.

20 febrero, 2007

Evidencias de cambio

(Estas noticias demuestran que algo se mueve en Washington
tal y como informan constantemente los mensajes de Luz
.)

Los demócratas amenazan con restringir
la autoridad de G.W. Bush para la guerra


Lunes 19 febrero de 2007

Por Luis Foncillas (Eeny News).- Varios senadores demócratas advirtieron de que podrían intentar restringir la autorización que el Congreso otorgó en octubre de 2002 al presidente Bush para que fuera a la guerra en Irak.

El titular del Comité de Servicios Armados del Senado, el senador Carl Levin, dijo que fue una autorización muy amplia que permitió (a Bush) hacer casi todo..." y que podrían “modificarla para que fuera una misión mucho más limitada que sacara a los soldados del medio de la guerra civil sectaria" en que se encuentra Irak.

En términos parecidos se expresó su colega Joe Biden, uno de los aspirantes a la candidatura demócrata en las elecciones presidenciales y presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.

Biden declaró a la cadena CBS que el Congreso debería "anular esa autorización y emitir otra nueva" para dejar claro que la misión de EE UU en Irak se limita a impedir la penetración de Al Qaeda y a entrenar a las fuerzas iraquíes.

El sábado el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid dijo que la situación creada por la guerra "es grave", y que Estados Unidos "necesita encontrar la forma de salir del pozo en que está".

El portavoz de Bush, Tony Snow, aseguró que fue importante sacar del poder a Saddam Hussein y recordó a Reid que la mayoría de los senadores votó en 2002 a favor de autorizar el uso de la fuerza.

http://iblnews.com/txt/noticia.php?id=132368

Posibilidad de modificar la resolución
del 2002 que autorizó la guerra en Irak


Domingo 18 de febrero de 2007

Washington (AP).- Los senadores de la oposición demócrata advirtieron el domingo que podrían intentar restringir la autoridad del presidente George W. Bush para la guerra en Irak, aprobando una versión limitada de la resolución del 2002 que autorizó el uso de la fuerza.

Un importante legislador del oficialismo republicano, sin embargo, dudó que la iniciativa vaya a tener suficiente apoyo como para ser aprobada.

Dos presidentes de comités del Senado se refirieron a la posibilidad de modificar la resolución del 2002 que autorizó la guerra en Irak.

"Esa fue una autorización muy amplia que le permitió (a Bush) hacer casi todo ...", manifestó el senador Carl Levin, titular del Comité de Servicios Armados del Senado.

"Podemos modificar la autorización para suministrar una misión mucho más limitada que sacará a nuestros soldados del medio de la guerra civil sectaria", dijo Levin, un demócrata.

Su colega Joe Biden, uno de los precandidatos a la presidencia para los comicios del 2008, habló de revocar la autorización original y volver a establecer la autoridad del presidente para aclarar la actual misión de los soldados estadounidenses en Irak.

"He estado trabajando con algunos de mis colegas para intentar convencerlos que esa es la forma de proceder ... dejar en claro que el propósito que tienen nuestros soldados allí es, de hecho, impedir que al-Qaida se apodere del territorio, entrenar a las fuerzas iraquíes ...", dijo Biden, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.

Sin embargo, el senador republicano más importante en ese comité, Richard Lugar, manifestó que no creía que la medida pudiera ser aprobada.

"Creo que el presidente la vetaría y el veto sería ratificado. Creo que a lo que apunta el senador Biden, no obstante, es a que existe una presión pública", sostuvo.

Dijo que piensa que "el presidente está prestando atención" a lo que sucede en el Congreso, a pesar de que las resoluciones que se debatieron eran no vinculantes.

Después de una semana de fuertes debates en el Congreso sobre la estrategia bélica de Bush, la Casa Blanca expresó su desacuerdo con la afirmación del líder de la mayoría del Senado de que la guerra en Irak fue "el peor error de la política exterior" en la historia de Estados Unidos.

El senador demócrata Harry Reid dijo el sábado que la situación creada por la guerra es grave, y Estados Unidos necesita encontrar la forma de salir del pozo en que está.

Pero el secretario de prensa de la Casa Blanca, Tony Snow, discrepó, manifestando que fue importante sacar del poder a Saddam Hussein y recordando que la mayoría de los senadores votó en el 2002 en favor de autorizar el uso de la fuerza.

Dijo que el presidente Bush no debería considerar como un reproche a los votos del Congreso opuestos a su nueva estrategia en Irak.

La Cámara de Representantes aprobó el viernes una resolución no vinculante que rechaza la iniciativa de Bush de enviar 21.500 soldados estadounidenses más a Irak.

En el Senado, los legisladores republicanos frustraron el sábado una resolución similar alentada por la oposición demócrata para rechazar el envío de más soldados a Irak. Los demócratas obtuvieron seis votos menos de los que necesitaban, pero de inmediato se proclamaron victoriosos con el argumento de que una mayoría de senadores votó en contra del aumento de las fuerzas en Irak. La votación fue 56-34.

"Esta guerra es una situación grave", dijo el sábado líder de la mayoría del Senado, el demócrata Harry Reid. "Involucra el peor error de política externa en la historia de este país ... Nos encontramos en un pozo muy profundo. Necesitamos encontrar la forma de salir de él".

Snow no estuvo de acuerdo. "La guerra es dura, pero la solución no es irse. Es suministrar la clase de recursos y refuerzos que nuestras fuerzas necesitan para cumplir con el trabajo, y al mismo tiempo decirle a los iraquíes: 'Ustedes señores, tienen que incrementar sus esfuerzos'", respondió Snow.

http://es.news.yahoo.com/18022007/5/dem-cratas-
amenazan-restringir-autoridad-guerra.html


La votación contra la guerra en
Irak enfrenta al Congreso y Bush


Sábado 17 de febrero de 2007

Washington (AP).- La aprobación en la Cámara de Representantes de una resolución no vinculante en contra de despachar 21.500 refuerzos a Irak pone al Congreso al mismo nivel que muchos estadounidenses y al presidente George W. Bush, a la defensiva.

Los demócratas, que ahora controlan el Congreso, usaron ese tendón de Aquiles de Bush y el descontento del público para orquestar un repudio bipartidista de su política iraquí.

La resolución aprobada el viernes no compromete la capacidad operativa del mandatario, ni como presidente ni como comandante en jefe de las fuerzas armadas. La votación, empero, dejó bien claro que los demócratas utilizarán su nueva mayoría para debilitar aún más a Bush.

El sábado, los demócratas no lograron los votos necesarios en el Senado para aporbar la resolución.

"Los demócratas están empeñados en minar la credibilidad (de Bush) - incluso la legitimidad de sus decisiones", opinó el profesor Charles Jones, del centro de investigaciones Brookings Institution especializado en temas del Congreso y la presidencia.

"Se ha producido una erosión significativa tras las elecciones (de noviembre) y vemos ahora que casi todo lo que hace el presidente como comandante en jefe es puesto en tela de juicio", dijo Jones.

Los demócratas enfocaron el debate para desafiar a Bush en una guerra en la que han muerto más de 3.100 soldados estadounidenses y que es mayormente impopular.

Eso podría complicar la amplitud de maniobra de Bush más allá del tema de Irak, opinaron varios especialistas.

"Para hacer una guerra, un presidente necesita un país unificado y lo que la situación nos dice que el país seguirá dividido en torno a la guerra y ello afectará sus relaciones con el Congreso", afirmó el ex congresista demócrata Leon Panetta, que fue además secretario de la Casa Blanca bajo la presidencia de Bill Clinton.

Panetta afirmó que la guerra es "una gran sombra" que empaña las relaciones de Bush con el Congreso e insistió que "impactará casi todos los temas que tengan que ventilar" ambos poderes.

Los estrategas republicanos creen que los demócratas provocarán la indignación del público si intentan impedir la aprobación de fondos - el único recurso del Congreso en casos de guerra - para torpedear los planes de Bush.

Destacaron, por ejemplo, un sondeo según el cual el público se opone mayoritariamente a que los legisladores le nieguen esos fondos - solamente el 38% respalda la medida demócrata, según la encuesta de AP-Ipsos.

El secretario de prensa de la Casa Blanca, Tony Snow, dijo posteriormente que Bush "cree que el Congreso debería aprobar la totalidad de la partida para financiar y flexibilizar nuestras fuerzas armadas para que puedan triunfar en su misión de proteger al país".

Al mismo tiempo, Bush intenta aislar el resto de su temario de la temática de Irak.

El equipo de Bush "trabajó a fondo para suprimir la votación de los disidentes republicanos en este tema", reconoció el representante Fred Upton, uno de los 17 republicanos que respaldaron la resolución demócrata en este asunto.

Ya que los grupos más izquierdistas siguen pidiendo medidas de mayor contundencia para acabar la guerra y ya que los demócratas prometieron su nueva mayoría para lograrlo, el enfrentamiento entre el ejecutivo y la rama legislativa se perfila inevitable.

"Seguirán las tensiones entre un gobierno de Bush empeñado en ampliar la guerra y la presión pública para reducirla", comentó el profesor Christopher Gelpi, especialista en ciencias políticas de la Universidad Duke.

http://es.news.yahoo.com/17022007/5/votaci-n-
irak-enfrenta-congreso-bush.html


Bush desempolva su diplomacia hacia
Iberoamérica para frenar a Chávez


Lunes 19 febrero de 2007

Carmen de Carlos. Buenos Aires. (Reuters).- En la recta final de su mandato, George Bush apunta (en sentido figurado) a Iberoamérica. Su visita de una semana a Brasil, Uruguay, Guatemala, México y Colombia, se interpreta como un guiño a los países que se resisten al influjo de Hugo Chávez. Los analistas observan que el presidente de Estados Unidos aprovechará este viaje para quemar sus últimos cartuchos con el fin de mejorar su imagen en un terreno que le es, históricamente, hostil.

Nicolás Maduro, ministro de Asuntos Exteriores venezolano, advirtió esta semana que la visita de Bush tiene como objetivo «dividir» a la región. A renglón seguido, pronosticó, «no lo va a lograr». De capa caída dentro y fuera de EE.UU., «difícilmente Bush puede plantearse objetivos de esa naturaleza», advierte la escritora y socióloga argentina Sylvina Walger. «Pero -añade- Estados Unidos se acuerda tarde de América Latina». Durante la campaña del año 2000, Bush insistió en que Iberoamérica sería «un compromiso fundamental de mi presidencia», pero esa promesa, como la mayoría de las que se hacen en elecciones, cayó en saco roto.

La actual conquista (pacífica) del territorio americano se explica, en palabras del historiador Ignacio García Hamilton, «frente al fracaso de Irak». Como consecuencia y «en marcha la cuenta atrás para abandonar el gobierno -analiza-, el interés de la gira consiste en reconocer a aquellos presidentes que no han caído en tentaciones populistas y tratan de gobernar con rigor y seriedad frente al discurso de Chávez».

El papel de Lula

En esa posición cabe destacar la figura importante de Luiz Inacio Lula da Silva. «Washington valora su mano izquierda para frenar a Evo Morales en Bolivia y, llegado el momento, posiblemente también pararle los pies en Ecuador a Rafael Correa», afirma una fuente norteamericana en Buenos Aires. Sin embargo, Bush apenas pasará unas horas en el país más extenso del continente y dedicará -si no hay cambios- dos días largos a Uruguay de los siete que dura el viaje (del 8 al 14 de marzo), el más largo que haya hecho a la región.

En este contexto, cabe preguntarse por qué razón deja tan claro su debilidad por ese país. «No hay que descartar el factor personal. Tabaré Vázquez comparte con él aficiones como la pesca y la caza. Además, las relaciones entre ambos países han permitido que Uruguay firmara el Tifa, un acuerdo comercial que podría ser el preámbulo de un tratado de libre comercio». La opinión -desde Montevideo- de Ignacio Zuasnabar, director de la consultora Mori y Asociados, viene acompañada de otra reflexión: «Estados Unidos tiene necesidad de aproximarse a la izquierda moderada de la región. La gira también es un mensaje para las eleccciones ya que, aunque la Casa Blanca hoy no tiene candidato, el voto latino siempre es importante». Bush sabe que el mayor volumen de población latina en Estados Unidos es mexicana. A juicio del escritor y columnista de «La Nación» Andrés Oppenheimer, «podría lograr acuerdos sustanciales en México, quizá el destino más importante de su gira, en materia de drogas, inmigración y disputas comerciales como los derechos de tránsito de camiones mexicanos en EE.UU.».

Ausente de la gira, también para Argentina este año es tiempo de elecciones. La exclusión de este país del viaje de Bush tiene distintas lecturas. «No se olvida de que el presidente Kirchner fomentó la contra-cumbre de las Américas en Mar del Plata (2005)», recuerda García Hamilton. Una diplomática europea advierte entre líneas: «Se han hecho un favor mutuo. A Kirchner le apoyan los piqueteros y cuenta con el respaldo de un sector duro de la izquierda. Ahora, tanto si va por la reelección como si la candidata es su mujer, no le conviene una foto con Bush que, por cierto, tampoco olvida el mal trago de Mar del Plata».

Contradicciones en Uruguay

En este escenario, resulta paradójico que sea en Uruguay donde se han desatado las reacciones más virulentas a la visita. La ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, lanzó la primera piedra contra Bush al decir que representa «lo más execrable, asesino y belicista que hay en el mundo». Jorge Larrañaga, al frente de la opositora Alianza Nacional, expresó lo que muchos pensaban, «no se puede dar el contrasentido de que mientras el presidente Vázquez invita al presidente Bush una ministra de su propio Gabinete termine refiriéndose a él de esa manera». Abierta la crisis en el Ejecutivo, las manifestaciones públicas contrarias a la escala uruguaya de Bush se suceden en el Frente Amplio, la alianza gobernante de socialistas, comunistas y ex guerrilleros tupamaros. Ignacio Zuasnabar apunta: «La visita ha puesto en evidencia las diferencias en el Gobierno».

Con las encuestas en la mano, el director de Mori y Asociados recuerda que «Argentina y Uruguay son los dos países donde EE.UU. tiene la imagen más negativa». García Hamilton descalifica a esa opinión generalizada, «es absurdo porque no hay motivos reales para ese rechazo. Recuerdo una pintada cuando estaba en la universidad: «Yankees go home» y debajo añadía, «pero por favor, llévennos con ustedes». Esa contradicción persiste». El historiador redondea su teoría con un chiste: «¿Qué hacen un liberal, un conservador y un populista nacionalista cuando descubren que su mujer le ha sido infiel? El conservador la mata y quizás se suicida, un liberal se divorcia y sigue siendo amigo de su mujer y el nacionalista populista se va a tirar piedras a la Embajada de EE.UU. Argentina ha entrado en esa tónica».

http://www.abc.es/20070219/internacional-
estados-unidos/bush-desempolva-diplomacia-
hacia_200702190249.html


Estados Unidos, en contra
de la Unión Sudamericana


Quito (Ecuador) Viernes 9 de febrero de 2007
Por el Tribunal Dignidad, Soberanía y Paz Contra la Guerra*

La guerra desatada a través de los medios de comunicación social se
encamina a querer recuperar el terreno perdido en América del Sur

«Estados Unidos ha dominado por mucho tiempo la región con dos métodos principales: la violencia y estrangulamiento económico. De manera general, los asuntos internacionales muestran más que un ligero parecido con la mafia.» Noam Chomsky.

Lucha por la independencia y
la unidad de América Latina


“Los Presidentes de los países de América del Sur reunidos en la ciudad del Cuzco en ocasión de la celebración de las gestas libertarias de Junín y Ayacucho y de la Convocatoria del Congreso Anfictiónico de Panamá, siguiendo el ejemplo del Libertador Simón Bolívar, del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, del Libertador José de San Martín, de nuestros pueblos y héroes independentistas que construyeron, sin fronteras, la Gran Patria Americana e interpretando las aspiraciones y anhelos de sus pueblos a favor de la integración, la unidad y la construcción de un futuro común, hemos decidido conformar la Comunidad Sudamericana de Naciones.”

Existe un nuevo equilibrio
político en América del Sur


El sueño de nuestros Libertadores comenzó a concretarse el 8 de diciembre de 2004 en la ciudad peruana de Cuzco, la que fuera capital del Incario y Tahuantinsuyo. Fueron ocho los Presidentes y cuatro representantes de Gobiernos los que suscribieron la partida de nacimiento de la Unión Sudamericana.

Hace 180 años, en 1826, se reunió en Panamá el Congreso Anfictiónico, convocado por el Libertador Simón Bolívar.

La intencionalidad fue la unión de la Gran Patria Latinoamericana; pero ese primer intento fue boicoteado por Estados Unidos, por intermedio de sus agentes diplomáticos, económicos y políticos que supieron aprovecharse de todas las debilidades de los concurrentes y de los jefes militares de las guerras de la Independencia que querían cobrar sus servicios patrióticos satisfaciendo sus ambiciones económicas y políticas.

El Congreso Anfictiónico de Panamá fue un fracaso histórico que produjo funestas consecuencias.

El Libertador Simón Bolívar, en una carta fechada el 31 de mayo de 1830, dirigida a José Fernández Madrid, decía: “Seguramente la Unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra generación. Sin embargo, nuestra división no es extraña, porque tal es el distintivo de las guerras civiles formadas generalmente entre dos partidos: conservadores y reformadores. Yo aconsejo la unión; pero temo que no se logre”.

Hoy como ayer, Estados Unidos se aprovecha de las debilidades del Subcontinente, para impedir que se alcance el sueño de la Unión Sudamericana primero y de la construcción de la Gran Patria Latinoamericana después, aunque desde diferentes ópticas se considera que los dos proyectos deben marchar juntos o paralelos, a pesar de todas dificultades internas de cada país y externas provenientes de Estados Unidos, al que no le interesa la unidad de nuestros pueblos y que aplica a la perfección el viejo axioma: «divide y reinarás».

No cabe duda alguna: Estados Unidos presiente que sus años de dominación e ingerencia en América Latina están en peligro de concluir abruptamente.

En América Latina en el año 2006 se efectuaron diez elecciones presidenciales que enfrentaron a candidatos de las izquierdas socialistas o socialdemócratas con los de las derechas. Las derechas sólo ganaron en México, Honduras y Colombia y quizá Alan García en el Perú haya ganado con el apoyo de las derechas oligárquicas; pero, al parecer, sigue en la línea centroizquierdista.

Sin duda existe un nuevo equilibrio político en América Latina que le causa malestar y preocupación a la Casa Blanca.

La reelección de Hugo Chávez Frías en Venezuela, le causó profundo dolor a Washington, porque considera que el Proyecto de Revolución Bolivariana que inicia una nueva era para “los pueblos hermanos de Latinoamérica” en palabras del líder venezolano, acabará por alcanzar una indetenible influencia; pero dialécticamente se debe entender que los procesos integradores pueden ser extensos y más demorados de lo que aspiran algunos líderes y la totalidad de los pueblos de nuestra Patria Grande.

Se habla ya de un nuevo «eje del mal» que, según Washington, estaría conformado por Cuba, Venezuela, Ecuador y Bolivia.

Para satanizar a esos gobiernos, Estados Unidos, a través de sus agencias, usa de la propaganda política, religiosa y de la presión económica que inserta en los medios de comunicación social en noticias, reportajes y crónicas e, inclusive, en las páginas editoriales.

Para ello cuenta con millones de dólares y con las armas de la guerra sicológica ejecutada por expertos de la CIA, Pentágono y Departamento de Estado. Paga a periodistas, compra medios de comunicación social o grandes espacios en periódicos, revistas, radiodifusoras, canales de televisión, a más de utilizar técnica, científicamente y con profusión el ciber espacio y las nuevas tecnologías de comunicación.

A más de Chávez y Evo Morales, el nuevo Presidente del Ecuador, Rafael Correa, ha sido identificado como uno de los líderes antisistema y antiimperialista.

Sin embargo, la analista internacional de la Agencia de Noticias EFE de España, Pilar Valero, afirma que Correa siendo un “populista de izquierda”, puede unirse a la senda de la Revolución Bolivariana “u optar por el pragmatismo político para mejorar las relaciones con Estados Unidos”.

Como se constata, es evidente la intencionalidad de esa «analista» para desconocer los claros pronunciamientos de Correa que se declara, sin ambages, bolivariano y alfarista, que desecha totalmente los Tratados de Libre Comercio, que radicalmente se opone a la concesión de la Base Aérea de Manta para uso de tropas estadounidenses, que se niega a participar en el Plan Colombia, que condena la erradicación de la coca en la frontera colombo-ecuatoriana con glifosato y que sostiene que la Revolución Bolivariana debe extenderse, profundizarse y realizarse sin demoras.

La «lista negra» que le provoca insomnio a la Administración Bush se completa con la Presidenta de Chile Michelle Bachelet, de Argentina Néstor Kirchner, de Uruguay Tabaré Vásquez, de Brasil Inacio Lula da Silva; pero cuenta en América del Sur con dos aliados importantes: los presidentes Álvaro Uribe de Colombia y Alan García del Perú. Cabe destacar que en la Cumbre de Cochabamba, la Presidenta de Chile Bachelet, aplaudió frenéticamente el apretón de manos entre Chávez, Morales y García. Chávez y García superaron las diferencias surgidas en los discursos electorales del peruano.

Planes públicos y clandestinos de EE.UU.
contra los intereses de Sudamérica


Ante esta nueva realidad, Estados Unidos no se ha cruzado de brazos.

Los expertos de Washington, la CIA y otras «agencias de seguridad», el Pentágono y el Departamento de Estado, han planificado y ya ejecutan una serie de acciones públicas y clandestinas tendentes a neutralizar a los gobiernos que los considera peligrosos y enemigos de los intereses estadounidenses.

El «enemigo número dos», después del Comandante Fidel Castro, es el Presidente de Venezuela, Coronel Hugo Chávez y, dentro de esa escala, están Evo Morales de Bolivia, Rafael Correa de Ecuador, Néstor Krichner de Argentina e Inacio Lula da Silva de Brasil.

Estados Unidos trata de neutralizar, al costo que sea necesario, los planes integracionistas, los procesos de unidad, los acuerdos económicos, comerciales y políticos entre los pueblos y gobiernos de América del Sur.

Según Estados Unidos y sus objetivos de dominación, ningún país de su patio trasero, puede alejarse de los dictados de la Casa Blanca, so pena de castigo o como diría Noam Chomsqui: “El Padrino no toma a la ligera cuando se lo pone en vereda, inclusive cuando quien lo hace es un comerciante por menor. Intentos previos de independencia han sido aplastados, en parte a raíz de la falta de cooperación regional. Sin eso, las amenazas pueden ser manejadas una a una”.

El pensador estadounidense agregaba: “Para Estados Unidos, el enemigo real siempre ha sido el nacionalismo independiente, particularmente cuando amenaza convertirse en un “ejemplo contagioso”, según la declaración de Henry Kissinger sobre el socialismo en Chile”.

Naturalmente que hay que liquidar al virus del nacionalismo revolucionario y, además bolivariano. Para ello, Estados Unidos decidió encargar a sus principales agencias militares, civiles y paramilitares como la CIA, la Agencia de Seguridad Nacional y otros órganos como la USAID, AID, el diseño de un vasto programa de desestabilización que acabe con los gobiernos de izquierda y, en especial, aquellos proclives a seguir los pasos de la Revolución Bolivariana propuesta por Hugo Chávez de la que Rafael Correa, se ha declarado admirador, al afirmar como Chávez y Evo Morales que “los latinoamericanos, todos somos bolivarianos,” puesto que uno de los objetivos de Correa es la “unidad sudamericana”.

Esos planes incluyen proyectos de golpes de Estado, financiamiento a la oposición, intensificación de la dominación económica y política, la ejecución de actividades encubiertas mediáticas y de otra naturaleza, sin excluir ninguna de las opciones militares y planes ciertos para cometer magnicidios. Las intenciones de asesinar a Hugo Chávez han sido expresadas públicamente por líderes religiosos y políticos de Estados Unidos.

La Casa Blanca se propone priorizar en su política exterior para América Latina, no sólo la desestabilización de los gobiernos considerados enemigos, sino que, mediante campañas sistemáticas y científicamente planificadas, pretende sembrar la desconfianza entre países históricamente distantes a pesar de la vecindad, azuzar las diferencias socio-económicas-étnicas y culturales, incrementar las sospechas entre vecinos, impulsar las competencias desleales en busca de hegemonía y el liderazgo, como quieren hacerlo entre Chávez y Lula o entre Lula y Kirchner.

La meta es obstaculizar e impedir que la Unión Sudamericana sea una realidad próxima en la historia de nuestros pueblos.

Estados Unidos no quiere saber nada de la integración de nuestras patrias, libre de las influencias del capitalismo imperial. Para eso se propone, además, incrementar los conflictos existentes para separar a los países en lugar de unirlos, para aislarlos en lugar de integrarlos.

Estados Unidos no es ajeno a los procesos desintegradores de los últimos tiempos. Abraham F. Lowenthal, en la Revista América Economía, Edición No. 325, sostenía:

Después de altos y bajos en el progreso y de intermitente retórica sobre la integración en Sudamérica, las últimas semanas han mostrado un galopante proceso de fragmentación. Ejemplos abundan:

º Argentina y Uruguay se enfrentan a raíz de la fábrica de celulosa y papel que se construye en Uruguay, en la frontera con Argentina. (El caso fue a parar en la Corte Internacional de Justicia de La Haya).

º Chile se queja de que Argentina no está cumpliendo su compromiso de suministro de gas.

º El Presidente de Uruguay Tabaré Vásquez ha llamado al MERCOSUR “más un problema que una solución”.

º Bolivia ha nacionalizado sus reservas de hidrocarburos y anunciado nuevas reglas para los inversionistas extranjeros, poniendo en peligro la participación de la compañía estatal energética de Brasil, Petrobrás, y poniendo en problemas al presidente Lula.

º Más dramáticamente, el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ha defendido una visión bolivariana de la unidad sudamericana en contra del orden internacional ’neoliberal’ liderado por Estados Unidos y resumido, desde su punto de vista, en el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA)

Rebosante de reservas obtenidas con el alto precio del petróleo, dice Lowenthal, Chávez anunció la decisión de Venezuela de retirarse de la Comunidad Andina de Naciones y acusó a Colombia y Perú de haberla socavado firmando acuerdos bilaterales con Estados Unidos.

Chávez ha adoptado el ALBA, la Alternativa Bolivariana para las Américas, un «eje del bien» regional que involucra a Bolivia y Cuba, hasta ahora; una alternativa explícita al ALCA y a la Comunidad Sudamericana de Naciones, de inspiración brasileña.

º Chávez y Evo Morales, de Bolivia, se han involucrado abiertamente en las elecciones presidenciales de Perú, al haber apoyado al candidato Ollanta Humala. Atacaron duramente al candidato Alan García y a Toledo, el presidente que acababa su período.

Lo expresado por Lowenthal es una parte importante de la problemática de América del Sur que, de una u otra forma, impide que se acelere el proceso de unión.

De estos conflictos reales y aparentes toma provecho Estados Unidos para mantener la división económica y social entre nuestros pueblos; pero aún hay otros puntos de conflicto que deben superarse con la decisión altiva, militante y participativa de la sociedad civil y de los movimientos y organizaciones populares, estudiantiles, de trabajadores e intelectuales del Subcontinente.

Que trascendente sería que los presidentes Lula y Chávez superen la rivalidad por la hegemonía y liderazgo de la Unión Sudamericana, si los dos se encaminan hacia el mismo objetivo. También Argentina de Kirchner debería sumarse con entusiasmo a la integración y unidad de América del Sur y dejar de sentir ciertos recelos y celos por el liderazgo de Brasil. Si así lo hicieran, Estados Unidos tendría mayores dificultades y graves problemas para provocar la división y evitar la unión de nuestras patrias.

Estados Unidos tiene socios menores en América del Sur, pero no menos peligrosos para nuestros pueblos, y que consciente o inconscientemente colaboran con Washington, la CIA, el Pentágono y el Departamento de Estado, para el logro de los objetivos de neocolonización, dominación y consolidación del status quo en el Subcontinente.

Entre esos socios menores sobresalen las oligarquías criollas, dueñas indiscutidas del poder económico, y que propugnan las autonomías o la franca disolución de las Repúblicas como ocurre con las oligarquías santacruceñas en Bolivia o las oligarquías guayaquileñas en el Ecuador.

Estados Unidos conoce perfectamente a sus «socios cipayos» y usa de ellos para debilitar las propuestas nacionales y la efectiva Unión Sudamericana. De hecho, la Casa Blanca estaría feliz con la «balcanización» de nuestros países.

Otro de los grandes problemas de nuestros países es el ocasionado por las posiciones racistas y violentas que surgen entre algunos pueblos indígenas de Bolivia, Perú y Ecuador. Los movimientos indígenas de la Región Andina merecen el mejor de los apoyos y respetos; pero este es otro de los factores utilizados por Estados Unidos, no sólo para denigrar a los indígenas sino para dividirlos con el uso de la religión y para oponerlos a los blanco-mestizos, en ocasiones en forma violenta azuzando reclamos y reivindicaciones ancestrales. Los medios de comunicación social, en poder de los grupos dominantes y al servicio de la Casa Blanca, se muestran encantados con este tipo de problemas a los que explotan para atemorizar a poblaciones enteras y para incrementar odios raciales que escapan a la razón.

Lowenthal, a pesar de sus reticencias ideológicas, llega a afirmar:

“Con todo, puede que haya menos fragmentación regional de lo que parece a primera vista. Hay mucha más cooperación e integración funcional que la que había antes, o de lo que es generalmente reconocida:

Las subyacentes rivalidades bilaterales, algunas de las que llevaron o amenazaron con hostilidades militares, han sido reemplazadas por sólidas pautas de cooperación. Es el caso de Argentina y Brasil, Chile y Argentina, y Perú y Ecuador. Estos cambios significan mucho más que las disputas sobre plantas papeleras, el precio del gas o las preferencias comerciales. En vez de eso, algunas de las tensiones son de hecho el resultado de la creciente integración.

Brasil y Chile, las dos naciones más exitosas e influyentes de Sudamérica siguen comprometidas con la cooperación regional y responden a las provocaciones de Venezuela y Bolivia de un modo paciente y flexible, en vez de aumentar la exuberancia nacionalista. Es poco probable que Perú, Argentina, Uruguay o Paraguay caigan en el eje de Chávez. (Como se comprueba, el autor se ubica ideológicamente en contra de Chávez y de esta manera, de alguna forma apoya los planes mediáticos de Washington. Nota del Tribunal Dignidad, Paz y Soberanía contra la Guerra).

El comercio interregional de Sudamérica, continúa Lowenthal, se ha expandido mucho en los últimos 15 años, alcanzando niveles sin precedentes y sigue creciendo.

Similar ha sido el aumento de las inversiones y operaciones a través de la región por parte de varias multinacionales de América Latina. Nunca había habido tanta migración intrarregional, tantos proyectos de infraestructura regionales y redes profesionales tan extensas a través de las fronteras.

“Hay una desconexión entre la aceleración de la integración funcional en Sudamérica y las instituciones formales de la integración. Las existentes no responden efectivamente a esta realidad. Se necesitan nuevos objetivos para reflejar el intenso intercambio que está ocurriendo, para reforzar la cooperación regional y reservar la reciente tendencia a denigrar y dividir”, concluye Lowenthal, en su análisis.

Denigrar y dividir made in USA

Denigrar y dividir son dos elementos profusamente utilizados por Estados Unidos, para impedir la Unión Sudamericana; es decir la integración efectiva en lo social, cultural, política y económica.

La CIA y otras agencias estadounidenses cuentan con expertos profesionales en propaganda negra y en cuestiones de guerra sicológica. Ahora, dedican grandes esfuerzos para persuadir a los pueblos y alienarlos en contra de Bolivia y, especialmente, de Venezuela. Los medios de comunicación social de Estados Unidos, sistemáticamente mienten, engañan, tergiversan realidades y hechos económicos, sociales, políticos y culturales para denigrar a las naciones latinoamericanas.

Suelen propagar rumores y exacerbadas fantasías en contra de los líderes revolucionarios y nacionalistas de nuestra América Latina y los medios de comunicación latinoamericanos se convierten en ecos y parlantes de los mass media estadounidenses.

Para ello tienen a la Sociedad Interamericana de Prensa ­SIP- que es una asociación de dueños de periódicos creada y formada por la CIA, según órdenes de la Casa Blanca. Para eso los diarios, revistas, radiodifusoras y canales de televisión son generosamente pagados por las millonarias cuentas de la CIA, del Departamento de Estado y similares o por intermedio de las grandes agencias de publicidad que, también, son de propiedad estadounidense.

Nunca hay que olvidar que el comportamiento de los medios de comunicación social de América Latina responde a los intereses de los grupos dominantes que son dominantes hacia adentro y dominados desde afuera, conforme con el lúcido pensamiento del uruguayo Eduardo Galeano.

Es más, ese comportamiento antiunitario y antinacional, responde, también, a la política estadounidense que consiste en invitar a los directores, jefes de redacción e información, editorialistas y reporteros a giras por Estados Unidos con todos los gatos pagados. Algunos se convierten en informantes y agentes de la CIA.

La Casa Blanca y el Departamento de Estado por intermedio de la CIA, la Agencia de Seguridad Nacional, la Agencia para el Desarrollo Internacional ­USID-, la Agencia para el Desarrollo de la Democracia (NED), las agencias de «cooperación» y de organizaciones privadas de Estados Unidos (ONGs) e inclusive a través de organizaciones religiosas, distribuyen enormes cantidades de dólares a lo largo y ancho de América Latina que, anualmente, suman muchos millones, entre la oposición política de los gobiernos progresistas y democráticos, para causar graves problemas y francos intentos de golpes de Estado y programas desestabilizadores como ocurrió en Venezuela, Bolivia y últimamente en Ecuador, o los escándalos de corrupción en el Partido de los Trabajadores de Brasil, curiosamente en plena campaña electoral, tratando de impedir la reelección de Lula.

La política exterior de Estados Unidos con respecto a América Latina está diseñada para aumentar las ingerencias, los intervencionismos que buscan la desestabilización de los partidos políticos, el desprestigio o aniquilación de los líderes de la izquierda nacionalista y unionista, de los políticos democráticos, progresistas y revolucionarios.

Siempre habrá que recordar a uno de los fundadores de la NED, Allen Weinstein que, en declaraciones dadas al The Washington Post, dijo: “Mucho de lo que hacemos hoy, se hacía encubiertamente hace 25 años por la CIA” . En otras palabras, el intervencionismo yanqui en nuestra América es más abierto, más descarado y más prepotente.

Otra organización estadounidense sobre la que se debe investigar es la denominada Oficina de Iniciativas para la Transición , seguramente a cargo de la CIA y de las mafias de la Fundación Cubano Americana, con sede en Miami. Tiene un presupuesto de millones de dólares y «trabaja» en muchos países de América Latina para desestabilizar a los gobiernos considerados peligrosos para los intereses norteamericanos.

Desestabilizar, desacreditar, dividir, estrangular económicamente, manipular políticamente a través del engaño y la mentira, es la estrategia permanente de Estados Unidos para América Latina.

J. C. Alfaro, un periodista de la Prensa de MERCOSUR informaba que la Agencia AFP “difundió una entrevista con un alto funcionario estadounidense el cual pidió el anonimato, quien sostuvo que según el gobierno de George W. Bush, ’la verdadera lucha está teniendo lugar primero dentro de la izquierda’, entre la presidenta chilena Michelle Bachelet, Lula da Silva, Vásquez y quizá el argentino Kirchner contra el mandatario cubano Fidel Castro, Hugo Chávez y quizá el boliviano Evo Morales”.

Ese pensamiento demuestra que la directriz principal de la Casa Blanca para América del Sur es atizar las situaciones conflictivas, crearlas y desarrollarlas para torpedear los procesos integradores, para destruir el MERCOSUR y poner en duda los ideales de unión pensados por nuestros libertadores y que comenzaron a concretarse en el Cuzco y que tienen la posibilidad cierta de consolidarse después de la Cumbre de Cochabamba, efectuada en el pasado mes de diciembre.

Por todos los medios, EE.UU. se propone crear o aumentar problemas

Michael Shifter, un experto del Centro de Análisis Diálogo Interamericano, para Washington lo ideal es que Brasil y otros países como Perú, “den la pelea contra Venezuela”, según reseña Alfaro quien agrega que otra herramienta funcional al discurso de Washington es el reciente informe de la Oxford Analytica-centro de análisis vinculado a la universidad británica- que circula en organismos multilaterales de Washington, estimó que Brasil “no aceptará fácilmente la competencia de Venezuela” en su liderazgo.

Hace mucho que Brasil se siente el líder natural de la Región y ha estado en el centro de los esfuerzos por extender la integración regional, que las recientes acciones de Chávez parecen socavar.

Añade que en este marco, un dato muy importante a tener en cuenta es la visita del ex agente de la Agencia Central de Inteligencia -CIA- y embajador de Washington en la Organización de Estados Americanos -OEA-, John Maisto quien recorrió las oficinas del poder en Brasil y Argentina para pedir que disparen contra Chávez a fin de congelar la influencia de la Revolución Bolivariana en los procesos integradores de América del Sur.

Politólogos y expertos analistas de América Latina coinciden en destacar que Washington apuesta al fracaso del MERCOSUR y de la Comunidad Andina de Naciones ­CAN- razones por las que ha desarrollado un acercamiento económico de Uruguay a los Estados Unidos, ha acelerado los Tratados de Libre Comercio en América Central y ha divido a la Zona Andina al firmar los TLC con Perú y Colombia que si bien demuestran el fracaso del ALCA han sido eficaces para desintegrar a nuestros pueblos.

Según el politólogo brasileño Luis Moniz Bandeira “era inevitable el surgimiento de gobiernos más a la izquierda o progresistas, después del fracaso del Consenso de Washington y de las medidas neoliberales que ha recomendado. Pero la región no es uniforme, tiene intereses, en larga medida diferentes y así mismo contradictorios. Y muchos de esos dirigentes no tienen una visión estratégica y hacen política volcados a sus intereses inmediatos, de política interna, para atender a los grupos nacionales de presión…”

Moniz Bandeiras sostiene que los líderes de América del Sur deberían entender que las tendencias de la economía mundial capitalista evolucionan hacia un sistema multipolar, en el que solamente jugarán algún papel las grandes masas territoriales, demográficas y económicas.

LA COMUNIDAD SUDAMERICANA DE NACIONES ES UNA OPCIÓN NECESARIA

Por lo tanto hay que desarrollar una clara conciencia de que es necesario formar una Comunidad Sudamericana de Naciones que ya fue lanzada por 12 países sudamericanos el 8 de diciembre de 204.

Las aspiraciones de la Unión Sudamericana de Naciones son resaltadas en la enciclopedia Wikipedia de esta manera:

1.- Concertación y coordinación política y diplomática de la Región.

2.- Convergencia entre MERCOSUR, Comunidad Andina de Naciones y Chile en una zona de libre comercio. Surinam y Guyana se podrán asociar a este proceso sin perjuicio de sus obligaciones con el CARICOM.

3.- Integración física, energética y de comunicaciones en América del Sur, impulsado por la Iniciativa de Integración Regional Sudamericana (IIRSA)

4.- Armonización de políticas de desarrollo rural y agroalimento.

5.- Transferencia de tecnología y de cooperación horizontal en todos los ámbitos de la ciencia, educación y cultura.

6.- Creciente interacción entre las empresas y la sociedad civil en la integración.

Con la integración, América del Sur, representa una población de 361 millones de habitantes.

Además están las siguientes cifras:

Superficie: 17 millones de kilómetros cuadrados.

Producto Interno Bruto: 973.613 millones de dólares.

Exportaciones: 181.856 millones de dólares.

Países miembros: 12 Estados nacionales.

Según el «libro de datos mundiales» preparado por la CIA (The World Factbook), las repúblicas sudamericanas tienen un PIB por habitante que es entre dos y diez veces menor al de la Unión Europea.

Para superar las deficiencias, es indispensable acelerar los procesos de integración y derrotar los objetivos de dominación y neocolonización de Estados Unidos.

El Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, tiene una visión optimista sobre el futuro de la Unión Sudamericana y no suele caer en las provocaciones divisionistas.

Cuando asistió a la IV Cumbre Unión Europea-América, dijo tajantemente: “En Brasil pretenden enemistar a Venezuela con ese país; pero yo les puedo decir que Lula y yo, somos hermanos. Brasil está con nosotros en el proyecto del Gasoducto del Sur y pareciera que a algunos brasileños, esto se les olvida”.

Atrás está el poder caduco de EE.UU.

Pero atrás de esas intenciones divisionistas está el poder económico, político y militar de Estados Unidos.

Washington exacerba las tensiones en América Latina. No cesa en su empeño de denigrar a la Revolución Cubana y de satanizar al Comandante Fidel Castro. Las agresiones son permanentes y ahora las extiende a Chávez y al proceso de la Revolución Bolivariana.

Estados Unidos, bajo la Administración Bush, usa y abusa de la guerra mediática desatada en contra de América del Sur y de los gobernantes democráticos y progresistas a los que acusa de querer acabar con las democracias al estilo norteamericano, de implementar modelos “socialistas totalitarios”, y niega los logros evidentes alcanzados por Chávez, para lo que recurre a las técnicas de la guerra sicológica a fin de atemorizar a los pueblos y volverlos en contra de Hugo Chávez, de Lula, de Correa, de Kirchner, de Evo Morales.

La guerra desatada a través de los medios de comunicación social se encamina a querer recuperar el terreno perdido en América del Sur gracias al surgimiento de líderes de la nueva izquierda que, básicamente, se muestran antiimperialistas y que decidieron impulsar y promover la Comunidad de Naciones de América del Sur.

La Casa Blanca recurre a menudo a las
tácticas y estrategias de la Guerra Fría

Descalifica y denigra a nuestros pueblos, impone condiciones a los gobiernos, crea nuevos fantasmas como la lucha contra el narcotráfico, el crimen organizado internacional, en tanto penaliza la migración ilegal, construye un muro gigantesco a lo largo de la frontera con México y siembra de miseria a América Latina en nombre de la libertad, como predijera el Libertador Simón Bolívar, en su célebre Carta de Guayaquil.

* El Tribunal Dignidad, Soberanía y Paz Contra la Guerra agrupa a intelectuales y representantes de organizaciones sociales del Ecuador y se formó en el teatro Universitario de Quito al inicio de la última invasión estadounidense e inglesa a Irak. IMPORTANTE: Para el Tribunal Dignidad, Soberanía y Paz contra la Guerra, serán muy valiosos sus comentarios y opiniones sobre este documento.
Mail: tribunalpazecuador@yahoo.com

http://www.voltairenet.org/article145121.html

No hay comentarios.: