.

13 febrero, 2010

Latido del Corazón Shaumbra


Boletín de febrero
Por Jean Tinder
Traducido por Maribel González – marigo28@gmail.com

“Bienvenido a Casa.”

Tal vez las palabras más conmovedoras que un ser humano puede escuchar, ¿no te parece? Y, si eres como la mayoría de las personas que han estado en un largo camino espiritual, también conoces demasiado bien acerca de sentirte profundamente nostálgico. De niña a menudo lloraba hasta quedarme dormida porque quería ir a casa – aunque estaba ahí mismo acostada en mi propia cama -. No tenía sentido para mí en ese momento, pero ahora comprendo…

“Quiero ir a casa.”

Un sinnúmero de Shaumbra han dicho esas palabras – porque añoramos regresar a nuestro hogar espiritual -. Nuestros corazones sufren por la separación y el cansancio, y añoramos la sensación de bienvenida que estamos seguros que estará esperándonos.

Lo estará, por supuesto. Los miembros de nuestra familia espiritual nos abrazaran con ilusión, aglomerándose cerca para obtener el último reporte desde las líneas del frente. Y entonces se hace evidente para nosotros que toda la razón por la que fuimos a la Tierra en primer lugar era para encontrar el mapa para que todos pudiéramos volver a casa. ¡Nuestras familias “allá en casa” en los otros reinos quieren volver a casa tanto como nosotros!

El anhelo de sentirse “en casa” aviva casi todo lo que hacemos. ¿Por qué la gente se enamora? Usualmente es porque se sienten profundamente “en casa” uno con el otro. ¿Por qué trabajamos tanto para mantenernos, nos acurrucamos en nuestros hogares, o hasta viajamos sin descanso por el globo? Estamos buscando esa sensación elusiva de “Bienvenido a Casa.” A veces lo encontramos, pero nunca parece durar mucho.

Entonces, si morirse no es lo suficiente para llevarnos al hogar, y si el hogar ni siquiera es ya el hogar como han dicho Tobías y Adamus, ¿alguna vez satisfaremos ese dolor en nuestros corazones? Aunque ese deseo de regresar es lo que ha creado la enorme cantidad de energía con la que hemos estado trabajando desde el principio, ¿estamos condenados a que ello sea por siempre insatisfecho? Ciertamente no.

Las últimas semanas han tenido algunos retos personales para mí, debido a que mi esposo está en el extranjero en este momento, he experimentado el impacto de estos acontecimientos principalmente sola. Generalmente disfruto de la soledad, pero estos últimos pocos días quería sentirme “en casa” con alguien más. Quería sentir la comodidad de la aceptación y la bienvenida de alguien que amo – como la mayoría de nosotros – especialmente en los días duros. Es parte de lo que hace tan maravilloso y terrible ser humano.

Pero, ¿y si nadie está aquí con quien estar en casa? ¿Regreso al conocido sufrimiento, sola en mi miseria? ¿O existe otro camino a casa?

Una noche pasé un tiempo respirando y sintiendo todo lo que ha ocurrido en los últimos días (un baño caliente y salado es un ambiente maravilloso para esto) y dejé que mi querida sí misma supiera que no estaba sola, que yo la amaba/me amaba por todo lo que he sentido y experimentado.

Sosteniéndome en sus propios brazos, sentí…”ESTE es el hogar, justo aquí en la Tierra , en mi propio cuerpo. Me doy la bienvenida.”

Sentí las sombras de mí, partes deambulando sin propósito, tristemente, buscando… siempre buscando. La mayoría de ellas ha olvidado lo que incluso está buscando, pero Yo recuerdo. Ellas han estado perdidas, separadas, condenadas, malditas y rechazadas; están en la búsqueda del hogar, la reunión, la expiación, la bendición y la aceptación.

A nosotros los humanos se nos han ocurrido sin fin de maneras de intentar y encontrar nuestro camino de vuelta a la gracia, de vuelta al cielo, de vuelta a Dios. Deseamos tanto volver a casa y hemos hecho casi cualquier cosa que pudiera asegurarlo. Pero lo que no nos dimos cuenta es que todo este tiempo hemos estado en la búsqueda de nosotros mismos.

Cuando el Espíritu se separó de Sí Mismo y dejó el Hogar, esa fui yo. Ese fuiste tú. El Espíritu no es algún ser grandioso, misterioso y recto esperando a que nosotros regresemos arrastrándonos en penitencia. Soy yo, escondiéndome de mí Misma para averiguar quién soy.

Cuando dejamos el Hogar, nos dejamos a nosotros mismos. Por lo tanto, nunca regresaremos rechazando nuestras vidas aquí en la Tierra , sin importar lo fuerte que pueda ser el jalón. Nunca me sentiré completa sin importar cuán grandiosa sea la bienvenida angélica. Nunca encontraré la divina aceptación sin importar cuáles ritos religiosos sigo a la perfección. Siempre, siempre estaré en busca del Hogar – ya sea aquí o más allá – hasta que me dé la bienvenida de regreso a mí. Entonces estaré en casa sin importar dónde me encuentre.

Cuando llamé a todas esas partes de mí “¡Estoy en casa!” Pude sentir una oleada de interés esparcirse lentamente por todos los muchos reinos que he visitado y buscado. Imagínese estar perdido y solo, tropezándose durante años por un oscuro bosque, esforzándote mucho por encontrar tu camino, y de repente escuchas un llamado; “¡Oye, por aquí! ¡Bienvenido a Casa!” ¡Qué torrente de amor y emoción sentirías! Por fin, se acabó tu búsqueda. Por fin puedes descansar.

Esto es lo que Adamus te está invitando a sentir – la preciosidad de estar en casa. Cuando él dice “El Hogar viene a ti” no está hablando de un lugar que aterriza inesperadamente para encontrarte. Está hablando de TI regresando al hogar a ti. Y es esa reunión con tu Sí Mismo, el consuelo profundo que reconforta al corazón de tu propio amor, lo que finalmente satisfará tu anhelo y evaporará tu temor.

Porque estás aquí en la Tierra , el regreso comienza con absoluta aceptación y amor por todo acerca de tu forma física y experiencia. ¿Puedes sentirte realmente en casa en tu cuerpo, tu precioso templo de reunión? ¿Puedes decir, con todo el amor en tu corazón, “Ya sea muy humilde (o pesado o cansado o doloroso), no hay lugar como el propio hogar de uno?”

En lugar de anhelar el Hogar que esperas que esté “allá afuera en algún lugar,” te invito a volver a casa a ti, aquí y ahora. Siente cómo es llamar a todas las partes de ti, especialmente las que están en el espejo – “¡Querida, estoy en casa!”

Siente los múltiples significados de esto: ESTOY EN CASA.

¿Puedes permitirte soltar la búsqueda? ¿Puedes aceptar que ya estás en casa? Podría no ser fácil porque es la fundación en que cada parte de tu existencia ha sido construida hasta ahora. Tobías hace muchos años nos preguntó, “¿Pueden soltar la búsqueda de Dios?” Él estaba preguntando, ¿puedes dejarte estar en Casa?

Me acuerdo de un pasaje de la Biblia que escuché muchas veces de niña, y siempre tocó algo en mi corazón. Esto se encuentra en Revelaciones, 4 versículos del puro final de la Biblia : “El Espíritu y la Esposa dicen: "¡Ven!", y el que escucha debe decir: "¡Ven!" Que venga el que tiene sed, y el que quiera, que beba gratuitamente del agua de la vida.”

Qué llamado, que preciosa invitación. Mi Espíritu, mi esencia divina, finalmente casada con la Esposa de mi humanidad, y juntos llaman a todas las partes de mí – “Vuelvan a Casa.”

Desearía poder contarte lo asombroso que es esto, pero sólo puedes experimentarlo por ti mismo. Y cuando lo haces, te prometo que tocará cada capa de tu vida. Afectará cada elección que hagas, las razones de tus elecciones, cómo te relacionas con otros y contigo mismo – lo cambiará todo.

Querida Shaumbra, te invito, con todo el amor en mi corazón, a declararte a ti misma, al mundo, a Todo Lo Que Es, “Estoy en Casa. Estoy en Casa.”

Deja que esa reunión suene por cada reino que alguna vez hayas tocado y cada vida que alguna vez hayas vivido (incluyendo esta). Deja que haga eco de vuelta a cada corazón que alguna vez hayas conocido e ilumina el camino para cada uno de los que todavía están buscando.

Cuando verdadera, verdaderamente sabes “Yo Soy El Que Soy, y Estoy en Casa,” sentirás algo que nunca has sentido…algo completamente y absolutamente Nuevo.

Obtener algo es imposible porque siempre lo tenemos todo. Necesitar algo es igualmente imposible. Atacar es crear la defensa y defendernos crea nuevamente el ataque. No existe nada ni nadie que nos pueda herir o matar. Somos un ser eternamente libre en el Gozo de nuestra gloria. Maribel

No hay comentarios.: