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16 mayo, 2006

Se cumple lentamente lo anunciado


Se cumple muy lentamente lo anunciado en los mensajes de Luz

'George W. Bush se derrumba en caída libre y
casi todo lo que toca se convierte en plomo'

'Una parte de los republicanos que buscan la
reelección lo consideran un apestado político'

'La Casa Blanca lucha a la desesperada para evitar
el batacazo en las legislativas del próximo otoño'

'Durante el último medio siglo sólo los presidentes
Nixon y Carter le habían ganado en impopularidad'

Domingo 14 de mayo de 2006


José Manuel Calvo. Washington. (El País Internacional).- El artífice de la guerra de Irak, el presidente de EE UU, George W. Bush, y su principal aliado, el primer ministro británico, Tony Blair, atraviesan uno de los peores momentos de sus carreras políticas. En el caso de Bush, a menos de seis meses de las elecciones legislativas del próximo 7 de noviembre, que los demócratas quieren convertir en un referéndum contra él, el sondeo de opinión más reciente da a su gestión un respaldo popular del 29%. Durante el último medio siglo sólo los presidentes Richard Nixon y Jimmy Carter le han ganado en impopularidad, aunque aún le quedan dos años por delante para superarles. Su estratega Karl Rove prepara el último combate electoral para, al menos, salvar al Partido Republicano.

¿Se puede caer más bajo? Siempre es posible, pero no es fácil que George W. Bush tenga menos del 29% de respaldo que esta semana le da el sondeo de The Wall Street Journal. ¿O el presidente menguante no tiene límites? A menos de seis meses de las legislativas, Bush está en caída libre y casi todo lo que toca se convierte en plomo. No es extraño que parte de los republicanos que buscan la reelección le consideren un apestado político, ni que los demócratas quieran convertir las elecciones del 7 de noviembre en un referéndum sobre el presidente.

La debilidad de Bush no es discutible. La tendencia que arrancó con el Katrina en septiembre de 2005 no se ha detenido; después del huracán siguió sin vislumbrarse una salida en Irak y los soldados no dejaron de morir, y el gasto público no dejó de crecer, ni el precio de la gasolina de subir. La coalición republicana que llevó a Bush al poder en 2000 y que le revalidó en 2004 se ha resquebrajado.

La fotografía de otro sondeo, de The New York Times y CBS, da las claves de la situación de un Bush obligado un día sí y otro no a ponerse a la defensiva, algo mortal para un político. Con un 70% de norteamericanos que creen que el país va en dirección equivocada, a pesar de que la situación económica es buena, las constantes del presidente se desploman. Sólo 4 de cada 10 le ven como un líder fuerte, el factor con el que ganó en 2004. Y, lo que es peor electoralmente, los conservadores rebajan notablemente su apreciación presidencial.

Como a perro flaco todo son pulgas, sólo el 13% cree que maneja bien la escalada de los precios de la gasolina, en la que su responsabilidad es marginal; recibe elogios por su plan para reformar la inmigración, pero no en la opinión pública, que le da un 25% de respaldo. Y cuando despide al director de la CIA, Porter Goss, y nombra al general Michael Hayden, su confirmación coincide con las revelaciones sobre la afición de la Agencia de Seguridad Nacional de tener sus propias páginas blancas y amarillas.

Nixon y Carter

Si el presidente tiene tiempo y humor para las comparaciones, sabrá que en el último medio siglo sólo Nixon y Carter le ganaron en impopularidad -aunque aún le quedan dos años para disputar la clasificación- y que sus sondeos son similares a los de su padre en el verano de 1992, poco antes de perder ante Bill Clinton. Aunque Bush ya no se va a presentar, su papel en el partido y sus apuestas históricas -básicamente la de Irak- le obligan a luchar para tratar de frenar el posible cataclismo de noviembre. Por eso está cambiando -demasiado poco, demasiado tarde- a su equipo, desde el jefe de Gabinete hasta el portavoz. Y por eso se multiplica: cuando el USA Today reveló la historia de las bases de datos telefónicos, el presidente salió a defender la legalidad y la eficacia de las medidas; mañana, Bush hablará desde el Despacho Oval para saludar el acuerdo sobre la inmigración y -mensaje a la base conservadora, muy incómoda con el plan- prometer un fuerte incremento en la seguridad de la frontera.

Su estratega, Karl Rove, prepara el último combate de ambos, las elecciones de otoño. Rove tiene mucho trabajo: vender a los jubilados el plan de asistencia médica, publicitar los recortes de impuestos, articular la reforma de la inmigración para no perder ni el apoyo más conservador ni las simpatías hispanas y trazar con los congresistas escenarios de batalla centrados en temas locales, para contrarrestar la estrategia del referéndum sobre Bush. Otros factores -un descenso en el precio de la gasolina o una mejora en Irak- son incontrolables incluso para el todopoderoso Rove.

Para estimular a las bases -las elecciones se pierden por la abstención del fiel- Rove usa una amenaza real: si los demócratas ganan una o las dos Cámaras, el Capitolio se convertiría en un infierno para Bush. Y tiene razón: John Conyers, que sería presidente del Comité Judicial de una Cámara demócrata, ya ha anunciado un posible proceso de destitución por Irak. Lo mismo ocurriría con el debate de las escuchas electrónicas. Los demócratas -que, a pesar del viento de cola, carecen de líder nacional y tienen mediocres dirigentes parlamentarios- se han puesto nerviosos y prefieren que no se hable de eso. El mensaje cae en oídos sordos de una base hambrienta de victoria y de reivindicaciones.

¿Es real la perspectiva de descalabro? Faltan seis meses y muchas cosas por pasar. Los demócratas tendrían que ganar seis escaños en el Senado y 15 en la Cámara sin perder ninguno de los que están en juego. El diseño de los distritos electorales complica los cambios, pero nada parece imposible a estas alturas. Uno de los más perspicaces analistas, Charles Cook, lo explica así: "Parece innegable que un fuerte huracán golpeará a los republicanos en noviembre. Si es de categoría 1, 2 o 3, mantendrán el Senado y probablemente la Cámara. Si tiene categoría 4, la Cámara cambiará de manos, y quizá el Senado. Si el huracán es de categoría 5, las mayorías republicanas pasarán a la historia".

http://www.elpais.es/articulo/internacional/George/W/Bush/
derrumba/caida/libre//20060514elpepiint_2/Tes/


Una nota manuscrita de Cheney
le relaciona con el 'caso Plame'

El fiscal investiga el papel del Vicepresidente en
la filtración maliciosa del nombre de una espía

Lunes 15 de mayo de 2006

Yolanda Monge. Washington. (El País Internacional).- Dick Cheney, vicepresidente de EE UU, hizo unas anotaciones sobre el artículo de Joseph Wilson en el que el ex embajador cuestionaba que el régimen de Sadam Husein hubiese logrado enriquecer uranio a través de Níger y lograr así armas de destrucción masiva, cuya asegurada existencia por parte de la Administración de Bush llevó a la guerra de Irak en 2003. Esas anotaciones en el borde del artículo aparecido en el diario The New York Times el 6 de julio de 2003 podrían hacer que el fiscal especial del caso Plame, Patrick Fitzgerald, cambiase de opinión con respecto a hace más de seis meses.

Entonces, Fitzgerald dijo que no había nada que ligara a Cheney en el caso de la filtración del nombre de la agente de la CIA Valerie Plame, esposa de Wilson. Puede que el fiscal especial deje ahora abierta esa puerta y que concluya que la mano derecha de Cheney, su ex jefe de Gabinete Lewis Libby -acusado de obstrucción a la justicia y perjurio-, actuaba bajo las órdenes de su jefe cuando filtró la identidad de Plame a la prensa.

"¿Han hecho este tipo de cosas antes?, ¿enviar a un embajador a evaluar una situación? ¿Normalmente enviamos a gente de este tipo a trabajar para nosotros? ¿O es que le ha enviado su mujer enchufado?", se preguntaba Cheney en las notas. Cuando presentó estas nuevas pruebas el viernes, el fiscal Fitzgerald dijo que mostraban la preocupación de Cheney por ese asunto. Las notas "apoyan la idea de que el artículo de opinión de Wilson atrajo la atención del vicepresidente y el acusado -Lewis Libby- sobre el ex embajador".

En el artículo, Wilson recapitulaba sobre cómo fue enviado por la CIA en 2002 a Níger para investigar la posibilidad de que Irak hubiese llegado a un acuerdo para adquirir uranio enriquecido. La conclusión de Wilson era que dudaba mucho que tal acuerdo existiese, y tituló su historia con un demoledor Lo que no encontré en África. Un año después, la Administración de George W. Bush seguía dando carta de validez a esa teoría y la utilizó para invadir Irak. Las anotaciones de Cheney dejan claro que el vicepresidente sabía quién era Valerie Plame antes de que su nombre fuese hecho público el 14 de julio de 2003 por el columnista Robert Novak. Cheney siempre ha afirmado que sólo supo de Plame por la prensa.

La filtración a sabiendas del nombre de una espía por parte de un funcionario del Gobierno es un delito bajo las leyes estadounidenses. Wilson alega que la filtración del nombre de su esposa fue una represalia de la Casa Blanca contra sus críticas por la guerra de Irak. Otro alto funcionario de la Casa Blanca, el principal asesor político de Bush, Karl Rove, se encuentra aún bajo investigación y Fitzgerald no ha decidido si presentará cargos contra él. Rove compareció el mes pasado por quinta vez ante el jurado de investigación que ve el caso. Cheney está ahora bajo la lupa de Fitzgerald. Libby está a la espera de juicio para el año que viene.

Consecuencias políticas

Las consecuencias políticas del procesamiento de Libby han sido enormes tanto para la credibilidad del Partido Republicano como para la Administración, ya que el ex jefe de Gabinete de Cheney tenía una gran influencia en la Casa Blanca. Su acusación supuso un revés para el vicepresidente, con quien Libby mantenía una relación casi paternal. Para Bush hubiera sido mortal que en octubre se hubiera imputado a Rove, ya que se hubiera visto obligado a prescindir del hombre que le aupó al Gobierno de Tejas primero y a la presidencia de EE UU después.

La implicación de Libby supuso el primer paso en el esclarecimiento, no sólo de la filtración, sino también de las fuerzas gubernamentales que actuaron en la preparación de las pruebas falsas para acusar al régimen de Sadam Husein de estar desarrollando un programa de armas de destrucción masiva, justificación que llevó a EE UU a la invasión de Irak.

http://www.elpais.es/articulo/internacional/nota/manuscrita/
Cheney/le/relaciona/caso/Plame//20060515elpepiint_9/Tes/


El declive de la CIA
Viernes 12 de mayo de 2006
Fuente La Jornada (México)

Hasta hace no muchos años, la omnipresencia y la casi omnipotencia planetarias de la central de inteligencia de Estados Unidos, la CIA, constituían uno de los símbolos centrales, junto con el arsenal nuclear y el programa espacial, del poderío mundial del gobierno estadunidense.

En el escenario internacional posterior a la guerra fría, las bombas atómicas no le sirven a Washington para nada, la NASA se encuentra en grave crisis presupuestal, tecnológica y de prestigio, y la CIA pasa por un declive, acaso terminal, del que no va a sacarla el general Michael Hayden, propuesto por el presidente George W. Bush para dirigirla.

Hay que recordar que en la segunda mitad del siglo pasado la CIA era capaz, por sí misma esto es, sin ayuda de las fuerzas armadas, de derribar gobiernos que la Casa Blanca consideraba hostiles el de Mohamed Mossadegh en Irán, el de Jacobo Arbenz, en Guatemala, y el de Salvador Allende, en Chile, son ejemplos claros, de recolectar toda clase de información en el mundo, de asesinar a cualquiera, de infiltrar regímenes, organizaciones y partidos. Richard Nixon sucumbió a la tentación de dar un uso faccioso al aparato gubernamental de inteligencia civil. Eso le costó la Presidencia, y la institución sufrió un desprestigio monumental y un recorte severo de atribuciones. No se recuperó nunca.

En los años siguientes, la CIA fue incapaz de anticipar la caída del sha, en Irán, el triunfo de los sandinistas en Nicaragua, y otros movimientos revolucionarios en Asia y Africa. Posteriormente, ya durante la presidencia del segundo Bush, la dependencia mostró rotunda ineficacia para detectar los preparativos de los atentados del 11 de septiembre de 2001, para ubicar a Osama Bin Laden y hasta para fabricar indicios mínimamente verosímiles sobre las supuestas armas de destrucción masiva que, según la Casa Blanca, poseía el régimen depuesto de Bagdad. En la "guerra contra el terrorismo", la central de espionaje ha tenido resultados nulos en la prevención de ataques o en la localización de líderes fundamentalistas como Abu Musab al Zarqawi, pero ha protagonizado, en cambio, una escalada planetaria de violaciones a los derechos humanos: desde Abu Ghraib hasta Guantánamo, desde las cárceles clandestinas en Europa hasta las de Africa del Norte, la CIA ha secuestrado, torturado y asesinado a personas sin el menor escrúpulo legal. Estas tareas infames no se han traducido en ninguna victoria decisiva de Washington contra sus fantasmagóricos enemigos, los cuales no cesan de multiplicarse al calor de la ofensiva estadunidense. En cambio, los actos de guerra sucia han tenido un enorme costo político para el gobierno, tanto dentro como fuera del territorio estadunidense.

La súbita renuncia de Porter Goss a la dirección de la agencia y la pretensión de Bush de sustituirlo con un general de la Fuerza Aérea constituye un paso más en la decadencia del organismo de espionaje y operaciones encubiertas. El trasfondo principal de este relevo es la creación de una entidad encargada de centralizar el mando de todas las dependencias de espionaje y seguridad, a cuya cabeza se encuentra John Dimitri Negroponte, antiguo organizador de grupos paramilitares y escuadrones de la muerte en Centroamérica y ex embajador en México. Desde su cargo actual, Negroponte boicoteó y debilitó en forma sistemática el trabajo de Goss, y ahora pretende colocar al frente de la CIA a Hayden, quien ha sido su subordinado y ha dirigido la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), equivalente militar de la CIA.

No es fácil que Bush consiga la aprobación senatorial para la designación, toda vez que ésta representaría, de entrar en vigor, la colocación de una agencia civil bajo el control de los militares. Como quiera, si Hayden logra el beneplácito del Capitolio, el inicio de su gestión marcará el momento en que los mandos castrenses empiezan a pasar la factura a un poder político que ha usado a las fuerzas armadas en forma errática y torpe y que las ha involucrado en el desatino más criminal y catastrófico en lo que va de este siglo: las guerras contra Afganistán e Irak, equivalentes contemporáneos del pantano vietnamita. En el momento actual, el declive de la CIA refleja y magnifica la descomposición en que se encuentra el gobierno de Estados Unidos.

http://www.voltairenet.org/article138842.html


Chávez advierte a Bush que se quedará
sin petróleo si invade Irán o Venezuela

Lunes 15 de mayo de 2006

Londres (EFE).- El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, advirtió ayer en Londres a George W. Bush contra la posible invasión de Venezuela o Irán, al subrayar que no tendrá acceso al petróleo de esos dos países. En la primera jornada de su visita de dos días al Reino Unido, en la que no será recibido por ningún miembro del Gobierno, Chávez afirmó que «Irán no es Irak» y que un eventual ataque ordenado por Washington para frenar las ambiciones nucleares de Teherán constituiría «una amenaza para todos nosotros». «Si EE UU lanzara una invasión contra Irán, se las va a ver peor que en Irak», país en el que «no hay Gobierno» y de donde el «imperio no sabe como salir», dijo el gobernante venezolano, quien calificó el conflicto iraquí como «el Vietnam del siglo XXI».

Durante un discurso de casi cuatro horas ante cientos de simpatizantes que abarrotaron el auditorio Camden Centre, el jefe de Estado latinoamericano avisó de que la invasión de Irán implicaría una «escalada terrible» en Oriente Medio. «Irán ha dicho que atacaría Israel y sé que tiene medios para hacerlo. E Israel atacaría Irán», indicó Chávez, quien teme que esa situación pueda forzar al uso de armas nucleares por parte de EE UU. «Estados Unidos -precisó- tiene 8.000 bombas con cabezas nucleares, 2.000 de ellas listas para ser disparadas». Recibido al grito de «¡Chávez, amigo, el pueblo está contigo!» por la audiencia, el mandatario venezolano advirtió a Bush de que, en caso de una ofensiva militar contra al régimen de Teherán, «el petróleo de Irán no va a salir de Irán».

http://www.larazon.es/noticias/noti_int34269.htm

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