CECILIA ROJAS
crojas@mercurioantofagasta.cl
Diciembre 26, 2006
Por sugerencia de Alexiis/Anita., quisiera, compartirles, una experiencia que me ha tocado vivir en estas últimas semanas,
Bueno comencé a trabajar muy fuertemente con la gente en reiki, compartiendo enseñanzas, etc. más el trabajo individual en las noches. Todo iba muy bien; me sentía muy conectada.
Un día hace poco menos de un mes, de un momento a otro, trabajando con unas personas, se me adormece todo el lado izquierdo de mi cuerpo, tomando cabeza, hombro, hasta el brazo. Al principio no le di mayor importancia, pero esto continuó empeorando ese fin de semana. Yo me debatía entre esto de tener el poder para sanarnos, de saber que no camino sola por este sendero y que ellos , mis maestros, no permitirían que nada me sucediera y el hecho de que algo me estaba pasando y lo que fuera, estaba empeorando y que debía llamar un médico. En eso estuve todo el fin de semana. Al final, por petición de un amigo que no me dejó tranquila todo el fin de semana, llamé al médico. Su diagnóstico fue: accidente vascular progresivo. Me llevaron a la clínica y el diagnóstico fue confirmado.
Luego de exámenes y más exámenes, conclusión: Problema vascular, colesterol elevadísimo, porque mi organismo lo hace. En fin, muy lapidarias las conclusiones médicas. Y ahí estaba yo, con mi cara chueca, mi ojo izquierdo sin movimiento y mi brazo como plomo, pensando y pensando; tratando de encontrar una explicación a todo esto que me estaba sucediendo. Sólo pedía claridad para poder comprender el propósito.
Recordé también a Martha y el tremendo desafío por el que estaba pasando, a Anita con todos sus problemas de salud, etc. Y una de las primeras cosas que hice fue contarle a Anita lo que me estaba sucediendo. Y bueno, darme cuenta que no era la única.
Pasé dos días con el ánimo muy bajo, sin comprender. Mi travesía por esta tierra ha sido muy larga y me siento muy cansada y con esto ufffff!! Es que llegó un instante, dentro de estos dos primeros días, en que sentí que no era capaz de levantar mi espada.
Y luego pensé que este es un tiempo de muchísimos desafíos y que muchos han bajado su espada para no levantarla más. Y le dije a mi Creador, Ah noooo, yo levantaré mi espada. No he luchado todo este tiempo para dejarme vencer ahora.
Y me dije: tengo dos opciones. Me recupero y salgo adelante o me dejo estar y me hundo.
Opté por la primera opción y comencé todos los días a hacerme autoterapia, a parte de la que me hace el médico. Como resultado de todo ello. Hoy, a casi 25 días estoy bastante bien, escribiéndoles desde mi trabajo y no se me nota nada en la cara.
Para qué decir la consternación del mundo que me rodea, a quienes no he logrado hacerles comprender que no soy especial, que soy humana, que también sufro, que tengo frustraciones como todos. Para el mundo que me rodea esto fue espantoso.
Es tan increíble percibir el miedo en las personas. Yo no recuerdo haber sentido miedo, sí me sentí muy vulnerable frente a la vida, porque yo no sé porqué hasta ahora pensaba que nada me podía suceder (¿soberbia?) . Hoy no es que viva asustada, ya que en la muerte no creo, pero sí con más respeto por este vehículo que me ha acompañado estos 45 años y a quien le di muy poca atención estos últimos meses. Y una de las experiencias más fuertes que esto me vino a mostrar fue enfrentarme por primera vez a mi debilidad. Me ha caracterizado en mi vida la fortaleza y en cada desafío era increíble comprobar que mientras más fuerte era el desafío, mayor era mi fuerza. Pero esta vez, esa fuerza no estuvo, pero sí la Debilidad. Y fue increíble sentirla, vivirla.
Hoy puedo decir que no soy la misma de hace casi un mes. Algo ha pasado dentro de mi....
Cecilia
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