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23 diciembre, 2006

Informe de “Cásper el Fantasma” sobre la financiación de Nesara

'Todo el reparto de fondos de
prosperidad está hecho ahora'

'Los malos individuos que lo han
retrasado van a morder el polvo'


Viernes 22 de diciembre de 2006

¿Qué sucede si Leo Wanta, como todos los otros, no puede tener acceso a su dinero hasta que nosotros lo recibamos? ¿Cuánto es diariamente la ganancia de cuatro trillones y medio de dólares? ¿Acrecentando a Paulson y Goldman quién? Feliz Navidad, ho ho ho. (Expresión de Papá Noel o Santa Claus).

¿Suponen ustedes que ésta es la razón por la cual Hacienda y la Reina de Inglaterra han mentido a todo el mundo cada día de esta semana, diciendo cada día “está garantizado hoy” o “les prometo que será hoy”. Ahora ellos dicen hoy, viernes 22 de diciembre de 2006.

Hay muchos grupos y administradores pagados frente a nosotros pero ellos no pueden tener acceso al dinero hasta que nosotros lo recibamos incluyendo Superman (ratón) y otros inversores (ratoncitos). (Estos representar a los inversores de altos fines que ya han recibido entregas). Ha habido en marcha entregas en la costa oeste a través de la empresa de los bancos del Banco de América a su propia empresa y a otro personal del Gobierno que tampoco puede tener acceso hasta que nosotros recibamos el dinero. (Estas son las personas que ya han recibido la entrega pero no pueden tener acceso hasta que nosotros consigamos las entregas.)

A algunos de los administradores más grandes se les dio acceso ilegal frente a nosotros. Gran “poo poo” sobre ello (la destitución del poder de ciertos políticos) que son sacados hasta principios de enero para evitar agitación navideña. Estos malos individuos van a morder el polvo, o, más exactamente, a comer suciedad. Habrá enormes cambios políticos.

¿Todo el dinero de ultramar en Euros, gastado en EE.UU.? (Quiero decir que piensen cómo gastar vuestro dinero.) Es probable que esto lo hará incluso más valioso. La tarjeta American Express es utilizable en cualquier parte. Utilicen la tarjeta azul solamente, y es ahora $7++M. La tarjeta negra alimenta a la azul de modo que no habrá ninguna escasez de fondos. El balance de la tarjeta negra es demasiado grande de mencionar (eso podría confirmar algunas de vuestras sospechas que yo filtré de “Ha Ha Hilton”).

Ellos hablan de negociaciones, de firma de documentos, de que todo el reparto (de paquetes bancarios para cobrar los fondos de prosperidad) está hecho ahora. Esto debería ser ello realmente. ¿Será nuestra visión igual a nuestra ‘financiación’? Sería una vergüenza si no lo fuera.

Feliz Navidad
Cásper

http://www.fourwinds10.com/NewsServer/
ArticleFunctions/ArticleDetails.php?
ArticleID=12478

Traducido por Guillermo Herrera (Periodista Licenciado)


Un desastre llamado Bush
Por Néstor Núñez (Periodista)
Jueves 21 de diciembre de 2006

El presidente George W. Bush se ha convertido en una de las peores calamidades que enfrenta la sociedad norteamericana, al punto que a estas alturas 71 por ciento de sus conciudadanos lo consideran indeseable.

Ciertamente se desgarra a pasos agigantados la cortina de la "guerra antiterrorista" que por un tiempo permitió al mandatario esconder sus trucos y manejos sucios. Casi tres mil militares estadounidenses muertos en combate, unas 100 mil víctimas civiles entre la población iraquí, torturas a los musulmanes detenidos en las naciones ocupadas y en la ilegal base de Guantánamo, y corruptela y favoritismo al otorgar contratos para la titulada "reconstrucción en Asia Central", son algunos de los elementos que apuntan contra el dudosamente legítimo ocupante de la Casa Blanca.

Por si fuera poco, a Bush le acompaña una mesiánica tozudez que irrita a no pocos dentro y fuera del mundillo político local, al punto de desconocer vaticinios nada favorables a su comportamiento en Irak provenientes de influyentes círculos nacionales, y posponer hasta lo infinito alternativas al creciente desastre que enfrenta en la nación mesopotámica.

La guerra no solo mata personas de ambos bandos, sino que constituye una imparable erogación de recursos provenientes del mermado bolsillo de los contribuyentes, hastiados de pagar misiles, blindados, bombas y tragedias y destrucción por todas partes.

La cosa ha llegado al punto que hace apenas unas horas se anunció la creación de otro grupo congresional que investigará todo lo relativo a la guerra en Irak, desde sus turbios orígenes, hasta las movilizaciones de tropas y los acuerdos con empresas norteamericanas para prestar servicios e invertir en aquella turbulenta nación.

Y no son pocos quienes avizoran que W. Bush no las tendrá todas consigo si ese grupo de parlamentarios asume seriamente su trabajo y profundiza en los tópicos que ha dicho abarcará en sus pesquizas.

No puede pasarse por alto que la debacle se inició a base de mentiras propaladas por la propia Casa Blanca sobre presuntos arsenales de armas de destrucción masiva en manos del entonces gobierno de Bagdad, las cuales nadie ha visto jamás y que la Administración, sin mucho alboroto, admite incluso no haber encontrado por ninguna parte.

http://www.voltairenet.org/article144455.html



Manipulación informativa
en la guerra de Irak


Lunes 18 de diciembre de 2006

La guerra de Irak ha sido manipulada por el gobierno de Estados Unidos desde los preparativos para invadir a ese país árabe, cuando el presidente George W. Bush acusó a Saddam Hussein de poseer armas de destrucción masiva. Desde entonces, Washington ha echado mano a toda clase de subterfugios para ocultar o tergiversar la realidad de lo que allí ocurre.

Uno de los embustes que más puso en ridículo la propaganda de guerra dirigida por el Pentágono fue una serie de cartas de soldados, que publicaron once periódicos de Estados Unidos, en las que explicaban a sus familiares que las condiciones de vida en las bases militares habían mejorado ostensiblemente.

La patraña quedó al descubierto cuando el sitio web Mundo Árabe denunció que los textos eran sospechosamente similares y, para colmo, uno de los supuestos remitentes declaró que se había enterado de la existencia de una misiva con su nombre cuando el padre le escribió para felicitarlo por el remozamiento de las instalaciones del Ejército.

No obstante, es muy probable que en este caso se haya aplicado la técnica manipuladora de aprovechar la noticia aparecida en una o varias publicaciones para inmediatamente hacerla circular por el mundo gracias a las agencias de noticias, canales de televisión y radioemisoras de alcance internacional.

Este procedimiento es realmente siniestro porque garantiza a los medios que no están en la obligación de desmentir la noticia porque ellos se limitaron a publicar la versión aparecida en otro periódico, es decir que la rectificación queda circunscrita a la prensa local.

Los corresponsales norteamericanos que cubrieron la guerra de Vietnam acuñaron una sentencia que en la situación de Irak se ha multiplicado muchas veces. “Cuando comienza un conflicto, cuentan los veteranos, la primera derrota la sufre la prensa”.

En la invasión del territorio iraquí se aplicó el método de que los periodistas enviados para reportar los combates fueran incorporados (“incrustados”, según la terminología del Pentágono) a las tropas estadounidenses, con el argumento de que así se cuidaba mejor la seguridad de los comunicadores.

Sin embargo, en los primeros tres años de la guerra 18 periodistas perdieron sus vidas por disparos directos de los soldados norteamericanos.

El número total de víctimas registrado en las filas de la prensa se elevó a 127 el pasado 3 de noviembre, según el conteo que han podido efectuar, con grandes dificultades, algunos medios de comunicación.

La manipulación de las informaciones ha sido una barrera permanente para impedir que los despachos enviados desde el escenario de la guerra reflejen toda la verdad de los acontecimientos.

Cuando apenas habían transcurrido siete meses del inicio de la invasión encabezada por Estados Unidos y Gran Bretaña, el diario Washington Post reveló que el gobierno de Bush había prohibido tomar fotos de los ataúdes de los soldados muertos, cubiertos con banderas norteamericanas, que eran trasladados a diferentes bases militares, donde tampoco se permitía el trabajo de los reporteros gráficos.

La explicación en este caso, según comentaron algunos analistas, obedecía al temor de que se repitiese el tremendo impacto causado, en gran parte de la población estadounidense, por las pérdidas sufridas durante la guerra de Vietnam.

La manipulación también contiene un elemento de la más cruel discriminación y es que, como ha sucedido en otras guerras libradas por Estados Unidos, los daños materiales y humanos infligidos a los nacionales del país agredido son silenciados o menospreciados, aunque el balance de esas contiendas bélicas prueba que son infinitamente más catastróficos que los del ejército de ocupación.

Respecto a las bajas estadounidenses hay versiones, extraoficiales claro está, de que los principales centros de recepción de ataúdes se encuentran en las bases aéreas de Dover y Andrews, en los estados de Delaware y Maryland, respectivamente, y en el polígono de Ramstein, situado en Alemania.

Dover se ha convertido en un nombre fatídico para el Pentágono, porque también fue utilizado como aeropuerto de escala en los años 70 para el traslado de los militares muertos en el sudeste asiático.

Incluso algunos políticos estadounidenses inventaron el término “prueba de Dover” para medir el impacto que causaban en el electorado de esa nación las bajas ocurridas en Vietnam, donde ascendieron a 58 mil.

El expresidente Richard M. Nixon fue uno de los más vapuleados en ese test, lo que acarreó su intempestiva orden de retirada de los soldados ocupantes de la península indochina.

El actual mandatario, George W. Bush, evidencia que también vive obsesionado por el “síndrome de Vietnam” porque nunca ha asistido a un acto fúnebre por los caídos en Irak, a diferencia de todos sus predecesores en los anteriores desastres militares sufridos por Washington.

Además, salta a la vista que las informaciones sobre la resistencia que enfrentan las tropas de ocupación están sometidas a una rígida manipulación.

En numerosas ocasiones se omite en los partes la identidad del militar reportado como muerto, herido o desaparecido; para lo cual se aduce que todavía no han podido ser localizados los familiares para comunicarles lo sucedido.

Un incidente recientemente ocurrido sirve para hacerse una idea más exacta de cómo actúan los censores:

El pasado 23 de octubre, el soldado de origen iraquí Ahmed Qais Taayie, quien servía como intérprete de las fuerzas norteamericanas, fue secuestrado a la salida de la casa de “unos familiares” en las afueras de Bagdad, según informó una fuente del comando de ocupación.

Sin embargo, los reporteros que rastrearon el suceso descubrieron que los “familiares” de Ahmed, que no fueron identificados en el comunicado militar, eran, ni más ni menos, que su esposa iraquí y su suegra.

Y como revelación adicional, se conoció que la víctima del secuestro contrajo matrimonio con la joven hace alrededor de un año, pero lo hizo en forma secreta ya que el reglamento prohibe a los alistados en el ejército norteamericano casarse con nacionales del país ocupado.

A la prensa tampoco le resulta fácil conocer los casos de suicidio que se registran en las filas de uniformados, aunque algunos datos indican que el aumento de trastornos psíquicos ha elevado el número de muertes por mano propia.

Las estadísticas oficiales indican que una cuarta parte de las bajas se debe a distintos tipos de accidentes, denominación que engloba tanto a un soldado que se quema con una hornilla eléctrica como a los que, bajo los efectos de la embriaguez alcohólica o el consumo de drogas, resultan lesionados o perecen en el tránsito vehicular.

Otro aspecto muy significativo es que raras veces se consigna la jerarquía o grados militares de los caídos en combate, aunque por una simple lógica aplicada a las contiendas bélicas es inconcebible que todas las bajas sean de “soldados”, como habitualmente informan los boletines del mando de ocupación.

La suerte que corren los heridos también es un dato manipulado por la censura militar, aunque esta cuenta sobrepasó la cifra de 15 mil efectivos en los primeros dos años y medio del conflicto.

En octubre del pasado año, cuando las bajas norteamericanas llegaron a la cifra de dos mil soldados muertos, el rotativo New York Times rompió uno de los tabúes más celosamente custodiados por las autoridades al publicar una descripción muy precisa de 995 caídos en combate.

Las fotos individuales de esos hombres y mujeres, con sus nombres, edades y lugares de residencia, ocuparon cuatro páginas de la edición del 27 de octubre del 2005. El título que acompañaba el despliegue fotográfico era contundente: “La lista de la muerte”.

Por su parte, el Washington Post insertó en la edición de ese mismo día un gran mapa de los Estados Unidos en el que se destacaban las ciudades donde habían vivido los fallecidos y, como balance de las pérdidas, podía apreciarse que todos los estados de la Unión norteamericana estaban macados con cruces.

Está por ver cómo serán las páginas de los diarios estadounidenses cuando llegue la fecha, ya bastante cercana, en que las estadísticas oficiales reporten tres mil bajas letales, con un 95 por ciento, aproximadamente, registrado después de la invasión desarrollada entre los meses de marzo, abril y mayo del 2003..

En materia de manipulación, probablemente la más burda de todas la protagonizó el mismo George W. Bush cuando anunció, el 1º. de mayo del 2003, que las principales operaciones militares en Irak habían concluido, “exitosamente”, desde luego.

Pese a todas las campañas propagandísticas, la censura y el engaño a la opinión pública, las encuestas efectuadas en los últimos meses por las cadenas CBS y CNN indican que el respaldo a la administración republicana es el más bajo desde el comienzo de la guerra. Sólo tres de cada diez norteamericanos consultados aprueba la conducción de Bush.

http://www.voltairenet.org/article144383.html

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