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13 enero, 2009

EL PRISMA DE LIRA

UNA EXPLORACION DE LA HERENCIA GALACTICA DEL SER HUMANO
Por Lyssa Royal y Keith Priest

Índice

· Prefacio

1. La Infusión Dimensional

2. La Creación de La Familia Galáctica

3. El Útero de Lira

4. El Factor Sirio

5. Los Vientos de Orión

6. Los Primos Pleyadianos de La Tierra

7. El Portal de Arcturus

8. El Comienzo de La Tierra

9. Zeta Retículi - Transformación y Despertar

10.Integración - La Vuelta a Casa

· Glosario de Términos

· Bibliografía Seleccionada

· Acerca de los Autores




Prefacio

«¡Oh hombres!, no fue la mezcla de sangre y respiración el comienzo y la sustancia de vuestras almas, aunque vuestro cuerpo terrenal esté formado de esas cosas. Vuestra alma procede de otro lugar.»
EMPEDOCLES

Desde los días más tempranos del registro de la historia de la Tierra, existe una emoción dulce y amarga al mismo tiempo que surge dentro de nosotros cuando elevamos la mirada a la inmensidad del cielo nocturno. Algunos de nosotros anhelan que llegue el día en el que la raza humana pueda viajar más allá de la estrellas.



¿Es esto realmente una esperanza futura o es un recuerdo de nuestro pasado?


La conciencia humana aún retiene misterios sin explorar.



¿Qué es lo que nos mueve a espolear la evolución hasta sus límites?



¿Qué nos lleva a crear discordia entre las razas que habitan nuestro planeta?



Tal vez estemos escenificando un drama cósmico y hemos perdido temporalmente el guión. Sabemos que lo que hace un país o una raza de esta Tierra afecta a todos. Esta idea también se puede llevar más allá, se puede llevar hasta el universo. Puede que lo que estemos haciendo ahí afecte a innumerables civilizaciones que viven en otros planetas.



¿Es posible que estemos tan ligados los unos a los otros?


La información presentada en este libro es una recopilación de años de interiorización, deducciones razonadas y canalizaciones. Para ello, se han utilizado referencias meticulosamente cruzadas de varias canalizaciones (sobretodo el material proporcionado por la coautora Lyssa Royal), al igual que la investigación de trabajos autorizados de antroposofía y metafísica.

El lector puede considerar esas ideas literalmente o simbólicamente, ya que la historia es la misma. No hay una reclamación de que esto sea la indiscutible verdad con respecto a la aparición de nuestra Familia Galáctica en esta realidad. Si a usted le parece bien, utilice las ideas aquí propuestas como un catalizador para su propio crecimiento. En el caso contrario, tal vez, este material le pueda llevar un paso adelante hacia su propia evolución personal.


Una de las ideas más importantes para acelerar el potencial humano es permitirse que todas las verdades sean la manifestación de la Verdad Única, sea ésta la que sea. Gracias a este permiso emerge la unificación. Aunque no sea más que esto, deje que este libro sea divertido e interesante de leer y que estimule su imaginación, ¡Está claro que no hace falla que crea en lo que proponemos, pero sí hacen falta sus ganas de explorar!


Este es un libro de introducción. Se ha oreado un extenso glosario al final de la obra para aclarar términos poco familiares que se han utilizado. Cada capítulo representa una faceta de un complejo tapiz y cómo ese tapiz afecta a la Tierra. A lo largo de muchos debates, esta información ha obtenido un formato que presentará al lector una selección de caracteres. Esta selección no es completa. Existen innumerables miembros diferentes y dramas que se están escenificando en todo el universo. Los caracteres presentados aquí parecen haber surgido como los más importantes con respecto al drama humano en esta llena.


A lo largo de todo este material se utilizan ciertas presunciones que son el fundamento para el resto de la información. Una de ellas es el concepto de la reencarnación y la naturaleza infinita de la conciencia. No es necesario comulgar con ese concepto para poder entender este material pero sí permitirá al lector una visión más amplia del cuadro más grande.


Otra suposición presentada es la idea que cada ser tiene una conciencia superior. Se supone que, independientemente del nivel de existencia que ha elegido cualquier ser para un tiempo determinado de vida, retiene una conciencia (consciente o inconscientemente) de su conexión con el Todo y de su identidad divina. Ese concepto nos conecta con la idea de que nosotros somos únicamente los que controlamos nuestros destinos. Es decir, la evolución está en nuestras manos.


A lo largo de todo este libro también se mantiene la presunción que el «Todo», o la conciencia colectiva integrada de nuestra Familia Galáctica, ha existido siempre. Para el propósito de poder presentar esta información hacen falta unos parámetros. Dichos parámetros harán referencia alegóricamente al «comienzo» de la historia corno infusión dimensional, y cuando se habla del «final» hablaremos de integración.


En muchos casos se han utilizado etiquetas para describir lugares o gente (como por ejemplo, Sirios, o Sirianos). Por regla general estas etiquetas son variables y denominan más bien un reino o una conciencia vibracional y no tanto una idea fija. En el caso de Lira, por ejemplo, se reconoce perfectamente que las estrellas de las que se habla, se hayan convertido una y otra vez en agujeros negros y agujeros blancos. Por ello se habla más bien de ideas que de puntos concretos en el espacio y en el tiempo.



Esas ideas tienen un peso específico; eso, además, es bastante obvio ya que se habla de ello en nuestras leyendas que dan importancia a otros sistemas estelares. Las leyendas de la tribu de los Dogon, los textos de Sumeria, y los escritos antiguos de Egipto, lodos ellos hablan de contactos con seres de otros sistemas estelares. Esas leyendas, se supone, que proceden de algún lugar. Aunque su lenguaje y estilo de expresión contemporáneo eran ligeramente diferentes, la solidez de su contenido está fuera de todo argumento.


La información sobre el pasado de nuestra raza, puede enriquecer nuestras vidas aquí en la Tierra.



Si realmente nos transformamos, será gracias a la conciencia que tengamos con respecto a nuestro mundo, pero no se trata de utilizar esa conciencia para escapar de nuestras responsabilidades como ciudadanos de la Tierra y miembros de la Familia Galáctica.

1 - La infusión dimensional

«Con sus llaves celestiales, sus acordes del aire, sus inquietantes fuegos, la gran lira eólica de Samian, elevándose a través de las barras dobladas siete veces, desde la Tierra hasta las estrellas fijas.»
Longfellow sobre Lira en

Occultation of Orion

Toda conciencia y toda energía estaban, en su día, fusionadas en un Todo integrado. Ese Todo era consciente de algunos aspectos suyos, pero de manera diferente de una conciencia individualizada. En el actual estado de evolución de la Tierra, el sí mismo es reconocido primero, después la sociedad y por fin el Todo, Todo Lo Que Es, o Dios. Aún se hace una separación. Esa separación de la Fuente es una ilusión. Esa ilusión es una herramienta que aporta al Todo todas las lecciones necesarias y reta su necesidad para experimentar cosas para reintegrarlo luego en la Fuente.


Antes de esta fragmentación de la Fuente, el Todo existía en otra octava de la realidad dimensional. Desde ese lugar de unificación, el Todo lo Que Es pensó qué pasaría si se separaba y se olvidaba temporalmente de la existencia integrada. La fuerza de semejante pensamiento a un nivel tan masivo, comenzó a crear la fragmentación. La ilusión creada debido a la fragmentación iba a ser el olvido en el que la conciencia tendría que crear (de su propia naturaleza divina) un recuerdo para volver a unificarse.


Lo que se ha denominado «la creación» en realidad es esta fragmentación, o si se quiere, la infusión dimensional. La curiosidad inicial del Todo con respecto a la existencia fragmentada creó esa misma realidad. Hizo falta un cambio de perspectiva, de focalización o de frecuencia. Como parte del Todo, los aspectos de la Familia Galáctica fueron parcialmente responsables a la hora de diseñar la heliografía que debía guiar su desarrollo.



Por ello, decir que «somos Dios» tiene, de hecho, un significado real.


La heliografía que fue diseñada contenía muchas ideas diferentes. Al principio, contuvo la noción de que la polaridad y la fragmentación eran la norma. El código de la heliografía contenía la opción del «Libre Albedrío» de cada uno de los fragmentos o almas. El reto consistía en recordar que cada conciencia lo poseía. Cuanto más se ejerce el Libre Albedrío, más memoria divina se evoca. Enfrentado con la realidad polarizada, el Libre Albedrío es liberador. Cuando un alma olvida que posee el Libre Albedrío, las lecciones se vuelven más arduas pero al mismo tiempo tienen una mayor recompensa.


Otra idea que está presente en la heliografía elegida, es que los fragmentos del Todo son completamente responsables de sus acciones, aun en estado de amnesia. Siendo conscientes o no, cada acción generaría una respuesta por parte del universo. Algunos han denominado esto karma; no obstante, es mucho más que un «ojo por ojo». En lugar de castigo por una conducta negativa, existe siempre la opción de ampliar la conciencia de uno. Por ello, la sabiduría borra, de algún modo, el karma.


Aunque pueden parecer reglas de algún tipo de juego cruel del cosmos, el resultado ya está decidido. Teniendo esto en cuenta, no es necesariamente el destino lo que cuenta, sino más bien el viaje en sí. Lo que cuenta es cómo se juega este juego.


Otro aspecto de la heliografía consensuada fue el código etérico generado en el conjunto del tapiz universal. Este código permitiría que las formas humanoides bípedas y basadas en el carbono sirviesen como vehículos normales y naturales para la encarnación de conciencias humanas dentro de la estructuras planetarias. Este código existe a un nivel meta-atómico que la ciencia acaba de empezar a ser capaz de medir. La simbología de la polaridad se manifiesta en forma de un cuerpo humano. El ser humano terrestre es simétrico, tiene dos brazos, dos piernas, dos ojos, dos orejas, etcétera. El cuerpo se convierte en un conjunto completo gracias al torso y la cabeza.


También se decidió que durante el desarrollo evolutivo de las formas humanoides (dentro de la Familia Galáctica) las polaridades femenina y masculina se manifestarían en cuerpos diferentes pero complementarios. Esto debía servir de recordatorio para poder crear, ya que las polaridades siempre deben unirse y ser integradas. Esa noción se entiende mejor cuando se tiene en cuenta que el individuo tiene la tendencia a sentirse «Uno» cuando él/ella se unen en el amor.


¿Cuál fue el verdadero proceso de la infusión dimensional?



Dentro del tejido del tiempo/espacio de la constelación de Lira existe algo que se podría denominar agujero blanco.1 Se puede comparar este agujero blanco con un prisma. Al pasar un rayo a través de un prisma, se obtiene un espectro de luz fragmentada en siete frecuencias de colores visibles.. Cuando una parte del Todo pasó por el Prisma de Lira (el agujero blanco), la conciencia fue fragmentada en siete frecuencias vibratorias que representan la conciencia colectiva de la Familia Galáctica de la Tierra.



1 Un foco de luz y energía muy intenso. En este caso, un lugar de nacimiento.



Cada fragmento obtuvo conciencia de todas esas frecuencias o densidades diferentes. Anteriormente se experimentaban las frecuencias como algo integrado en el Todo (como luz blanca). Guando esa parte del Todo pasó por el prisma, se manifestó en siete frecuencias conscientes. También la conciencia se fragmentó, y los fragmentos se «apartaron» el uno del otro tal como se sugiere simbólicamente en la teoría del «Big Bang». De este modo surgió la ilusión de que cada fragmento estaba muy, muy sólo.

El Todo comprendió que el propósito de esta experiencia era aprender a reintegrarse a partir de un punto de la separación. Pero ¿cómo? Como almas individuales o en grupos, los fragmentos investigaron el universo que se acababa de crear. La infusión dimensional no sólo creó una fragmentación de la conciencia, sino también creó estrellas, planetas, gases y moléculas que configuran la realidad física. No obstante, la realidad física representa solamente algunas pocas frecuencias energéticas que surgieron debido a la fragmentación.


Tal como descubrió la ciencia, la materia es vibración energética densificada que se mueve a un ritmo específico. Cada aspecto del universo está hecho de energía. Según la tecnología terrestre aún no se ha descubierto cómo medir ciertas partes de la realidad. Si la tecnología tuviera semejante habilidad se podría distinguir un número infinito de portales hacia el tiempo, el espacio y la dimensión. De momento, se explorarán los siete niveles de frecuencias de la Familia Galáctica de la Tierra que se fragmentaron al pasar por el Prisma de Lira.



De ahora en adelante, el término «densidad» será utilizado para hacer referencia a estos siete niveles de frecuencias:2



2 Véase el glosario de términos para la diferencia entre «densidad» y «dimensión».

1. densidad:

Conciencia en forma de punto; materia física. Este nivel de frecuencia es el más básico. Aporta la materia y la energía para la creación de átomos y moléculas. Todas las formas básicas de minerales y agua, por ejemplo, funcionan de acuerdo con las frecuencias de la primera densidad. También los humanos contienen estas frecuencias básicas. Ellas configuran los códigos genéticos básicos.

2. densidad:

Conciencia en forma de línea; materia biológica; desarrollo de identidad de grupo o especie. La conciencia expresada por la vibración de la segunda densidad no posee conciencia de sí mismo (o ego). Aquí existen la mayoría de las especies del reino vegetal y animal; no obstante, su emplazamiento dentro de una densidad u otra depende de muchos factores adicionales, incluidos la presencia o ausencia de ego.

3. densidad:

Conciencia volumétrica; ego; pérdida de la identidad de grupo, desarrollo de la identidad individual habilidad de recordar el pasado y percibir el futuro, reteniendo la conciencia presente. En esta densidad surgen los seres humanos. Es una vibración que crea la ilusión de separación y, por ello, supone un reto para el despertar. El ser humano está pasando actualmente por un periodo de transición hacia la realidad de la cuarta dimensión, que es la causante de los muchos cambios rápidos que está experimentando la raza humana. Ésta es la frecuencia que expresa la máxima separación del Todo.



Desde aquí se aprenden la mayoría de las lecciones con respecto a la integración. Es el nivel más intenso de todos ellos en la cultivación del crecimiento del sí mismo. Los cetáceos (delfines y ballenas) existen actualmente simultáneamente en la tercera y cuarta densidad y están saliendo de la tercera junto con la humanidad.



La conciencia de los primates también existe en la tercera densidad. La evolución de los primates es cada vez más evidente cuando uno observa las diferentes características que van desplegando y de las cuales se pensó que eran inherentes sólo a los seres humanos (como la adquisición del lenguaje o la conducta patológica).

4. densidad:

Dominio de la conciencia volumétrica; conciencia superior, reintegración de la identidad de grupo sin pérdida de la identidad del ego; conforme aumenta la vibración, la percepción del pasado, presente y futuro se vuelve más fluida junto con la habilidad de relacionarse con las realidades multidimensionales y las multidensidades; cada vez es más difícil mantener una conciencia orientada negativamente. En la Tierra se están solapando actualmente las realidades de la cuarta y de la tercera densidad.



En el caso de la humanidad, esto podría sor la razón por la cual los deseos de unidad, paz y amor universal son cada vez más presentes. Estos deseos son diametralmente opuestos a la ilusión de separación que caracteriza a la tercera densidad. El ritmo vibratorio se acelera y, por ello, puede que uno se encuentre cara a cara con temas personales de manera más rápida y también más intensa. Es fácil entender cómo esto está sucediendo, ya que miles de individuos en la Tierra se someten a algún tipo de terapia, se suman a programas para desengancharse de ciertas sustancias y están emprendiendo actuaciones para la mejora del planeta.



Ésta es la frecuencia de la responsabilidad. Es la frecuencia que permite recordar el código del Libre Albedrío; la última frecuencia con la cual se utiliza un cuerpo físico para expresar la conciencia. Es por ello que muchas civilizaciones eligen pasar mucho tiempo en esta densidad.

5. densidad:

Conciencia experimental del «yo» en forma de identidad de grupo; no está ligada al tiempo lineal. En esta densidad la conciencia sensitiva comienza a recobrar su herencia. Esta es la densidad de la sabiduría. Los que van despiertan y reconocen la sabiduría inherente, con frecuencia quieren compartirla con aquellos que todavía están afianzados en densidades inferiores.



Muchos seres que vibran en la quinta dimensión eligen convenirse en guías para los demás. El ser que vibra en la quinta dimensión, se funde con su familia de conciencias («alma superior» o «yo superior», si se prefiere) y comienza a recordar. Ésta es la primera densidad en la que se experimenta una orientación no física.



(Nota: No existe una distinción tajante en la transición de la quinta a la sexta y de la sexta a la séptima densidad. Debido a que estas densidades no son físicas se produce mucha fusión durante las transiciones.)

6. densidad:

La conciencia como dimensión en si misma. Con frecuencia, esta densidad ha sido llamada «Conciencia de Cristo», ya que existe un nivel de frecuencia igual a la de Cristo o de Buda. A partir de esta frecuencia, se produce una rememorización total, y uno empieza a asumir la responsabilidad del Todo en lugar del sí mismo. El proceso de perfeccionamiento del sí mismo y del Todo se convierte en la misma cosa.

7. densidad:

Contienda de la experiencia multidimensional; identidad de matriz de grupo; (conjunto de memoria social). Esta es la densidad de unión total o integración. Los que vibran en esta frecuencia se fusionan y se convierten en un todo dentro de la conciencia colectiva. Ellos magnetizan a aquellos que están en otras frecuencias y proporcionan la corriente necesaria para un Huir natural hacia la integración. Una vez que los seres de la séptima densidad lleguen a la masa crítica, pasarán por el Prisma de Lira (desde nuestro punto de vista se tratará entonces de una experiencia de salida a través de un agujero negro) y llegarán a la siguiente octava donde les espera una nueva aventura.

Es importante tener en cuenta que como partes del Todo que se fragmentaron al atravesar el Prisma de Lira, cada conciencia retuvo el recuerdo de todos los niveles de densidad. No obstante, parte del olvido perduró. Desde niveles más centrales de densidad (como pueden ser la tercera y cuarta, pueden darse ausencias de recuerdo con respecto a la coexistencia de otros niveles. Conforme tiene lugar la integración, uno se va dando cuenta de estos otros aspectos.

El microcosmo siempre refleja al macrocosmo. Esto se puede apreciar claramente viendo la «coincidencia» de cómo la estructura atómica refleja la estructura del sistema solar. Ocurre lo mismo con la fragmentación de las partes del Todo en seres individuales o grupos del alma. El hecho de encarnarse en un cuerpo físico se puede comparar con un minipasaje por el Prisma de Lira.


El proceso de fragmentación del alma cuando se encama en un cuerpo físico puede ser comparado, de alguna manera, con las teorías de Freud cuando habla del id, del ego o del superego. Como feto, el alma demuestra una conciencia de primera densidad. En ese punto uno se percibe a sí mismo como algo intrínsecamente conectado con el entorno. Físicamente, uno es una masa de códigos de ADN con el potencial de convenirse en un ser humano consciente. Debido a que Freud no tomó en cuenta el desarrollo prenatal, a ese nivel no existe ninguna correlación. Si él hubiera creado una etiqueta para describir la relación del feto con su entorno, se hubiera servido de una descripción de la primera densidad.


Cuando el niño está en la fase entre su nacimiento y los dos primeros años de vida comienza a demostrar una conciencia correspondiente a la segunda densidad.. El niño empieza a percibir una separación entre él y el entorno, y sus deseos se orientan hacia el exterior. Todavía conserva un cierto egocentrismo, que hace que este nivel se corresponda con el nivel del id. Lo que distingue la orientación de un niño de la segunda densidad a la tercera densidad es la falta de determinadas habilidades para diferenciar entre sí mismo y el entorno.


A partir del segundo año de vida, aproximadamente, la conciencia de la tercera densidad se convierte en el principal marco ya demostrado. Es la fase del desarrollo del ego y la toma de conciencia por parte del niño de ser un individuo separado. Son años cruciales en el desarrollo; se puede apreciar claramente que si ese desarrollo se interrumpe (debido a abusos) la personalidad se puede fragmentar y crear tal vez una disfunción en un futuro. Muchos individuos retienen esta orientación del ego correspondiente a la tercera densidad a lo largo de toda su vida.


El desarrollo del super-ego, o conciencia superior, es una característica típica de la cuarta densidad. Los humanos tienen la opción de desarrollar ellos mismos este aspecto, es una reintegración de la fragmentación de la personalidad que ocurre a lo largo del proceso del nacimiento, pero también es una integración a nivel espiritual. A medida que la raza humana se establece más sólidamente dentro de la conciencia de la cuarta densidad se supone que ese proceso de fragmentación de la personalidad se notará cada vez menos, y quizá los niños comiencen a mostrar mucho antes características de la cuarta densidad en su desarrollo, y las retengan a lo largo de toda su vida.


Durante la infancia uno tiene que aprender a adaptarse e integrarse en un marco factible. Si esto no se logra (cuando hay abusos durante la infancia), empezarán a mostrarse con frecuencia disfunciones psicológicas al alcanzar la edad adulta. Patologías como la personalidad múltiple pueden surgir debido a que el proceso natural de integración de la tercera densidad no tuvo lugar durante la infancia. Algunas civilizaciones extraterrestres han aprendido a detectar y transmutar las semillas de las disfunciones patológicas durante la infancia y por lo tanto no tienen incidentes de patologías adultas,


Si se llega a entender que no importa hasta qué punto un individuo se puede fragmentar (ya sea a nivel del alma o de la personalidad) y que el regreso a casa siempre será debido a la integración, esa persona no perderá nunca de vista su meta.



En este caso, realmente podemos volver a casa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta muy interesante, pero no esta concluida la publicación, o lo podemos tomar de otro lado para continuar con la narrativa?