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10 mayo, 2006

RECORD HISTORICO ANUNCIADO


Por temor a las tensiones con Irán y a las compras de oro por China

El oro supera la barrera de los 700
dólares por primera vez desde 1980

Muchos inversores lo consideran una póliza de seguros
contra la mayor inflación y las turbulencias geopolíticas

Martes 9 de mayo de 2006


Nueva York (EFE).- La onza de oro superó la barrera de 700 dólares en el mercado de metales de Nueva York, un nivel que no alcanzaba desde septiembre de 1980.

El precio del contrato de la onza para entrega en junio alcanzó al cierre los 701,50 dólares, 21,60 dólares por encima del cierre del lunes, y tras tocar los 702,2 dólares durante la sesión.

Con esto el metal precioso está cada vez más cerca de su récord histórico de 870 dólares, alcanzado en enero de 1980, cuando EE.UU. sufría una elevada inflación a raíz de la crisis petrolera.

El alza del oro se debió al temor por las tensiones con Irán y la apuesta de muchos inversores por un metal que se considera una "póliza de seguros" contra la mayor inflación y las turbulencias geopolíticas.

El Gobierno de los Estados Unidos reaccionó con escepticismo a una carta enviada por el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, que según la Casa Blanca, "no resuelve la preocupación internacional sobre la seguridad" que suscita el programa nuclear iraní.

Teherán afirma que en la carta se proponen nuevas vías para resolver la disputa, pero EE.UU. asegura que no contiene nada concreto y se trata sólo de un intento de desviar el debate cuando el Consejo de Seguridad de la ONU examina qué medidas tomar acerca de ese programa atómico.

El alza del oro tiene que ver también con las previsiones de que China pueda ampliar sus compras del metal precioso, después de que economistas de este país propusieran cuadruplicar sus reservas de oro hasta las 2.500 toneladas desde las 600 toneladas actuales.

Desde diciembre del 2002 que les reservas de oro chinas se mantienen estables y los analistas creen que si a comprar más posiciones del metal el precio puede seguir al alza.

Otro factor que empuja al oro es la bajada del dólar, lo que implica un menor interés por los bonos estadounidenses, otra de las inversiones consideradas más seguras en tiempos turbulentos.

Un último elemento que influye en la subida del oro es el alza del crudo, pues se cree que esto a la larga pueda traer consigo fuertes presiones inflacionarias y que ante este escenario lo más seguro es invertir en oro, que suele mantener su valor pese a los vaivenes de los mercados.

El oro ha subido el 27% desde el 9 de enero pasado, cuando Irán anunció que reanudaría sus investigaciones nucleares.

En los últimos 12 meses el metal se apreciado el 57% y el 147% en los pasados cinco años, lo que ha llevado a muchos inversores a disminuir sus posiciones en acciones y ponerlas en el metal.

En medio de este panorama, los expertos no excluyen que el oro siga por las nubes hasta alcanzar los niveles de hace 26 años, y algunos creen incluso que se acercará a los 1.000 dólares por onza.

Junto con el alza del oro, otro metales preciosos como la plata y el platino han registrados también grandes subidas en los últimos días.

http://www.invertia.com/noticias/noticia.asp?idnoticia=1529523


'El dólar se desplomará pronto'


Por Aleksandr Mariujin
Viernes 5 de mayo de 2006
Fuente: Forum.msk.ru - Rebelión

¡El dólar se desplomará pronto! Cada vez un número mayor de economistas y analistas de diferentes países hacen este pronóstico. Sobre esto ha hablado más de una vez Fidel Castro, demostrando de forma convincente que la gigantesca “pirámide” de dólares no es sino una gigantesca “pompa de jabón”, poco más que papeles que suponen, en valor real, de un 2 a un 4% del valor supuesto. La solidez del dólar la aporta hoy en día, no tanto la potencia económica, como la militar de los EE.UU. Y, con la entrada en circulación de la nueva divisa, del “euro”, ha empezado a tambalearse de forma visible.

Los EE.UU. han conseguido periódicamente rebajar la popularidad del euro y sostener el valor del dólar, con ayuda de la aventura yugoslava, el “autoatentado” del 11 de septiembre y la consiguiente “guerra contra el terrorismo” en Afganistán e Irak, apuntando ahora hacia Irán. Pero a un número cada vez mayor de gente le va quedando claro quien ha iniciado en realidad estos acontecimientos. Los EE.UU. han reaccionado con celos ante la aparición del euro, en la medida en que la expansión de la zona de circulación e influencia de esta divisa se amplia cada vez más, sustituyendo al dólar USA.

El euro es una divisa en progreso, con un potencial futuro nada desdeñable. Simultáneamente con el euro, también se fortalece el yuan chino. Según los pronósticos más prudentes, hacia 2015 China habrá adelantado a los EE.UU. en todos los indicadores económicos, incluyendo los indicadores “per cápita”. Ya ahora Europa y USA se han quedado atrás en comparación con el grandioso esplendor y la indescriptible suntuosidad de las modernas ciudades de la China socialista, en los tiempos del crecimiento económico, en la escala de los proyectos que se realizan. El yuan se mantiene sobre la base de activos económicos concretos.

En los últimos tiempos se fortalece perceptiblemente la posición del rublo ruso, aunque sería prematuro hacer pronósticos fiables a cuenta de ello. El dólar sigue siendo la niña de los ojos de la prensa y de los especuladores político-financieros, de los tahúres ideológicos y de los aventureros militaristas. Los “demócratas” rusos de la primera ola, que acumularon créditos multimillonarios, de hecho, compraron para sí el poder, repartiendo sobornos generosamente. Una vez hecho el saqueo, “colgaron” sus deudas a todo el país, y se dedicaron metódicamente a inculcar a la población la idea de que Rusia tiene deudas, es decir que todos los rusos son deudores de alguien. Pero algunos si que son deudores, ellos, claro, sacaron bastante de esto.

¿Pero, a todos nosotros, por qué nos meten en el mismo saco? ¿Qué conseguimos nosotros? A decir verdad, perdimos mucho. No en vano los “alegres muchachos” de aquel entonces reciben hoy críticas hasta del ideólogo del equipo presidencial, Vladislav Surkov, aunque esta crítica sea apenas “de boquilla”. Es el mismo cuadro que en todo el mundo, en todos los países donde imperan los regímenes títeres, satélites esbirros de EE.UU.

Aferrados a sus 30 monedas (en divisas “verdes”; N. del T: dólares) recibidas por la venta de los intereses nacionales, son ellos los que aseguran todavía la estabilidad del dólar y la hegemonía de los Estados Unidos. Pero los procesos que ocurren en el mundo hablan, cada vez con mayor elocuencia, de la pérdida de la autoridad internacional de los EE.UU., siendo esto una tendencia creciente. La expansión depredadora yanqui ha engendrado una reacción de rechazo, que es realmente capaz de barrer a ese estado de la arena política.

La cultura USA no precisa ser “demonizada”, aún sin eso es evidente que es, en sí misma, una cultura de la autodestrucción. Y, aunque la economía de EE.UU. es todavía bastante fuerte, está enferma, infectada con una enfermedad incurable. Esta enfermedad es un error conceptual, estructural. El sistema financiero,“atado” a un dólar “virtual” se desmoronará, como las Torres Gemelas de Manhattan el 11-S, por causas espontáneas, como la pompa de jabón estalla por su tendencia a hincharse más y más.

Se silencia afanosamente el hecho de que la deuda externa de los EE.UU. sobrepasa los 37 trillones (¡!) de dólares, que la mayoría de los gigantes de la industria USA están inmersos en chanchullos y demás, pero incluso las infrecuentes revelaciones, como se vio no hace mucho tiempo atrás, provocan serias conmociones financieras.

El desplome del dólar no sería tan doloroso para la economía rusa, si los ciudadanos de Rusia lograran, para ese momento, haber cambiado sus ahorros en dólares por otras divisas. Pero los “benévolos” poderes contienen ese proceso, distrayendo y engañando a la gente, y continuando su pícaro juego, hacen un flaco favor a sus conciudadanos.

Existe la opinión de que no se dejará “derrumbarse” al dólar, de que lo harán descender con frenos, etc. Pero hay algo evidente: aunque haya en ello no pocos contras, al dominio mundial de los EE.UU. y el dólar USA le va a llegar el final, y eso es un proceso irreversible.


Internacional - 05/05/2006 | Aleksandr Mariujin


Entrevista a Martin Feldstein Presidente del
National Bureau of Economic Research (NBER)

'EE.UU. debe admitir que
el dólar necesita caer'

Viernes 5 de mayo de 2006

Ernesto Ekaizer. Cambridge (El País).- Martin Feldstein, de 66 años, habla alto: si la economía norteamericana quiere evitar una recesión necesita un dólar más competitivo. Esto es: una depreciación significativa respecto a las principales monedas. Presidente del Nacional Bureau of Economic Research (NBER), organismo privado que tiene la misión de determinar cuándo comienza y cuándo termina una recesión en Estados Unidos, Feldstein ha sido presidente del Consejo de Asesores Económicos del presidente Ronald Reagan en 1982-84 y actualmente es profesor en la Universidad de Harvard. “La depreciación debe tener lugar lo antes posible”, advierte, para lo cual se requiere, dice, que “EE.UU. lo admita de manera oficial”. He aquí los tramos esenciales de la entrevista que concedió a EL PAÍS; en su despacho de la ciudad de Cambridge, en Boston:

Pregunta.- La economía norteamericana siguió creciendo después del shock del petróleo que comenzó en 2003, ¿volverá a eludir el efecto de las subidas de estos días?

Respuesta.- La explicación es que tuvimos suerte. Cuando los precios del petróleo comenzaron a subir, en 2003, la Reserva Federal estaba preocupada por evitar una deflación e implícitamente ya estaba en marcha una reducción de los tipos de interés de corto plazo, hasta que se situaron en el 1%. La elevación del precio de la energía recortó los ingresos de los consumidores norteamericanos, pero este efecto fue compensado por otro más poderoso: la refinanciación de las hipotecas a los tipos más bajos. Los propietarios de viviendas obtuvieron dinero al contado y, además, vieron reducida la cantidad mensual que desembolsarían en adelante por sus créditos. Una gran parte de ese dinero se gastó en la compra de automóviles, electrodomésticos, o en mejoras de las viviendas. Y la menor cantidad a pagar por mes robusteció el consumo en todas las categorías de productos no duraderos, aquellos que se consumen en uno o varios usos. Entre el verano de 2003 y el de 2005, el precios del petróleo importado en EE.UU. se duplicó, pero la economía siguió creciendo gracias al consumo. La subida significativa de estos días plantea un escenario diferente: ahora ya no tendremos tanta suerte. Porque la Reserva Federal ha puesto en marcha desde mediados de 2004 una política de elevación de tipos, los tenemos al 4,75% y pueden subir más.

P.- Estas nuevas subidas, ¿no hacen más urgente un ajuste el déficit exterior de EE.UU.?

R.- Sí. Nuestros enormes desequilibrios se deben a que la tasa de ahorro de las familias es bajísima. En los años ochenta, el déficit fiscal creciente, del orden del 6% del producto interior bruto, alimentaba el déficit exterior, del 4%. Lo inusual es que además de un déficit fiscal, del orden del 3% actual, que no es tan malo, la economía registre en paralelo un déficit exterior del 7%,, con un aumento dramático respecto a hace un año, y un ahorro negativo de las familias. Sólo podemos funcionar si el resto del mundo está dispuesto a seguir enviado 2.000 millones de dólares cada día a EE.UU. Y el dinero que viene es básicamente de Gobiernos extranjeros aún cuando sea canalizado por operadores privados. Y tengo que confesar que la procedencia del dinero es lo que me pone nervioso. No son inversores privados que se estudian los riesgos y la rentabilidad y deciden meter su dinero aquí. Hace años el dinero iba al mercado de acciones, ahora va a bonos y fondos de inversión a tipos fijos. Y pueden decir “hasta aquí hemos llegado”.

P.- Para evitar este ajuste de mercado, ¿qué se puede hacer?

R.- La tasa de ahorro va a subir a partir de ahora. La refinanciación de las hipotecas, primero, y el encarecimiento del coste del dinero, ahora, indican que el margen para endeudarse más y mantener el ahorro en territorio negativo desaparece. Y una tasa de ahorro que aumenta es la condición necesaria para reducir el déficit exterior. Ahora bien, si nuestra tasa de ahorro aumenta y el dólar no se ajusta a la baja tendremos una recesión. Pero tendría que ser una enorme recesión. Para evitarla, el dólar necesita ser más competitivo a fin de que EE.UU. pueda importar menos y exportar más. No cabe duda de que la respuesta a los desequilibrios es una combinación de mayor ahorro y un ajuste del tipo de cambio. Porque no puedes ir a ese ajuste sin una tasa de ahorro más elevada. Los cálculos están en el orden de una depreciación del dólar entre el 30% y el 40%. No para eliminar el déficit por cuenta corriente sino para reducirlo a proporciones moderadas. En los años ochenta, entre la primavera de 1985 y un año más tarde el dólar cayó, en términos comerciales reales, un 25%, y siguió bajando los próximos doce meses un 12%. Y esto ocurrió cuando nuestro déficit comercial era sustancialmente pequeño. El ajuste lo redujo en un 40% y se quedó en un 3,5% del PIB.

P.- ¿Y cómo se gestiona esa depreciación del dólar que según el Fondo Monetario Internacional debería ser “significativa”?

R.- EE.UU. necesita un dólar más competitivo. Y creo que debemos ir a ello lo antes posible..-.

P.- ¿Se puede reeditar algún tipo de pacto como el del hotel Plaza de Nueva York en 1985?

R.- Es una posibilidad. En aquella reunión, los ministros de Finanzas de los “cinco grandes” [EE.UU., Japón, Alemania, Reino Unido y Francia] admitieron de que el dólar estaba sobrevaluado y que su tipo de cambio debía bajar. La política monetaria y fiscal sufrió un ajuste en Estados Unidos y los otros países tal como ocurre ahora. Con el anuncio oficial de que el dólar necesitaba caer respecto a las monedas de nuestros socios comerciales, el resto lo hicieron los mercados, en la confianza de que el Gobierno norteamericano no tenía un plan para castigar a aquellos que vendían dólares mediante la repentina gestión de la caída del dólar. Ahora el G-7 no es el grupo apropiado ya que el mayor desequilibrio comercial de EE.UU. es con los países asiáticos y China. Se podría comenzar con una reunión de los países asiáticos con mayor superávit y pactar un acuerdo para una apreciación coordinada.

P.- En Washington, el FMI ha asumido el mandato de poner en marcha consultas multilaterales para coordinar la reducción de los desequilibrios, ¿va eso en la buena dirección?

R.- Podría ayudar, sí. Siempre que sea promueva una reunión de un número reducido de países. Pero el acuerdo institucional específico es menos importante que el reconocimiento oficial de EE.UU. de que el tipo de cambio del dólar debe bajar y de que no hay ningún plan para apoyarlo en su nivel actual de sobrevaluación.

P.- Pero hace tan solo algunos meses incluso usted sonó como candidato a sustituir a Alan Greenspan en la Reserva Federal ( Fed), ¿lo fue?

R.- Sí, lo fui.

P.- Y ¿qué pasó?

R.- Nombraron a Ben Bernanke (risas).

P.- ¿Cómo sabe usted que fue candidato?

R.- Lo sé porque me llamaron a la Casa Blanca y me dijeron “es usted un candidato”. Me reuní con varios miembros del equipo del presidente Bush y tuvimos una larga discusión sobre la economía. Me preguntaron qué pensaba y les expliqué mis puntos de vista…

P.- ¿Qué les dijo?

R.- Les dí los argumentos que acabo de explicarle… Pero creo que prefiero dejarlo ahí.

P.- Las actas de la reunión de la Reserva Federal sobre tipos del mes de marzo pasado señalan que el final de las subidas está “cerca”. ¿Cuál es su lectura de esas actas?

R.- La cuestión es qué significa “cerca”. Si vas de 1% a 5% pues 5,25% es “cerca”. Y 6% también es “cerca”. Si no eres un“fedologo”, esto es un especialista en la Fed, 6% sería una cifra próxima a 5%, pero estoy seguro de que el mercado interpreta que “cerca” es 5,25%. El hecho es que si la inflación sube van a subir los tipos, y si la economía comienza a desacelerar significativamente seguro que no los van a elevar.




Diagnosticando el carácter nacional usamericano:
Trastorno Narcisista de la Personalidad

Por Robert Jensen
Sábado 6 de mayo de 2006
Fuente: Rebelión

Los políticos y opinadores profesionales en Usamérica adoran hablar sobre el “carácter nacional”, en especial con tonos entusiastas de triunfalismo.

Con frecuencia, ese carácter se tiene como una fuerza noble pero no definida: temprano este año, por ejemplo, el secretario de Seguridad Nacional Michael Chertoff dijo que nuestro carácter nacional ­que se presume es benevolente- nos exige acoger a los inmigrantes legales.

Otras veces se debe defender de extranjeros que no nos entienden: el pasado mes, el columnista del Washington Post Jim Hoagland explicó que demasiadas personas de Oriente Próximo son víctimas de la “representación de usamericanos violando, asesinando, bombardeando mezquitas y torturando inocentes, en nombre del carácter nacional”.

Y algunas veces el carácter es un destino político: en Nueva Delhi, durante el mes pasado, el presidente Bush proclamó que “la democracia es más que una forma de gobierno, es la promesa central de nuestro carácter nacional”. Con suerte para India, su carácter nacional comparte la misma característica, de acuerdo con Bush.

¿Puede una nación tener un carácter coherente? Si tomamos la pregunta con seriedad ­analizando la realidad más que afirmando nobleza- miramos en el carácter nacional usamericano señales de patología y decadencia, tanto como de salud y vigor. ¿Qué tal si, por motivos de análisis, tratáramos a la nación como a una persona? Una hojeada al Manual de Diagnóstico y Estadístico (DSM, por sus siglas en inglés) de la Asociación de Psiquiatría Usamericana (la Biblia de los profesionales mentales, ahora en su cuarta edición) y una categoría resalta: Trastorno Narcisista de la Personalidad.

El DSM describe el trastorno como un “patrón dominante de gran necesidad de admiración (en fantasía o comportamiento), y de falta de empatía” que puede diagnosticarse cuando cualesquiera cinco de estos nueve criterios se cumplen:

- Un sentido ostentoso de auto-importancia.
- Interés en fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor ideal.
- Creencia de ser especial y único.
- Necesidad de admiración excesiva.
- Sentido de derecho propio.
- Explotación interpersonal, tomando ventaja de los otros para alcanzar sus propias metas.
- Falta de empatía.
- Con frecuencia envidia de los otros o creencia que los otros son envidiosos de él.
- Muestra de comportamientos o actitudes arrogantes o altivas.

Claro que las tendencias narcisistas de auto-agrandamiento no son únicas de Estados Unidos. Pero dado el predominio del poder usamericano en el mundo, aquí debemos preocuparnos más de las consecuencias de dicho narcisismo.

Este trastorno está presente en los dos partidos, y es necesario prácticamente por todos los políticos dominantes. Cuando la Casa de Representantes debatió la creación del Departamento de Seguridad Nacional en 2002, el demócrata californiano Nancy Pelosi declaró que Usamérica es el “mejor país que alguna vez existió sobre la Tierra”. El republicano texano Dick Armey describió Estados Unidos como “la mejor y más libre nación que el mundo ha conocido”. Respecto al “sentido ostentoso de auto-importancia”, los políticos agrandan los dramáticos gestos retóricos al afirmar que el país es “único y especial”.

Y en cuanto a arrogancia y altivez: al preguntársele en marzo de 2003, durante su conferencia antes de la guerra, si Estados Unidos desafiaría a las Naciones Unidas si fuese a invadir Iraq sin autorización legal, Bush dijo, “si necesitamos actuar, actuaremos, y realmente no necesitamos aprobación de Naciones Unidas para hacerlo”. Bush prologó la promesa de desafiar las leyes usamericanas e internacionales con la frase “cuando se trate de nuestra seguridad”, pero la invasión de Iraq tuvo poco o nada que ver con la seguridad de Estados Unidos para que pudiéramos ignorar esa regla. Aquí, el joven Bush estaba sólo imitando a su padre, quien en febrero de 1991 comentó, mientras Estados Unidos destruía Iraq por primera vez: “EE.UU. tiene una nueva credibilidad. Lo que decimos, se hace.”

Sobre la Guerra del Golfo y la “falta de empatía”: el 13 de febrero de 1991, un avión usamericano disparó contra un bunker en Bagdad. Sin importar que los planificadores militares sabían que era un refugio o pensaban que era un “sitio de control y comando”, un estimado de 300-400 civiles murieron. Colin Powell, entonces Presidente de la Junta de Jefes del Estado Mayor, se refirió a esto como “un inconveniente del poder aéreo”, y dijo que el incidente lo llevó a discutir con el Gral. Norman Schwarzkopf la necesidad “de mirar la lista de objetivos con un poco más de atención”. ¿Era la meta de ese crítica discutir las bajas civiles? No, era cuestionar la eficiencia de bombardear una Bagdad ya bombardeada. En las palabras de Powell: “Hice preguntas como, ‘¿por qué estamos bombardeando los cuarteles generales del Partido Baaz por octava vez? (…) ¿Por qué tenemos en la mira escombros con misiles de un millón de dólares?’”

A Powell, quien después se convertiría en Secretario de Estado durante la primera administración de George W. Bush, se le señaló con regularidad como “la paloma” de esa administración. Quizá podríamos llamar este rango de empatía la marca de una “paloma severa”.

El tema incómodo de la actual Guerra de Irak nos trae las “fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez”. Aunque hace poco la Secretaria de Estado Condoleezza Rice reconoció errores en la actual Guerra de Iraq ­“Hemos cometido errores tácticos, miles de ellos, estoy segura”-, dejó claro que la historia reinvindicará a los oficiales usamericanos por tomar “la decisión estratégica correcta” de invadir. Pero esa pequeña concesión a la realidad fue demasiado para el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, quien respondió, “no sé de qué estaba hablando, para ser perfectamente honesto”.

Si bien es fácil apuntar el narcisismo de líderes desalmados y autoindulgentes, este diagnóstico del Trastorno Narcisista de la Personalidad se aplica al país como conjunto. La creencia que Estados Unidos es único ­una brillante “ciudad sobre la colina- tiene raíces profundas, y para muchos un origen divino: 48% de los usamericanos creen que Estados Unidos tiene “una protección especial de Dios”, según un estudio de 2002.

El narcicismo de una sociedad completa también es evidente en su divulgado “sentido de derecho”, definido como “expectativas no razonables de tratamiento especialmente favorable, o conformidad automática a sus expectativas”. Esto es díficl de confrontar, precisamente porque echa raíces de alguna forma en todos nosotros, que no pueden ser removidas con facilidad de su parte más patológica. La amplia mayoría del público usamericano ­en comparación con el resto del mundo- vive un estilo de vida tan derrochador que damos pocas señales de estar de acuerdo en renunciar a éste.

Somos el 5% de la población mundial y consumimos cerca de la cuarta parte de toda la energía mundial. Esta estado actual de las cosas es claramente injusto, hecho posible por la coerción y la violencia, y no por una superioridad nacional de los usamericanos. Aún así, la vasta mayoría del público usamericano, e incluso gran parte de la comunidad política de izquierda/progresista, actúan como si la expectativa para este estado actual de las cosas es que continuara. Eso es un narcisismo real, y es el corazón del problema político de Estados Unidos. Aunque limpiáramos los pasillos del Congreso y de la Casa Blanca de cada político corrupto y cruel, la autoindulgencia más profunda de una cultura opulenta quedaría sin tocarse.

El activismo político debe continuar si queremos deshacer las políticas patológicas de aquellos políticos. La crítica hacia el poder concentrando en las élites corporativas que soportan esas políticas es esencial. Pero la auto-reflección necesaria en las esferas colectivas también debe venir a cada uno de nuestros hogares.

Robert Jensen es profesor de periodismo en la Universidad de Texas, y miembro de la junta del Third Coast Activist Resource Center. Es el autor de The Heart of Whiteness : Confronting Race, Racism and White Privilege , y Citizens of the Empire : The Struggle to Claim Our Humanity (ambos de City Lights Books).

http://www.altpr.org/modules.php?op=modload&name=News&file=article&sid=632&mode=nocomments&order=0&thold=0

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