La Profecía: Reciclando el Colapso del Tiempo
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2012. Menciona esta fecha en estos días, y muy probablemente la persona parecerá recordar algo. “¿2012? ¿No es esa la fecha de la terminación del calendario maya?”, mucha gente respondería.
No exactamente la terminación del calendario maya. El calendario maya sólo reconoce ciclos: ciclos dentro de ciclos dentro de ciclos, ad infinitum… El final de un ciclo es siempre el inicio de otro. Así, si el 2012 es el final de un ciclo, ¿cuál es la gran conmoción acerca del ciclo que está finalizando? Bueno, en realidad el 2012 es el final de un número de ciclos simultáneamente. Pero más importante, el 2012 es el final del ciclo de la historia. Y, puesto que la historia es el tiempo en el que hemos estado utilizando y aplicando nuestro calendario, el final de la historia debe ser también el colapso del tiempo, y el final del calendario que estamos utilizando. ¿Significa esto que en el 2012 pasaremos más allá del borde del tiempo también? ¿Cómo será eso? ¿Qué significa realmente el 2012, el final de la historia, el colapso del tiempo? ¿Y qué es el tiempo, en todo caso?
Los mayas sabían algo acerca del tiempo y de la historia que nosotros no sabemos. Tan misterioso como este conocimiento pueda ser, es la causa de que todo el mundo se endereza o ponga derecho cuando se menciona la fecha del 2012. Sí, hay una especie de profundo misterio aquí, de estar más allá del borde de la historia. ¿Significa esto que vamos a ser reciclados? ¿Vamos de vuelta hacia algún inicio aboriginal? ¿Será también el fin de la tecnología tal como la conocemos? Lo menos que podemos decir es esto: el 2012 significa que es el cierre del ciclo, y, como consecuencia, el tiempo, al menos el viejo tiempo, está en llamas. ¿Qué va a pasar cuando este tiempo se extinga y se cierre el ciclo? ¿Habrá un nuevo tiempo? ¿Cómo diferirá ese nuevo tiempo del viejo?
2012 - el Nuevo Tiempo. Un gran silencio se cierne sobre el planeta. ¿Qué si el mundo estuviera en silencio otra vez como lo estaba hace 26,000 años? Silente de todo excepto del canto de las aves y del viento deslizándose por entre los interminables bosques de árboles. ¿Qué si el mundo ya no estuviera lleno del sonido de las máquinas, sin aviones rugiendo sin misericordia por el cielo, y con las máquinas de combustión interna silenciadas y abandonadas en las autovías cubiertas de hierbas creciendo por entre las grietas del asfalto? E imagina esto, los rascacielos en silencio y obscuros, imperceptibles en una noche nublada y sin luna… Sí, ¿qué es lo que sigue para el ser humano en la trayectoria evolutiva de la Tierra? ¿Un viaje de retorno al futuro aboriginal?
Para hallar las respuestas, miramos a las piedras - el mudo misterio de las piedras - piedras, sombras y luz. Piedras labradas por las manos del hombre, grabadas con imágenes de dioses y reyes, de presencias arquetípicas, de esplendor mítico. Piedras en forma de templos, pirámides, monumentos a la eternidad. Piedras para registrar algún tipo de historia, pero una historia más allá de la historia humana, una historia cósmica. Piedras del pasado, parecería, pero que han perdurado para sobrevivir a la era de las máquinas. Y a medida que el ciclo de la historia humana está llegando a su fin, estas piedras se han convertido en una meditación acerca del significado de la historia cósmica, la historia perdurable de la cual la desviación humana no es sino una efímera burbuja.
Ve y mira las piedras antiguas, las que dejaron los mayas, por ejemplo. Mira los marcadores de piedra y los mágicos cuerpos tan extrañamente gráciles, si bien evidentemente de piedra. ¿Qué magia conocían estos mayas, que nos dejaron todas estas piedras, y una fecha, el 2012?
Hoy en día, los arqueólogos compiten entre sí para elaborar teorías acerca del desplome de los mayas a principios del noveno siglo - guerras, revolución, hambre, colapso ecológico -, ¿pero no son éstas sino proyecciones de los miedos que atormentan nuestra mente y nuestro mundo hoy? Nosotros, de quienes la rapiña tecnológica y el agotamiento de la Tierra son tan épicos y tan monumentales que empequeñecen todo aquello que cualquier cultura previa pudiera haber sido remotamente capaz de hacer. No, es más que una coincidencia que el “colapso” de la civilización de los mayas clásicos ocurriera casi precisamente en el marcador del décimo baktun de su famosa cuenta larga, esto es, alrededor del 10.0.0.0.0 ó el año 830 DA.
Es curioso y muy interesante que los mayas clásicos, como denominan los arqueólogos al pico de su civilización, ocurriera dentro de un ciclo baktun, el décimo, que en la cuenta larga está entre 9.0.0.0.0 y 10.0.0.0.0, o en el calendario cristiano de la historia, desde el 435 DA hasta el 830 DA. Antes de esta era dorada de la civilización maya, hubo nueve ciclos baktun precedentes, y después de su apogeo, hay sólo tres ciclos baktun. Si ellos estaban midiendo su presencia por medio de un conteo de días que empezó más de tres mil años antes de su gran era, y que terminaba 1200 años después, ¿cómo entonces entendían ellos su lugar en este gran esquema, el Gran Ciclo de la Historia?
Si ellos sabían que el ciclo actual de Trece Baktunes empezó el 13 de agosto de 3113 a.C. (la Conspiración Babilónica), o en 13.0.0.0.0 en la cuenta larga, unos nueve baktunes antes de su baktun principal, ¿no podrían haber sabido también que para evitar lo peor, había que retirarse cuando estaban en su punto más alto?
En la medida maya, la historia es un ciclo de 1.872,000 días de duración; eso y nada más. Este número de días se divide en trece subciclos llamados baktunes, cada baktun siendo exactamente de 144,000 días de extensión. 144,000 x 3 = 1.872,000. Así que cuando decimos que el “colapso” maya sobrevino en el 10.0.0.0.0, eso significa que ocurrió exactamente 1.440,000 días después del inicio de la larga cuenta regresiva de la historia. Esto significa que el 21 de diciembre de 2012 estaba a tan sólo ¡432,000 días!
En la cuenta larga, la fecha gregoriana del 21 de diciembre de 2012 es la misma fecha del inicio de la historia, 13.0.0.0.0. Esto quiere decir que (13 x 144,000) ó 1.872,000 días habrán transcurrido desde que empezó la cuenta. 13.0.0.0.0 es el equivalente al odómetro de un automóvil que llega al 100,000, cuando se restablece automáticamente en 000,000. De la misma forma, entonces, tanto el 13 de agosto de 3113 como el 21 de diciembre de 2012 registran el 13.0.0.0.0 = 0.0.0.0.0. Así que el 2012 significa que regresaremos al cero, listos para empezar de nuevo otra vez. Pero, ¿seremos capaces de tomar ventaja de este Nuevo Inicio? Sí, si entramos al Nuevo Tiempo antes de esa fecha, un nuevo tiempo conformado por el perfecto calendario de Trece Lunas/28 días. El advenimiento del Nuevo Tiempo es el cumplimiento de la profecía final de los mayas, la profecía del 2012. La profecía que subyace a la fecha del 2012 es la que realmente se mueve por el inconsciente de la gente, como una corriente subterránea haciéndose cada vez más fuerte a medida que nos acercamos a esa fecha mágica.
Sí, las mareas del cambio ya están subiendo, trayendo consigo los vientos de la marea de la profecía, la profecía del 2012, el remedio para la raza humana asediada por el tiempo artificial. ¿Qué es la profecía del 2012?
En pocas palabras, la profecía del 2012 es la enseñanza de la tumba de Pacal Votan, el más famoso de los antiguos mayas. La profecía está dentro de los hechos y los números de su tumba, su dedicación, su descubrimiento, y su relación con el 2012.
Pacal nació en el 603 DA, y a la edad de 12 años subió al trono y reclamó la descendencia matrilineal de su madre, Zak Kuk. Su reino y tiempo de poder verdaderos ocurrieron durante un ciclo de 52 años, entre el 631 DA y su muerte en el 683. Durante su tiempo de vida él creó los incomparables Palacio y la Torre de los Vientos. A su muerte, él dejó instrucciones a su hijo y sucesor, Chan Balam, de que construyera su gran tumba, y sobre ella, el templo piramidal que ha llegado a ser conocido como la Pirámide de las Inscripciones.
La tumba fue dedicada en el 692 DA, 9.13.0.0.0 en la Cuenta Larga. En los siglos subsecuentes, fue borrada toda memoria de la existencia de la tumba, y yació misteriosamente oculta en las selvas por caso trece siglos. Desde el tiempo de su dedicación en el 692, y hasta su descubrimiento en 1952, hay un lapso de tiempo de 1260 años, los números de la frecuencia de tiempo 12:60 (el calendario irregular de 12 meses, y la hora mecánica de 60 minutos) de la bestia que mantiene al alma del mundo esclavizada al materialismo histórico. Desde su dedicación, 692, al año 2012, hay exactamente 1320 años, los números de la frecuencia 13:20 de la Ley del Tiempo y la Armonía Universal que prevalecerán en la Tierra en el 2012. ¿Cómo va a ocurrir esto?
La respuesta está, de nuevo, en el famoso sarcófago. En el borde oriente de la piedra, hay seis glifos conocidos como firmas galácticas, uno de 20 iconos codificado por un número del 1 al 13 (de aquí 13:20). Los tonos (números) del primer grupo de cuatro firmas suman 28; los tonos del segundo grupo de dos firmas suman 13, los números del calendario perfecto de Trece Lunas/28 días.
Lo que dice esta profecía del 2012 es esto: “Cuando mi tumba sea descubierta, el hombre caído estará en el infierno 12:60, pero en 60 años, en el 2012, el calendario de 13 Lunas/28 días llevará al hombre caído del infierno materialista 12:60, a la resurrección en el tiempo 13:20.” La decisión es nuestra, y está ahora disponible para que la tomemos. Hay muchas cosas más en la profecía, pero todo lo que necesitas saber ahora mismo es que el verdadero Anillo de Poder en el Tiempo está medido por Trece Lunas/28 días, y es esa medida la que prevalecerá en el 2012.
Los mayas, que predijeron con precisión las fechas de su propia destrucción, sabían que para el 2012 todo habrá terminado de todas formas, que el monstruo babilónico no habrá sino destruido el planeta para esa fecha. De modo que en el marcador del décimo baktun la guardia de avanzada de los mayas partió, llamando a un fin a los ciclos de la cuenta larga de baktunes, pictunes y calabtunes. Abandonaron las grandes ciudades de templos de piedra que salpicaban las inmensas tierras bajas de las selvas, y la elite maya, por medio de su conocimiento de la magia del tiempo, partió de regreso a la eterna noche galáctica de donde habían venido originalmente.
Sí, estos fueron los Mayas Galácticos, los grandes civilizadores del más allá pleyadiano que trajeron su ciencia del tiempo a un planeta que ellos sabían que carecía de él, y por tanto incapaz de entrar en el gran torneo de atletas viajeros del tiempo cuyos vagabundeos y proezas mentales marcan los anales de la saga galáctica de la evolución espiritual y mental. Así que se infiltraron aquí en la Tierra, participaron en los ritos chamánicos olmecas, se convirtieron en sacerdotes jaguar, domaron naguales, y erigieron templos cósmicos en los que inscribieron unas historias estelares inescrutables, episodios que ocurrían en cientos de millones y hasta miles de millones de años en el pasado, o en el futuro. Finalmente, establecieron sus dinastías y rivalidades que marcaron el final de su tiempo en la Tierra.
La más grande de esas dinastías de los conocedores de la Noche del Tiempo fue la de Nah Chan, la Casa de la Serpiente, Palenque. Es aquí donde puede uno visitar la fabulosa tumba de Pacal Votan, y justo enseguida en el Templo XIII, la más misteriosa tumba sin inscribir de la Reina Roja. De la Casa de la Serpiente fueron generadas las enseñanzas secretas en el lenguaje de la zuvuya, mantenidas por los Videntes Jaguar de la Noche en el fabuloso y perdido Libro de las Siete Generaciones, las sagas del Fin del Tiempo, el conocimiento del cumplimiento de todas las profecías, las enseñanzas del 2012.
Tras ellos, los Mayas Galácticos dejaron ciertas instrucciones, ciertas recetas simplificadas para marcar el tiempo y disponer las profecías: las cuentas de los portadores de años, los ciclos de 52 años o rondas calendáricas solar-galácticas, el Tzolkin, y la cuenta larga, pero simplemente como una cuenta de días. Aquellos que decidieron quedarse, esperaron al profeta Kukulcán-Quetzalcóatl, y luego, antes del final del baktun once, establecieron un nuevo imperio del tiempo, los mayas toltecas de Chichén Itzá y Mayapán, así como los Quiché y Cakchiqueles de las tierras altas. Sus videntes resguardaron la historia mítica, los orígenes, el conocimiento de Tollan, el Popol Vuh y la memoria de los cuatro profetas originales, Balam Quitzé, Iqi Balam, Mahacutah y el Balam Agab. Y de Kukulcán-Quetzalcóatl ellos establecieron líneas de videntes, profetas conocidos como los Ah Bobat de la tradición del Chilam Balam, videntes Jaguar que previeron la venida de extranjeros desde más allá de las aguas, aquellos quienes iban a traer consigo las semillas de la destrucción.
Sucedió entonces que en el decimosegundo baktun, las velas aparecieron desde más allá de las aguas: las espadas de hierro, el caballo, y la temida viruela, que arrasaron la maravilla que habían sido los mayas. ¿Pero puede ser realmente destruido lo que es verdadero?
Una quema de libros en 1562 resultó en otro libro por el mismo hombre que quemó los libros, y éste fue el primer libro escrito por un europeo acerca de los mayas, la Relación de las Cosas de Yucatán, por el Obispo de Landa. Y en el decimotercer y último baktun, otra quema de libros, en 1691, resultó en otro libro más. Publicado en 1692, fue Las Pruebas de Votan, todo acerca del misterioso Votan, descendiente de Noé, el corazón del pueblo, el trotamundos planetario que construyó la casa obscura y puso su fabulosa tumba debajo de una pirámide en la mítica ciudad de Nah Chan, la Casa de la Serpiente.
Los frailes españoles que escribieron este texto no tenían ninguna forma de saber que exactamente 1000 años antes, en 692, se había dedicado la tumba del gran Pacal Votan, rey de Nah Chan, en 9.13.0.0.0 en la cuenta larga. Ni los frailes, y parece que tampoco los mayas remanentes, recordaban esa tumba. Por 1260 años esa tumba estuvo oculta en la selva. Luego, en 1952, salió a la luz, exactamente 60 años antes del cierre del ciclo del 2012. Y cuando salió a la luz, trajo consigo las semillas del gran resurgimiento maya, anticipado y conocido por aquellos antiguos videntes galácticos en corredores iluminados por antorchas debajo de la Torre de los Vientos; sí, el gran resurgimiento maya que fue programado para que empezara precisamente el 16 de agosto de 1987, a sólo 25 años antes del 2012.
Escrito originalmente como prólogo para el libro de fotografías sin publicar de Cynthia MacAdams, “El Tiempo en Llamas”
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