Por Julio Andrés Pagano
¿Qué estabas haciendo? ¿Me querés acompañar? Si mirás dentro de las palabras, me verás venir en un caballo alado a infundirte coraje. Hoy jugaré a ser un noble caballero de la orden sagrada del divino corazón, que por amor acude a tu encuentro para que viajemos. Este vuelo alquímico te ayudará a recordar. Le devolverá a tus ojos el brillo de tu espíritu guerrero. Sos luz. De pie, que falta muy poco. Internamente sabés que este juego ya lo jugamos. También sabés que triunfamos abriendo el corazón.
¿Te sorprende ver que siendo un caballero ya no lleve espada ni armadura? Es tiempo de paz. Este es el momento en donde fluir, en vez de resistir, se convierte en la mejor estrategia para que la magia de la vida nos eleve con sus destellos dorados. Somos las hebras que conforman la trama por donde viaja la luz. Ya no más batallas, no más peleas. Conscientes de que el amor todo lo puede, es hora de sentir que estamos religados en la unidad del espíritu. Somos hermanos. Dame la mano, subí. Daremos un paseo.
¿Acaso ves que los árboles sostengan banderas? ¿Hay algún río que se ufane de ser frontera? Tampoco observamos que el viento lleve pasaporte ni escuchamos a las montañas decir: “Somos de tal país”. La naturaleza se expresa de manera unificada. El hombre no lo hace porque al cerrar su corazón quedó preso de la ilusión que lo muestra separado. ¿Querés ayudarme? En este viaje alado rociaremos las ciudades con la esencia de los corazones que han despertado y han recordado que vibramos en unidad.
En aquellas zonas en donde hay tristeza, esparciremos flores de loto -a modo de inspiración- para que nadie olvide que incluso en el barro se puede florecer sin perder la pureza. Prometimos ayudar y eso es lo que seguimos haciendo al infundir aliento centrados en nuestro interior. La vibración del amor debe expandirse para llegar a los rincones en donde existan corazones que sientan el llamado a despertar. Vinimos a co-crear el cielo en la Tierra y así volver a celebrar la grandiosa alegría de sentirnos libres.
No hay límites en nuestro mundo interno, de ahí que hoy te haya visitado en este fantástico caballo alado para que mantengas vivo el sentido de nuestra tarea humanitaria. Por amor vinimos, por amor vivimos, por amor elegimos impulsar el ancestral recuerdo de sabernos Uno. Confiá, queda muy poco. Celebro porque tenés el temple necesario para seguir iluminando desde tu paz interior. Sólo debemos fluir. Sabés que este juego ya lo jugamos, también sabés que triunfamos abriendo el corazón para sentir.
¿Qué estabas haciendo? ¿Me querés acompañar? Si mirás dentro de las palabras, me verás venir en un caballo alado a infundirte coraje. Hoy jugaré a ser un noble caballero de la orden sagrada del divino corazón, que por amor acude a tu encuentro para que viajemos. Este vuelo alquímico te ayudará a recordar. Le devolverá a tus ojos el brillo de tu espíritu guerrero. Sos luz. De pie, que falta muy poco. Internamente sabés que este juego ya lo jugamos. También sabés que triunfamos abriendo el corazón.
¿Te sorprende ver que siendo un caballero ya no lleve espada ni armadura? Es tiempo de paz. Este es el momento en donde fluir, en vez de resistir, se convierte en la mejor estrategia para que la magia de la vida nos eleve con sus destellos dorados. Somos las hebras que conforman la trama por donde viaja la luz. Ya no más batallas, no más peleas. Conscientes de que el amor todo lo puede, es hora de sentir que estamos religados en la unidad del espíritu. Somos hermanos. Dame la mano, subí. Daremos un paseo.
¿Acaso ves que los árboles sostengan banderas? ¿Hay algún río que se ufane de ser frontera? Tampoco observamos que el viento lleve pasaporte ni escuchamos a las montañas decir: “Somos de tal país”. La naturaleza se expresa de manera unificada. El hombre no lo hace porque al cerrar su corazón quedó preso de la ilusión que lo muestra separado. ¿Querés ayudarme? En este viaje alado rociaremos las ciudades con la esencia de los corazones que han despertado y han recordado que vibramos en unidad.
En aquellas zonas en donde hay tristeza, esparciremos flores de loto -a modo de inspiración- para que nadie olvide que incluso en el barro se puede florecer sin perder la pureza. Prometimos ayudar y eso es lo que seguimos haciendo al infundir aliento centrados en nuestro interior. La vibración del amor debe expandirse para llegar a los rincones en donde existan corazones que sientan el llamado a despertar. Vinimos a co-crear el cielo en la Tierra y así volver a celebrar la grandiosa alegría de sentirnos libres.
No hay límites en nuestro mundo interno, de ahí que hoy te haya visitado en este fantástico caballo alado para que mantengas vivo el sentido de nuestra tarea humanitaria. Por amor vinimos, por amor vivimos, por amor elegimos impulsar el ancestral recuerdo de sabernos Uno. Confiá, queda muy poco. Celebro porque tenés el temple necesario para seguir iluminando desde tu paz interior. Sólo debemos fluir. Sabés que este juego ya lo jugamos, también sabés que triunfamos abriendo el corazón para sentir.
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