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19 enero, 2007

Entrando en el ESPACIO DEL CORAZÓN

Reinventando las Relaciones del Siglo XXI:
Entrando en el ESPACIO DEL CORAZÓN

por Celia Fenn

Traducción: Paloma Fernández Fernández.
artesyoficios@ arnet.com. ar

Las relaciones y el modo de vivirlas con éxito, parecen ser cada vez más el foco de nuestra energía y de nuestra atención en este punto de nuestro proceso de transición. Muchos de nosotros estamos trabajando duramente para redefinir la manera en la que nos relacionamos con los demás, especialmente en lo relativo a nuestras relaciones primarias y amorosas. El Arcángel Miguel me ha pedido que comparta esta información con ustedes, en la seguridad de que les ayudará en su sendero.

Antes de que examinemos la nueva manera de relacionarnos, tenemos que mirar atrás y ver en qué consistían antes las relaciones. En términos metafísicos las relaciones, al igual que la mayor parte de los restantes aspectos de la vida en el siglo XX, estaban regidas por las tres chacras inferiores. Eso supuso que la mayor parte de las relaciones consistiesen en una transacción basada en el Dinero (Chakra Base), el Sexo (Chakra Sacro) y el Poder (Chakra del Plexo Solar). Cualesquiera que fuesen los sentimientos y emociones que uniesen a las personas, inevitablemente se veían obligados a contender con los asuntos de dinero, poder y sexo en sus interacciones cotidianas. Y, por supuesto, en las relaciones ya consolidadas, estos temas todavía van a seguir teniendo su cierta continuación, aunque en el siglo XXI las relaciones también tendrán que introducirse en el Espacio del Corazón o Chakra Cardíaco, mediante el cual el espíritu y el alma también podrán pasar a integrar la relación. Una parte importante y central.

Dinero, Sexo y Poder: lo que solían ser

Una relación primaria adulta, o una relación amorosa, indefectiblemente solían significar que, llegado cierto punto, las dos personas involucradas empezarían a vivir juntas. Dado que la necesidad de proximidad y de compañía son necesidades humanas primarias, las relaciones amorosas siempre se han expresado a sí mismas, y continuarán haciéndolo, mediante la cohabitación y la proximidad física.

Tradicionalmente, el intercambio ha sido intersexual. El hombre trabaja por dinero y la mujer se ocupa de la casa. Esto permite a la pareja crear un hogar y costear sus necesidades. El sexo entre ellos da lugar a la familia. El poder tradicionalmente ha venido siendo ostentado por el hombre, como parte del sistema social de patriarcado jerárquico.

Los Cambios

Sin embargo, en el mundo desarrollado, comenzaron a manifestarse a mediados del siglo XX poderosos cambios sociales que supusieron que esas premisas tradicionales acerca de las relaciones hayan quedado obsoletas, aún cuando muchos de nosotros todavía estemos trabajando en ellas a nivel subconsciente.

La revolución feminista supuso que las mujeres, como norma general, empezaran a trabajar fuera de casa. Ahora se acepta que las mujeres tengan sus propias carreras y que las parejas tengan dos fuentes de ingresos. Esto genera problemas en las estructuras tradicionales de las relaciones, puesto que las mujeres de ahora también son suministradoras de dinero y, en algunos casos, aportan más que los hombres. El equilibrio de fuerzas se ha modificado, mientras vamos abandonando los modelos jerárquicos de relacionarnos. Y nadie está completamente seguro de cómo encaja el sexo en esta nueva forma de relación.

Lo que surge de esta transición es que ahora las relaciones se componen de dos personas iguales en destrezas y en poder que buscan, sobre todo, compañía y proximidad, más que una mera transacción a nivel físico. El modo de conseguirlo es entrar en el Espacio del Corazón o Chakra del Corazón, asiento primordial de las relaciones. Una vez que esto haya sido conseguido, los demás niveles ya se pueden negociar de acuerdo a las necesidades de cada pareja en particular.

Espacio del Corazón y Comunión

Hay dos conceptos que me ha dado el Arcángel Miguel que definen la nueva manera de relacionarse.

En primer lugar, la relación tiene que basarse en una existencia desde el Corazón. Esto consiste en estar en contacto con los SENTIMIENTOS y en ser capaz de EXPRESAR dichos sentimientos de maneras creativas y que nos hagan más poderosos.

Muchos piensan que esto supone ser capaces de comunicarnos verbalmente. En algunos aspectos esto es cierto; pero me he dado cuenta de que las mujeres tienden a ser mejores comunicadoras verbales de sus sentimientos que los hombres. Con mucha frecuencia escucho a mujeres que se quejan de que pueden mantener largas conversaciones acerca de sus sentimientos con sus amigas, pero no con los hombres que les importan.

¿Significa esto que los hombres tienen que llegar a ser como las mujeres y hablar acerca de sus sentimientos?

Bueno; puede ser.

Pero creo que nos iría mucho mejor si nos diésemos cuenta de que hablar de los sentimientos no es la única respuesta.

Es sólo charla; y tiende a ser circular, aunque sirva para que la persona que habla se sienta mejor.

Pero, a menudo, la comunicación NO VERBAL es mucho más importante para la expresión de los sentimientos. Y tal vez ahora las mujeres tengan que aprender técnicas de expresión no verbal o expresión Centrada en el Corazón que les permitan conectarse con sus compañeros.

Comunión

La comunión es un término con connotaciones religiosas que se relaciona con el sacramento de la muerte de Cristo y con el ritual de la Última Cena. Pero lo que probablemente quiso decir Cristo era que aprendiésemos a comulgar los unos con los otros, haciéndonos uno con el otro ser.

En la comunión religiosa se bebe el vino y se come el pan que representan el cuerpo de Cristo, y así es como te haces uno con Cristo en ese momento.

La lección para nosotros es "estar" con los demás de modo que podamos hacernos uno con ellos. Comprenderles y estar con ellos de manera tal que las historias y las explicaciones dejen de ser importantes. Ver la esencia divina en esa persona o ser, y permitir que su esencia resuene con la nuestra. Sentir sus emociones con tanta intensidad como sientes las tuyas propias, porque son verdaderamente tuyas, o el reflejo de las tuyas.

Cuando comprendemos que la persona con la que hemos elegido relacionarnos es una parte nuestra, y que lo que vemos es a nosotros mismos, podemos sentir compasión y amor por nosotros mismos y, después, por el otro. A partir de ese espacio de comunión y comprensión, podemos aprender a relacionarnos con total aceptación, tanto de nosotros mismos como de los demás.

Aceptación

Ahora es muy importante que seamos capaces de amarnos y de aceptarnos a nosotros mismos. Sólo si te aceptas a ti mismo por completo podrás aceptar a la persona que sostiene el espejo en el que puedes mirarte. Y si eres capaz de amarte a ti mismo, podrás amar al otro y estar con él.

La aceptación supone ser capaz de estar con esa otra persona en amor y gracia, sin pretender cambiarla ni convertirla en otra cosa que no sea lo que ya es en ese momento. Fracasan demasiadas relaciones porque las personas ven un potencial y se enamoran de ese potencial. A esto le sigue la frustración, dado que puede que ese potencial nunca llegue a hacerse realidad.

Creatividad

Desde ese lugar de Comunión y Aceptación, la relación tenderá a hacerse más profunda, cálida y creativa.

No hay reglas acerca de cómo expresar la creatividad: cada pareja encontrará sus maneras únicas e individuales para hacerse mutuamente más poderosos y para expresar su desarrollo como resultado de esa aceptación mutua.

El aspecto más importante de una relación Centrada en el Corazón es que, a partir de allí, los compañeros sientan que consiguen cobrar poder de la mejor y máxima manera. Así, se esforzarán por expresar el bien más elevado para ellos mismos y para su relación desde ese lugar de aceptación, gracia y gratitud hacia la persona que han elegido para que cree con ellos.

Y a partir de ahí......

Una vez que se ha alcanzado este espacio, las personas implicadas son capaces de negociar el modo en el que plasmarán su relación. Cómo equilibrarán el poder, cómo interactuarán sexualmente y el papel que jugará el dinero en su relación conjunta.

Esas cosas se pueden negociar, en vez de darse por asumidas, desde un espacio de respeto, cuidados y amor.

Porque el Espacio del Corazón, una vez abierto, seguirá infundiendo en esa relación la energía del Alma y de los niveles del Espíritu, asegurando que esa relación permanezca en un lugar creativo de crecimiento y de amor......

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