Les pido que abandonen sus antagonismos y antipatías, odios y diferencias raciales y traten de pensar en términos de una familia, una vida y una humanidad.
No pido una respuesta sentimental ni devocional a este desafío. Les recuerdo que el odio y la separatividad han llevado a la humanidad a su penosa situación actual. Sin embargo, agregaría a esta advertencia, que existe hoy en el mundo una cantidad suficiente de personas que alcanzarán la liberación, las cuales podrán producir cambios en las actitudes del género humano y en la opinión pública, siempre que se pongan a la altura, por un acto de la voluntad, de lo que ellas conocen y creen.
También los desafío a que se sacrifiquen, a consagrarse a sí mismos, a dar su tiempo y su dinero, y se interesen en difundir estas ideas entre quienes los rodean, en su medio ambiente y en el grupo al cual pertenecen, despertando así a sus compañeros de grupo. Los exhorto a que hagan un esfuerzo unido para inculcar nuevamente las ideas de hermandad y unidad. Les pido que reconozcan a quienes trabajan en todos los grupos y los ayuden. También les recomiendo que guarden silencio ante las palabras de odio y de crítica y que hablen en términos de hermandad y de relaciones grupales. Les ruego que procuren hacer de cada día un nuevo día, en el que enfrentan una nueva oportunidad. Traten de olvidar sus propios asuntos, sus pequeñas penas, preocupaciones y suspicacias, ante la urgencia de la tarea que debe realizarse, y difundan el culto de la unidad, el amor y la inofensividad.
Además quisiera que se aparten de los grupos que tratan de destruir y atacar, no importa cuán sincero sea su móvil. Adhiéranse a los trabajadores que tienen fines constructivos, que no luchan contra otro grupo u organización, y que han eliminado de su vocabulario la palabra “anti”.
Estén de parte de los que construyen silenciosa y constantemente para el nuevo orden - orden que se funda en el amor, construye bajo el impulso de la hermandad y posee la comprensión de la hermandad, basada en el conocimiento de que cada uno y todos, no importa cual sea nuestra raza, somos hijos del Padre Uno y hemos llegado a comprender que los antiguos
modos de trabajar deben desaparecer y proporcionar una oportunidad a los nuevos métodos.
Si no saben enseñar, predicar o escribir, aporten ideas y dinero para que otros puedan hacerlo. Ofrezcan sus horas y minutos de ocio para que otros queden libres y puedan dedicarse a servir al Plan; contribuyan con su dinero para que pueda progresar con mayor rapidez el trabajo de quienes pertenecen al Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. Se pierde mucho tiempo en cosas no esenciales. La mayoría de ustedes dan poco o nada de su tiempo. Lo mismo pasa con el dinero. Deben dar como nunca han dado antes, a fin de posibilitar la parte física del trabajo. Hay quienes ofrecen lo único que poseen, y el poder que tal actitud libera es muy grande. Quienes actuamos en el aspecto interno agradecemos todo lo que dan con gran sacrificio personal. Otros dan lo que les sobra y sólo cuando no implica sacrificio. Esta condición debe terminar; se debe dar al máximo con comprensión y justicia para que la era de amor y de luz se introduzca con mayor celeridad. No importa dónde o a quien dan, basta dar poco si tiene poco tiempo o dinero; mucho, si Poseen mucho. Trabajen y den, amen y piensen,
ayuden a esos grupos que construyen y no destruyen, aman y no atacan, erigen y no derriban. No se dejen engañar con argumentos plausibles de que la destrucción es necesaria. Sin duda lo fue, pero el ciclo de destrucción prácticamente ha terminado ¡si pudieran comprenderlo!, y los constructores deben ahora ponerse a trabajar.
Por sobre todo los incito a que lleven una vida más profunda, y les imploro que, para bien de sus semejantes, refuercen el contacto con la propia alma; con lo cual habrán desempeñado su parte para posibilitar la revelación, habrán ayudado a traer la luz y estarán por lo tanto en condiciones de beneficiarse por esas nuevas luz e información y podrán indicar mejor el camino y despejar el sendero al desconcertado buscador. Quienes no están preparados para los acontecimientos serán cegados por la emergente luz, confundidos por la maravilla que se revelará e impelidos por el aliento viviente de Dios; les corresponde a ustedes capacitarlos para ese acontecimiento.
Fuente: Tomo I: Psicología Esotérica I. Por el Maestro Tibetano Djwha Khul
(Alice A. Bailey)
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