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07 abril, 2007

EL GRITO

(No tengo scaner así que aunque es largo voy a copiar este artículo que me pareció muy interesante, acertado y esperanzador)
 
De la revista DHARMA, escrito por : Antonio Mínguez Reguera.
 
                                                    EL GRITO
 
Hace unos meses, con motivo de la desaparición del famoso cuadro "el Grito" de Eduard Munch, cobró protagonismo de nuevo este genial ejemplo de pintura expresionista. Durante unos días, la foto del cuadro se reproducía profusamente en la prensa diaria, y si bien las informaciones se referían al robo, la imagen, en medio de las noticias habituales de nuestro mundo, se convertía, una vez más, en la metáfora del horror que la crueldad habitual de algunos comportamientos humanos inspiraron a su autor.
Ningún tiempo pasado fué mejor, pero el mundo y la sociedad que reflejaban los diarios mientras el robo cobró protagonismo contribuían a que el grito de angustia que emite el personaje central del cuadro resonara en nuestros oídos como una llamada de atención para hacernos conscientes de la realidad que nos rodea.
Munch perteneció al grupo de pintores expresionistas europeos que practicaron el arte más allá de su función de adorno, expresando el sufrimiento que causan al ser humano la pobreza, la violencia y la pasión.
Munch realizaba una denuncia a la sociedad noruega, que se había subordinado a los valores materiales y había abandonado todo sentimiento de solidaridad, en una carencia absoluta de sentimientos humanos.
Esta corriente recorría Europa y A mérica del Norte, como consecuencia del liberalismo económico.
Finalizaba el sg. 19, y ya se estaban gestando las condiciones para la inmensa tragedia que ha supuesto para la humanidad el sg. 20, sin que a día de hoy le veamos solución.
La prensa se ha convertido en el máximo exponente de la cultura del horror. La costumbre y la repetición nos han insensibilizado.
No se trata del conteo diario de muertos civiles en países humillados que, de cien en cien, llegan a sumar decenas de miles, con el resultado perverso de convertir el sufrimiento personal en estadísticas, como si el sufrimiento y la angustia de un sólo ser no fuera suficiente para justificar "el Grito". O las noticias de países sumidos en la pobreza a causa de guerras provocadas por intereses ajenos.
No es de extrañar que si nos dedicamos a observar el rostro de las gentes que nos rodean, o el nuestro propio, en la calle, observemos en la mayoría de las personas, una expresión triste, dolorida y desesperanzada que, a veces, es sólo un grito contenido.
Para Albert Einstein, quien tanto contribuyó con su talento a la evolución de la ciencia, que tantas esperanzas de un mundo mejor iban a despertar a la humanidad y que, al mismo tiempo han contribuído a desarrollar los métodos de destrucción y aniquilamiento, se le planteaba la pregunta de si existe una manera de liberar a los seres humanos de la fatalidad de la guerra. Y quizás hoy, la pregunta tenga una respuesta afirmativa, nuestra generación ha sido en toda la história de la humanidad, la única consciente de percibir el cambio.
Las anteriores apenas vieron transformaciones a lo largo de su vida. Pero estos cambios hasta hoy solo han sido externos. Nuestros comportamientos y pasiones siguen siendo los mismos del hombre de las cavernas.
Sin embargo todos sabemos que para responder a la pregunta de Einstein en necesario que se produzca un cambio radical, que modifique, con un nuevo rumbo, nuestra evolución como especie. No somos seres creados para NO cambiar. Hay una evolución de la que formamos parte, que implica transformación, lenta, pero que se está produciendo. Según la neurología, nuestro cerebro ha llegado a su máxima perfección, como órgano está preparado para desarrollar funciones infinitamente superiores a las que hoy realizamos.
Nuestra transformación ha comenzado a producirse. Ahora debemos mutar internamente, es imprescindible ir más allá en el terreno espiritual.
Si ponemos etiquetas a los saltos evolutivos desde el homo erectus al sapiens, el paso siguiente sería el "hombre iluminado". Así es como llamamos a los contados maestros que nos han precedido, Buda, Cristo, Mahoma, Ghandi..etc quienes han generado esta transformación con sus "semillas".
Dos mil quinientos años no representan nada en la evolución, como dice el DHAMMAPADA "Son como una nube de verano, una burbuja en el arroyo, un suspiro, una sombra". Sin embargo con independencia del tiempo, en esta actitud iluminada está el gérmen del cambio. Nosotros estamos vivendo el cambio, nosotros tenemos la posibilidad de sembrar maravillosas semillas, nosotros tenemos la suerte de estar viviendo el principio del "Hombre iluminado"

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