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08 julio, 2009

El Cristo como punto dentro del Triángulo

"No nos extraña... la gran demanda de información solicitada durante los últimos tiempos acerca de Aquellos tres Grandes Señores que sirven de vehículo a las energías del Señor de Acuario con destino a nuestro planeta Tierra y a todos los Reinos de la Naturaleza. Trataremos de complacer aquella demanda en la medida de lo posible y siguiendo, tal como es de rigor en todo estudio esotérico, el principio hermético de la Analogía." (Vicente Beltrán Anglada)


El Mántram de Unidad

Que la Luz Liberadora de Buda,
el Amor infinito del Espíritu de la Paz
y el poder indescriptible del Avatar de Síntesis
restablezcan el Plan de Dios en la Tierra.


El Gran Triángulo Mágico entonces está constituido por
el Avatar de Síntesis, el Espíritu de la Paz y el Señor Buda.

El Cristo es el punto dentro del Triángulo (estrella azul).

El Cristo como punto dentro del Triángulo
Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul

“Mientras esta energía se ha ido acumulando y aumentando su poder, desde la Luna llena de junio de 1945, han tenido lugar tres acontecimientos de gran importancia para la vital experiencia de Cristo (por lo tanto de la Jerarquía ), y sus efectos están en proceso de consolidación. Sólo puedo referirme brevemente a ellos, pues no es posible comprobar la realidad de lo que aquí se expone; únicamente la posibilidad, la probabilidad y la Ley de Analogía, indicarán la veracidad de estos acontecimientos. Sus efectos se observarán especialmente después que hayan sucedido. Estos tres acontecimientos pueden ser descritos de la manera siguiente:

1. El Espíritu de Paz descendió sobre el Cristo. El Nuevo Testamento atestigua un acontecimiento similar cuando se re­fiere al Bautismo: y "vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y posarse sobre Él" (Mt. 3‑16). Este Espíritu es un Ser poseedor de un inmenso poder cósmico y está influyendo hoy al Cristo, similarmente a como el Cristo hace dos mil años influyó o actuó a través del Maestro Jesús. El Espíritu de Paz no significa calma estática o emocional que pone fin a la agitación mundial y establece una era de paz. Constituye misteriosamente el Espí­ritu de Equilibrio, actúa de acuerdo a la Ley de Acción y Reac­ción y se reconocerá inevitablemente Su actividad. Su obra se manifestará de dos maneras: plenamente, cuando el Cristo reapa­rezca entre los hombres, y lenta y gradualmente hasta el mo­mento en que:

a. El caos, el desorden, las perturbaciones emocionales y el desequilibrio mental que existen actualmente en el mun­do, adquieran equilibrio de acuerdo a esta ley, mediante un equivalente ciclo de calma, quietud emocional y equili­brio mental, emancipando a la humanidad para que entre en una nueva etapa y experimente la libertad. La paz estará de acuerdo a los disturbios experimentados.

b. El odio, que tanto predomina hoy en el mundo, será equi­librado por la expresión de la buena voluntad ‑a través de la vida del Espíritu de Paz que actúa por medio del Cristo, la personificación del Amor de Dios. La expre­sión de esa buena voluntad está garantizada por la exce­siva manifestación del odio que se ha ido acumulando len­tamente en las mentes de los hombres, desde comienzos del siglo XIX, y está alcanzando la máxima intensidad en es­tos momentos. Una medida proporcional de la energía del amor se manifestará posteriormente como resultado de la actividad del Espíritu de Paz, actuando a través del Príncipe de Paz, como a veces se lo denomina al Cristo (EL 9,6). Este Ser espiritual no descenderá desde su alto lugar, donde actúa y dirige Su energía, será Cristo que actuará y servirá de canal para el poder dirigido de este Ser. La afluencia de Su divina energía (energía que provie­ne de fuera del planeta) está destinada a traer oportuna­mente paz a la Tierra mediante la expresión de la buena voluntad, que establecerá correctas relaciones humanas.

2. La fuerza evolutiva, a la que damos el nombre de "con­ciencia crística" (términos empleados por todos los grupos me­tafísicos del mundo), se enfocó en la Persona del Cristo en forma hasta ahora desconocida, y constituye ese poder, latente en todo corazón humano, descrito por San Pablo como "Cristo en noso­tros, esperanza es de gloria" (Co. 1,27), que de acuerdo a la ley evolutiva conduce finalmente al hombre al Reino de Dios v "a la estatura de la plenitud de Cristo" (EL 4,13). El Cristo ha sido siempre el símbolo de este poder y gloria. En el presente período de tensión jerárquica y como resultado de Su decisión de reaparecer, Cristo se trasformó en la personificación de esta energía, entrando así en, una relación más íntima con la humanidad. Otros dilectos hijos de Dios son canales de esta energía en relación con los reinos subhumanos, pero el Cristo ocupa un lugar excepcional en lo que concierne a la humani­dad. Expresando simbólicamente esta idea, diríamos que dicha energía crea un puente viviente entre el reino humano y el Reino de Dios, entre el cuarto reino de la naturaleza y el quinto. Cristo es el custodio de esta energía, pero sólo temporariamente y durante el período de esta crisis humana. Debido a ello, pue­de estimular el factor respuesta, existente en los corazones de los hombres, lo que les permitirá reconocer y saber quién es y qué es, cuando reaparezca. Esta canalización de energía comenzó al finalizar la guerra mundial y aún continúa; es responsable de la tendencia a mejorar el acrecentamiento del principio de compartir, que ya se percibe en todas partes, y de la inne­gable bondad de los corazones y de los pensamientos humanos ‑la sensatez de las masas (cuando están bien informadas) es mucho mayor que la sensatez de sus líderes.

3. Como es bien sabido, la historia de la humanidad ha sido esencialmente la historia de los Grandes Mensajeros espirituales ‑que de vez en cuando, en los momentos de crisis humana, han surgido del lugar secreto del Altísimo, para ayudar, inspi­rar, revelar, conducir y orientar. Ésta es la historia de la presentación de las ideas expuestas a la consideración de la huma­nidad, que gradualmente se convirtieron en civilizaciones y cul­turas. Tal la urgencia de la necesidad humana en la actualidad y la oportunidad de que uno de los Hijos de Dios –durante este ciclo de tensión– está esperando para colaborar con Cristo. Como resultado de la decisión de Cristo y su "fusión espiritual" con la Voluntad de Dios, el Avatar de Síntesis se convirtió tem­porariamente en Su íntimo Colaborador. Éste es un acontecimien­to de importancia suprema y planetaria. Su relación y plan de ayuda datan desde el momento en que se dio la Gran Invocación y la emplearon los hombres en todas partes. Debido a la magna tarea que el Cristo enfrenta, será fortalecido y apoyado por el Avatar de Síntesis, el "Silencioso Avatar", hablando simbólica­mente, "mantendrá Su ojo sobre Él, Su mano debajo de Él y Su corazón palpitará al unísono con el Suyo".

Este Ser está estrechamente relacionado con el aspecto Volun­tad de la divinidad y Su colaboración ha sido posible debido a lo que el Cristo ha logrado en la línea más elevada de la voluntad espiritual. Actúa de acuerdo a la gran Ley natural de Síntesis, produciendo unidad, unificación y fusión. Su función (al uníso­no con la energía del Cristo) consiste en generar en la humani­dad la voluntad espiritual, la voluntad al bien; Su poder actúa en tres campos de actividad en estos momentos:

a. En la Jerarquía espiritual misma, revelando la natura­leza divina de la voluntad al bien que debe expresar el Reino de Dios y también la naturaleza del Propósito di­vino.

b. En la Asamblea de las Naciones Unidas, no en el Consejo de Seguridad, generando allí una lenta y creciente voluntad hacia la unidad.

c. En las masas humanas de todas partes, estimulando el anhelo de lograr un mejoramiento general.

Su actividad es forzosamente la actividad de las masas, por­que Él sólo puede canalizar Sus energías a través de la concien­cia de las masas, o por medio de una entidad que posea con­ciencia grupal, tal como la Jerarquía , las Naciones Unidas o la Humanidad. El punto focal de Su esfuerzo y el Agente me­diante el cual se puede distribuir Su energía, es el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo; grupo que está relacionado en forma excepcional con el Avatar de Síntesis. El objetivo principal del Nuevo Grupo de Servidores del mundo es, y ha sido siempre, reunir a todos los agentes de buena voluntad que responden a la energía de la divina voluntad al bien. Su trabajo puede ser intensificado constructiva y creadoramente por la unión del Avatar de Síntesis y el Cristo. Su tarea consiste en introducir la Nueva Era , donde los cinco reinos de la naturaleza comenzarán a actuar como un todo creador. Su trabajo puede ser clasificado por sectores, funciones o actividades, para:

a. Llegar a una síntesis o unidad humana, que conducirá a un reconocimiento universal de una sola humanidad, a lograrse mediante las correctas relaciones humanas.

b. Establecer correctas relaciones con los reinos subhuma­nos de la naturaleza, lo cual conduce al reconocimiento universal de que existe un solo mundo.

c. Arraigar abiertamente en la Tierra , el Reino de Dios, la Jerarquía espiritual de nuestro planeta, que conducirá al reconocimiento universal de que los hijos de los hombres son uno.

Estos objetivos serán apoyados y ayudados por el Avatar de Síntesis, y con este propósito se ha unido a Cristo, actuando a través de la Jerarquía , recibiendo instrucciones del "centro don­de la voluntad de Dios es conocida". Estos tres acontecimientos relacionados y puntos de distribución de energía, han entrado en actividad durante el período de tensión que atraviesan en la actualidad el Cristo y la Jerarquía. Permitirán reorientar y en­focar la energía en la humanidad, pues son el resultado de la decisión tomada por el Cristo después de Su momento de crisis, y están vinculados con la preparación jerárquica para la reapa­rición de Cristo.”

La Reaparición de Cristo, pp. 67-71

“En junio de 1945, en el momento de la Luna llena (día tan significativo en la experiencia espiritual del Cristo), en forma definida y consciente Él se hizo cargo de sus deberes y respon­sabilidades, como Instructor y Guía durante el ciclo solar de Acuario. Es el primero de los grandes Instructores del mundo que abarca dos ciclos zodiacales, Piscis y Acuario. Este enun­ciado es fácil de decir y escribir, pero implica tres métodos o técnicas a aplicar para Su reaparición, a los cuales ya me he referido. La vitalidad y el amor espiritual que irradia (aumen­tados por las energías del Espíritu de Paz, del Avatar de Sín­tesis y del Buda) fueron reenfocados y canalizados en una gran corriente y llevados a la expresión (si puedo formularlo tan inadecuadamente) en las palabras de la Invocación : "Que afluya amor a los corazones de los hombres". .. "Que la Luz , el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra ".

Estas tres palabras, luz, amor y poder, describen las energías de las tres Potestades que se unieron a Él (el gran Triángulo de Fuerza que con su poder Lo apoya) ; la energía del Buda: la Luz , la luz siempre viene de Oriente; la energía del Espíritu de Paz: el Amor que establece correctas relaciones humanas; la energía del Avatar de Síntesis: el Poder, complementando la luz y el amor. El Cristo ocupó su lugar en el centro de este Trián­gulo; desde ese punto comenzó Su trabajo acuariano y continua­rá haciéndolo durante dos mil quinientos años. Aquí inauguró la nueva era, y en los planos espirituales internos comenzó a tomar forma la nueva religión mundial. La palabra religión concierne a las relaciones, iniciando así la era de correctas rela­ciones humanas y correctas relaciones con el Reino de Dios. Ésta es una afirmación fácil de hacer, pero sus implicaciones son enormes y de gran alcance.

En esa oportunidad el Cristo asumió dos nuevas funciones: una está vinculada al segundo método de reaparecer físicamente, y la otra al método que empleará para ejercer Su influencia. Constantemente la Luz , el Amor y el Poder se derraman sobre las masas, estimulando el acrecentamiento de la conciencia crís­tica. Mediante Su presencia física se convertirá en el "Dispen­sador del Agua de la Vida "; por la influencia que ejerce ahora sobre los que son sensibles a Su impronta y a Su enfocada Mente, Se convertirá en lo que se conoce técnicamente como el "Susten­tador de los pequeños".

Él asume Sus deberes en la era acuariana, como Dispensa­dor del Agua de la Vida y Sustentador de los pequeños, mien­tras que como centro del Triángulo mencionado anteriormente, influye, ilumina y produce correctas relaciones entre las multi­tudes. Por lo tanto, en la próxima era será conocido como:

1. El Punto dentro del Triángulo.

2. El Dispensador del Agua de la Vida.

3. El Sustentador de los pequeños.‑

Esto describe Sus tres deberes para con el género humano, y también el trabajo que caracterizará Su servicio mundial du­rante la era acuariana.

Consideremos estos aspectos de Su obra y tratemos de com­prender la significación de la responsabilidad que Él ha asumi­do. Es necesaria cierta comprensión para que el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo y los discípulos activos de todas partes, preparen adecuadamente a la humanidad para Su reaparición. Mucho puede hacerse si los hombres se esmeran en comprender y desarrollar la consiguiente y necesaria actividad.

Primero, como Punto dentro del Triángulo, el Cristo llegará a despertar los corazones de los hombres e instituirá correctas re­laciones humanas, permaneciendo inconmovible donde se halla y siendo simplemente lo que Él es. Esto lo hará trasmitiendo a la humanidad la energía desde los tres vértices del Triángulo que Lo circunda. Dicha energía conjunta e impersonal, de natu­raleza triple, se esparcirá universalmente, produciendo un pro­greso evolutivo, atrayendo magnéticamente a los pueblos y na­ciones entre sí y causando automáticamente el desarrollo del sen­tido de síntesis, de una probable unidad y de una fusión deseable.

Así como en la Era de Piscis se desarrolló en la humanidad una respuesta masiva respecto al conocimiento y al principio inte­ligencia, así en la Era de Acuario se evocará respuesta masiva sobre las correctas relaciones, cuya expresión, la buena voluntad, caracterizará la conciencia de las masas. Quizás sea difícil com­prender y apreciar esta posibilidad, pero también fue difícil para las multitudes de los primeros siglos de la era cristiana o piscia­na, comprender el futuro progreso de los sistemas educativos del mundo y la difusión de ese conocimiento que constituye la carac­terística de nuestra presente civilización y cultura. Las adquisi­ciones del pasado son siempre una garantía de futuras posibili­dades.

Como Dispensador del Agua de la Vida Su tarea es sumamente misteriosa y difícil de comprender. Hace dos mil años, dijo pú­blicamente: "He venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia" (Jn. 10,10).

…El Cristo puede extraer las energías que se definen con la frase "vida más abundante", porque liberarán (en la Era de Acuario), en forma nueva y dinámica, las nuevas energías necesarias, a fin de producir la restauración y la resurrección. Esta nueva ener­gía es la "fuerza complementaria de la universalidad" y con­cierne al futuro. La afluencia de energía acuariana es uno de los factores que permitirán al Cristo completar Su tarea como Salvador e Instructor del mundo. En junio de 1945 decidió cumplir con Sus deberes de Distribuidor, Sustentador y Dispen­sador, y asumió Sus responsabilidades como Precursor e Instruc­tor de la Era de Acuario.

Al decir Sustentador de los pequeños, se refiere a un aspecto del trabajo del Cristo, que involucra el estímulo de las concien­cias de Sus discípulos, a medida que se preparan para recibir la iniciación o entrar en niveles más profundos de percepción espiritual. El trabajo que realiza en el Triángulo con las ma­sas humanas, tendrá por resultado la presentación de la primera iniciación –el Nacimiento del Cristo en la caverna del cora­zón ‑ como ceremonia fundamental de la nueva religión mun­dial. Por medio de esta ceremonia las multitudes de todos los países estarán en condiciones de poder percibir conscientemente el "nacimiento del Cristo" en el corazón, y el "nacer de nuevo", al que Él se refirió (Jn. 3,3) cuando estuvo en la tierra. A este nuevo nacimiento se refieren los esoteristas cuando hablan de la primera iniciación. Pero en el futuro, hacia el fin de la Era de Acuario, no constituirá la experiencia de un discípulo aislado, sino la experiencia colectiva de millones de seres. Muchos aspi­rantes se sumergirán en las aguas purificadoras de la Iniciación del Bautismo ‑la segunda iniciación ‑ y las dos iniciaciones (preparatorias para el verdadero servicio y la tercera Inicia­ción de la Transfiguración ) pondrán el sello de aprobación en la misión que tiene Cristo como Agente del gran Triángulo espi­ritual que Él representa.

La Reaparición de Cristo, pág. 74-78


El objetivo principal de la Jerarquía es distribuir energías cons­tructivas y sintetizadoras, de tal manera que la teoría de la unidad se lleve lentamente a la práctica y la palabra "Unidos" pueda adquirir su verdadero significado y significación. El Avatar de Síntesis está particularmente vinculado con este tipo de energía, y trasmitirá a la humanidad, con ayuda del Cristo, algo que todavía es innominado. No es el amor ni la voluntad como generalmente se entiende. Sólo una frase compuesta de varias palabras puede revelarnos algo de su sentido, y es: "El principio del propósito dirigido".

La Reaparición de Cristo, pág. 84


En Oriente existe una antigua leyenda que puede ser aplicada hoy, y contiene la clave de la relación que existe entre el Cristo y el Buda; se refiere a un servicio que, según la leyenda, el Buda prestará al Cristo. En forma simbólica, la leyenda cuenta que cuando el Buda alcanzó la iluminación y nada le quedaba por aprender y experimentar en la Tierra , visualizó el futuro hasta el momento en que Su Hermano el Cristo es­tuviera activo, para prestar un gran Servicio, como comúnmen­te se dice. Por lo tanto, a fin de ayudar a Cristo dejó lo que misteriosamente se denomina "Sus vestiduras", para que Él las usara. Legó y dejó en un lugar seguro toda Su naturaleza emocional‑intuitiva, que algunos denominan cuerpo astral, y el summun de Su conocimiento y pensamiento, denominado Su mente o cuerpo mental.

La leyenda dice que Aquel que viene investirá esos cuerpos y le serán de utilidad, complementando las propias facultades emocionales y mentales, proporcionándole lo que necesita como Instructor de Oriente y Occidente. Entonces Él podrá contem­plar con fortaleza y triunfalmente Su futuro trabajo y elegir Sus colaboradores. El mandato dado en El Nuevo Testamento con­tiene una idea algo similar: "Que esta mente esté en vosotros co­mo lo estuvo también en Cristo" (FI. 2,5).

De esta manera Cristo, con las energías del amor y sabidu­ría fusionadas, con la ayuda del Avatar de Síntesis y del Bud­a, e influenciado por el Espíritu de Paz y Equilibrio, podrá complementar y dirigir las energías que producirán la nueva ci­vilización futura. Verá demostrarse ante Sus ojos la verdadera resurrección ‑la liberación del género humano de la presión de la caverna del materialismo. Así "ver los afanes de su alma y será saciado" (Is. 33,11).

La Reaparición de Cristo, pág. 89-90


Permaneciendo como el punto focal del Triángulo interno –formado por el Buda, el Espíritu de Paz y el Avatar de Síntesis– la fuerza que emanará de Cristo, será tan poderosa, que la diferencia entre amor y odio, agresión y libertad, codicia y generosidad, se pondrá en lúcida evidencia ante los ojos y la mente de todos los hombres y por lo tanto se esclarecerá la di­ferencia que existe entre el bien y el mal. Entonces se cumplirá la plegaria invocadora: "Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios, que afluya amor a los corazones de los hombres." El Cristo liberará sobre el mundo de los hombres el poder y la energía característica del amor intuitivo. Dos resultados se ob­tendrán de la distribución de esta energía de amor:

1. Innumerables hombres y mujeres se agruparán para pro­mover la buena voluntad y las correctas relaciones huma­nas. Su número será tan grande que, de una minoría re­lativamente pequeña y de escasa importancia, se conver­tirá en la más grande e influyente fuerza del mundo. Por su intermedio el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo podrá trabajar con éxito.

2. Esta energía activa, de comprensión amorosa, movilizará una enorme reacción contra el poder del odio. Odiar, ais­larse y ser excluyente, se considerará como el único peca­do, porque se reconocerá que todos los pecados –consi­derados ahora como tales– provienen del odio o de su producto: la conciencia antisocial. El odio y sus conse­cuencias constituyen el verdadero pecado contra el Espí­ritu Santo, respecto al cual tanto han debatido los co­mentaristas, pasando por alto, en su necedad, la sencillez y propiedad de su correcta definición.

El poder del impacto jerárquico espiritual a través de Cristo y Sus discípulos activos, serán tan grandes y tan evidentes la uti­lidad, la practicabilidad y la naturaleza de las correctas relacio­nes humanas, que los asuntos mundiales serán prontamente rea­justados, inaugurándose una nueva era de buena voluntad y paz en la tierra. La nueva cultura y la nueva civilización serán entonces posibles.

La Reaparición de Cristo, pág. 98-99


Nota: queda bien claro cuál es la relación de Cristo con las otras Altas Entidades espirituales que conforman el Gran Triángulo Mágico del que habla Vicente Beltrán Anglada y se nota una estrecha relación de coherencia con lo que dice el Maestro Tibetano. Cuando el Instructor del Mundo reaparezca públicamente no estará solo y todas las potencias espirituales necesarias estarán con Él. Solamente falta que nosotros, la Humanidad, cumplamos con nuestra parte. Sabiduría Arcana.

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