La historia de Pino Solanas es coherente y sorprendente a la vez. No puede negarse, por un lado, la coherencia de este hombre nacido en 1936 que siempre conjugó su militancia política con su arte cinematográfico. Lo que sorprende es cómo la sociedad argentina lo ha abrazado como un defensor de las causas justas en ciertos momentos históricos (como el presente), mientras que, en otras épocas, lo desterró al olvido.
Diputado electo y con sueños presidenciales para 2011, Solanas está a punto de presentar una nueva película con las mismas pretensiones de siempre: retratar la realidad argentina, tan llena de estafas y miserias. El documentalista siempre se ha caracterizado por su intención abarcativa que lo lleva a realizar trilogías o sagas que no dejan afuera ningún detalle de los temas investigados.
En esta ocasión, Solanas apunta sus cañones hacia el saqueo de los recursos minerales. Tierra sublevada, oro impuro es el título de la película que se estrenará el próximo jueves y que supone la primera parte de una obra que se completará con Tierra sublevada, oro negro.
El cineasta, fiel a su ideología y tradición, denuncia a las políticas neoliberales de los ’90 que propiciaron la depredación de los metales e hidrocarburos del país. Las grandes corporaciones contaron, por entonces, con el permiso (explícito e implícito) del Estado para utilizar sustancias tóxicas y extraer las riquezas mientras contaminaban el agua y el medio ambiente. Pese a la retórica del gobierno actual, la realidad no ha cambiado.
Solanas mantiene la postura de sus últimas películas, como La próxima estación, donde combina las denuncias de corrupción y complicidades con la presentación de la lucha de aquellos que resisten. Las asambleas de los ambientalistas y los cortes de ruta organizados por los vecinos autoconvocados, por lo tanto, tienen su lugar en Tierra sublevada, oro impuro.
El director destaca, en una carta a los espectadores, que la lucha de los ambientalistas ha logrado que las provincias de Chubut, Córdoba, La Pampa, Mendoza, Río Negro, San Luis y Tucumán prohibieran la minería a cielo abierto con sustancias nocivas. El mensaje de Solanas, una vez más, es que la resistencia vale la pena ya que puede obtener resultados muy importantes.
El diputado electo afirma que la historia reciente de la actividad minera se encuentra determinada por las presiones del Banco Mundial, que llevó a una reforma de la legislación minera en setenta países. Solanas aseguró a La Prensa que, ante el desarrollo de Estados Unidos y varios países asiáticos, el capitalismo “salió a buscar metales” y llevó al Banco Mundial a “financiar procesos de minería que destruyen las montañas”.
Parte 2/2:
Tierra sublevada, oro impuro llega a las salas de cine con la marca de un estilo ya conocido y con la mirada de un hombre que, pese a superar las siete décadas de vida, aún se propone cambiar la realidad que le toca vivir.
Título Original: Tierra sublevada, oro impuro
País: Argentina
Dirección y Guión: Pino Solanas
Género: Documental
Estreno: 10 de septiembre de 2009 (Argentina)
Los documentales de Solanas merecen ser vistos por cualquier espectador, ideologías al margen. Sus películas son invitaciones a la reflexión que, como si fuera poco, sustentan lo dicho con una gran cantidad de pruebas.
Es la hora de los pueblos, y los pueblos somos todos y cada uno de nosotros...
Lo que es bueno para todos es bueno para cada uno.
Por el mayor bien del mayor número de personas...
O como dice Pino: Gobernar para las grandes mayorías.
1 comentario:
No queda ninguna duda. Si alguien en la política argentina puede exhibir su vida como testimonio de coherencia y honestidad es Fernando Pino Solanas. Por eso lo apuntalamos dede todos los puntos del país. Nosotros en Corrientes, como todos, con escasísimos recursos provenientes de los compañeros con algún margen de disponibilidad personal, ya estamos formando la Junta Promotora y reuniendo avales para el Partido PROYECTO SUR. Es una de las últimas oportunidades que nos quedan a los argentin@s, antes de que se consolide el coloniaje, que ahora quiere exhibir un pseudo discurso progesista.
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