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15 noviembre, 2006

MAR ENTRE MARES

MAR ENTRE MARES
Autor: ©
Jesús Alejandro Godoy
"¡... Y serán tus pasos los que marcarán mi camino!"
Y ya nadie podrá borrar la memoria de lo que has hecho, ni de lo que has dicho. Nadie se atreverá a borrar la distancia entre lo que has pensado y lo que has realizado; porque has demostrado tu valía, y nadie lo pondrá en juicio alguno.
¿Y que serán de tus días contados como los granos de arena... si los desperdicias a un oleaje pernicioso, y pasajero?
¡Te han dado las armas más poderosas que existen en el universo para demostrar que eres el mejor! Y sin embargo...
Sin embargo, te refriegas en lo indómito de tu alma y en la perdición de tus propios sueños inconclusos.
¡Si hasta podrías vencer a los leones que tienen magia en su mirada, si así lo quisierais!
Pero no lo haces...
Y cuando la balanza se inclina hacia tu favor... caes en soberbia indómita y destrozas tu alma inmortal.
¿Quién eres...? ¿Que eres?
Si hasta tus antecesores benditos se revuelcan en su tumba, cuando apuntáis tus iniquidades hacia tus hermanos; y el Maestro llora en la oscuridad eterna, cuando decides terminar tus días que aún no han sido evaluados.
Porque eres hijo de reyes. Porque eras hija de reinas, y todos ellos te estarán mirando a cada paso que deis. Nada detendrá tu andar sino tu mismo, y aunque tu carga sea más basta aún que tu propia mortalidad, ellos admirarán el valor al que te enfrentas.
¿Posará el águila su fantástico vuelo ante las tormentas más inmensas que el creador pueda concebir?
¿Se acabarán las brujerías indómitas del amor en los corazones solitarios?
Nada terminará si tu no lo deseas. Nadie podrá decir que tu camino termina, sino solamente tú.
Serán los días contados como perlas, desde el mismo momento de tu aliento primero, y aunque tus alaridos sean atendidos por brazos amorosos, tu voz no será escuchada hasta que tus palabras sean guiadas por la sabiduría infinita de aquellos que han aprendido del valor de su corazón y de la templanza de su alma.
Serán los días contados como el oro más precioso, hasta que decidas a que camino pertenecerán tus pies y a que tierra se fijarán tus huellas.
Y hasta el final, llevarás la sangre de aquellos que han temido a la historia de las verdades. Y hasta el final, tu piel sentirá el mismo escozor que sintieron aquellos que se han enfrentado a sus miedos más intensos.
¿Quién detendrá tu avance, si caminas aún con tu Dios?
¿Qué eres, sino el terror más perfecto de aquellos que han desandado el camino de la virtud?
Y aún así, sabiendo que eres el mar entre mares, y la estrella más poderosa, te entregas como cordero a las palabras ineficaces, y a los hechos inequívocos que llevan la marca de la perdición.
Y teniendo en ti la marca de tu rey, ¡Aún dudas de tu destino!
¿Cuántos delirios manchan tu corazón, tanto para creer que la vida será toda por ti, y para ti, por siempre jamás?
¿Cuánto tiempo se necesita, para que comprendas que la hechicería que vive en tus labios, es la misma que anuda tus muñecas?
Porque eres hijo de reyes. Porque eres hija de reinas.
Y aún... los leones que tienen magia en su mirada te temen, y elevan su plegaria al cielo como un rugido infernal para no caer en tus manos.
Y te digo que sí... Que hasta mi palabra te beneficiará, mi cuerpo te protegerá, y mi voluntad te cobijará, cuando encuentres tu camino.
Y ése día seguiré tus pasos; porque eres tú el que marcará mi camino, y nadie podrá discutir con artilugios que eres un elegido de los cielos; y nadie, podrá discutir que eres una elegida entre millones.
Y seré yo el que te seguirá, cuando encuentres tu destino, porque hasta los leones que tienen magia en su mirada te temen...

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