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14 marzo, 2007

Esto sí explica el 11-M

Por Rafael Palacios
rafapal@rafapal.com
www.rafapal.com

[Ojo al estallido de la burbuja inmobiliaria. En Estados Unidos, la bolsa se hunde por la parálisis en los créditos hipotecarios:

Si queréis saber quién puso las bombas del 11-M: leed esto. Las palabras claves son Gladio, OTAN, explosivos militares, simulación de atentados y viajes secretos de agentes de la CIA desde Palma de Mallorca.
http://mamanga.wordpress.com/2007/03/12/el-11-m-fue-
perpetrado-por-servicios-clandestinos/


Si os digo que hay 200 soldados israelíes para mantener el orden en la capital de Hungría, puede que vuestros "sistemas operativos" colapsen… o tal vez no. (tal y como está el mundo…). Aunque, si lo pensáis mejor, y cambiáis el nombre de "Israel" por otro país de similar población, como "Portugal", os daréis cuenta del sinsentido: "200 soldados de Portugal mantienen el orden en Budapest". ¿Absurdo, verdad?

Bueno, pues la noticia es que 200 soldados israelíes, vestidos con sus uniformes azules, llegaron el 9 de marzo a la capital de Hungría, siendo recibidos por el primer ministro, para proteger una sinagoga en previsión de que sucedan disturbios en conmemoración del día de la Independencia del imperio austríaco de mañana día 15. ¿Cómo se relaciona esto con los judíos?

Al parecer, la independencia húngara fue reprimida por tropas rusas (aunque no veo la relación con los judíos, salvo lo que añado debajo de la influencia de los judíos en Rusia). El año pasado hubo uno de esos extrañísimos altercados en una manifestación en la que nadie encuentra al autor/autores de los disparos y se interpreta como un acto de antisemitismo (¿?). Informaciones desveladas por Al Jazzera aseguran que 300 hospitales han cerrado y otros servicios públicos están dispuestos para ser vendidos a magnates extranjeros. El saqueo de los bienes públicos parece estar dispuesto por los voraces vampiros capitalistas. ¿Os suena de algo?

La noticia de Aljazzera aclara que la situación económica en el, otrora, próspero país ex comunista se ha deteriorado mucho y la gente, la gente de la calle, culpa de ello a los judíos por lo que se espera un estallido social en la manifestación de mañana. Como dato a recordar: el conspirador disfrazado de filántropo, George Soros, es judío húngaro de nacimiento. Además de tener el "honor" de haber puesto la bolsa patas arriba con una operación de especulación financiera hace unos años, Soros es el principal financiandor del Partido Demócrata estadounidense y de numerosos movimientos progresistas…

http://www.aljazeera.com/cgi-bin/review/
article_full_story.asp?service_ID=13086

Como sabéis, Alexander Solzhenitsyn, además de físico de primer orden, fue el mayor disidente del régimen soviético, autor del imprescindible relato sobre las atrocidades comunistas, "Archipiélago GULAG". Hace pocos años, escribió un libro sobre las relaciones entre el comunismo y el judaísmo que es bueno recordar. Si queréis saber más, escribid "Judíos Rumania Comunismo" en Google y hacer lo mismo con otros países ex comunistas como Hungría. Fliparéis.

Tal vez, así entendáis cómo la Junta de Extremadura española (regida por un partido de izquierda) edita un libro con imágenes como las que veréis del Maestro Jesús de Nazaret (personas sensibles, mejor no entren)

http://www.reporterodigital.com/extremadura/post.php/
2007/03/13/maria_masturbando_a_jesucristo_o_el_conc

Ahora atreveos a preguntaros si alguien podría hacer algo semejante cambiando a Jesús por un rabino o el Holocausto y os daréis cuenta quien da las órdenes en este Sistema.

JUDIOS Y COMUNISMO, Solzhenitsyn

Doscientos años juntos, Solzhenitsyn

El volumen dos del estudio monumental de Solzhenitsyn sobre las relaciones judeorrusas, Dvesti Let Vmeste (Doscientos años juntos), apareció en las librerías de su natal Rusia en los días finales de 2002 (con un tiraje de cien mil copias de acuerdo con su editor). Ambos volúmenes de "Doscientos años juntos" han sido rotundos éxitos
de venta en Rusia y han dado lugar a una respuesta amplia y variada de la crítica, que va de lo amistoso y respetuoso a lo agresivamente hostil. El primer volumen de Doscientos trataba del encuentro entre los rusos y los judíos desde 1772 (cuando se les permitió a cien mil judíos entrar al imperio ruso) hasta la víspera de las conflagraciones
revolucionarias de 1917.

En los primeros capítulos del volumen dos, Solzhenitsyn examina, en particular, el papel de los judíos en las revoluciones de febrero y octubre, y en la administración y consolidación del control bolchevique durante y después de la guerra civil de 1918-1921.

Solzhenitsyn es severamente crítico de una "revolución" de febrero que culminó en una "seudodemocracia" débil e ineficiente, que socavó la vigorosa sociedad civil que había empezado a florecer en el último medio siglo del régimen zarista, y que finalmente preparó el terreno para el primer experimento de totalitarismo del siglo veinte. No obstante, Solzhenitsyn aprueba los esfuerzos de la efímera democracia rusa para otorgar cabal ciudadanía a los judíos de Rusia y reconoce que esas medidas ya se habían tardado mucho. Pero su análisis demuestra ampliamente que los judíos fueron los principales beneficiarios de la revolución de febrero, y en muchos aspectos fueron sus instigadores o arquitectos. En un pasaje particularmente revelador, Solzhenitsyn resume sus conclusiones acerca de las causas de la revolución rusa, causas que se detallan bundantemente en los múltiples volúmenes de La rueda roja:

Al mismo tiempo, es incorrecto pasar por alto el hecho de que un número notablemente desproporcionado de judíos tenían puestos de responsabilidad en los escalafones medios y altos del partido y en el aparato de la policía secreta durante las décadas de 1920 y 1930. De nada sirve ignorar este hecho. Hacerlo significa dejar este tema a los antisemitas, que se apropiarán de él para sus propios odiosos
propósitos. Además, no pueden curarse las heridas sin una disposición a enfrentar las deshonrosas realidades del pasado. Solzhenitsyn es particularmente insistente en este punto. Como escribe en su prólogo a Doscientos años, "Nunca he concedido
a nadie el derecho a ocultar sucesos que ocurrieron. No puedo llamar a un acuerdo cimentado en un testimonio injusto del pasado". Los hechos desagradables deben enfrentarse directamente, sin perder el sentido de la proporción histórica y moral.

Basándose en la investigación del distinguido historiador de Rusia Bruce Lincoln, Solzhenitsyn señala que, en la cúspide del "Terror Rojo", más de tres cuartas partes de los que sirvieron en la Cheka de Kiev eran de origen judío. Evidencias similares de una presencia judía desproporcionada en el Partido y la policía secreta pueden citarse para muchas otras partes de Rusia y Ucrania. Como resultado, grandes segmentos del público ruso llegaron a identificar al "Terror Rojo" con los judíos, una identificación sumaria que haría un daño indecible a las relaciones ruso-judías.

Desde luego, muchos judíos estaban comprensiblemente consternados por esta identificación de judío y bolchevique en la mente popular. A este respecto, Solzhenitsyn expresa su profunda admiración por los intelectuales judíos tales como D. O. Linsky, Iosif Bikerman y Daniel Pasmanik, quienes repetidamente recordaban a rusos y judíos por igual que el bolchevismo era absolutamente incompatible con la ley moral, la tradición judía y la libertad y dignidad de los seres humanos. Este círculo admirable de patriotas judíos rusos se alineó abiertamente con las fuerzas blancas durante la guerra civil. En su colaboración de 1924, Rusia y los judíos, esos judíos rusos anticomunistas trataron desesperadamente de persuadir a sus correligionarios de Occidente y de la comunidad emigrada de que el comunismo planteaba un inmenso peligro para toda la humanidad, así como para la integridad moral del pueblo judío.

En la perspectiva de Solzhenitsyn, rusos y judíos por igual deben llegar a un acuerdo sobre su complicidad en el régimen comunista y dejar de culpar a otros de todos sus infortunios y descontentos. La Cheka llevó a cabo una guerra implacable contra estratos enteros de la sociedad rusa. El clero, los comerciantes, aristócratas, "kulaks" e intelectuales independientes, todos eran señalados como "enemigos del pueblo" y "enemigos de clase"; eran arrestados o ejecutados en
función de quiénes eran más que por algo que hubieran hecho. En la perpetración de esos crímenes ha de culparse tanto a rusos como a judíos.

Stalin se volvió contra los judíos con feroz intensidad en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial , pues los Judíos empezaban a mostrar signos de querer controlar la revolución bolchevique según sus intereses y estos se encontraban en gran numero en los escalafones , altos y medios del partido y también dentro de la policía secreta.

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