Ya no más forzar o controlar, ni realmente planear, tratar o requerir nada; tan sólo comprender, sentir y asumir naturalmente que nosotros también somos Dios, y simplemente irradiar nuestra Divina LLama de Ser Creador. Esto da paso automáticamente a la Vida Sincrónica, donde todo lo que podamos precisar ya está ahí antes de ni siquiera pedirlo. Todo está provisto y previsto desde nuestra Divinidad (Yo Soy, Ser Superior). Todo ya está aquí y ahora en nuestro Ser. Y cuando nos abrimos en plena confianza a esta Verdad, nuestra parte de Espíritu se reconecta y reunifica con nuestra parte humana, naciendo así el Humano Divino.
Por tanto, no se trata exactamente de un ejercicio de voluntad, de una tensión o esfuerzo, sino más bien de soltar y soltarse, de liberar los controles y permitir que nuestro propio Ser Divino se exprese libremente a través de nuestra humanidad e irradie Su LLama Creadora, sin restricciones o limitaciones, en la tranquila consciencia, confianza y reconocimiento de nuestra Divinidad. Nada hay entonces que hacer, sino tan sólo SER, irradiar nuestra Divinidad y dejar libres nuestras creaciones, para que la energía -cuyos potenciales hemos manifestado espontáneamente y les hemos dejado marchar, evolucionar y expandirse por sí mismos-, vuelva a nosotros con el mismo Amor, gracia y ligereza, para servirnos completamente, en todas las áreas, cubriendo todo aspecto de nuestra experiencia, antes siquiera de que se manifieste una necesidad.
Nuestra historia personal, en la que nuestro ego humano fundamenta basicamente su identidad, ha de se liberada, para así restablecer el flujo natural de la energía -vitalizadora/creativa- que había quedado practicamente bloqueada y atascada en nuestro sistema, encerrada en los condicionamientos del pasado, en nuestro esquema de creencias y en todos sus controles y limitaciones superpuestos y autoimpuestos, fomentado todo ello por la hipnosis colectiva de la conciencia de masa.
El Espíritu que somos no precisa, por otro lado, de definición o caracterización alguna -acerca de Sí mismo ni de ninguna otra cosa o aspecto de la vida- para expresarse en plenitud y abundancia en nuestra realidad humana. Antes bien, todo prejuicio o categorización acerca de, por ejemplo, lo que el servicio espiritual es, está volviendo a obstruir el libre flujo divino creativo, pues supone nuevamente un control, una limitación a la energía que sólo existe para fluir y vivificar todo a su paso, no para ser contenida, embalsada o encapsulada por rígidos moldes mentales.
Ciertamente, cuando el ser humano se abre en plena confianza a su Divinidad y libera todos los controles y sistemas de creencias, la agenda del Espíritu se hace una con la agenda humana, lo que quiere decir que la persona se dirige de modo natural al más alto bien suyo y global, SIENDO espontaneamente el Amor Puro y Divino en Acción, adoptando una particular, original y única forma de manifestarse que, sin embargo, siempre está en constante evolución y expansión. Porque el flujo de energía nunca se detiene y ya no se establecen más presas ni represas mentales, más controles, expectativas, esfuerzos o pretensiones. Todo se da ya en el Ser que Uno ES, en completa adecuacion y oportunidad. Es esta la Vida más Abundante, la Vida Sincrónica del Humano Divino, unificado.
En su modo de vida expandida, el humano divino se mueve siguiendo los dictados de su corazón (Espíritu); es decir, hace lo que siente; ya no se rige por el pensamiento, pues voló libre de la jaula mental de su cabeza, la cual ahora ha asumido su verdadero papel de sumiso instrumento, herramienta o servidor; ya no es más el tirano esclavizador. La experiencia de vivir se torna entonces un formidable, esplendoroso e inesperado campo de juego, disfrute, recreación, alegría, gozo y expansión, tal como la viven los niños pequeños, que aún no han sido traumados o caídos en la hipnosis colectiva y conservan la viva e inocente conexión con su Ser. Es por ello la alegría la más alta oración, y disfrutar y explorar en cada momento -viviendo y dasarrollando uno su pasión y todo aquello que ama ser o hacer-, se constituye en el más pleno y espontáneo servicio.
En definitiva, para quien se abre y entrega confiado a su propia Divinidad, entrando en el flujo natural de Divina Abundancia en la Vida Sincrónica, ya no son más necesarias las heroicas-nobles y fatigantes-exigentes empresas, luchas, esfuerzos, tensiones, sacrificios, renuncias o abnegaciones trabajosas, gravosas o penosas. Todo ya ES Ahora y siempre ha estado aquí, sin agobios ni apuros, para el Ser que siempre ES, fue y será; y todo se da y se aparece oportunamente -con gracilidad y ligereza- en esta divina vida expandida, para cubrir con perpetuo, adecuado y abundante suministro todos los aspectos de nuestra experiencia vital, respondiendo al Patrón o Plan Divino Perfecto de nuestro Yo Soy para nuestra corriente de vida.
“Ustedes son como una vela, una flama, pero la vela estaba contenida dentro de un metal, un metal que la cubría. Ese contenedor o cubierta de metal representa a sus sistemas de creencias, representa sus controles y limitaciones. Cuando ustedes cubren una flama con un contenedor de metal, la flama está ahí, pero no la ven ni la sienten, se esconde, se guarda pero aún está ahí. Pero Su radiancia, su habilidad de brillar permanece escondida. Algunos de ustedes han estado viviendo de tal forma, que en vez de tener una cubierta de metal cubriendo su flama han puesto un vidrio opaco y sólo un poco de su radiancia puede salir, ese vidrio opaco son sus sistemas de creencias, sus limitaciones y sus controles.
Así que retiremos eso también, ya no queremos colocar nada más sobre esa flama, no necesitamos poner nada sobre nuestra divinidad para protegernos; lo colocan sobre su flama para jugar a esconderse y encontrarse, lo pusieron sobre su flama para ver cómo sería no ver la flama. Pero ya han llegado al punto, tienen ahora tanta más comprensión, que ya se están diciendo: ¿cómo puedo ser el humano integrado?, ser un verdadero Creador en la Tierra. Quítense los controles, los sistemas de creencias, las limitaciones. Dejen que de nuevo, su alma tenga su libertad, tenga su expresión.
La información tan sorprendente en todo esto es muy sencilla, es que para Crear no necesitan Crear, es decir, no existe tal cosa llamada Creación, por lo menos, no en sus términos o palabras, no hay fuerza externa que cause la creación, que haga que las cosas sucedan, que se manifiesten cosas en sus vidas. En definitiva no hay creación porque siempre Es y siempre Fue, todo está ahí”. (Tobias y Saint Germain. Shaud nº 11, El Ser Radiante. Serie de la encarnación)
Brillemos, irradiemos Ahora nuestra Divina Flama con más y más intensidad, consumiendo toda ilusión y expandiendo en dichosa y gozosa paz el Fuego Sagrado Infinito del Gran Yo Soy.
Haver
Dejen ir el control:
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El Ser Radiante:
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