(Por Julio Andrés Pagano)
Mientras me acerco y toco tu hombro suavemente, mi corazón te pide que mires con los ojos del alma. ¿Lo ves? Detrás del texto hay un sabio anciano con una vela encendida. Sentí su inmaculada vibración. Ilumina este mensaje, con la bellísima luz del amor, para que en tu interior resurja plenamente la confianza. El es un noble guía. Vino a impulsarte, con su energía redentora, para llevarte de nuevo a contemplar el Sol. Bendito eres.
Con la delicadeza de aquellos que reconocen el dolor de las heridas y son conscientes de lo que implica el agotamiento y la confusión, el anciano cobija dulcemente tu cuerpo -con la pureza de su frecuencia- para que recobres tu hermoso aura. Sus ojos sinceros hablan a través del movimiento de mis manos, por eso te escribo. Este es el armónico sonido de un mensaje cristalino, sus palabras llegan para energizarte y aumentar tu comprensión.
Si pudiera mostrarte la importancia que tiene seguir caminando, sin cerrar tu corazón, mi tarea estaría cumplida. Estoy aquí para ayudarte, pues la transición es intensa. No creas que nadie te escucha. Hay puertas que no se abren para que te muevas en otra dirección. No claudiques. Las situaciones que parecen injustas te dan la posibilidad de que aprendas a centrarte en medio de la adversidad. Sentí cada paso. Respetá tu propio ritmo.
El descanso no es una pérdida de tiempo, permite que internalices las vivencias. Aunque parezca lo contrario, no tropezás con las mismas piedras. Nuevas enseñanzas cruzan tu sendero para darte la oportunidad de aprender, de un modo diferente, aquello que creías que sólo tenía una única solución. Tu universo interno se amplía y enriquece a medida que observás sin juzgar. Abrazá tu realidad y transformala desde el centro de tu pecho.
Abrite. Un inmenso flujo de energía dorada viene acariciando las estrellas para traer hasta tu corazón el esplendor de un majestuoso tiempo. Internamente sentís que la Tierra te llama a que bailes con ella la danza creativa del amor, pero tu mente te reprocha que así no podrás cubrir tus necesidades más básicas. Este abismo, que parece infranqueable, se supera dando en el vacío, una vez más, el paso que hace extender tus firmes alas.
Renová la confianza en tu voz interior y seguí por el camino del amor. No temas por la intensidad de las pruebas, puede que aprieten pero no ahorcan. En breve verás surgir nuevos espacios de consciencia donde compartirás tus experiencias. Allí tu corazón abrazará otros corazones. Cantarás y sentirás que lo vivido no fue en vano. Internamente gozarás de una profunda calma. Sólo faltan algunos pasos. Confiá. Confiá. Confiá.
El anciano, de largos cabellos blancos y túnica resplandeciente, posa su grácil mano en tu frente, acallando todo ruido mundanal. Te mira de manera angelical y tu alma lo reconoce. Una flor se abre al verlos caminar juntos, envueltos en el halo reluciente y amoroso de una nueva humanidad. El Sol brilla. Tu corazón festeja, ha renacido en la luz de la confianza. Seguí andando. Seguí confiando. Soy un mensajero. Bendito eres.
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