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26 febrero, 2007

1. La Diferencia entre Muerte, Resurrección y ascensión

La muerte es un proceso, a través del cual la conciencia va al estado de vacío, inmediatamente después de que el cuerpo físico deja de funcionar. Por lo regular esto ocurre en forma inconsciente, hasta el punto, en que no se tiene control sobre la experiencia.

Morir en forma inconsciente conduce: primero al tercer plano de la cuarta dimensión, y desde allí se rebota a un nuevo ciclo de existencia en la Tierra. El mismo proceso se repite consecutivamente una y otra vez, a esto se le llama “reencarnación” .

Cuando la muerte ocurre como proceso inconsciente, la persona no recuerda su Mer-Ka-Ba (campo de energía, o vehículo de Luz) y por lo tanto no lo activa. Al pasar de un nivel dimensional a otro, sin tener activado el Mer-Ka-Ba, se pierde la memoria de las experiencias pasadas, y, cuando se vuelve a encarnar en la Tierra, ese ser no recuerda ni siquiera de donde vino. La evolución de la conciencia, dentro del ciclo de reencarnaciones, progresa en forma muy lenta, pero algún día el ser por fin despierta y se libera.

La resurrección, es un proceso diferente. Cuando llega el momento de morir ese ser humano es perfectamente consciente del proceso, pero no percibe su Mer-Ka-Ba, sino hasta cuando la muerte ya ha ocurrido. Sin embargo, más allá de la muerte le es posible reconstruir su cuerpo a voluntad. Quienes resucitan, normalmente van: al décimo, undécimo o duodécimo plano de la cuarta dimensión, y, desde esos niveles tan elevados, ya no se reencarna más en la Tierra. Es el verdadero nacimiento a “la vida eterna”, lo que quiere decir que, en adelante, su memoria ya nunca más le será bloqueada.

La ascensión es una experiencia nueva para los habitantes de la Tierra. Se trata de un proceso que se hizo posible solo a partir de 1989, cuando se completó la construcción de la Red de Energía Crística, que las Jerarquías Espirituales colocaron alrededor del planeta. Cuando una persona “asciende”, no pasa por el proceso de la muerte.

Lo que ocurre es que, estando con vida, esa persona se hace consciente de su Mer- Ka-Ba y aprende a activarlo; entonces puede salirse de esta realidad sin tener que morir, porque su “Vehículo de Luz” le permite pasar intacto a través del vacío. Luego, permaneciendo aún consciente, puede dirigirse hacia dimensiones más elevadas. Cuando una persona “asciende” quiere decir que desaparece de esta dimensión y aparece en la siguiente.

La Tierra está finalizando ahora un ciclo planetario, y todos los seres vivos que sostiene están viviendo acá su última reencarnación. Por ello en este último tiempo no existe ninguna diferencia entre morir, resucitar, o ascender. Los que mueren, irán al plano que les corresponde en la cuarta dimensión y esperarán allí por un tiempo. Cuando el cambio dimensional del planeta ocurra, ellos también serán trasladados al mismo lugar, donde se reúnen quienes hayan resucitado, o ascendido. La Biblia se refiere a ello, diciendo que en este tiempo “los muertos resucitarán”.

Hay que tener en cuenta que la muerte, como tal, no existe, solo hay diferentes estados de ser. Piensen en el agua, que existe en forma de hielo, líquido, o gas (vapor), pero siempre permanece siendo “agua”. Indudablemente todos los humanos viven para siempre... siempre han estado vivos, y siempre lo estarán. El único problema consiste en que “no son conscientes de ello, no pueden recordar”.

Desde el punto de vista Melchisedek, la inmortalidad no tiene nada que ver con vivir en un solo cuerpo para siempre. Eso sería como vivir en prisión, o haber caído en una trampa odiosa, sin poder salir de ella. Mi concepto de inmortalidad tiene que ver con conservar la memoria. ¡Que la memoria permanezca intacta, eso es lo importante! Así tendremos la libertad de tomar un cuerpo por el tiempo que lo deseemos, y cuando queramos dejarlo, lo hacemos. Pero en adelante, a donde escojamos ir, nos acompañará una memoria continua y sin interrupciones.

Extractado del libro ”El antiguo secreto de la Flor de la Vida

Traducido por Hortensia Galvis Ramírez

1 comentario:

Eyectados dijo...

Una vez, no hace mucho, algunos de noostros rebotamos en la novena dimension y aparecimos en Las Toninas, sin poder recordar nuestros numeros de licencia de conducir.