.

23 noviembre, 2008

EL PRESENTE ES EL PUNTO DE PODER

Esta oración es una de las más importantes de este libro, desde el punto de vista práctico, y funciona dentro del marco temporal tal como lo entendéis. Como mencioné anteriormente, hacéis realidad los sucesos en la intersección presente de espíritu y carne, eligiendo de entre las probabilidades según vuestras creencias.

Todas vuestras facultades físicas, mentales y espirituales están enfocadas juntas en la brillante concentración de experiencia «presente». No estáis a merced del pasado, ni de convicciones previas, a menos que creáis que lo estáis. Si comprendéis completamente vuestro poder en el presente, os daréis cuenta de que la acción en ese punto altera el pasado, las creencias pasadas y vuestras reacciones.

En otras palabras, vuestras creencias actuales, por decirlo así, son instrucciones que se dan a la personalidad entera, que organizan y reorganizan simultáneamente la experiencia pasada según vuestros conceptos actuales sobre la realidad.

El futuro -el futuro probable- se altera de la misma manera, por supuesto. Mirar hacia atrás hasta el origen de los problemas actuales puede habituaros a buscar sólo los episodios negativos del pasado, e impedir que lo experimentéis como una fuente de placer, logro o éxito.

Si estructuráis vuestra vida anterior mediante las insatisfacciones del presente, no hacéis sino reforzar vuestros problemas.

Es como si estuvierais leyendo un libro de historia dedicado sólo a los fracasos, crueldades y errores de la raza, y pasara por alto todos los éxitos. Estas prácticas pueden llevaros a emplear vuestra «historia» de modo que resulte un retrato muy distorsionado de quiénes y qué sois, un retrato que luego representa vuestras circunstancias actuales.

Los más propensos a estas prácticas -de examinar constantemente el pasado para descubrir lo que hay de malo en el presente- suelen pasar por alto lo más importante. En cambio, refuerzan constantemente la experiencia negativa de la que tratan de escapar, ya que sus problemas iniciales fueron causados precisamente por ese mismo tipo de pensamientos. Esto genera condiciones insatisfactorias porque las personas temen algunas etapas de sus vidas, dudan de sí mismas, y se concentran en aspectos «negativos».

Partes importantes de la vida pueden no verse afectadas por ciertas actitudes, y otras sí. Una persona puede estar muy bien físicamente y gozar de excelente salud, y, debido a ciertas experiencias, empezar a dudar de su capacidad para relacionarse con los demás. Así que, con esa creencia en mente -que es incapaz de relacionarse-, observará su pasado y hallará en su conducta pasada todo tipo de razones que apoyen esa idea.

Si recorriera sus recuerdos intentando descubrir una clase distinta de pruebas, en ese mismo pasado descubriría ejemplos de buenas relaciones con los demás. Vuestras creencias actuales estructuran los recuerdos que desfilan por la memoria, y lo que recordáis parece justificar las creencias.

Cuando intentéis alterar vuestras creencias, observad el pasado con las nuevas ideas en mente. Si estáis enfermos, recordad cuando no lo estabais. Buscad en vuestra vida pruebas de vuestra salud. Vuestra vida misma es una prueba muy sólida de que la salud está en vosotros.

En casi todos los casos de limitaciones en el presente, existe un tema principal en ese campo en particular: la persona ha aprendido a reforzar los aspectos «negativos», por las razones que sean.

He repetido una y otra vez que las creencias determinan la realidad, y que ningún síntoma desaparecerá a menos que la «razón» lo determine, pero esta razón va mucho más allá de vuestras concepciones actuales de causa y efecto ya que implica un juicio personal de valor filosófico. Por debajo de las causas aparentes de limitaciones en la vida personal, hay otras creencias de gran alcance, y cada persona utiliza estos elementos en su experiencia privada para respaldarlos. Esto se aplica a cualquier clase de carencia o impedimento lo suficientemente grave para constituir un problema.

Os han enseñado que estáis a merced de sucesos anteriores, de modo que pensáis que para buscar el origen de las dificultades personales debéis examinar el pasado, para descubrir en qué os equivocasteis, qué errores cometisteis, o qué interpretaciones erróneas hicisteis.

Pero, sea lo que sea lo que os hayan enseñado, el punto de poder está en el presente; y repito que son vuestras creencias presentes las que estructurarán vuestros recuerdos.

Estos recuerdos pueden emplearse para llegar a cualquier conclusión, tal como ocurre con las estadísticas. A lo largo de este proceso quizás aceptéis uno o dos recuerdos, y los juzguéis causantes de vuestra conducta actual. De ser así, ya estáis preparados para cambiar vuestras creencias actuales y modo de acción, y simplemente emplear esos hechos o hábitos del pasado como estímulo o motivación.

La pregunta «¿Qué hay de malo en mí?» sólo lleva a generar más limitaciones y a reforzar las que ya tenéis, pues exageráis esas actividades en el presente y las proyectáis en el futuro.

¿Qué yo? ¿Qué mundo? Estas preguntas han de responderse en el «ahora», tal como lo entendéis, comprendiendo que vuestro poder de acción está en el presente y no en el pasado. El único punto eficaz para cambiar cualquier aspecto de vuestro mundo se halla en esa milagrosa conexión instantánea de espíritu y ser a través del impacto neu-rológico.

Así pues, amigos míos, para deshaceros de limitaciones molestas, reestructurad vuestro pasado desde el presente. Sean cuales sean vuestras circunstancias personales, utilizad el pasado como una fuente abundante, buscad en él vuestros logros, y reestructuradlo. Cuando buscáis lo que estuvo mal no veis lo que estuvo bien, de modo que el pasado sólo acaba reflejando las dificultades a las que ahora os enfrentáis.

Hay otros sucesos que os resultan invisibles. Como, básicamente, el pasado y el futuro existen a la vez, al mismo tiempo estáis dando forma peligrosamente al futuro siguiendo esas mismas líneas.

Cuando una persona va de psicólogo en psicólogo, de una terapia del ser a otra, siempre con la pregunta «¿Qué está mal?», la propia pregunta es una estructura a través de la cual se mira la experiencia, y constituye una de las principales razones de todas las limitaciones físicas, psíquicas o espirituales.

En uno u otro momento el individuo dejó de centrarse en lo que iba bien en ciertas áreas personales, y empezó a centrarse en las «carencias» específicas, y a magnificarlas. Con su mejor intención, busca diversas soluciones, pero todas se basan en la premisa de que algo anda mal.

Si se persiste en tal práctica, la concentración en lo negativo va incidiendo gradualmente en otras áreas de experiencia en las que no había problemas.

Por tanto, no estáis a merced de las creencias pasadas. Por otro lado, cuanto más pronto empecéis a actuar de acuerdo con otras nuevas, mejor. De lo contrario no confiáis en ellas en el presente. Si sois pobres y queréis tener más dinero, y os esforzáis por creer en la abundancia -aunque sigáis enfrentados a la realidad de la pobreza-, debéis hacer algún movimiento simbólico que demuestre que estáis dispuestos a aceptar un cambio.

Tal vez parezca absurdo, pero quizá deberíais donar algo de dinero o hacer algo parecido, como si tuvierais más dinero del que tenéis físicamente. Debéis responder a vuestras nuevas creencias, de modo que necrológicamente llegue el nuevo mensaje.

Os comportáis normalmente de una manera determinada como resultado de vuestras creencias. Ahora bien, si cambiáis voluntariamente algunos de esos hábitos, también estáis haciendo llegar el nuevo mensaje. La iniciativa debe proceder de vosotros, y en el presente. Literalmente, esto significa cambiar vuestro punto de vista, la perspectiva particular con la que observáis vuestro pasado y vuestro presente e imagináis vuestro futuro.

Debéis encontrar en vosotros mismos las pruebas de lo que queréis como una experiencia positiva. Examinad el pasado con esta idea en mente. Imaginad el futuro desde el punto de poder del presente. De este modo, al menos, no estáis utilizando el pasado para reforzar vuestras limitaciones, ni proyectándolas hacia el futuro. Es muy natural contrastar lo que queréis con lo que tenéis y es muy fácil desalentarse al hacerlo, pero buscar los errores del pasado no os va a ayudar. En cambio, cinco minutos bien utilizados pueden ser de mucha ayuda. Durante este tiempo, concentraos en el hecho de que el punto de poder es ahora. Meditad sobre la certeza de que vuestras facultades emocionales, espirituales y psíquicas están enfocadas a través de la carne, y durante cinco minutos dirigid toda vuestra atención hacia lo que queréis. Utilizad la visualización o el pensamiento verbal, según os resulte más fácil; pero durante ese período no os concentréis en ninguna carencia, sólo en vuestro deseo.

Utilizad toda vuestra energía y atención, y luego olvidadlo. No os preocupéis por comprobar si va bien. Simplemente aseguraos de que durante ese período vuestras intenciones sean claras. Después, de una u otra forma, según vuestra propia situación individual, haced un gesto físico o un acto acorde a vuestra creencia o deseo. Al menos una vez al día haced algo físicamente que muestre que tenéis fe en lo que estáis haciendo. Este acto puede ser muy sencillo. Si estáis solo y no os sentís queridos, simplemente puede consistir en que le sonriáis a alguien. Si sois pobres, quizá bastará con algo tan simple como comprar algo que queréis y que cueste un poquito más de lo habitual, confiando en que esa pequeña diferencia de precio se os devolverá u os llegará a vuestra experiencia; pero actuad como si tuvierais más dinero del que tenéis.

Por lo que se refiere a la salud, ese acto implica comportaros una vez al día como si no estuvierais enfermos. La creencia en el presente, reforzada durante cinco minutos y ayudada por una acción física, os traerá unos resultados verdaderamente asombrosos.

Pero estos efectos sólo ocurrirán si dejáis de mirar en el pasado «lo que está mal», y no reforzáis más vuestra experiencia negativa. Estos mismos principios pueden utilizarse en cualquier campo de la vida, y en cada uno de ellos elegís de entre una variedad de sucesos probables.

Quienes creáis en la reencarnación, podéis cometer el error de culpar a las vidas «pasadas», y organizarías por medio de vuestras creencias actuales. Ya es bastante malo que creáis estar a merced de un pasado, pero consideraros indefensos ante innumerables errores anteriores de otras vidas os coloca en una situación terrible pues la voluntad consciente pierde su poder para actuar. Estas vidas existen simultáneamente. Son otras expresiones de vosotros mismos que interactúan, pero cada ser consciente posee el punto de poder en su propio presente.



La «información de las vidas pasadas» suele usarse para reforzar situaciones sociales y personales actuales porque, como ocurre con el pasado de esta vida, estos recuerdos se elaboran mediante las creencias presentes.

Si esa información os la proporciona otra persona, un psíquico, por ejemplo, esa persona tenderá a captar las «vidas» que tienen sentido para vosotros ahora, e -inconscientemente, desde luego- las estructurará de acuerdo con vuestras creencias, aunque esto no resulte evidente. Si una persona cree básicamente que no vale nada, recordará las vidas que justifiquen esa idea, o le hablarán sobre ellas. Si cree que ahora debe pagar por sus pecados, esa creencia atraerá recuerdos de vidas que la apoyen; será un recuerdo sumamente organizado, pues dejará a un lado todo lo que no parezca pertinente.

Si una persona cree que la gente se aprovecha de ella, que está atrapada en una existencia trivial, y que es poco valorada, es probable que reciba información que le indique que en otras vidas gozó de muchos horrores, y refuerce así su creencia de que ahora la gente no la tiene en consideración, o incluso algo peor.

Estas afirmaciones mías son de carácter general, ya que cada individuo tiene su propia manera de reforzar las creencias. Si creéis que estáis enfermos, lo más probable es que la información de las vidas pasadas os muestre que cometisteis crímenes por los cuales ahora pagáis. Sea cual sea el tema que elijáis, siempre encontraréis algo que refuerce vuestra creencia.

Pero la verdad es la siguiente:

FORMÁIS VUESTRA REALIDAD AHORA, mediante la intersección del alma en la carne, y el presente es vuestro punto de poder.

Cada una de las encarnaciones de vuestro ser nace como criatura en la carne, como vosotros. Cada una posee su propio «punto de poder», o momentos sucesivos en los que materializa la existencia diaria a partir de las probabilidades que tiene disponibles.

Aunque este tema se explicará en otro libro, digamos que hay una especie de coincidencia entre todos estos puntos de poder presentes que existen para vosotros y vuestros seres «reencarnados». Incluso hay relaciones biológicas con respecto a la «memoria» celular. Mediante vuestras creencias actuales podéis atraer a vuestro propio espació y tiempo ciertas experiencias compartidas por los otros seres. Hay una interacción constante en este punto de poder multidimensional, de modo que un ser reencarnado atrae de los demás las facultades que quiera, según sus creencias específicas.

Estos seres son homólogos vuestros en cuanto a condición de criaturas, y a su experiencia de la realidad corporal; pero, al mismo tiempo, vuestro organismo rechaza la naturaleza simultánea de las experiencias. Esto no significa que no la percibáis en ciertos niveles, pero en general la realidad parece ocurrir en series sucesivas.

Desde el punto de vista personal y racial, el pasado aún está ocurriendo, pues lo creáis desde el presente según vuestras creencias.. Si os quitan el apéndice, éste no reaparecerá físicamente. Hay ciertas estructuras aceptadas intrínsecas a vuestra condición de criaturas. Pero a nivel celular la libertad es mayor.

Nota: mi impresión es que hay una estrecha relación entre los puntos de poder, la memoria celular y los puntos coordenados a los que se refiere en el capítulo 5 de Habla Seth:* «Estos puntos de coordenadas actúan como canales a través de los cuales fluye la energía, y son como urdimbres o caminos invisibles que van de una realidad a otra. También actúan como transformadores y suministran mucha de la energía generadora que hace que la creación sea continua [...]. Estos puntos afectan a lo que vosotros llamáis tiempo, y también al espacio»





EL PUNTO DE PODER ESTÁ EN EL PRESENTE

Este presente que se experimenta también representa vuestra piedra de toque psíquica para todas vuestras otras existencias. Sois plenamente conscientes de ciertos sucesos, y conocéis inconscientemente muchos más que de una forma u otra estáis aprendiendo a llevar al foco consciente.

Lo mismo se aplica a todos vuestros otros «seres reencarnatorios». Conocen inconscientemente vuestra experiencia consciente, así como vosotros conocéis inconscientemente la suya.

Aun así, la interacción es constante y creativa en todos vuestros presentes. Recurrís a su conocimiento como ellos recurren al vuestro, y esto por supuesto se aplica también a las personalidades que consideraríais futuras. Poseéis una vastísima reserva de información y experiencia que podéis utilizar, pero la emplearéis según vuestras creencias conscientes presentes. Si comprendéis que el punto de poder está en el presente, gozaréis de una fuente inagotable de facultades y energía.





EL PUNTO DE PODER ESTÁ EN EL PRESENTE

Ese punto no se encuentra en el pasado a menos que decidáis aceptar servilmente creencias anticuadas que ya no os son de ninguna utilidad.

Si creéis que sois indignos por haber sido escuálidos y asustadizos, sin duda habéis utilizado de alguna manera esta creencia para provecho propio. Admitidlo. Descubrid las razones. Quizá compensasteis vuestra supuesta condición convirtiéndoos más tarde en alguien atlético, o utilizasteis el ímpetu para avanzar en vuestro camino. Si vuestra madre os odiaba, tal vez habéis utilizado eso para reafirmar vuestra independencia, para proporcionaros una excusa o un sendero. Pero en todos los casos sois vosotros quienes dais forma a vuestra propia realidad, de modo que estáis de acuerdo con ella.

Muchas personas que me escriben sienten que poseen una inusitada capacidad psíquica o de escritura, o sienten una extraordinaria necesidad de ayudar al prójimo. Comparan constantemente lo que hacen con lo que creen que son capaces de hacer, pero no suelen hacer nada para desarrollar sus propias capacidades.

Por ejemplo, quieren escribir grandes teorías filosóficas, pero jamás han puesto la pluma sobre el papel, o no confían en sí mismos lo suficiente para comenzar. Algunos desean AYUDAR AL MUNDO EN SU CONJUNTO -en letras mayúsculas- pero todo lo que hacen es pensar sobre este deseo sin intentar nada para llevarlo a la práctica. El ideal en sus mentes se hace tan grande que siempre están descontentos con su propia actuación y así temen comenzar.

El reconocimiento amoroso de su propia unicidad les mostrará la manera de comenzar a utilizar sus propias capacidades a su manera, y a confiar en su situación actual. El ideal aún no se ha materializado; es tan sólo la esencia de una dirección. Pero sólo pueden hallar esa dirección utilizando lo que poseen y conocen ahora, y aceptando sus propias oportunidades y capacidades, y utilizándolas con el poder del presente.



http://www.bitacoradeunsermultidimensional.blogspot.com/

No hay comentarios.: