La elevación del nivel del mar será
más rápida y el doble de lo previsto
La Nasa prevé devastadores ciclones
que asolarán Nueva York en el 2.050
Lunes 18 de diciembre de 2006
El calentamiento climático podría desencadenar una elevación del nivel del mar más rápido de lo previsto, así como alcanzar 1,40 metros de aquí a 2100, lo que supone el doble de las estimaciones establecidas hasta el momento, según un estudio publicado esta semana. Esta previsión aumenta los riesgos de inundaciones de regiones costeras y aumenta las amenazas de violentas tormentas en ciudades como Nueva York o Londres. Según la OMM, 2006 ha sido el sexto año más cálido desde que se comenzaron a hacer los registros en 1861. Científicos de la Nasa, utilizando modelos informáticos, añaden que en 2050 el nivel del mar aumentará en la ciudad de Nueva York entre 0,3 y 1 metro, y entre 0,2 y 1,8 metros en toda la región metropolitana para 2080. Por Yaiza Martínez de Tendencias Científicas.
El calentamiento climático podría ocasionar un ascenso del nivel del mar más rápido de lo que se había predicho en el curso de este mismo siglo, advierte un estudio publicado por la revista Science. De aquí a 2100, el aumento de la temperatura global del planeta podría ocasionar una subida de las aguas de entre 50 centímetros y 1, 40 metros en menos de 100 años, es decir, el doble de lo que se había estimado que subiría (entre 9 y 88 centímetros).
El investigador Stefan Rahmstorf, profesor de física de los océanos del Postdam Institute for Climate Impact Research, que publica un comunicado sobre esta investigación, ha realizado un análisis en el que relaciona la subida global del nivel del mar con la temperatura global de la superficie de la Tierra.
En la revista Science señala que existe una amenaza para los humanos teniendo en cuenta que la tasa de elevación de las aguas es aproximadamente proporcional a la magnitud del calentamiento. Según Rahmstorf, los modelos de simulación han subestimado durante mucho tiempo el ascenso del nivel del mar, que subirá un 50% más de lo que se creía.
Esta subida del agua tendrá consecuencias no sólo para las regiones costeras amenazadas por inundaciones sino también para las grandes ciudades occidentales, como Londres y Nueva York.
Sigue subiendo la temperatura
Este riesgo debe ser tenido en cuenta, porque la temperatura global sigue subiendo. Según la Organización Meteorológica Mundial, la temperatura de la Tierra en 2006 aumentó más de 0,42 ºC con respecto a la media anual registrada entre los años 1961 y 1990. Eso supone que 2006 ha sido el sexto año más cálido desde que se comenzaron a hacer los registros.
Esta media cambia según el hemisferio terrestre. Las temperaturas en 2006 para el hemisferio norte, más industrializado, aumentaron 0,58ºC, cuando la media anual de las últimas tres décadas fue de 14,6 ºC. Esto supone que este año ha sido el cuarto más cálido. En el hemisferio sur, la temperatura aumentó en 2006 0,26ºC, cuando la media anual de los últimos treinta años ha sido de 13,4ºC (séptimo año más calido desde 1861).
En Europa concretamente, este otoño ha sido especialmente cálido, lo que se ha reflejado sobre todo en el noreste europeo donde las anomalías positivas de las temperaturas superaron los 7ºC durante la semana del 26 de diciembre al 2 de diciembre, según datos del NOAA (National Oceanic & Atmospheric Administration) de Washington, en Estados Unidos. Bélgica, Francia, Suiza y Reino Unido han batido sus propios récords de temperatura este otoño. Desde que comenzó el siglo XX, la temperatura media global de nuestro planeta ha aumentado aproximadamente 0,7ºC.
Consecuencias devastadoras
En un estudio publicado el año pasado por Rahmstorf y su equipo de investigación del Instituto Postdam Institute for Climate Impact Research, los científicos estimaron que este calentamiento del planeta podía suponer un levantamiento del nivel del mar en el Atlántico Norte debilitando la corriente oceánica denominada conveyor belt.
Esta corriente de circulación termohalina (que afecta de modo global al conjunto de las masas de agua oceánicas) parte del Mar de Noruega. La circulación termohalina es muy importante por su significativa participación en el flujo neto de calor desde las regiones tropicales hacia las polares, sin la que no se comprendería el clima terrestre.
Cuando hay un exceso de precipitaciones o de deshielo de los glaciares, la fuerza del conveyor belt se debilita e incluso puede desaparecer. La variabilidad de este impulso provoca cambios climáticos en Europa e incluso puede influir en otras áreas del océano global.
Rahmstorf señaló en el estudio de 2005 que, en este escenario, el nivel del mar podría aumentar hasta un metro y, si añadimos los gases del efecto invernadero, hasta dos metros, lo que podría someter a ciudades como Londres y Nueva York a violentas y devastadoras tormentas.
Nueva York en peligro
La estimación de Rahmstorf acerca del ascenso del nivel del agua y sus consecuencias parece respaldada por otro trabajo de investigación. Según un estudio publicado por el Goddard Institute for Space Studies de Nueva York, científicos de la Nasa, utilizando modelos informáticos de simulación del clima y del aumento del nivel del mar, han señalado que alrededor del año 2050 el nivel del mar aumentará en la ciudad de Nueva York entre 0,3 y 1 metro, y entre 0,2 y 1,8 metros en toda la región metropolitana para 2080.
Con este aumento del nivel del mar, grandes tormentas inundarán muchos de los vecindarios situados cerca de la costa, además de que el sistema metropolitano general de la ciudad quedará colapasado, asegura Vivien Gornitz, una de los investigadores del equipo del Goddard Institute for Space Studies (GISS) de la Nasa.
El aumento del nivel del mar traerá consigo un aumento del riesgo de huracanes en la zona. Según sus estimaciones, en el peor de los casos podrían darse hasta tres huracanes, que provocarían inundaciones en muchas partes de la ciudad. Las áreas que potencialmente quedarían hundidas bajo las aguas incluyen el sur de Brooklyn, Queens, Manhattan y partes de Long Island City, entre otras.
Con el aumento del nivel del mar, la ciudad de Nueva York se enfrenta a un riesgo creciente de tormentas huracanadas. Estas tormentas se caracterizan por el levantamiento de grandes olas y la llegada de huracanes. Los huracanes se categorizan en la escala Saffir-Simpson entre 1 y 5, siendo el cinco el huracán más destructivo. Esta escala se emplea para estimar el potencial dañino y de inundaciones de la tormenta.
Para entender el poder de destrucción de los posibles huracanes venideros y las consecuencias para la ciudad, ya en 1995 la U.S. Army Corps of Engineers utilizó el modelo computacional SLOSH de la Nasa. Entonces, los resultados señalaron que un huracán de categoría tres podría provocar inundaciones de más de siete metros de profundidad en lugares como el aeropuerto JFK o el de La Guardia.
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