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16 noviembre, 2007

La Muerte

Swami Sivananda

Grandes científicos, inventores de muchas cosas maravillosas, poderosos emperadores que han realizado una tarea estupenda, poetas inspirados, artistas maravillosos, muchos brahmanes o sacerdotes, Rishis o sabios, y yoguis, han venido y se han ido. Todos ansiáis conocer qué ha sido de ellos. ¿Aún existen? ¿Qué hay más allá de la muerte? ¿Han dejado de existir o se han desvanecido en la nada etérea? Tales cuestiones surgen espontáneamente en los corazones de todos. La misma pregunta surge hoy igual que lo hizo hace miles de años. Nadie puede impedirlo, debido a que está íntimamente conectada con nuestra naturaleza.

La idea de la muerte ha sido siempre el poder motivador más importante de la religión y la vida religiosa. La muerte incita al hombre a buscar la inmortalidad. El hombre teme a la muerte. El hombre no desea morir, desea vivir por siempre. Éste es el punto de comienzo de la filosofía. La filosofía inquiere e investiga. Proclama ardientemente: "Oh hombre, no temas a la muerte. Existe una morada inmortal, que es Dios. Ése es tu propio Ser, o Atman, que mora en la estancia de tu corazón. Purifica tu corazón y medita en este Ser puro, inmortal e inmutable. Así alcanzarás la inmortalidad. "

No puedes morir, pues no has nacido nunca. Tú eres el Ser inmortal. El nacimiento y la muerte son dos escenas falsas en el drama irreal de Maya, o la ilusión. Conciernen sólo a la envoltura física, que es un falso producto formado por la combinación de los cinco elementos. Ambas ideas del nacimiento y de la muerte son mera superstición.

Toda alma es un círculo. La circunferencia de este círculo no se halla en ningún lugar, pero su centro está en el cuerpo. La muerte significa el cambio de este centro de cuerpo en cuerpo. ¿Por qué, entonces, has de temer a la muerte?


¿Qué es la muerte?
La muerte es la separación del alma de su cuerpo físico. A la entrada del alma en un cuerpo se lo llama nacimiento. A la marcha del alma del cuerpo se lo llama muerte. El cuerpo muere cuando el alma se ausenta.

La muerte es una puerta que se abre entre un aspecto de la vida y otro. Es el cese de la actividad corporal o física, de las funciones físicas y orgánicas, y de la consciencia física. La muerte es la transición de un estado del Ser a otro. Un cambio de la forma de la consciencia a otro plano astral o mental. El hielo se convierte en agua y ésta se convierte en vapor y en gas invisible, según su grado de vibración. Igual ocurre con la vida en los planos físico, astral y mental.

La muerte no acaba con tu personalidad ni tu conciencia propia, sino que meramente te abre las puertas a una forma más elevada de vida. La muerte es sólo la puerta a una vida más plena. La muerte no supone la extinción de la personalidad, sino meramente el cese de una importante individualidad. Es sólo un cambio en la forma. La vida fluye para lograr su conquista de lo Universal. La vida fluye hasta fundirse en lo Eterno.

La muerte no es el fin de la vida, sino un aspecto de ésta. Es un incidente natural en el curso de la vida. Es necesaria para tu evolución. La muerte no es lo opuesto a la vida. Es sólo una fase de la vida. Ésta fluye incesantemente.

El fruto perece, pero su semilla está plena de vida. La semilla muere, pero un gran árbol crece a partir de ella. El árbol perece, pero se convierte en carbón, el cual es rico en vida. El agua desaparece, pero se convierte en vapor invisible, el cual contiene la semilla de una nueva vida. La piedra desaparece, pero se convierte en limo, el cual está lleno de una vida nueva. Sólo perece la envoltura física, pero la vida permanece.

La disolución del cuerpo no es más que un sueño. De igual modo que un hombre duerme y se despierta, así ocurre con la muerte y el nacimiento. La muerte es como el dormir; el nacimiento es como el despertar. La muerte nos conduce a una vida nueva y mejor. Una persona con discriminació n y sabiduría no teme a la muerte. Sabe que ésta es la puerta hacia la vida. La muerte, para ella, no está ya representada por el esqueleto que porta la guadaña para cortar el hilo de la vida, sino, más bien, por un ángel que porta la llave de oro para abrir le la puerta hacia una existencia mucho más amplia, plena y feliz.

El nacimiento sigue a la muerte, de igual modo que el despertar sigue al sueño. Nuevamente asumirás la tarea que abandonaste en tu vida anterior. Por tanto, no temas a la muerte.

El nacimiento y la muerte son el juego de Maya, o la ilusión. Quien nace comienza a morir. Quien muere, comienza a vivir. La vida es la muerte y la muerte es la vida. El nacimiento y la muerte son, meramente, puertas de entrada y salida al escenario de este mundo.

Del mismo modo que te mueves y trasladas de una casa a otra, el alma pasa de un cuerpo a otro para ganar experiencias. De igual modo que una persona se despoja de sus viejas ropas y se pone otras nuevas, así mismo penetra el habitante de este cuerpo, abandonando los cuerpos usados en otros nuevos.

¡Oh hombre, no temas a la muerte. Ésta es el fenómeno ilusorio de Maya. Representa, tan sólo, la disolución de los elementos. Tú eres inmortal!.


El viaje del alma después de la muerte. Cuando una persona muere, se lleva consigo su cuerpo astral permanente, o Linga-Sharira, el cual está formado por cinco Ñana Indriyas, u órganos de conocimiento; cinco órganos de acción, o Karma Indriyas; cinco energías, o Pranas; la mente; el intelecto, o Buddhi; la mente subconsciente, o Chitta, y el ego, o Ahankara; y el receptáculo de las acciones, o Karmasraya, el cual determina la formación de la próxima vida.

El alma se contrae y absorbe todos los sentidos. Los sentidos físicos se van oscureciendo más y más, igual que una lamparilla se va sofocando al acabarse el aceite. El cuerpo sutil, o Sukshuma Sharira, abandona el cuerpo físico como una nube. El alma, acompañada por el aire vital principal, o Nukhia Prana, los órganos sensoriales y la mente, y llevando consigo la ignorancia (Avidya), las acciones buenas y malas, y las impresiones dejadas por las existencias previas, abandona su antiguo cuerpo y obtiene uno nuevo. Al pasar de un cuerpo a otro, es envuelta por las partes sutiles de los elementos, que son las semillas del nuevo cuerpo.

El alma tiene, entonces, la visión de su próximo cuerpo. De igual modo que una babosa o un gusano se adhieren a otra rama antes de abandonar la que los sostiene, el alma visualiza, así mismo, su próximo cuerpo antes de abandonar su cuerpo presente.

Los estertores de la muerte. No hay dolor en el momento de la muerte. En el Garuda Purana y el Atma Purana se afirma que los estertores de la muerte son similares al dolor causado por las picaduras de 72.000 escorpiones. Esto se menciona únicamente para inducir temor en los lectores y en quienes lo escuchan, y forzarlos a trabajar por su propia liberación, o Moksha. En el espiritismo, es unánime el relato de los espíritus iluminados, quienes afirman que no se siente ni una pizca de dolor durante la muerte. Describen claramente sus experiencias durante la muerte y afirman haberse liberado de un gran peso al abandonar este cuerpo físico, disfrutando de una consciencia perfecta al separarse del cuerpo físico. Maya, o la ilusión, crea un temor vano en los testigos, produciendo en el cuerpo unos estertores convulsivos. Ésa es su naturaleza y su hábito. No temas a los estertores de la muerte. Tú eres inmortal.

La oración por los muertos. Las almas que han partido permanecen en un estado de ensueño o de inconsciencia inmediatamente después de la muerte. No pueden sentir que se han despegado de sus cuerpos anteriores, gruesos y materiales. Las oraciones, el Kirtan y los buenos pensamientos de parientes y amigos pueden proporcionar un verdadero solaz a las almas que han marchado. Crean una potente vibración y los despiertan de su estado mental de ofuscamiento, haciendo regresar de nuevo su consciencia obtusa. Las almas comienzan entonces a darse cuenta de que ya no están en su cuerpo grueso y material. Entonces se esfuerzan por cruzar la frontera, un estrecho río de éter, llamado por los hindúes Vaitarani, el Puente de Chinnat por los parsis, y Sirat por los musulmanes.

Cuando las almas que han partido se hunden pacíficamente, y cuando se disponen para disfrutar de un despertar glorioso en el cielo, son despenadas de pronto al vívido recuerdo de la vida humana por los lloros y lamentos de sus amigos y parientes. Los pensamientos de aflicción de los parientes producen vibraciones similares en su mente y causan una gran pena y aflicción. El dolor descontrolado de sus parientes los atrae desde los planos astrales. Esto puede retardar seriamente su camino hacia el mundo celestial, causándoles un grave daño.

El intervalo entre la muerte y el renacimiento. La gente desea conocer el período exacto que transcurre entre el momento de abandonar el cuerpo y nacer de nuevo. ¿Obtiene el alma un nuevo cuerpo en un año? ¿O necesita acaso diez años? ¿Durante cuánto tiempo se reside en los planos más sutiles antes de reaparecer en el plano terrestre? Éstas son algunas de las preguntas típicas.

En principio, hay dos factores que determinan este hecho, a saber: la naturaleza del Karma individual y la última impresión producida antes de la muerte. Ese período puede variar desde cientos de años a incluso unos cuantos meses. Quienes disfrutan algunos de sus Karmas en otros planos y regiones más sutiles, requieren un tiempo considerable antes de entrar en un cuerpo nuevo. El intervalo es muy largo, pues un año del periodo terrestre pasa como un solo día en el plano celestial.

Se cita el ejemplo de que, viendo el asombro y admiración de algunos turistas extranjeros ante las ruinas de cierto monumento antiguo, un santo que vivía en la vecindad afirmó que alguno de ellos mismos habían dado forma a aquellos monumentos siglos antes.
A veces, un individuo muy sensual, que tiene un fuerte deseo, u otro con un intenso apego, renacen rápidamente. También hay casos en los que, habiendo perdido la vida siendo aún muy joven en un accidente violento e inesperado, el alma individual, o Jiva, vuelve a tomar muy pronto un nuevo cuerpo. Generalmente, en tales casos de un renacimiento inmediato, el Jiva recuerda, a menudo, muchos de los hechos de su vida anterior, reconoce a muchos de sus parientes y amigos, e incluso su antiguo hogar y sus objetos familiares.

En la gran mayoría de las personas, sin embargo, esta memoria no está presente. Esto es, verdaderamente, una bendición concedida por el sabio Ser. Ese recuerdo complicaría en gran medida nuestras vidas actuales. El pasado te está vedado hasta el momento en que te sea bueno y útil recordarlo. Cuando logres la perfección y alcances el fin de tu ciclo, todo te será revelado y contemplarás el rosario entero de tu vida, hilvanado sobre tu personalidad única. Pero tales casos de un renacimiento inmediato no son comunes.

Generalmente, para el individuo medio, el intervalo entre la muerte y el renacimiento suele ser un periodo considerable, medido en términos del tiempo terrestre. Las personas que han realizado un buen Karma pasan mucho tiempo en el plano de las deidades, antes de nacer nuevamente. Las grandes almas y personas evolucionadas espiritualmente esperan mucho tiempo antes de volver a reencarnarse.

En el período de intervalo entre la muerte y el nuevo renacimiento el espíritu que ha partido, especialmente si la persona ha evolucionado física y espiritualmente, puede materializarse, frecuentemente, en el plano terrestre, si surge la necesidad. Puede tomar una forma humana, hablar e incluso hacerse tangible. Es posible fotografiar tales apariciones. Esa forma materializada es distinta del cuerpo astral, el cual no es visible para los ojos físicos. Es un doble exacto y sutil del cuerpo físico, y constituye el vehículo de que se sirve el alma que ha partido para viajar después de la muerte.

La consciencia astral, de todas formas, no puede garantizarte la liberación del nacimiento y la muerte. El ocultismo y el espiritismo no pueden proporcionar la emancipación última, ni revelar el secreto completo del más allá. Sólo la Realización Espiritual y el Conocimiento del Ser revelan el misterio de la vida y la muerte, y de la vida más allá de ésta.


Libro Senda Divina
Sri Swami Sivananda

1 comentario:

Anónimo dijo...

namaste, gracias por esto y por los demas post de conocimiento trascendental,que la luz guie nuestro camino, shanti, bonito espacio y te dejo una direccion de unos blogs similares, espero los veas y podamos comunicaros y compartira traves de ellos:
lossonidosdelespiritu.blogspot.com
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