acaso no ven como el agua modela, con su constancia, a la más dura roca?
Sin embargo miren a su alrededor y verán que el hombre solo entiende todavía el lenguaje de la Violencia.
Miren antes de este tiempo y tan solo verán Violencia. Miren detrás de este tiempo y tan solo verán Violencia. Porque el corazón del hombre todavía piensa por la boca y todavía sueña con la posesión egoísta.
Y yo les digo, con mi pobre voz y mi humilde fuerza: Sean ustedes la semilla del Hombre Nuevo que pueble de Paz y Amor la Tierra. Ustedes son sus manos nacientes si Dan, y son su corazón naciente si Aman.
Paz y Amor a todos los seres.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACÓATL
POR: CAIATL ACOTL

DEL SILENCIO

Háblanos del silencio, le dijeron:
Hermanos, repuso Quetzacóatl. El silencio es la túnica transparente con la que se arropa la Verdad. Aquellos que utilizamos las palabras, por muy delicadas que estas sean, no estamos sino vistiéndola con ropas que la tapan más o menos a nuestros ojos.
El Silencio es el habla del Corazón, y en él se aman todos los corazones y no hay palabras que vengan a separarlos.
El Silencio es el lenguaje de las Esferas y de los Ángeles y será el lenguaje del Hombre Nuevo.
Del Libro:
Así Hablaba Quetzacóatl
Por:
Caiatl Acotl

EL OJO DEL ESPIRITU

Y decía Quetzacóatl:
Sean humildes como los espinos que nacen en los lugares más pobres y desolados para no reflejarse en los espejos del agua. Y que incluso cuando caen las lluvias se visten con un poco de verdor para confundirse Con el terreno donde nacieron.
Porque la vanidad de una rosa tan solo dura un soplo de vida, y no ha despertado aún al nuevo día cuando viene el viento y la deshoja.
Sin embargo muchos hay entre ustedes que ven estas cosas día a día pero quieren ser ciegos a ellas y prefieren decir: -Voy a tomar hoy lo que la vida me ofrece y ya mañana cambiaré mi rumbo- y no saben que la vida, poco a poco, los vuelve más sordos a sí mismos y más ciegos a la Luz. Y no saben que cada día y cada noche se enturbian más sus pasos.
No dejen que los lleven las apariencias de las que se visten las cosas para ser codiciadas. Déjense llevar mejor por "El Ojo del Espíritu", que nunca engaña y les dirá siempre lo que es Real.
No se dejen llevar por las apariencias que entran por sus oídos en forma de palabras, porque muchas son las lenguas que como espadas, hieren y nacen para herir. Escuchen su Voz Interior que siempre está en ustedes y los conforta en los sudores de la existencia, y les dice cuál es el camino mas conveniente y no el más agradable. Óiganla y oirán a Nuestro Padre Dios Común que mora en ustedes.
Y cuando vengan a ustedes con violencia, porque su Paz y calma interior sea una ofensa para algunos hermanos suyos, recíbanlos con alegría y díganles:
Hermanos, les perdonamos porque aún no saben lo que hacen, ni saben lo que hacemos. Llegarán días en que también ustedes ofrezcan esos cuerpos y den la vida por aquello que ahora su ignorancia nos la quita.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACÓATL
POR CAIATL ACOTL

VESTIDA DE BLANCO

Estaban todos sentados en un jardín, bajo las ramas de un gran árbol. Y todo era paz en aquél lugar. El sol se iba escondiendo y una ligera penumbra se adueñaba del aire.
Y un niño le pidió:
Quetza, háblanos de la Alegría.
Y El le miró dulcemente, y después miró a cada uno de los que estaban allí y con voz suave como la de la brisa que sube del fondo del río así decía:
Alguien ha dicho que la Alegría es la fuente de la juventud, mas yo les digo que es el agua que alimenta su raíz y limpia sus hojas y la hace crecer sana, como crece un árbol con buena tierra.
Pero deben saber que la Alegría no es el jolgorio, ni la risa, ni la diversión.
La Alegría va siempre vestida de blanco y cuando asoma a la boca lo hace con una simple sonrisa que llena los corazones y diluye la tristeza.
Y cuando asoma a los ojos, casi siempre arrastra a las lágrimas, pero éstas no son de llanto sino de gozo.
Y cuando viene a las manos, éstas desearían que sus dedos se hicieran plumas y pudieran volar hasta el horizonte del sueño donde todos somos UNO. Y si llena el pecho, éste se inflama como una alada esperanza y una quietud feliz.
Cuando venga hasta ustedes la hermana Alegría, ábranle el corazón y ella se sentará sobre él y reinará en sus días y también en sus noches.
Y su luz disipará la oscuridad que siembran las dudas, y con su perfume cambiará el olor del egoísmo y la vanidad.
Canten pues, hermanos, para que la Alegría sea siempre en todos los pechos y hable por todas las bocas y mire por todos los ojos y se dé por todas las manos. Pidamos porque ella regrese a la Tierra de la mano del Amor y la Paz.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

CUANDO TU NO ESTES.

Maestro, tú que andas por encima de las ilusiones y que conoces los recodos más ocultos y secretos del corazón de la Vida, dinos:
¿Qué será de nosotros cuando tú no estés aquí y no podamos verte con los ojos de la cara, ni oírte con los oídos?
Y El miró al horizonte y después miró al cielo y señalándolo, les dijo:
Deben saber que mientras tengan estrellas que aviven sus noches, yo estaré con ustedes.
Y mientras las miren, me estarán mirando, y cuando aprendan a oírlas, me oirán.
¿Ven como reposa la noche y cómo los invita a meditar? Vendrán noches en que ya no vean mi presencia, más esas noches huyan de la mentira de los ojos, porque yo estaré más cerca aún de ustedes.
Y llevando ambas manos al corazón apretó con fuerza su pecho y continuó diciendo:
Búsquenme aquí y déjenmelo por asiento y yo haré de cada pecho un altar y haré de cada boca mi boca y de cada paso mis pasos, y de cada sufrimiento mi sufrimiento. Y allí donde yo esté en el Uno Santo, ustedes estarán en mí. Entonces un niño se soltó de los brazos de su madre y se vino a sentar a los pies de Quetzacóatl. Y El, tomándolo en brazos, así hablaba:
Deben saber que los niños son la esperanza de la Raza que asciende buscando la Sabiduría. En ellos se pueden remediar viejos errores y se puede renovar la esperanza de un mundo mejor.
Lleven con mimo su educación y velen sus sueños para que no sean pesadillas.
Miren cómo los pajarillos al salir de una nidada, cada uno vuela en una dirección y a su aire, y cada uno habla con la vida de una forma.
Piensen, pues, que del nido de la familia, cada uno trae un camino y una meta. No hagan daño imponiendo su camino y su meta a todos sus hijos, sino mas bien ayúdenlos para que el fin que traen lo puedan realizar con holgura, y puedan componer con su trabajo un canto de Armonía en el Uno Santo. Tengan presente que el deseo ahoga y que el cariño puede matar, únicamente el Amor siempre libera.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACÓATL
POR: CAIATL ACOTL

EL DESPERTAR

Y cuando despertó la mañana sobre Tula, Quetzacóatl miró los campos y miró las flores y los cielos y a la gente, y elevando las manos les decía:
¿Acaso hay algo más grande que el Despertar? ¿Acaso puede haber algo mayor que el despertar del alba por el horizonte del hombre?
Muchas generaciones han tenido ya en el sueño y ha llegado la hora de que Despierten a la Luz.
Y uno se acercó a preguntarle:
Maestro, ¿Qué quieres decir cuando hablas de que tenemos que Despertar? ¿Acaso no estamos ya despiertos?
Y El, elevando las manos hasta el horizonte y señalándole dijo:
Mira las semillas que llenan los campos. ¿Acaso los frutos que ves no son su Despertar?
Y bien saben que el sacrificio de su muerte lleva el nacer a un estado mayor, porque si el grano de maíz no muriese como grano, ¿acaso nacería como milpa?
Y ahora dime:
¿No desean quedarse sin germinar aquéllos que hacen de la vida su morada y se enquistan en ella? Son como las semillas que, recogidas, se pierden en un rincón del granero y nunca llegan a la tierra.
Debes saber pues, que para Despertar han de morir muchas cosas en tí.
¿Qué es el despertar de la noche, sino el día? Busca pues, ese día en tí y no te contentes con quedarte entre las tinieblas y el aparente calor de la ignorancia.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

BIENAMADOS DEL CIELO

Bienamados son en la Tierra aquéllos que con su conducta hacen de ella un lugar de Paz y Armonía para los que les rodean.
Bienamados son aquéllos que dejando todos los compromisos y las vinculaciones se unen al Sendero del Conocimiento y lo siguen desnudos.
Bienamados son aquéllos que hacen de sus bocas un medio de sembrar la comprensión y de sus manos un medio de hacer la Vida.
Bienamados son aquéllos que trascienden el nombre y la fama y viven en el silencio y desde él sirven al mundo.
Bienamados son aquéllos que descubren a la Naturaleza y la honran y se hacen honrar en ella, porque a ellos les hablará y les develará sus secretos.
Bienamados son aquéllos que ven en sus hermanos del mundo, no el mal, sino distintos estados del Conocimiento y les ayudan a llevar a cada uno su carga.
Bienamados son aquéllos que guardan en su pecho la Justicia de la Luz y aún perdiendo su cuerpo la siembran en la Tierra.
Bienamados son aquéllos que comprenden que la Verdad no contradice ninguna verdad y a todas acoge en sí misma.
Y muy bienamados del Cielo son aquéllos que desde que despunta el alba hasta que se oculta el sol y aún después en la noche, cifran su existencia en el Darse Conscientemente, porque ellos son una Bendición del Cielo para la Tierra.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACÓATL
POR: CAIATL ACOTL

MÁS SOBRE EL DOLOR

Y le pidieron de nuevo: Háblanos del Dolor
Y El, tomando la palabra así les decía:
El Dolor no es más que el pago de su apego a las cosas. Desde el momento en que hacen suya una cosa, son vulnerables en ella al dolor.
Pero deben saber que el Dolor es la escalera que nos permite ascender hacia nosotros mismos, y a través de él dejamos nuestra escoria y nos limpiamos.
Del libro:
Así hablaba Quetzacóatl
Por: Caiatl Acotl.

LA OTRA CIUDAD

Hermanos perdidos en la noche, que llenan de suspiros el aire, y de murmullos su silencio.
Cuando todos duermen en Tula, sobre ella viene el espíritu de la Equidad con su velo que cubre los corazones y a todos envuelve en sus hilos. Y muchos con las alas de su pensamiento vuelan fuera, hacia las estrellas, y trascendiendo los papeles de la vida y sus máscaras, se elevan limpios y fraternos por las ramas del astral.
Entonces son otras las calles que toman vida, y otras plazas. Ni las golondrinas en sus viajes las han visto, ni los murciélagos las han tocado. Ni tan siquiera el río Tepeji, elevando su más pura gota de agua, calma su sed, ni riega sus campos.
Los árboles son de un verde limpio y palpitante, y las flores viven alegrando y alegrándose con el ambiente. Y los hombres van vestidos con sus pensamientos y para hablar tan sólo se miran.
Más muchos quieren entrar en esa ciudad, y no pueden porque sus vestidos están sucios. Entonces dicen: Regreso abajo para lavarlo y después subo. Más cuando despiertan, se olvidan totalmente de ella.
Del Libro: Así Hablaba Quetzacóatl
Por: Caiatl Acotl

DIGNOS DE COMPRENSION

Dignos de comprensión son los ebrios, porque sirven sin saberlo de vasos donde beben seres que aún están sujetos fuertemente a los deseos de las sensaciones.
Dignos de comprensión son los avaros, porque están tratando de reunir lo que dilapidaron en otro tiempo.
Dignos de comprensión son los drogadictos, porque quieren encontrar un mundo que no les supieron dar sus mayores y tratan de escapar de esta cárcel, pero por caminos equivocados.
Dignos de comprensión son los maledicientes, porque en cada cara ven un enemigo y en cada voz una crítica.
Dignos de comprensión son los envidiosos, porque nunca estarán tranquilos.
Dignos de comprensión son los fanáticos, porque creen lo que no entienden y por ello siguen ciegamente a la palabra, mas no al Espíritu de ella.
Dignos de comprensión son los egoístas, porque ellos viven en la cárcel de su pequeño yo.
Dignos de comprensión son los que se sujetan a la materialidad de esta vida, porque morirán con ella.
Dignos de comprensión son los que no pueden Dar, aún esforzándose, porque son como los árboles que no dan fruto.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

LA PALABRA

Un día de entre los días que nacen entre los surcos del tiempo sentí la PALABRA y me dije: Tengo que modelar la materia hasta hacer de ella una flauta por donde la pueda hacer sentir a mis hermanos. Bajaré hasta los mundos densos, y allí coronaré mi trabajo.
Y aquí estoy. Y ya ni recuerdo los milenios.
Del libro:
Así Hablaba Quetzacóatl.
Por: Caiatl Acotl

PEQUEÑO HERMANO DORMIDO

Pequeño Hermano dormido, toma mi mano llena de tiempo y camina. Camina hacia aquella luz que ves lejana, perdida entre la oscuridad de la duda y la incertidumbre.
Ven, hermano. Ven y camina. No vuelvas los ojos atrás ni retrocedas. Yo estoy a tu lado, y desde los planos invisibles te dirijo.
Cuando tu velas, yo velo tu vela y cuando duermes estás conmigo, en mis brazos.
No temas nada. No te ofusques con las pequeñas depresiones diarias. Ellas no pueden tocar tu Yo Real y tan sólo dañan tu capa superficial. No son sino picazones que sólo duran un momento.
Pero mira, mi pequeño hermano dormido. Mira las estrellas. Mira mas allá de ellas y me verás. Después cierra los ojos y mira hacia adentro. Cuando hayas creado la Luz, mira dentro de ella y me verás.
Me verás cuando trasciendas las ilusiones de fuera y las de dentro.
Pero ¡Que alegría tendrás cuando me veas! Cuando veas que somos la misma cosa. Que Tú y Yo somos la misma cosa, con todos y con todas las cosas.
DEL LIBRO:
ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

VESTIDURA ESPIRITUAL

Y decía Quetzacóatl:
Los días corren unos tras otros, como corren las estaciones y los años y los siglos.
Mas los días no mueren, ni mueren las estaciones ni los años ni los siglos. Simplemente dejan de ser de una forma para nacer de otra forma. Cuando se va la Primavera ¿acaso ha muerto la Primavera? Al año siguiente volverá distinta y renovada, estirando su talle y llenando de flores los campos.
Y un fruto puede decir:
Yo estoy maduro, tómame para tu alimento. Sin embargo el hombre que ve más, no la tomará hasta que no tenga el color de la maduración.
Del mismo modo les digo:
No porque digan que son sabios serán tomados por ello, porque los que velan por el mundo ven el tono de su vestidura espiritual y él no engaña.
Dedíquense a madurarlo con la entrega y el sacrificio del desapego.
Venzan el egoísmo y caminen hacia la maduración consciente. Pronto tendrán el tono que busca el Recolector y podrán ser elevados para saciar el hambre de los que buscan la Luz.
Del Libro: Así Hablaba Quetzacóatl
Por: Caiatl Acotl

LA SOLEDAD

Cuando la Soledad viene adornada con vestidos lujosos y con gran majestad, desconfíen de ella porque no es la Soledad sino el Tumulto quien viene a engañarlos, disfrazado.
Porque la Soledad va casi desnuda y, sólo de vez en cuando, al presentarse a los hombres, lo hace vestida del Silencio.
Cuando se acerque a ustedes, les dirá:
Hermano, vengo a tí porque me ha llamado tu corazón. Déjame que me siente en él y descanse, y te traiga también a tí el descanso.
Y el ignorante le responderá:
¿Quién eres tú, a quien no conozco? Vete de mí y deja que te olvide, y saldrá en busca de la Diversión.
Y el sabio le responderá:
Mi hermana, ¿acaso en algún momento dejaste la morada de mi corazón? Tú fuiste ya mi nodriza en la cuna y mi fiel centinela durante el paso de todos mis días y mis noches. Y serás la que me entregues a la Hermana Alegría cuando despierte a la Luz. Y fuiste la que hablaste por mi boca y la que tañiste el arpa de mi alma para deleitar el alma de los hombres. Tú fuiste la que me diste a beber del cuenco de la Sabiduría y la que me prestaste la levita del Silencio.
Muchos te temen porque temen estar solos.
Muchos sufren al verte porque no te saben ver.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACÓATL
POR: CAIATL ACOTL

COMO UN LAGO ESTANCADO

Así hablaba Quetzacóatl:
Aquél que guarda para sí, es como un río que se queda con todo el agua de la lluvia y no quiere depositarla en el mar.
Es como un lago estancado donde tan solo puede haber descomposición.
De qué serviría a las nubes no hacerse agua para vivificar los campos? ¿De qué serviría a los árboles quedarse con sus frutos y no ofrecerlos a las manos necesitadas de los caminantes para calmar el hambre?
Díganme: ¿Acaso no es cerrarse los caminos? ¿Acaso no es romper el fin de las existencias?
Pero muchos de ustedes dicen: ¡He de guardar para mañana!
Y yo les digo:
Aquello que guardan es el precio que pagan por su esclavitud.
Y otros dicen: ¡Pero tengo mujer e hijos y tengo que pensar por ellos!
Y yo les respondo:
No manchen la palabra "familia" con el egoísmo y la avaricia, porque cierto es que han de mantener a "una familia" pero sin romper otras familias. Cierto es que necesitan de ustedes, pero que esto mismo les sirva de ejemplo y verán que otros están en mucha mayor necesidad.
Si son padres de familia es para comprender mejor a otros padres de familia, no para aislarse en su egoísmo y decir: Bastante tengo con mantener a éstos, o con hacer esto o aquello.
¿Acaso no saben que cuando en sus corazones desean ayudar, es Nuestro Padre Dios Común quien lo hace por ustedes? ¿Por qué, entonces, temer perder algo?
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

PAZ, PAZ Y AMOR

Así meditaba Quetzacóatl:
Hermano pájaro y hermana nube. Hermano árbol y hermana flor. Hermano Cielo y hermano Sol.
Hermana llanura, que acaricias mis pies cansados. Hermana agua que en la lluvia alimentas los campos, y en ellos alimentas mi boca.
Hermanas estrellas que animan mi pecho y mi corazón, y en el sueño de la vida me alientan.
¡Cuántas...! ¡Cuántas veces he caminado con ustedes y a su lado buscando la Luz!
Son mis hermanas de viaje y cuando nadie me miraba, ustedes estaban conmigo y lavaban mi frente.
¡Cuántas veces, hermano monte, me diste calor en tus laderas y cuántas me hablaste al oído sobre aquellos tiempos en que aún eras un tierno valle! Me diste tu mano de siglos para apoyarme cuando mi alma sentía desaliento en aquellos atardeceres de mi infancia, en que aún buscaba y creía que el conocimiento estaba encerrado en las semillas, o bajo las hojas del campo, o en el interior de los árboles.
Muchas veces anduve el mismo camino, creyendo que los pasos de mis pies me podrían acercar a El. O me subía hasta las copas de los árboles para alcanzar las estrellas cuando venían de noche. O les preguntaba a los pajarillos sobre sus secretos. Pero no los entendía. Y conforme iba creciendo, sentía que me alejaba más y más de aquellos mis hermanos. Hoy los he vuelto a encontrar después de mucho tiempo. Hoy ya sé lo que me quieren decir.
Y de verdad les digo que si pudiese transcribir aquello que me platican al lenguaje de los hombres, sería algo así:
Paz... Paz y Amor. Paz y Amor.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

LOS OJOS DEL ESPIRITU

Una tarde llena de suspiros de viento, Quetzacóatl se había reunido con algunos de sus hermanos y hermanas, y les decía:
En verdad les digo que en la oscuridad de la noche me levanto y, dejando mi vestido, camino con el pensamiento y vuelo con sus alas mas allá de las estrellas. Y ustedes cada noche también lo hacen, mas su falta de Fe lo borra, como el viento borra del árbol las hojas secas en otoño.
Vendrán días en que el hombre sea limpio como los niños y entonces se abrirán sus ojos y la Naturaleza le descubrirá sus secretos.
Porque ¿qué ven con estos ojos que tienen sino la muerte y el pasado de las cosas? ¿Acaso las cosas del espíritu no se escapan y son como el vacío ante ellos, como pompas de nada?
Y uno se levantó y dijo:
Quetza, Tú nos hablas de otros ojos que no son éstos y que ven aquello que no ven éstos. Dinos, ¿cómo sabremos de aquéllos, y cómo los abriremos?
Y El le miró tiernamente y con voz dulce, como una tarde de Primavera le dijo: Hay algo, hermano, que te hace venir en pos de mí, y es que empiezas a ver. En verdad te digo que cuando más me comprendas, más me verás. Y el día que me veas en ti, en verdad que ese día verás con los ojos del espíritu, y ese día habrás matado los ojos de la carne que son tu egoísmo.
Y deben saber que es El Espíritu de la Verdad quien habla por mi boca. Yo sólo soy un humilde aprendiz de aquello que digo y el primero que me ofrezco para hacerlo y llevarlo al plano humano, porque ¿cómo podría hablar una caña a un mango sobre los frutos?
Y cuando vean cómo cantan y bailan los músicos, y con que arte mueven las notas, tal vez se preguntarán:
¿Cómo es posible adquirir tanta maestría en una vida? Mas yo les digo que son muchas las vidas que pasaron para aprender dentro de sí los acordes y las armonías de la Naturaleza, y muchas pasarán para purificarse y emular las del Silencio de Dios.
Velen, pues para que puedan ver la Verdad de las cosas y no sus apariencias y sus sombras.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

EL HOMBRE SABIO

Estaban todos reunidos cuando El levantó los ojos y miró al horizonte. Las lágrimas volvieron a ellos y su voz temblaba al decir:
Hermanos pajarillos, que la Luz de nuestro Creador Común sea con ustedes y que la Armonía de Sus Manos llene de calor sus pequeños corazones.
Que la Naturaleza les dé sustento y puedan comer de su cuerpo que son los campos y beber de su sangre que es el agua que corre por ríos y arroyos.
Que su sacrificio junto al sacrificio de aquellos hermanos suyos que no conocen ni los campos, ni los arroyos, ni las flores porque la mano del hombre los retiene en su jaula, sea para que se despierte el sentimiento en el corazón de mi hermano el hombre. Porque es en el Amor a la Naturaleza y a todo lo que ella da, donde comienza uno a amarse a sí mismo en su Esencia.
¡Cuántos no se fijan en ustedes porque son pequeños!, ¡ni toman ejemplo de ustedes porque son pequeños!, y ¡cuántos hacen un comercio de sus vidas!
Y un pajarillo bajó del cielo y posándose en su hombro así decía en el lenguaje de los pájaros:
Hermanos, cuando sale nuestro hermano común el sol por el horizonte, a todos nos anuncia el día, y cuando se va a todos nos anuncia la noche. Cuando viene el agua de las lluvias a todos nos trae alegría, y cuando las sequías llenan los campos a todos nos entristecen.
Y ustedes creen que el sol solo sale para ustedes y que nuestras hermanas las nubes sólo vienen a visitarlos a ustedes.
¿Qué llevan dentro que les hiere el corazón y los llena de violencia y levanta su cólera hacia todo lo que reposa en la Armonía y la paz de nuestra Casa la Naturaleza?
No los comprendemos y sin embargo todas las mañanas cuando nuestra hermana común la aurora viste con su traje de seda rosa los campos, elevamos en silencio nuestros ojillos al cielo y pedimos a Nuestro Creador Común que venga la calma a sus pechos y que de nuevo el Amor brille en sus ojos y la alegría en sus corazones. Que con sabiduría nos cuiden a nosotros que somos más pequeños en evolución, mas no por ello, estamos menos cerca que ustedes del corazón de nuestro amado Padre Dios Común. Y dicho esto elevó el vuelo perdiéndose en el horizonte.
Miren, decía Quetzacóatl, desde lo más pequeño hasta lo más grande tiene su equilibrio en el Universo. Sólo el hombre sabio conoce este equilibrio y lo mantiene. El ignorante acumula conocimientos para destruirlo, sin darse cuenta de que destruyéndolo se está destruyendo a sí mismo. Pero tiene que aprender de esta manera. Y de verdad les digo que todo aquel que destruye la vida, tarde o temprano regresará para darla.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

POR ENCIMA DE LA ILUSION

Y uno le dijo:
Amado Quetzacóatl, que nos confortas con el aliento de tu sabiduría, dinos por qué nuestros corazones desean sentir el latido de tus palabras.
¿Cómo haremos para escapar de esta ilusión que llamamos vida y romper su atracción sobre nosotros, y romper su hechizo sobre nosotros?
Y El así les decía:
Sólo despierta de un sueño aquel que hace de su soñar una pesadilla, porque, ¿cómo despertaría de él aquel que lo hace agradable y en su soñar realiza todos sus deseos?
Por ello están más cerca del Despertar aquellos que más sufren conscientemente, y están más lejos de él aquéllos a los que la vida trata con mimo.
La vida no es más que un continuo deseo prolongado en muchos deseos que se entretejen unos con otros y se justifican en su malla. Y el Despertar a la Vida no es más que tomar conciencia por encima de la ilusión. Todo cuanto nos trae la mano de la Evolución lo podemos hacer bueno o malo y es solamente el uso que se le dé lo que hace a algo bueno o malo. Solo los volverá mas conscientes aquello que esforzándose hagan más conscientemente, con más o menos Conocimiento.
Esto hará que algún día lleguen al grado de Razón Objetiva necesaria para dejar la Escuela Tierra y pasar a otra Escuela donde puedan ampliarla. Porque es el grado de Razón objetiva la medida que nivela a todo ser en el Universo. Esta Razón sólo se hace Esencia en aquellos seres que por su Evolución han llegado al grado de Imparcialidad imprescindible para poder sacar de todo hecho que acaece en ellos el Conocimiento puro necesario para la formación y armonía de sus cuerpos.
Sólo se puede iniciar ese proceso a través del Sufrimiento Consciente y del Trabajo sobre uno mismo. Y no es tan importante lo que hagan, como el saber por qué lo hacen y para qué lo hacen. Y para ello es necesario que inicien el conocimiento de ustedes mismos porque sin él estarán toda la vida dando vueltas, como el asno da vueltas a la noria creyendo que avanza.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

SOLO ALARGAR LA MANO.

Después del momento mágico cuando el día besa a la noche en la cumbre de las montañas, ha salido la luna de detrás del horizonte y se ha sembrado de estrellas el cielo. Y el silencio ha venido de puntillas y se ha sentado a descansar bajo un árbol junto al camino de Tula.
Y así decía Quetzacóatl a los que estaban con El:
Si saben esperar, el árbol les da su fruto sin violencia. No tendrán más que alargar la mano y al tocarlo se desprenderá vencido por la madurez. ¿A qué viene la impaciencia de muchos que van al árbol y lo zarandean y lo golpean y lo tuercen para que desprenda el fruto?
Y después de tomarlo en sus manos lo ven verde, y al saborearlo lo sienten amargo y dicen:
¡Este árbol es malo, vamos a cortarlo! y yo les diría:
Grandes son aquéllos que saben el momento y se preparan para él, y pequeños son aquellos que por su ceguera creen que todo es ciego.
Del libro: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
Por: CAIATL ACOTL

SOBRE LAS COMUNIDADES

En aquel tiempo algunos habían fundado comunidades y escuelas y muchos eran atraídos hacia ellas, y uno de sus discípulos le preguntó:
¿Qué nos dices de las comunidades? y El así respondía:
Debes saber que tan solo hay una Comunidad que es la Humanidad y tan sólo hay una meta que es el Amor.
Tengan cuidado de formar comunidades que mas que unirlos los separen de esta Comunidad, y mas que alzarlos los paralicen con sus normas, sus principios y sus leyes.
Sean de todas partes y piensen que la misma vida les dará un cuerpo adecuado para cada existencia, en el lugar adecuado de esta Comunidad, para su evolución y aprendizaje.
No se unan desde afuera, únanse desde dentro de ustedes, porque su casa es el mundo y su techo las estrellas de los cielos y su único vestido es el cuerpo físico que visten. ¿Para qué vestir su cuerpo con ropajes de colores o formas que llamen la atención sobre ustedes? ¿Acaso de esta forma no se están ya separando y sembrando separación aunque sólo sea en el pensamiento de cuantos los miran? ¿Para qué decir: yo soy esto o yo soy aquello?, ¿acaso no siembran ya separación aunque sólo sea con palabras?
Estén preparados para ayudar a todos, aunque ellos todavía se encuentren dentro de un nivel, y tan sólo vean como buenos a los que están a su nivel.
Ustedes deben estar en todos los niveles y así serán objetivos en su pensar y en su discurrir para con cada uno de sus hermanos del mundo, y comprenderán sus limitaciones, y comprenderán su elevación. Porque si los separa el color de la piel, o una doctrina, o un pensamiento o un nombre, ¿Qué valor tendrá el Amor en ustedes, si esta insignificancia lo hace retroceder?
No impongan nada a nadie ni digan lo mío es lo mejor, o lo nuestro es lo mejor, porque este orgullo y esta vanidad los alejan de la Verdad. Simplemente hablen con hechos y sin deseos de quedar por encima de sus hermanos, porque aquél que ustedes consideren más pequeño, puede que sea su Maestro en la humildad y la resignación.
Y cuando venga alguien y les diga, porque su nivel no alcance aún a comprender:
¿Tú a qué credo perteneces? Díganle:
Mi único credo es el Amor a todos los seres de la Creación y mi único fin el desapego consciente a todas las cosas de este mundo.
Huyan pues, de los nombres y de los conceptos, huyan de todo aquello que cree jerarquía entre ustedes. Aquél que más se olvide de sí mismo, será un ejemplo. Síganle.
Y uno le dijo: Pues yo pertenezco a una comunidad y en ella todos somos muy felices.
Y El respondió:
¿Tan débil es tu felicidad interior que debes de unirte a otros para que creen a tu alrededor el ambiente que te haga florecer? ¿Que te ocurrirá cuando vengan las lluvias y rompan los cristales de ese invernadero?
Benditas las semillas que para sembrarse en tierra no tuvieron la mano del labrador y lo hizo el viento, ni tuvieron el agua del río a sus pies y calmó su sed la lluvia, ni las protegió la piedra ni el muro, y se vistieron de la fortaleza interior, porque ellas son las que sustentan a los mundos y a las humanidades.
Y otro le dijo: ¿y cómo cambiamos nuestro entorno?
Y El le respondió: Ignorantes son las hojas que miran a sus hermanas las otras hojas y dicen: Hemos de cambiarlas porque se mecen al viento de otra forma que nosotras y miran al sol de una forma diferente a nosotras. No sean ustedes como esas hojas porque entrarán en el sufrimiento ciego. Digan como las flores: Unamos nuestros perfumes y prendámosles al cuerpo del aire para poder poner nuestra parte de felicidad en el Jardín de Nuestro Padre Dios Común.
Y de nuevo le dijo:
Cambiándote a ti mismo dentro de ese entorno, lo estarás cambiando más que si sales y tratas de cambiar a cien de tus hermanos.
Aprendan a ser ustedes mismos donde los ha puesto la mano de la vida, porque ese lugar y sus circunstancias son los que deben trascender.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

HA LLEGADO LA HORA

Muchos de los que estaban en el tianguis lo dejaron todo y se fueron tras El a una plaza, porque al igual que sus cuerpos necesitaban de los frutos de la tierra, de la miel y de la leche para mantenerse, así sus espíritus necesitaban oír Su voz y llenarse de sus enseñanzas.
Y cuando estuvieron en ella, se sentaron a escucharle, bajo los árboles.
Y Quetzacóatl así les hablaba:
Hermanos que viven en el país del sueño y tienen por frontera sus cuerpos y por puertas su Imaginación.
Día a día, al desperezarse, continúan la marcha que en las noches se aquieta, y no se preguntan el por qué de sus días y de sus noches.
Andan sin caminar, descansan sin velar. Y todo en ustedes es una continua búsqueda de ustedes mismos entre las calles húmedas y estrechas de esta existencia.
Pocos de ustedes se han detenido. Menos aún se han preguntado. Y aún muchos menos han llegado hasta su llama interior, sublimándola como una antorcha en la atalaya de sus cabezas.
Es más cómodo a sus corazones el levantarse cada día con mayor ceguera. Y así tropezando van haciendo su mundo. Y tropezando hacen Principios y Leyes que los guarden. Y tropezando hacen unas murallas que les dejen dormir tranquilos.
Cuando alguien viene y les dice: Hermano, es la hora. Párate y ven a la Vida.
Ustedes toman piedras y lo echan, y protestan porque les ha sacado por un momento del sopor de su sueño.
Cuando alguien toca las capas exteriores de su semilla, y le dice: Hermana, ha llegado la hora. La Tierra está preparada y es fértil. Ha llegado el tiempo en que te sacrifiques para que algún día llegues a ser un frondoso árbol donde aniden las aves del cielo y vengan los animales a tomar sombra.
Ustedes responden: Déjame dormir como semilla y márchate.
Y prefieren quedarse en los graneros del sueño a ir a las tierras de la Vida.
No he venido sino a tocar sus semillas y a decirles que el campo está preparado, y la tierra pronta para que puedan florecer.
No he venido sino a decirles que en el sacrificio cotidiano de las horas y los minutos, está la lenta elevación del tallo hacia la superficie.
Y de verdad les digo que algún día serán árboles del Paraíso.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

TODOS SOMOS EN UNO

El se sentó en medio de todos y con la voz dulce, como dulces son los atardeceres de Tula, así les decía:
Había una vez un árbol cuyas hojas creían ser "no árbol". Y cada hoja crecía por su cuenta creyéndose "no árbol".
Un día vino el Viento de las Circunstancias y con sus manos invisibles lanzó a las hojas unas contra otras. Y cuando se fue el Viento de las Circunstancias se quejaron entre sí y se encerraron en "si mismas", y se apartaron de todas aquéllas hojas que no nacían de su rama.
Llegaron los tiempos sin Viento, y las hojas se odiaban entre sí, y apenas se unían las que nacían de una misma rama para que las vecinas hojas que formaban otras ramas lanzaran contra ellas palabras hirientes. Y nuestro hermano el árbol sufría en si mismo, y cada día se debilitaba, y cada noche eran menores sus fuerzas.
Pasaron varios inviernos, y entre las últimas generaciones de hojas, nació una que así habló a todas cuando la hermana Brisa le prestó la fuerza y el alma del Árbol le dió la Sabiduría:
Hermanas, ustedes viven todavía en la ceguera de las dos dimensiones de sus egos, y por ello solo viven su individualidad como hojas independientes unas de otras, hasta tal punto que creen que aquéllas que ven fuera de ustedes no son ustedes mismas, mas solo tendrían que abrir un poco mas los ojos a la comprensión para sentir que en tres dimensiones todas están enlazadas por las ramas, y aún estas ramas están a su vez unidas al tronco, y aún este tronco está unido a la tierra y al aire.
Comprendo su actitud al enfrentarse, porque eso solo lo crea la Ignorancia que nace de creer Ser las particularidades que la mano del Tiempo unida a las de la Evolución y la Adaptación ha hecho de cada una de ustedes una hoja completamente diferente a todas sus hermanas.
Cuando a través del estudio sobre ustedes mismas profundicen en el conocimiento de si, irán ampliando su conciencia hasta Ser UNA con todas, y entonces serán el Árbol. Entonces, ¿Cómo criticarán a las hojas hermanas si son ustedes mismas en otras circunstancias? ¿Cómo maltratarán a otras partes de ustedes mismas? ¿Cómo tratarán de cortar el progreso de ustedes mismas en otras partes del Ser Árbol?
Y cuando venga el Viento de las Circunstancias en lugar de sembrar odio entre ustedes, sembrará el Amor, y en lugar de enfrentarlas las unirá en una caricia, en un prolongado abrazo que haga que el Ser árbol sea consciente de sí en todas las partes de sí mismo.
Y una hoja que habitaba una rama que decía tener la Verdad porque había encontrado el Sol, buscando en la dirección Norte, le dijo:
¿Pretendes hacernos creer que las hojas que habitan aquellas otras ramas que dicen haber encontrado la Verdad de nuestro Sol caminando en sentido opuesto a nosotras, no están equivocadas?
Y ella le respondió con una gran quietud en sus palabras: Eso mismo quiero decir; mas ¿cómo te lo probaría a tí que aún estás fanatizada y no sabes dejar de ser solo una simple hoja para sentir y fundirte con las hojas de esas otras ramas? Si lo hicieras verías con asombro que a todas llega el Sol de la Verdad, y si aún alargaras más tu Conciencia y fueses Una con el Árbol, ¡Que gran alegría tendrías al saber que todo el Árbol va hacia el Sol!
Mas esta experiencia solo puede nacer de tí, porque en cada hoja el Árbol se conoce a si mismo en una etapa, y en un camino, y en cada hoja respira de una forma y siente de una forma. Y es el equilibrio de todas, el Amor que une a todas ellas, lo que lo hace crecer en el conocimiento de sí.
Olvídate de ser una hoja para ser Árbol. Siente por las hojas que ves fuera de tí tanto como sientes por "tí misma" y estarás en el camino de ser Árbol. Y así se irá ampliando tu conciencia de tí misma. Debes saber que en la Realidad Objetiva tú eres más árbol que hoja.
Y diciendo esto guardó silencio y todas sintieron en lo mas profundo de su ser que el Árbol había hablado en ella y que algo empezaba a hablarles dentro de "ellas mismas".
Y cuando aquel año vino el Viento de las Circunstancias y las lanzó a unas contra otras, ellas estaban alegres, porque de esta forma entraban en contacto y se comprendían en las demás.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

¿POR QUE TODO ESTO?

Y un día se le acercó un niño y le dijo:
He bajado a jugar a la tierra pero mañana cuando sea mayor y este vestido se marchite, volveré a mi casa, ¿sabes? , mi casa está en una estrella de las muchas que llenan el cielo.
Y mirando tristemente a Quetzacóatl así le preguntaba: ¿Por qué mis hermanos los otros niños que han venido antes que yo ya no saben jugar, ya no saben mirar al cielo, ni caminar sobre la Tierra, ni mantener cristalinos los ríos, ni limpios los montes. ¿No saben hablar con los pajarillos, ni saben volar en su compañía más allá de las limitaciones de este vestido?
¿Por qué no quieren ser hermanos de los animales, ni quieren ser hermanos entre ellos? y cuando nuestra madre la Naturaleza nos da sus frutos, no esperan que maduren en los árboles, ni dejan que las flores alfombren los campos, ni permiten que el viento nos hable desnudo.
¿Por qué no toman ejemplo de los árboles o de las cañas que bordean las lagunas?
¿Por qué en lugar de matar, no dan la vida?
¿Por qué en lugar de guardar no se desprenden?
¿Por qué estancan el río de la vida para que no riegue nuestros campos de la Evolución, y prefieren que se pudran sus aguas y que desprendan el hedor de la descomposición y el egoísmo? Hoy he ido a jugar con las mariposas y huyen de mi lado porque me confunden con mis hermanos.
Hoy he ido a volar con los pajarillos y se alejan de mí porque sienten el temor en sus corazones.
Hoy he bajado hasta el valle para jugar con mis hermanos los animales y se apartan de mí como de un enemigo.
Hoy he ido a mirarme en el río y he visto que era un río de inmundicias y aguas negras, y no he podido beber de sus aguas ni hablar con sus ondas.
Dime, ¿Por qué todo esto?
Y El, lo miró con ternura y así le dijo:
También de esta Tierra hay que hacer una estrella como la tuya. No te adormezcas, porque si te duermes se dormirá tu estrella y entonces ¿cómo nacerá sobre la tierra? y ¿Acaso un Maestro no es aquel que sabe que es un niño en un cuerpo viejo, y sabe hablar al niño que hay en cada uno de sus hermanos?
Adelante, mi hermano.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

CIEN VECES BIENAVENTURADOS

Son bienaventurados los que dan, mas cien veces bienaventurados son los que dan aquello que aún quieren, porque ellos ya se van saliendo de las influencias de este mundo.
Son bienaventurados los que predican Amor, mas cien veces bienaventurados los que lo llevan en su pecho y lo hacen con sus manos porque es el mismo Padre Dios Común quien habla y hace a través de ellos.
Son bienaventurados los que alaban a Dios, mas cien veces bienaventurados son los que sabiendo su "Plan para el Mundo" trabajan en su realización.
Son bienaventurados los que abren los ojos y contemplan al mundo, mas cien veces bienaventurados los que abriendo más aún los ojos contemplan el Universo del cual el mundo es apenas una mota. Y viendo su pequeñez se hacen grandes.
Son bienaventurados los que se limpian los oídos de las voces vacías de este mundo, mas cien veces bienaventurados son los que oyendo se hacen sordos para estar con los sordos y entenderlos hasta limpiarlos.
Son bienaventurados los que predican en los templos con el corazón, mas cien veces bienaventurados son aquellos que se preparan en "La Doctrina de la Unidad" y la predican por el mundo con hechos. Son bienaventurados los que siguen a Dios, mas cien veces bienaventurados los que comprenden que Dios no tiene nombre, ni forma ni atributos. ¿Cómo meter un rayo de sol en una jícara? Estos no serán fanáticos, porque verán que cada religión tiene una forma de ver a Dios y todas las formas son verdaderas, mas no la Verdad.
Son bienaventurados los que descubren la enseñanza que la vida les trae a cada momento, mas cien veces bienaventurados los que la hacen suya y después la reparten sin quedarse nada para sí.
Son bienaventurados los que conocen las leyes que regulan la existencia de las formas, mas cien veces bienaventurados son aquellos que las hacen ellos mismos y las exteriorizan armonizadas en su Ser.
Son bienaventurados los que llegan a descubrir las causas de las cosas por los conocimientos que les han legado, mas cien veces bienaventurados lo son aquellos que con innumerables esfuerzos inician nuevos caminos de comprensión y abren nuevas ventanas hacia la Luz.
DEL LIBRO:
ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

PONER UNA BARDA AL DESEO

Y decía:
Cuando quiero algo, se mueve mi deseo.
El deseo trae de la mano la posesión. Y la posesión crea compromisos, y los compromisos atan por dentro y por fuera.
Si la mano de la vida no nos da lo que deseamos, somos infelices. Si nos da lo que deseamos, somos felices, pero volvemos a desear con más fuerza.
Pocos son los sabios que saben detenerse y construir una barda al deseo. Ellos son los que están "por encima de la felicidad y de la infelicidad". Ellos son los que andan sin caminar y los que fluyen sin obstáculos. Son como el río, como las flores, como los pájaros. ¿Acaso desean ellos algo?, y por ello, ¿No lo tienen ya todo?
Del Libro: Así hablaba Quetzacóatl
Por: Caiatl Acotl

LA FAMILIA

Decía Quetzacóatl:
La familia es la flor que depositó la evolución sobre la Tierra para que germinara con el Sol del Amor.
Es el intento de materializar los lazos con que el Amor teje la vida.
Deben saber que, cuando salen de una familia que les dió cobijo en los albores de sus dudas, no van sino en busca de otra familia más amplia y cuando dejan ésta, marchan buscando la Gran Familia de las Estrellas. Más aún éstas, no son más que flores en el jardín de Nuestro Padre Dios Común.
Ustedes dicen: Fue el azar, quien unido al tiempo me puso como retoño de éste árbol.
Mas yo les digo: No existe el azar sino en la ignorancia de sus corazones. Porque aún no ha nacido el cuerpo del hijo, cuando ya está con los padres, y muchas veces antes estuvo con ellos.
Se ha dicho: Los hijos aprenden de los padres, aquello que éstos recogieron del conocimiento de las pasadas generaciones.
Mas yo les digo: Hijos de la Vida, ¿Acaso las pasadas generaciones no sembraron el fruto que ustedes mismos plantaron, y una y otra vez vienen a recogerlo?
¿Qué son ustedes en sus cuerpos, sino una gran familia, un brote de hiedra que asciende entre la humedad y el calor de la Existencia?
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

CON USTEDES

Para orar deben dejar todo lo de fuera y, cerrando los ojos, Mírenme en ustedes. Entonces todos formarán un solo pecho que será Mi Pecho, y un solo pensamiento que será Mi Pensamiento. Y yo seré en ustedes y ustedes serán por Mí.
Cuando extiendan una mano para Dar, esa será Mi Mano. Y cuando abran la boca para hablar de la Luz, allí estará Mi Boca que hablará de la Luz.
Cuando sus pies se cansen de caminar por el sendero espinoso de la vida y por la curva llameante de los sufrimientos, allí estarán otros pies que les den fuerzas y otras manos que los laven y los limpien y los preparen para seguir, porque Mis Manos y Mis Pies y Mi Boca son las manos y los pies y la boca del Mundo y sólo desean iluminar.
No dejen que se adormezca su corazón ni que selle sus buenos pensamientos, porque en ustedes siembra sus conquistas la Luz y si la Luz se tornare oscuridad, díganme: ¿Cómo se iluminaría el Mundo y cómo se encauzará el camino hacia ustedes mismos?
Si alguien dijere negro y otro que azul y otro que verde, ustedes deben comprenderlos a todos y deben saber que la Verdad a todos cobija y atiende. No se indispongan con sus hermanos del Mundo por las palabras, antes bien, deben trascenderlas.
Sean fuertes para dejar que la no-violencia entre en ustedes, porque no es mas fuerte aquél que devuelve con más fuerza el golpe que recibe de la ignorancia de su hermano, sino aquél que lo perdona y lo comprende y pide por él para que se vuelva consciente a la Luz.
Si saben algo del Mas Allá, tengan cuidado al convertirse en sus transmisores de no llamar a escándalo con sus obras, porque muchos de sus hermanos jóvenes aún en la Evolución son como los niños, hacen lo que ven en ustedes con los ojos y, entonces dirán: ¿Cómo éste nos dice que encontró un tesoro y se comporta como si tan sólo hubiese encontrado piedras? Vayan ustedes primero a ese tesoro y después repártanlo para que sus perlas de Amor sean la mejor prueba de su predicar.
Muchos han venido ya a la Escuela de este Mundo para enseñar. Mas yo les digo: Aprendan de todos, porque todos tienen algo que decirles, pero que siempre sea para enriquecer y despertar al Maestro que llevan dentro. Y después, cuando su frente sea un Sol, vayan por los caminos y llamen al Maestro Interior en cada uno de sus hermanos.
No sean como los ignorantes, que se pelean y recurren a la violencia por poner a una creencia por encima de otra. No sean como ellos que dicen ser depositarios de la Palabra Divina, y con sus obras la empañan. Pero incluso así se han de perdonar y comprender porque no saben lo que hacen.
Miren alto y vuelen más allá de la ilusión del mundo y de sus limitaciones. Y las alas irán naciendo con cada uno de sus esfuerzos por unirse al Uno Santo.
Y vengan a Mi hermanos, como yo vengo a ustedes, en el silencio de la noche y en el frío de la incredulidad, en la inquietud del desorden y en la desarmonía de la ignorancia.
¡Cuan duro es el camino!, mas bendita sea la dureza que ensancha y unifica al Uno Santo.
Y cuando un hermano les pregunte: Mi hermano, dime cómo tu hablas con el Cielo para que también yo pueda hablar con el Cielo. Díganle: Siempre que obras con todo tu ser y dejas un hecho bueno sobre la superficie de la Tierra, sobre ella has escrito una oración que es oída en el Cielo, mas si todavía deseas utilizar las palabras, puedes hacerlo así:
Uno Santo, que eres en nosotros Esperanza, como nosotros somos Luz en Ti.
Santificado seas por nosotros porque somos Tu Nombre. Sé consciente de Tu Reino en nosotros.
Hágase Tu Voluntad porque también es la nuestra, desde los mundos pesados y dormidos de Ti hasta aquellos que aletean con Tus Alas.
Que nuestro cuerpo sea un altar donde se queme el maíz en holocausto hacia Ti y que éste sea nuestro alimento.
Haz que podamos perdonamos nuestras deudas en los demás, y así toquemos en ellos Tu Frente.
Y libéranos del mal de creer que estamos fuera de Ti, porque nosotros somos Tu reflejo en la Tierra, como Tú ya eres el nuestro en los Cielos.
Sepan siempre que todo cuanto ven no es más que el reflejo de sus estados interiores. No sean como los ignorantes, que desean arreglar el mundo queriendo arreglar a sus semejantes. Arréglense primero en sus corazones y después salgan a arreglar, y yo les digo que ese día hasta los pajarillos irán tras ustedes para escucharles.
Si se unen, dejen que lo haga el corazón, mas nunca se organicen, porque las organizaciones traen de la mano a sus hermanas las Normas, y éstas a sus hermanos los Ritos y entre todos matarán al principio de Verdad del que nacieron.
Que los grupos pues, nazcan de dentro hacia fuera y nunca de fuera hacia dentro. Porque mientras lo primero les abre a la Evolución, lo segundo les corta las alas del progreso y, con el tiempo, se vuelve más una cárcel que un jardín para sus espíritus.
Ábranse a todos, y a su vez, aquellos que se abran como ustedes, ésos serán sus hermanos conscientes.
Estas cosas no se realizarán porque las lean ni porque las enmarquen en sus cabezas, sino sólo cuando las sientan en cada latido de sus corazones y las dibujen con su entrega y su sacrificio sobre la faz de esta Tierra.
En verdad les digo que nadie dejará la Escuela del Mundo ni se elevará un solo grado en ella si no vence a sus cuerpos.
Velen pues, porque la hora del examen está cerca, y la campaña de recogida del grano ya ha comenzado.
Se habla mucho del mal de la riqueza, mas Yo les digo: En su seno no es buena ni mala, es la utilidad que le dé el hombre lo que la hace mala o buena. Piensen siempre que todo cuanto se les da no es para ustedes, sino para ser portadores de ello y conductos hacia esos otros hermanos suyos que más necesitan. Ayúdense en ellos. Dense en ellos y realícense por ellos.
El Maestro del Mundo los tomará como canales para hacer llegar el Agua Viva a Toda la Tierra cuando hagan esto. Cuando realicen todas estas cosas se abrirán los ojos del Espíritu y verán que no están solos, que nunca lo estuvieron, porque muchos Hermanos Mayores los guardan y preparan sus corazones para que, al tañerlos se expanda a todas las Esferas el Santo Nombre.
Hagan pues, todo lo que puedan por aquellos que vean fuera de ustedes, porque en realidad son ustedes.
Y ahora, únanse a Mi y, en silencio digan con su corazón: Paz y Amor a todos los seres.
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

EL SENDERO QUE LLEVA AL SOL

Un día cuando se alejaban los pasos de la tarde cubriendo de plata el río y de violeta los montes, Quetzacóatl miró a sus hermanos y vio el espíritu de todos aquellos que le seguían. Y con la voz que le nacía del corazón dijo:
Ha llegado el tiempo en que he de volver a la montaña. Mi voz ha fecundado el valle de la vida y ha sembrado de Luz muchos corazones. Que ellos ahora a su vez enciendan a la Luz a otros corazones. Veo una gran Luz en un horizonte no lejano donde se modelará el Hombre Nuevo.
Se ha dicho muchas veces ya: Ama a tu prójimo como a tí mismo. Pero yo he visto que muy pocos se aman a sí mismos como para poder amar a su prójimo. Yo les digo: conózcanse a ustedes mismos para que puedan saber qué arreglarán de ustedes mismos en sus semejantes. Y así sabrán cómo deben hacer para Amar a su prójimo más que a ustedes mismos.
Mis pies están descalzos y mi voz está desnuda. No los traten nunca de calzar ni de vestir. Si ustedes necesitan calzados y vestidos, tómenlos, mas nunca digan que son de Mí.
Y se encaminó al sendero que llevaba a donde nace el sol. Xochitl, con sus grandes ojos negros lo seguía y lloraba porque nunca más lo volvería a ver.
Entonces Quetzacóatl se detuvo y mirándola a los ojos le dijo:
Ahora tú me cierras el camino con una cortina de lágrimas porque no conoces el Amor. Quizás mañana tu deseo me haga visitar tu vientre y tu Amor de madre me de un nuevo cuerpo para mirarme en el río de la vida. Y seguir caminando desde el valle a la montaña.
Y volviéndose a todos les dijo en alta voz:
No me añoren ni me llamen con palabras, ni me busquen entre las hojas de un libro. Todo aquello que dije se ha detenido en el tiempo y ustedes deben caminar.
Vayan y prolónguenme al prolongarse. Es tan puro el viento que alimenta el pecho de aquél que lo golpea y le da vida. Es tan pura el agua que da de beber a aquél que la contamina.
Ustedes son el viento y el agua y también el fuego y la tierra. ¿Acaso no son una parte consciente de todas las cosas? ¿Y qué son los demás, sino ustedes mismos en distintas circunstancias? Entonces, ¿Qué rama hiere a otra rama si sabe que todas juntas forman el mismo árbol?
Descubran al Ser Perfecto que los habita y no se queden en la superficie de las cosas.
No hay nada malo ni nada bueno, porque nadie puede ser cortado con la misma medida ni pesado con el mismo peso. Cada uno hace su malo y su bueno para irse trascendiendo.
Anden y se les abrirán los caminos. Hagan y se ampliará sus esperanzas. Nunca estuvieron solos, ni se les dejó solos. Abran los ojos y verán otros ojos. Abran las Manos y verán otras manos. Den los pasos y verán la compañía de muchos pasos.
El árbol al que prodigan tantos cuidados puede pensar: Nadie cuida de mí, todos me dejan solo. Porque sus ojos no ven las manos de ustedes, ni su tacto siente al tacto de ustedes.
Así les digo: Lo mismo les ocurre a ustedes. Sus jardineros están invisibles pero sus manos cuidan su Despertar. Que todas sus ansias sean aladas para hacerse alados y que todos sus trabajos sean para limpiar el Espíritu de Verdad que hay en ustedes. Porque ese es su fruto y así amanecerán conscientemente en el Todo Uno Santo.
¡Un abrazo fraterno a todos!
DEL LIBRO: ASÍ HABLABA QUETZACOATL
POR: CAIATL ACOTL

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