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20 marzo, 2008

Genocidio cultural

El Dalai Lama denuncia que el Tíbet
está sufriendo un genocidio cultural

Nueva Delhi, 16 mar (EFE).- El Dalai Lama, líder espiritual del Tíbet, aseguró que esa nación está sufriendo "alguna clase de genocidio cultural" y que las autoridades chinas pretenden alcanzar la paz mediante el uso de la fuerza.

En una rueda de prensa televisada desde Dharamsala, la ciudad india septentrional que acoge al Gobierno tibetano en el exilio, el Dalai Lama dijo que de una forma "intencionada o no intencionada, alguna clase de genocidio cultural está teniendo lugar" en el Tíbet.

Asimismo, aseguró que sus reivindicaciones no han cambiado por los últimos acontecimientos y que sigue pidiendo "autonomía, no independencia".

El líder espiritual también pidió la ayuda de la comunidad internacional a quien atribuyó una responsabilidad de carácter moral en la causa tibetana.

En su primera comparecencia pública tras los disturbios del pasado viernes en Lhasa, la capital tibetana, el Dalai Lama volvió a expresar su apoyo a la celebración de los Juegos Olímpicos de Pekín este año.

Fuentes oficiales chinas señalan que en estos disturbios se han registrado "10 civiles muertos y 12 policías gravemente heridos". Sin embargo, el exilio tibetano cifra en al menos 30 los muertos y precisa que ha recibido informaciones según las cuales este número podría llegar al centenar

El máximo líder tibetano denunció las trabas y restricciones que, a su juicio, las autoridades chinas imponen al desarrollo de la educación y la formación en los monasterios tibetanos y alertó del riesgo de desaparición al que se enfrenta el patrimonio cultural del Tíbet.

Además, expresó su preocupación por el hecho de que las autoridades chinas hayan hecho uso de "la fuerza" para conseguir la estabilidad y la paz en la región tibetana.

Los disturbios de Lhasa tienen lugar en medio de las protestas que desde el pasado día 10 protagonizan los monjes budistas y que se iniciaron para recordar el aniversario de la fracasada rebelión tibetana contra el mandato chino en 1959, que causó la huida al exilio del Dalai Lama.

El Dalai Lama tiene su residencia habitual en Dharamsala, en el norteño estado indio de Himachal Pradesh, donde se encuentra la Administración Central Tibetana en el exilio.

Se calcula que la India acoge a unos 130.000 tibetanos que abandonaron sus hogares a partir de 1959.


El Dalai Lama teme un mayor baño de
sangre si Pekín no modifica su política

Londres, 16 mar (EFE).- El Dalai Lama teme que haya más muertos en el Tíbet a menos que Pekín cambie de política hacia esa región controlada por China, que la considera parte de su territorio nacional.

El Dalai Lama dijo haber recibido informaciones según las cuales el número de muertos en las protestas podría llegar al centenar aunque reconoció que es algo que no ha podido verificarse.

La agencia oficial china Xinhua habló de sólo diez muertos en los choques del pasado viernes.

Pese a lo ocurrido, el líder espiritual de los tibetanos se mostró favorable, en sus declaraciones a la BBC, a que se deje a Pekín organizar los Juegos Olímpicos de este verano.

En su opinión, los Juegos representan una oportunidad para que los chinos muestren su apoyo al principio de la libertad.

La violencia estalló en Tibet el quinto día de una serie de protestas en su mayor parte pacíficas que comenzaron el pasado lunes con motivo del aniversario del levantamiento de 1959 contra el gobierno chino.

Al igual que ocurrió el pasado septiembre en Birmania, las manifestaciones estuvieron dirigidas por monjes budistas, a los que se sumaron luego muchos otros ciudadanos.

Las autoridades han acusado al Dalai Lama de estar detrás de las protestas populares, algo que él, sin embargo, ha negado.


El gobierno tibetano en el exilio cifra
en 80 el número de víctimas en Lhasa

Nueva Delhi, 16 mar (EFE).- El Gobierno tibetano en el exilio aseguró hoy que "fuentes creíbles" confirman que al menos 80 personas murieron durante los disturbios del pasado viernes en Lhasa, la capital del Tíbet.

La Administración Central Tibetana, con sede en Dharamsala, en el norte de la India, agregó que Lhasa permanece sitiada y que todos los accesos han sido bloqueados, en un comunicado difundido a través de su página web, en el que no se identifica a la fuente.

Asimismo, el Ejecutivo en el exilio asegura que el Ejército y la Policía de China están desplegados en todo el territorio de la región y que varias unidades militares se están dirigiendo a las zonas rurales, agregó la nota.

Además, las universidades y los establecimientos comerciales permanecen cerrados.

Fuentes oficiales chinas, citadas por la agencia Xinhua, cifraron en diez el número de víctimas mortales en los disturbios.

El sábado, las autoridades tibetanas anunciaron que disponían de "informes no confirmados" que señalaban que unas 100 personas habían perdido la vida en Lhasa y en otros puntos de la región.

Los incidentes en la capital tibetana han tenido lugar en medio de las protestas que desde el pasado día 10 protagonizan monjes budistas y que se iniciaron para recordar el aniversario de la fracasada rebelión tibetana contra el mandato chino en 1959, que causó la huida al exilio del Dalai Lama.

En 1950, el Tíbet fue ocupado militarmente por China. El gobierno de Pekín asegura que ese territorio forma parte de su país desde hace siglos debido a uniones dinásticas.


Amnistía Internacional pide una investigación
independiente de la ONU en el Tíbet

Londres, 16 mar (EFE).- Amnistía Internacional (AI) pidió a China que autorice una investigación independiente a cargo de la ONU sobre los sangrientos sucesos en el Tíbet, donde han muerto al menos ochenta personas, según su gobierno en el exilio.

"La situación merece también la atención del Consejo de Derechos Humanos en su actual sesión", afirma esa organización no gubernamental en un comunicado en relación con la represión por las autoridades chinas de las protestas tibetanas.

Según AI, China debe "mostrar la máxima contención" al responder a las protestas de los tibetanos e informar de todas las personas que han sido detenidas en la capital Lhasa y otras áreas del Tíbet durante la pasada semana.

La ONG exige asimismo a China que ponga en libertad a todos los detenidos por "expresar pacíficamente sus opiniones y ejercer su libertad de expresión, asociación y reunión"

"Las autoridades chinas deben atender las viejas quejas del pueblo tibetano y revisar una política de largo plazo que ha generado tamaño resentimiento", afirma Catherine Baber, directora del programa de Asia-Pacífico de Amnistía Internacional.

Según AI, los tibetanos se quejan de verse excluidos de los beneficios del desarrollo económico y denuncian las restricciones impuestas a sus prácticas religiosas y el debilitamiento de su cultura y su identidad étnica por las medidas políticas impuestas por Pekín.


Sin confianza en que se entreguen, los fuerzas
chinas buscan a los manifestantes en el Tibet

Pekin, 16 mar (EFE).- Las fuerzas armadas chinas no confían en el resultado del ultimátum dado a los "agitadores" en Tíbet para que se entreguen antes de la medianoche del lunes y les busca casa por casa en Lhasa, una ciudad en aparente calma y en la que al menos 30 personas pueden haber muerto.

El alcalde de Lasha, Doje Cezhug, aseguró que la ciudad "está en calma" y que "la situación general en el Tíbet es buena" tras los graves disturbios registrados el viernes.

Doje atribuyó esa violencia a "un grupo de monjes y quebrantadores de la ley que golpearon, destrozaron, saquearon e incendiaron escuelas, hospitales y comercios con el objetivo de perturbar la vida feliz y estable de los tibetanos".

Asimismo, desmintió que se haya impuesto la ley marcial y que no esté permitido salir a la calle, sobre todo a los extranjeros.

Según informó a Efe una fuente que pidió el anonimato, "el centro histórico de Lhasa sigue acordonado y circulan pocas personas con bolsas de objetos recuperados en los comercios destrozados".

La testigo declaró que se han oído disparos aislados, mientras es "vox populi" que los esfuerzos se concentran en practicar detenciones, con las calles controladas militarmente.

Aunque algunos habitantes se atreven a salir para cubrir sus necesidades, los extranjeros no pueden abandonar sus hoteles, dijo a Efe un residente.

Los escasos turistas que permanecían en Lasha fueron "ayudados" a salir de la ciudad, como es el caso de un español, que no quiso identificarse, llegado recientemente al Tíbet con deseos de aprender su lengua.

El español abandonó ayer Lasha con la ayuda de las autoridades en dirección a Nepal, cuya frontera con Tibet controlan las fuerzas del orden chinas para facilitar la huida de la población local.

El bloqueo informativo continuó hoy, sin posibilidad para la prensa extranjera de verificar las cifras oficiales ("10 civiles muertos y 12 policías gravemente heridos") y las del exilio tibetano, que ha confirmado al menos 30 muertos.

Según fuentes independientes, se han registrado protestas pacíficas en otras zonas próximas al Tíbet, como la provincia fronteriza de Gansú, donde cientos de monjes y civiles se manifestaron pacíficamente.

Mientras, las autoridades difunden hoy información medida: imágenes de monjes tirando piedras e incendiando tiendas y un comunicado del XI Panchen Lama "apoyando los esfuerzos del Partido Comunista de China (PCCh) y del Gobierno para asegurar la seguridad y la estabilidad".

Elegido por el PCCh como sucesor del Dalai Lama, Gyaincain Norbu, de 17 años, el "Buda viviente" educado por Pekín, apareció por última vez en febrero cuando hizo una donación a los damnificados por las fuertes nevadas en la provincia suroccidental de Guizhou.

El Panchem Lama es, además del sucesor, el segundo en rango tras el Dalai Lama (líder espiritual y político), según la jerarquía de la escuela budista Gelugpa.

Tras su exilio en la India en 1959 por la ocupación del Tíbet, el Dalai Lama escogió en 1995 al niño de 6 años, Gendun Choekyi Nyima, como el XI Panchem Lama, pero está en paradero desconocido y tal vez retenido por el Gobierno.

"Nos oponemos a toda acción de dividir el país que mine la unidad étnica. Condenamos los crímenes de un pequeño número de personas que daña vidas y propiedades", dijo hoy el Panchen Lama elegido por el PCCh.

La cadena CCTV difundió también la protesta de la Cámara China de Comerciantes en Rusia por "las acciones ilegales, organizadas, y premeditadas por 'la camarilla' del Dalai para destruir la estabilidad y solidaridad en Tíbet".

Durante la Asamblea Nacional Popular (ANP), a la que asistía el presidente Hu Jintao, Qiangba Puncog, gobernador del Tíbet, calificó las protestas de compló destinado al fracaso.

"Trataremos con dureza a esos criminales. Golpear, destrozar, saquear y quemar. Condenamos tajantemente ese comportamiento destinado al fracaso", dijo Qiangba.

Los disturbios del pasado viernes fueron el cenit de las protestas desarrolladas en Lhasa desde el lunes, cuando 500 monjes del monasterio de Deprung iniciaron unas manifestaciones para conmemorar pacíficamente el 49 aniversario de la rebelión de 1959 contra el dominio chino.

Estos hechos se han convertido en la primera gran crisis para un Pekín envuelto en los preparativos de los Juegos Olímpicos, con los que quiere presentarse como país unido y próspero.

El Dalai Lama, figura venerada por los tibetanos y Premio Nobel de la Paz en 1989, pidió al Gobierno chino desde el exilio que no utilice "la fuerza bruta" en la represión y calificó de ridículo ser el organizador de las protestas.


Miles de tibetanos exiliados se
manifiestan en el norte de la India

Nueva Delhi, 16 mar (EFE).- Miles de tibetanos exiliados en la India se manifestaron hoy en las calles de Dharamsala, en el norte del país, para protestar por la muerte de al menos diez personas en los disturbios del viernes en Lhasa, informó una activista pro tibetana.

"Es difícil decir exactamente cuántas personas se manifiestan en las calles de Dharamsala, pero se trata de varios miles. Es una manifestación enorme", dijo la vicepresidenta de la Asociación de Mujeres Tibetanas, B. Tsering Yeshi.

El presidente del Congreso Tibetano de Jóvenes, Tsewang Rigzin, confirmó el dato tras asegurar que las marchas de hoy contaban con varios miles de participantes.

Los manifestantes protestaban por las muertes ocurridas el pasado viernes en Lhasa, la capital tibetana, así como por las "violaciones de los derechos humanos" que se están produciendo en el Tíbet, dijo Tsering.

Según la activista, los disturbios violentos que el pasado viernes sacudieron Lhasa son la consecuencia "de la represión que las autoridades chinas llevan ejerciendo durante años en el Tíbet".

Mientras, cientos de monjes budistas participan hoy en una multitudinaria oración celebrada en esa misma ciudad a la que seguirá una comparecencia pública del Dalai Lama, el líder espiritual tibetano.

En 1950, el Tíbet fue ocupado militarmente por China. El gobierno de Pekín asegura que ése territorio forma parte de su país desde hace siglos debido a uniones dinásticas.

El Dalai Lama se exilió a la India en el año 1959 y fue nombrado jefe de Gobierno en el exilio en Dharamsala, una ciudad situada en el estado septentrional de Himachal Pradesh, en las estribaciones del Himalaya.

En la actualidad la India acoge a unos 130.000 tibetanos que abandonaron sus hogares después de 1959.


Historia de las difíciles
relaciones entre China y el Tíbet

El conflicto en el Tíbet nace de desacuerdos sobre la historia de las relaciones entre China y el Tíbet, y es muy anterior al régimen comunista nacido en 1950 en Pekín.

Mientras China asegura que el Tíbet es parte del país asiático desde hace siglos debido a uniones dinásticas, los tibetanos piensan que el país fue sometido injustamente por los chinos en diferentes periodos de la historia, el último de ellos desde hace 58 años.

Se considera que los pueblos tibetanos comenzaron a ser una entidad política diferenciada hacia el siglo VII, cuando se constituyen como un reino.

Songtsen Gampo (604-650), héroe nacional tibetano, fue el que logró unificar los pueblos del Techo del Mundo.

En tiempos de este primer rey comienzan los vínculos del Tíbet con la vecina civilización china, ya que siguiendo políticas de alianzas se casó con una princesa china llamada Wencheng, de la dinastía Tang (aunque también tuvo una esposa de Nepal).

En esta unión se basa China para afirmar su soberanía sobre la región, algo a lo que se oponen los independentistas tibetanos, que afirman que el aislamiento geográfico de la región le ha permitido ser virtualmente independiente durante gran parte de su historia, pese a las injerencias de potencias vecinas y occidentales.

Con reyes posteriores a Songtsen Gampo, el reino del Tíbet alcanzó su máxima extensión e incluso puso en jaque a la vecina civilización china, llegando a controlar brevemente la ciudad de Changan (actual Xian), la capital del "Imperio del Centro".

Hacia 1240, los mongoles, que controlaban China desde 1215, atacan el Tíbet y establecen una relación de "patronazgo" sobre los líderes políticos y religiosos de la región.

China asegura que hacia 1372 la recién formada dinastía Ming otorgó al mandatario tibetano una suerte de "virreinato" y le obligó a pagar tributo a la corte china, lo que en esencia significaba el dominio del imperio chino sobre el Tíbet. Esto no es reconocido por los independentistas tibetanos.

En 1720, la última dinastía china (Qing), aprovechando un conflicto entre dos líderes tibetanos, invade el Tíbet e instaura un gobierno que estaría encabezado por el Dalai Lama.

En los siglos XIX y XX, el Tíbet, como otras zonas de China, intentó ser colonizado por los imperios occidentales, principalmente el Británico, que exploró la región -muchos de esos primeros viajeros la idealizaron como un lugar mítico- y lanzó una invasión en 1904 encabezada por el coronel Francis Younghusband.

Las tropas mataron en su avance entre 1.300 y 5.000 tibetanos, según las diversas fuentes.

Tras llegar a Lhasa, impusieron a Tíbet y China la obligación de abrir la aislada región al comercio con el Imperio Británico, que en algunos tratados posteriores la trató como entidad independiente, pese a la oposición de Pekín.

En 1913, aprovechando la caída de la dinastía Qing en 1911 y el caos de los primeros años de la República de China, el Tíbet declara unilateralmente su independencia.

La anarquía que China sufrió en las décadas posteriores permitió a Tíbet fortalecerse como entidad independiente a principios del siglo XX, situación que terminó en 1950, cuando, un año después de la fundación del régimen comunista en Pekín, las tropas chinas "invadían" el Tíbet (según los independentistas tibetanos, mientras los chinos hablan de "liberación" del feudalismo en el territorio).

Los tibetanos se levantaron contra el dominio comunista en 1959. Pero el fracaso de la rebelión iniciada el 10 de marzo de ese año (y cuya conmemoración motivó las protestas de la semana pasada) dio lugar a la huida del Dalai Lama y a la creación de un Gobierno tibetano en el exilio.

Según ese gobierno, la represión del ejército chino contra el pueblo tibetano y su cultura en medio siglo se cobró más de un millón de muertos, así como la destrucción de monasterios y templos, especialmente durante la Revolución Cultural (1966-76).

La represión también aumentó tras las protestas de 1989, para conmemorar el 40 aniversario de la rebelión.

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