Una estrella que viaja en el cielo, que avanza en el cosmos constante, que vuela, que cruza galaxias y constelaciones, que es parte de un cosmos insondable de infinitas posibilidades, la estrella que gira o que traspasa las órbitas de viejos o de nuevos planetas, que refleja los rayos de soles lejanos y cerca, la Estrella que sabe de un universo maravilloso, gigante y perfecto, de esa Estrella: la fuerza, su esencia, Será por estos días, en la última ola de energía del año de la Tormenta Eléctrica Azul, que viene a encantarnos, que surge su armonía, para concluir con belleza esta transformación que todos hemos vivido y que habremos de agradecer, emocionados, el Día Fuera del Tiempo. Piensa un instante la increíble grandeza de este tiempo iluminado de sabiduría, en que al final de la Tormenta: la belleza, y la más pura belleza, la que trae la Estrella de un viaje que jamás podría imaginar mente alguna, y que sólo puede entenderse desde centro mismo del alma, desde tu esencia, que está en los codones del ADN que conservan la sabiduría de todas esta fuerzas.
Es con esta Estrella Amarilla que concluye esta transformación vivida, la que para algunos será algo tan claro, tan cerca, tan visible, y para otros será en la esencia, en lo más profundo del alma. Puede que a veces un cambio, se interne en alguna experiencia difícil, concluya en dejar atrás algo, conforme un estado distinto, tan distinto a lo que se mantuvo por tiempos y que hasta fue grato, y entonces el cambio parezca una pérdida, parezca un final o un dolor sin alas, no importa, la esencia que llevas está intacta, la esencia que te hace está santa, lo eterno que te alza es eterno, la conciencia está pura si está aquí y está ahora, es que este tiempo maya, en vez de ser una línea horizontal por la cual se avanza en un equilibrio circense y suicida, es una línea vertical que a cada instante baja, y atraviesa cada experiencia, cada momento mágico, todo, y así de libre, así de blanco, así de aire, de siempre, así de inmenso: el tiempo es arte, es un espectáculo que roba lágrimas felices o gozosas, así la vida es arte, porque de toda esta sabiduría surge una vida que nunca se detiene, que a cada instante es una posibilidad inaudita, inédita, ingenua, inabarcable y que ni siquiera imaginaste. Así esta Estrella nos enseña la elegancia, lo justo, no hace falta todo, sólo con esto basta. La elegancia de lo suficiente, de la suficiente calma y la inquietud suficiente, de la compañía suficiente y suficiente soledad, de la medida exacta para que la vida fluya y sea una constante magia, una grande y bella obra de arte.
La Estrella, por su viaje, sabe de bellezas que se escapan a las miradas nuestras, no hay cánones ni reglas para medir la belleza, y si en la asunción de la conciencia de la Estrella, podemos reconocer la belleza de todo lo que existe y pasa, entonces podremos enfrentarlo, trabajar por mejorarlo, pero si sólo quedan ojos para no querer ver, entonces eso que no veamos ya no será posible, si hay un ser humano que sumido en la miseria horrible o en lo horrible de una acción nefasta, al que no le podamos ver la belleza de su alma, por difícil, por oculta, por callada que se encuentre, entonces no podremos ver ni demostrarle la humanidad que guarda, y poco ya podremos hacer por él. La Estrella nos enseña que todo es bello si se sabe distinguir la belleza de la esencia, si desde ahí uno se mueve, entonces es todo posible, se puede estar y no escapar, se puede enfrentar y no negar, y se puede por el amor que se merece todo aquello que comparte la belleza de toda la creación, como pasa con cada uno de nosotros aquí y siempre.
En esta transformación que es necesaria para avanzar hacia la noosfera, hace falta que alumbre la belleza como una esencia permanente de todo lo existente, y que sea la meta a recuperar en todo lo que la haya olvidado o perdido, si acaso la fuerza de nuestras conciencias crea una energía que influya en el planeta o en los hermanos, y no es capaz de reconocer la belleza, es decir la legitimidad del otro, el aporte, el regalo que se alcanza con la trascendencia de cada hecho, ser, o acto, entonces puede repetirse una historia que ya no queremos, ni nos hace falta repetirla tanto.
Bendita Estrella Amarilla que te acercas tanto, tanto que haces que incluso mi dolor sea tan bello, si es que sé sacarle la sabiduría que me trae, en vez de renegarlo, condenarlo, dejar que me posea el habla, acuchillarlo con un dolor más grande o asumirlo mío y secarme, si así un poquito o mucho esta Estrella alumbra la conciencia, estonces su regalo más que una fugaz aparición en la oscuridad de tantas noches, será un lluvia de colores y de mensajes que nos hagan cada vez más grandes, y que más grande signifique: más partes de universo, más la noosfera que ya empieza a florecer por todas partes con la Semilla que se acerca brillante.
DRAGON RESONANTE ROJO
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