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06 julio, 2006

Falso alarmismo alrededor de Corea del Norte

Tribunas y análisis de la Red Voltaire
Falso alarmismo alrededor de Corea del Norte


Miércoles 5 de julio de 2006

Washington anunció el 18 de junio que, según las imágenes recogidas por sus satélites espías, Corea del Norte estaría a punto de realizar una prueba de sus misiles de largo alcance Taepodong 2. Pyongyang no ha vuelto a realizar este tipo de pruebas desde la moratoria de 1998 y el anuncio ha reiniciar el debate sobre la posesión por Corea del Norte de armas de plutonio.

La diplomacia estadounidense, rápidamente seguida por sus aliados australianos y japoneses, condenó inmediatamente este lanzamiento anunciado y declaró que presentaría el caso ante el Consejo de Seguridad de la ONU de realizarse la prueba. Los dirigentes pro norteamericanos afirman todos que el Taepodong 2 podría alcanzar la costa oeste de los Estados Unidos (o al meno Alaska), lo que haría la amenaza aún más directa.

Sin embargo, el anuncio de Washington no convenció a todo el mundo. Así, el ministro de Defensa surcoreano, Yoon Kwan-ung, declaró al Parlamento de su país que, en su opinión, el lanzamiento del misil «no era inminente». Por su parte, Serguei Ivanov, el ministro ruso de Defensa, calificó de show» la agitación provocada por el anuncio, y este como «especulación» antes de afirmar que Rusia no tenía ningún elemento concreto que permitiera afirmar que se estuviera preparando tal lanzamiento.

Como en 2002, es igualmente difícil hacerse una idea exacta de las acciones precisas de los diferentes actores en este gran juego de póquer que es la confrontación entre Washington y Pyongyang. Sin embargo, la mayor parte de los analistas de la prensa dominante internacional dan crédito a las imputaciones estadounidenses.

El anuncio estadounidense ha despertado bastantes preocupaciones, tanto más cuanto que dos ex altos responsables de la administración Clinton pidieron expresamente a George W. Bush que atacara preventivamente a Corea del Norte de comprobarse que esta última realizaría efectivamente la prueba.

En su edición del 22 de junio, el Washington Post publicó una tribuna firmada por William J. Perry y Ashton B. Carter codirectores del Preventive Defense Project de las universidades de Stanford y Harvard, y, respectivamente, ex secretario de Defensa y asistente del mismo durante la administración Clinton. En la misma llaman a George W. Bush a llevar a cabo «esta difícil opción». Ambos hombres, encargados del expediente norcoreano en el Pentágono cuando la cuestión nuclear se planteó por primera vez en 1994, aseguran que Estados Unidos no puede permitirse el exponerse a un ataque nuclear en su territorio.

Por otra parte, ambos autores reclaman que los Estados Unidos den el primer golpe a la rampa de lanzamiento de los misiles. Ambos dirigentes demócratas aseguran que es poco probable que Pyongyang riposte contra Corea del Sur. Esta posición de dos ex altos funcionarios civiles del Pentágono ha sido una sorpresa, pues ambos eran generalmente considerados como “prudentes” y mesurados.

En Los Angeles Times, el redactor de la revista Commentary, Gabriel Schoenfeld, considera que la opinión de Carter y Perry no es pertinente y va a la carga contra ambos demócratas. Considera que la única solución que tienen hoy es lo que no se atrevieron a hacer en 1994 cuando estaban a cargo del tema. Recuerda que en 1995 los dos habían admitido ante el Senado haber preparado un plan de ataque contre Corea del Norte, pero que le habían aconsejado a Clinton no utilizarlo. En 2002, habían declarado que un ataque de esa índole habría provocado miles de víctimas estadounidenses, norcoreanas y millones de refugiados. Sin embargo, para el autor, fue en 1994 cuando Corea del Norte debió haber sido atacada.

Como puede verse, el debate del otro lado del Atlántico no está relacionado con la veracidad de las imputaciones estadounidenses ni con las intenciones atribuidas a los dirigentes norcoreanos, sino con la pertinencia de un ataque preventivo, lo que sería una violación del derecho internacional. Más aún, tal parece que la reacción de Schoenfeld ante el texto de ambos demócratas es su deseo de desacreditarlos ante la campaña de las elecciones de noviembre para le Congreso.

Frente a estas posiciones, es difícil, a pesar de la gravedad de la solicitud y de lo que implican, no ver en las mismas maniobras políticas internas.

Si prestamos atención a la prensa internacional, es sorprendente ver hasta qué punto el anuncio de Washington suscita reacciones que sólo tienen una relación lejana con la cuestión nuclear norcoreana.

Así, la editorialista del Jerusalem Post, Caroline Glick, además investigadora del Center for Security Policy, de Franck Gaffney, utiliza las acciones imputadas a Pyongyang para pedir una movilización militar contra… Irán. La autora considera, distorsionando los hechos, que las crisis iraní y coreana son comparables. Retomando implícitamente el mito del “Eje del Mal”, que asociaba en un mismo pacto secreto antiestadounidense al Irak de Sadam Husein, Irán y Corea del Norte, afirma que Pyonyang y Téhéran son aliados que desarrollan estrategias paralelas tendientes a desestabilizar al «mundo libre» jugando con las tensiones entre Estados «occidentales» y con la actual debilidad del presidente estadounidense. Volviendo al caso que verdaderamente le interesa, el iraní, la editorialista afirma que Israel debe inspirarse de lo que ella analiza como la posición japonesa y surcoreana, y debe tomar medidas de seguridad unilateral contra «el Irán genocida y yihadista».

Por su parte, el editorialista del Korea Herald y jurista coreano, Kim Jong-han, aprovecha la ocasión para lanzar un ataque con todas la de la ley contra Roh Moo-hyun, a quien acusa de haber desviado la política del «rayo de sol» implementada por su antecesor Kim Dae-yung. Asegura que el acercamiento a Corea del Norte debe subordinarse ante todo al mantenimiento de buenas relaciones con los Estados Unidos ya que la política de neutralidad de los dos países es considerada por el autor como una grave afrenta a la tradicional alianza entre Seúl y Washington. En resumen, el autor considera que Corea del Sur debe, por su propio bien, continuar como vasallo de Estados Unidos, vínculo que de hecho mantiene.

Estas reacciones reflejan ante todo las posiciones políticas de los diferentes analistas. Así, no sorprende que el británico Gwynne Dyer escriba en The Age que este asunto provoca mucho ruido por nada y que la «crisis» es ante todo producto del juego de los diferentes actores: Corea del Norte desea ante todo un reinicio de las negociaciones, pues necesita desesperadamente un acuerdo sobre su suministro de alimentos y energía, Estados Unidos utiliza el tema de la prueba balística para reiniciar el debate interno sobre su viejo fantasma del escudo antimisiles y el gobierno japonés reactiva el debate sobre las cláusulas pacifistas de su constitución que quisiera ver suprimidas. En resumen, todo el mundo trata de intimidar, y Corea del Norte no utilizará jamás sus misiles.

En The Australian, Ian Bremmer, presidente del Eurasia Group y miembro del World Policy Institute, no está lejos de compartir esta opinión. Considera así que está claro que esta acción no es más que el fruto de la voluntad norcoreana de obtener negociaciones directas con los Estados Unidos, por lo tanto no hay de qué preocuparse. Por el contrario, se muestra bastante pesimista sobre la posibilidad de una evolución de las relaciones, por lo tan inflexibles que parecen las partes en cuanto a sus posiciones.

«Atacar y destruir si es necesario»
Autoras y autores Ashton B. Carter, William J. Perry

Exvicesecretario de Defensa de la administración Clinton (1993-1996), Ashton B. Carter es codirector del Preventive Defense Project de las universidades de Stanford y Harvard. Testimonió ante la comisión investigadora Robb-Silberman sobre la inteligencia estadounidense.

Exsecretario de Defensa (1994-1997), William J. Perry es investigador en la Hoover Institution y codirector del Preventive Defense Projec de las universidades de Stanford y Harvard.

Fuente Washington Post (Estados Unidos)

Referencia «If Necessary, Strike and Destroy», por Ashton B. Carter y William J. Perry, Washington Post, 21 de junio de 2006.

Resumen Los técnicos norcoreanos están terminando la producción de un misil balístico de largo alcance que algunos expertos consideran capaz de alcanzar a Estados Unidos. Ahora bien, cuando un misil semejante fue probado por los norcoreanos corría el año 1998. Los expertos de entonces consideraron que la única utilidad de un arma así era ser portadora de ojivas nucleares. En 1999, Corea del Norte aceptó una moratoria de sus pruebas, pero hoy, contrariamente a 1998, posee entre seis y diez ojivas nucleares.

Las discusiones de las seis partes para detener las armas de destrucción masivas norcoreanas fueron un fracaso. Pensamos que Estados Unidos no puede aceptar el estar bajo la amenaza nuclear de un país hostil. Sería prudente intervenir y, si la amenaza se precisa, destruir los misiles norcoreanos antes de que estén en fase operativa. No podemos correr el riesgo de contar con nuestro sistema antimisiles.

Hay que decir con claridad que Estados Unidos utiliza únicamente sus fuerzas, sin el concurso de ninguno de sus aliados, para que estos no sufran una respuesta norcoreana. Habrá protestas surcoreanas, rusas y chinas, pero nadie defenderá a Pyongyang si atacamos primero y Corea del Norte no podrá ripostar. De todas formas, si Kim Jong atacara a Corea del Sur, su régimen no sobreviviría por más de algunas semanas. George W. Bush debe tomar esta difícil decisión.

«Demasiado tarde para palabras duras con Corea»
Autor Gabriel Schoenfeld

Exdirector de Soviet Prospects y luego de Post-Soviet Prospects para el Center For Strategic & International Studies, Gabriel Schoenfeld es editorialista de la revista Commentary.

Fuente Los Angeles Times (Estados Unidos). Referencia «Tough talk on Korea, too late», por Gabriel Schoenfeld, Los Angeles Times, 23 de junio de 2006.

Resumen La comunidad de inteligencia estadounidense ha descubierto que Corea del Norte preparaba una prueba de su misil Taepodong 2, que podría alcanzar Alaska con una ojiva nuclear. ¿Qué deben hacer los Estados Unidos?

William Perry y Ashton Carter, exsecretario de Defensa el primero y asistente del mismo cargo durante la administración Clinton el segundo, piden un ataque preventivo, asegurando que no creen que Kim Jong ataque a Corea del Sur como respuesta. Pero, ¿podemos estar lo suficientemente seguros? Una forma de analizar la cuestión norcoreana es volviendo sobre las posiciones de los responsables del caso en 1994. Ya en aquella época, Perry y Carter preparaban una ofensiva que, según lo que dijo el propio Carter en 2002, habría provocado miles de muertos estadounidenses y decenas de miles de muertos norcoreanos, sin contar a los millones de refugiados. Sin embargo, ambos pensaban que una Corea del Norte con el arma nuclear sería peor. Hoy, Perry y Carter no explican por qué ya no creen que una ofensiva estadounidense pudiera provocar tales daños.

Pueden pretender que hoy las relaciones entre Seúl y Pyongyang son mejores o que tales consecuencias son preferibles a un ataque nuclear contra los Estados Unidos. Sin embargo, ante el Senado, en 1995, afirmaron que no habían recomendado la opción militar a Clinton. Sin lugar a dudas deberíamos haber atacado entonces. Hoy, la amnesia histórica de Perry y Carter no nos sirve de nada.

«Corea del Norte e Israel»
Autor Caroline Glick

Exmiembro del equipo de negociaciones israelí con vistas a los acuerdos de Oslo Caroline Glick es redactora jefa adjunta del Jerusalem Post y editorialista de dicho diario. Fue periodista «embarcada» junto a las tropas estadounidenses en la guerra de Irak. Es investigadora en el Center for Security Policy, de Frank Gaffney.

Fuente Jerusalem Post (Israel)

Referencia «North Korea and Israel», por Caroline Glick, Jerusalem Post, 22 de junio de 2006.

Resumen Como es habitual, los medios de comunicación israelíes han dejado de publicar la información más importante en estos últimos días. Mientras centran su atención en los niños muertos en Gaza por haber sido utilizados como escudos humanos por los terroristas, el mundo avanzaba hacia una confrontación nuclear.

La crisis no fue desencadenada por Irán, sino por su aliado norcoreano que se prepara para probar un misil capaz de alcanzar la costa oeste de los Estados Unidos. Este golpe estratégico es importante para Israel. Si sacamos conclusiones correctas de la actual crisis, podríamos fortalecer nuestra posición contra la amenaza israelí. Hay que fortalecer a los grupos que en Estados Unidos y Europa quieren enfrentar y no calmar al Irán yihadista y genocida.

Tras la anunciada preparación del lanzamiento de un misil norcoreano, Estados Unidos activó su escudo antimisiles y llevó a cabo el mayor despliegue militar desde la guerra de Vietnam. Dos ex funcionarios de la administración Clinton han llamado a un ataque preventivo. Los japoneses están en estado de alerta y el ministro de Reunificación surcoreano, Lee Jong Seok, ha declarado que de realizarse la prueba, Corea del Sur dejaría de suministrar ayuda alimentaria a Pyongyang. Corea del Norte pide negociaciones directas con Washington, pero Estados Unidos se niega. Difícil saber quién saldrá vencedor de esta confrontación.

Estados Unidos está ahora amenazado directamente. Corea del Norte quiere explotar la debilidad actual de George W. Bush y las de las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Sur. Espera así obligar a Estados Unidos a reconocerla como una potencia nuclear, lo que crearía tensiones con Japón y Corea del Sur.

Hay numerosas similitudes entre la crisis coreana y la política iraní. Pyongyang y Teherán fabrican crisis para obtener concesiones y explotan las divisiones occidentales. Irán, por ejemplo, pretende hacer creer que su armamento sólo apunta hacia Israel cuando en realidad ya puede atacarnos. De hecho, sus misiles pueden alcanzar a Europa y ello debe impedirle a esta última reaccionar en caso de ofensiva irano-siria. Por lo tanto, Israel debe hacer como Japón y Corea del Sur frente a Corea del Norte y tomar medidas defensivas unilaterales. Eso hará reaccionar a los Estados Unidos y a Europa.

Un reciente sondeo mostró que el 63% de los holandeses considera que el Islam es incompatible con la vida europea moderna, lo que demuestra que los ciudadanos del mundo libre comprenden que frente a la yihad no cabe el apaciguamiento.

«El desvío de la política del rayo de sol»
Autor Kim Jong-han

Kim Jong-han es socio del bufete internacional de abogados Paul, Hastings, Janofsky & Walker LLP, de Hong Kong. Es editorialista del Korea Herald.

Fuente Korea Herald (Corea del Sur)

Referencia «The hijacking of the sunshine policy», por Kim Jong-han, Korea Herald, 23 de junio de 2006.

Resumen.- Las tensiones en el Sudeste Asiático han vuelto a comenzar luego de las declaraciones estadounidenses sobre la intención norcoreana de probar un misil de largo alcance capaz de llegar al territorio estadounidense. Esta prueba preocupa a Japón y a Estados Unidos, y constituye igualmente una prueba para la solidez de las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Sur que han constituido la base de la seguridad en la península desde hace 50 años.

Si bien Estados Unidos ha expresado claramente sus protestas ante esta información, Seúl casi ha justificado a Pyongyang. No es la primera vez que los aliados se enfrentan en cuanto a Corea del Norte desde que Roh Moo-Hyun fue electo a la presidencia de Corea del Sur. Puede incluso decirse que, por sus posiciones, Roh ha puesto en una mala situación la alianza con Estados Unidos. Cuando el presidente Kim Dae-yung implementó «la política del rayo de sol», su voluntad era promover la reconciliación con Corea del Norte, conservando al mismo tiempo una fuerte alianza con Estados Unidos. En aquel entonces, le dije al presidente Kim que, teniendo en cuenta la posición estratégica de Corea, la presencia de las fuerzas estadounidenses era indispensable para nuestra seguridad.

Pero esta política, que tenía como objetivo que Pyongyang y Washington no discutieran en conjunto sin Corea del Sur, ha sido desviada por un grupo de elementos extremistas de los círculos dirigentes de Seúl. Con su actual política, Roh fortalece a Pyongyang y debilita los vínculos con los Estados Unidos, lo que debilita aún más la península. La política del rayo de sol debe ser restaurada.

«Los misiles norcoreanos sirven perfectamente a los intereses estadounidenses»
Autor Gwynne Dyer

Exmilitar que sirviera en el navy canadiense y en el estadounidense, Gwynne Dyer fue profesor de historia militar en el colegio de las fuerzas armadas canadienses de Toronto y en la academia militar de Sandhurst. Es analista de cuestiones militares y geoestratégicas, y escritor.

Fuente The Age (Australia)

Referencia «North Korean rocket serves the US very well», por Gwynne Dyer, The Age, 21 de junio de 2006.

Resumen Cuando era niño y me sentía observado, me hacía el que iba a hacer algo riesgoso sin demostrar que sabía que me observaban. Tengo la impresión de que Corea del Norte actúa de igual forma.

Estados Unidos ha podido observar la preparación de los misiles Taepodong 2, aunque Pyongyang no ha puesto fin a la moratoria sobre las pruebas balísticas que se impuso desde 1998. La reacción estadounidense no se ha hecho esperar. Condoleezza Rice ha declarado que estas informaciones eran graves y era exactamente esto lo que deseaba Kim Jong Il. El dirigente norcoreano espera mostrarse amenazador para que se reanuden las discusiones entre las seis partes, en punto muerto desde hace seis meses. Corea del Norte necesita un acuerdo sobre la energía y los alimentos, pero no se concreta nada y Pyongyang debe hacerse nuevamente la peligrosa.

¿Por qué los Estados Unidos se dejan arrastrar a este juego? Después de todo, la maniobra no es sutil, pero en realidad entrar en el juego les conviene. Así pueden reactivar su programa antimisiles. También sirve a Japón cuyo gobierno desea que la población acepte la revocación de las cláusulas pacifistas de la constitución de 1947.

Corea del Norte no utilizará nunca esas armas (si es que existen), pero el ruido alrededor de esta cuestión es tan útil que no se deja de hablar de ello.

«Las concesiones, y no el conflicto, es lo que busca Pyongyang con su política»
Autor Ian Bremmer

Ian Bremmer es presidente del Eurasia Group y miembro del World Policy Institute.

Fuente The Australian (Australia)

Referencia «Concessions, not conflict, the policy from Pyongyang», por Ian Bremmer, The Australian, 22 de junio de 2006.

Resumen Recientes fotos de satélite han confirmado lo que Washington ya sospechaba: a Kim Jong Il no le gusta sentirse ignorado. Las potencias occidentales dominantes, Rusia y China han dedicado mucho tiempo al expediente nuclear iraní. Corea del Norte ha recordado que ella también tiene la bomba.

Pyongyang tiene el suficiente plutonio como para construir varias ojivas nucleares, pero se autoimpuso una moratoria en cuanto a las pruebas balísticas. Según los satélites estadounidenses y japoneses, Corea del Norte prepararía sin embargo nuevas pruebas de misiles Taepodong 2, capaces de alcanzar a los Estados Unidos. Si una prueba balística apareciera en los titulares de la prensa perjudicaría los mercados japoneses y surcoreanos, sin embargo no cambiaría el estatus quo diplomático. Washington sigue desando que Corea del Norte desmantele su programa nuclear, pero no tiene los medios militares para impedirlo. China no quiere o no puede presionar en ese sentido y Corea del Norte no tiene ningún interés en eliminar la única salvaguarda que tiene en materia de seguridad. Esto deja pocas posibilidades diplomáticas. En realidad espera que Washington haga como con Irán y termine por proponer encuentros directos entre dirigentes norcoreanos y estadounidenses.

Incluso si la prueba llegara a realizarse, hay pocas probabilidades de que se llegue a una escalada. Estados Unidos no quiere llegar más lejos y Corea del Norte sólo espera obtener concesiones.

http://www.voltairenet.org/article141650.html

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