Si las vacunas comestibles funcionan, serían distribuidas como tabletas.
Tomates mutantes que contendrán vacunas comestibles serán usados por científicos para enfrentar a dos de los virus más letales del mundo: el de Inmunodeficiencia Huama (VIH), que causa el sida, y el de la hepatitis B (VHB).
La revista New Scientist explicó en su versión en línea que se trata de crear vacunas baratas contra estos dos flagelos. Las vacunas comestibles podrían cultivarse y procesarse fácilmente en aquellos países en donde más se necesita combatir estas enfermedades.
Hoy día ninguna de las alrededor de 90 vacunas candidatas contra el sida han demostrado ser exitosas, y sí existe una vacuna contra la hepatitis, pero es demasiado costosa como para ser distribuida en países pobres.
En un proyecto a cargo de Rurik Salyaev, del Instituto Siberiano de Fisiología y Bioquímica Vegetal, en Irkutsk, Rusia, se utilizó la bacteria común Agrobacterium tumefaciens para inyectar un cóctel a plantas de tomate.
El coctel era una combinación sintética de parte del material genético de ambos virus: segmentos de genes que producen varias proteínas del VIH, así como el gen de una proteína del VHB llamado antígeno superficial VHB.
Inyectado el coctel a las plantas de tomate, éstas fabrican las proteínas. Cuando el tomate es comido, las proteínas insertadas son reconocidas por el sistema defensivo del comedor como entes extraños, de modo que el organismo produce anticuerpos para luchar contra lo que ve como invasores. Si el virus VHB o VIH reales llegan, son reconocidos y de inmediato se activan las defensas en su contra.
La prueba se hizo en ratones, y estos produjeron en su sangre altos niveles de anticuerpos que correspondían a los dos virus. Algo casi igual de importante es que dichos anticuerpos fueron hallados incluso en las superficies de las mucosas, donde los virus pueden ganar acceso al cuerpo vía sexual.
(Milenio)
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