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14 mayo, 2008

Historia De Los Dos Campesinos

NOTA DEL AUTOR

La mayoría de ustedes no son campesinos; de hecho, ¡cada vez hay menos en este país! Sin embargo, esta his­toria es definitivamente para ustedes y aporta un mensa­je fabuloso, lleno de amor, sobre cambios en la Tierra y sobre la nueva energía que vemos que se está establecien­do a nuestro alrededor.

Había una vez dos buenos campesinos. Cada uno de ellos era el propietario de un campo de cultivo que podían trabajar solos, sin ayuda de nadie más. Pero les ocupaba todo su tiempo y trabajaban duro para cosecharlo. Los dos campesinos eran divinamente humanos y honraban apropiadamente a la Tierra. Eso creaba una buena asociación con la Tierra y eran recompensados con buenas cosechas cada año y podí­an sustentarse a sí mismos y a sus familias. Utilizaban personalmente una parte de la cosecha y vendían la otra parte en el mercado para aportar sustento y abundancia a sus familias. Vivían buenas vidas.

Un día apareció un humano ungido en cada uno de sus respectivos campos, afirmando traerles un mensaje de Dios. Los dos campesinos se mostraron interesados, y escucharon atentamente el mensaje. El mensajero les dijo que los dos eran tiernamente que­ridos, y que gracias a su trabajo duro se habían gana­do el poder para incrementar por diez su cosecha. Era su regalo, y ahora tenían en sí mismos el poder de hacerlo así. Para activar el nuevo poder, lo único que tenían que hacer era purgar la vieja cosecha que ya crecía en sus campos. Debían cubrirla arando de nuevo el campo sin dejar nada de la vieja cosecha en pie. Además, debían buscar las raíces para encontrar los parásitos o los hongos y desprenderse de cualquier impureza que encontraran. Una vez que lo hubieran hecho así, volverían a plantar inmediatamente nuevas semillas. En anticipación de su nuevo poder, el men­sajero les dijo que Dios cambiaba las estaciones, que les ofrecería más sol y lluvia cuando fuera apropiado, que les protegería de la sequía, que reacondicionaría realmente los componentes de la agricultura tal y como la conocían, para permitirles el uso de este nuevo don. Seguirían siendo responsables de cumplir con el duro trabajo de un campesino, pero el nuevo don haría que el resultado fuera mucho mayor.

Era el momento en que la cosecha vieja estaba a punto de ser recogida. Los dos campesinos tenían plantas altas que ya estaban preparadas para ser cortadas y vendidas en el mercado, lo que les permitiría ganarse el sustento para todo el año siguiente, así como comprar las semillas para la cosecha de la siguiente temporada. Los dos campesinos se mostra­ron vacilantes en destruir la vieja cosecha, y perder con ello su seguridad para la siguiente temporada. Después de todo, ¿qué mal habría en recoger la cose­cha y utilizar el nuevo poder más tarde? Esta cosecha estaba casi preparada, y volver a plantar nuevas semi­llas no serviría de nada en esta época del año. Cualquier campesino sabría que las semillas no crece­rían ahora.

El primer campesino consultó con su familia acer­ca del mensaje recibido, y les pidió consejo. Después de pensar mucho en lo que había oído decir al men­sajero, él y su familia decidieron que Dios no les cau­saría daño alguno, y que lo mejor era seguir el men­saje al pie de la letra. Así que destruyó la cosecha madura tal como se había especificado y volvió a arar por completo la tierra. Buscó todas las impurezas, las eliminó cuidadosamente e inmediatamente después volvió a plantar los campos.

El segundo campesino, en cambio, no creyó en el mensajero, y se preparó para recoger la cosecha, como hacía habitualmente.

Poco después llegaron las lluvias. Esto conmocionó mucho a los dos campesinos, pues nunca había llovi­do en esta época del año hasta ahora. La lluvia regó las nuevas semillas del campo del primer campesino, e inundó la cosecha ya preparada del segundo.

Entonces llegó el viento, cuando antes nunca había soplado el viento en esta época del año. La cosecha del primer campesino empezaba justo a crecer gracias a la lluvia, y el viento no pudo arrancarla. Lo que quedó de la cosecha inundada de agua del segundo campesi­no fueron plantas que estaban altas y el viento las arrancó con agilidad y se las llevó.

Y así, la cosecha del primer campesino creció hasta alcanzar una cantidad y altura con la que jamás había podido imaginar, y se regocijó con su nuevo poder para crear una cosecha abundante, tal y como le había predicho el mensajero. El segundo campesino, en cambio, perdió su vieja cosecha y esperó un tiempo en el que pudiera alinearse con las nuevas estaciones para poder plantar de nuevo sus semillas, sintiéndose inse­guro y ansioso acerca del nuevo cambio de las tempo­radas que no estaba previsto. Siendo hombre de Dios, el primer campesino celebró su abundancia ofrecién­dola al segundo campesino, y el segundo campesino, comprendiendo los modos de la Tierra , aceptó la ofer­ta del primer campesino sin orgullo ni resentimiento por su decisión. Ambos campesinos y sus familias tra­bajaron sus tierras hasta que el segundo campesino tuvo la oportunidad de plantar sus semillas en la nueva estación.





POSTDATA DEL AUTOR

El campesino se utiliza aquí claramente para repre­sentar a un humano en unión con la Tierra , trabajando en armonía con la naturaleza para conseguir el sustento. Además, estos campesinos concretos eran independientes, capaces de "cultivar solos, sin ayuda de nadie más". Así que tenemos el escenario de dos humanos en camino por la Tierra que dependen del planeta para su sustento y que son totalmente responsables de todo lo que les rodea. ¿Les suena esta situación? Es una metáfora de la manera en que vivimos la mayoría de nosotros. Los campesinos representan a los que caminamos por la Tierra en este preciso momento.

La segunda parte del guión se relaciona con aquellos de nosotros que vivimos en una seguridad relativa. Kryon expone esta idea cuando afirma que los campesi­nos vivían felices y que normalmente tenían buenas cose­chas cada año. Esto indica el tipo de vida que vivimos la mayoría de nosotros, en que trabajamos duro y de un modo u otro sobrevivimos económicamente año tras año. Kryon a continuación nos revela que la parábola tiene lugar en una economía de libre mercado en que "utili­zaban personalmente una parte de la cosecha y vendían la otra parte en el mercado para aportar sustento y abun­dancia a sus familias". Estas palabras son sumamente importantes porque sitúan la historia en nuestra socie­dad de libre cambio.

La mayor revelación, sin embargo, está en las frases:

"Un día apareció un humano ungido en cada uno de sus campos respectivos, afirmando traerles un mensaje de Dios. Los dos campesinos se mostraron interesados y escu­charon atentamente el mensaje." Fíjense en que no se interesaron de un modo meramente pasivo, sino que escucharon de un modo atento. La mayoría de los que leen esto ven hacia dónde vamos, y lo que Kryon quiere decir es que está a punto de ofrecernos una parábola sobre dos humanos iluminados que viven en la nueva era.

La parábola sigue describiendo cómo el mensajero hace saber a los campesinos que se acerca un cambio, pero que para adaptarse a él deben hacer algo diferente y aparentemente ilógico. Es algo que nunca antes han hecho y que va contra de lo que se les ha enseñado que funciona para la agricultura.

Fíjense en lo que se les dice y lo que significa:



1. Purgar la vieja cosecha, desprenderse de las viejas maneras de hacer las cosas.

2. Cubrir arando, enterrar las antiguas maneras tan completamente de modo que desaparezcan realmente.

3. Eliminar las impurezas y parásitos, no mantener ataduras, incluyendo aquellas cosas en su vida con las que han ido conviviendo pero que intuitivamente saben que no son buenas para ustedes.

4. Replantar inmediatamente, empezar a crecer con la nueva energía y las nuevas maneras de pensar inme­diatamente.

5. El mensajero continuó haciéndoles saber que la Tierra que les rodea estaba a punto de cambiar, lo que permitía que estas nuevas disposiciones fueran cómodas y recibieran apoyo.

Tal como sigue la historia, un campesino tiene muchos problemas con todo esto, puesto que la cosecha está a punto de ser recolectada y realmente no cree todo lo que el mensajero le ha dicho. Kryon nos dice que ambos campesinos dudaron en destruir toda la cosecha, lo que nos muestra que fue difícil incluso para aquel que al final hizo lo que se le aconsejaba. Esto significa que ¡lo que se nos pide es difícil! No será fácil para ninguno de nosotros desprendernos de las viejas maneras en que hace­mos las cosas y abrazar las nuevas. Incluso con las gran­des recompensas que se nos prometen (como una cosecha diez, veces mayor), es duro puesto que realmente no pode­mos ver lo que tenemos por delante.

Aun así, siempre me preguntaba al pensar sobre esta parábola cómo era posible hacer caso omiso a un mensa­jero de Dios. Entonces me reí al recordar cómo en la escuela de los domingos me hacía la misma pregunta cuando aprendí cómo el faraón endurecía su corazón una vez tras otra, cuando Moisés le llevaba las pruebas "definitivas" de que no estaba bien no dejar ir a los esclavos. ¿Acaso era estúpido el faraón? Ahora Kryon me muestra que todos tenemos esta "vena dura". Es real­mente difícil cambiar el modo en que hacemos las cosas y nuestras costumbres que tan queridas nos son, pues de ellas hemos dependido durante mucho tiempo.

En la parábola, un campesino sigue el consejo y el otro, no. Poco después, ambos se asombran de los cambios de la Tierra (lluvias y vientos que nunca antes se habían visto en esa estación del año). Los cambios de la Tierra son beneficiosos para la cosecha del campesino que ha seguido el consejo del mensajero, y de hecho su cosecha acabada de plantar alcanza alturas inusitadas. La cose­cha del otro campesino queda destruida (a pesar de que estaba sana y alta cuando llegó el mensajero).

La advertencia es clara: Las viejas maneras ya no seguirán funcionando. Los cambios de la Tierra harán que caigan como semillas en tierra estéril, y no crecerán.

Aun los métodos de la vieja energía más sanos y de mayor éxito fallarán. Los que tendrán éxito son nuevos, a menudo diferentes, y representan las aguas imprevistas. Son también los métodos que estarán llenos de amor, abundancia y resultados positivos.

Finalmente, el campesino con abundancia ¡la com­parte con el que no escuchó! No habrá juicios ni se seña­lará con el dedo. El segundo campesino, quien obvia­mente tomó una decisión desacertada, no es demasiado orgulloso para recibir del que lo hizo bien. Hay tanto escondido en este simple mensaje que ocuparía volúme­nes el describir por completo la sabiduría de esta nueva era. Ambos campesinos aceptaron su responsabilidad por lo que habían creado, y trabajaron juntos en armonía y apropiadamente para conseguir una situación de ganan­cia para todos.

Esta parábola esta dirigida directamente a los ilumi­nados, los maestros y los trabajadores. Han llegado por distintas vías increíbles validaciones de la lección aquí presentada, que nos muestran que no debemos tomar esta parábola a la ligera. De hecho, representa un guión sobre el tipo de cambio que está teniendo lugar en este plane­ta cuando leen estas palabras. Tómense un momento para volverla a leer. Está llena de un mensaje maravillo­so y poderoso.


Parábola tomada del Libro IV de Kryon - "Las Parábolas de Kryon" a través de Lee Carroll

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