Setiembre 2006
Estamos siendo reubicados. Como en una partida de ajedrez, debemos mover nuestras piezas. Estamos metidos en el juego y debemos continuar. Otras formas de vida se presentan.
Vivimos experiencias tras experiencias sin tiempo de elaborar los sucesos, esto produce confusión y desorientación. Hay que estar muy anclados en el cuerpo y trabajar por conseguir la paz interior, de lo contrario podemos desintegrarnos.
Para estar flexibles y sintonizados con las energías que llegan hay que percibir que todo se está reubicando. Cuando aprendemos a no rechazar nada de lo que llega, se enriquece la experiencia y el aprendizaje. Los imprevistos llegan sin avisar, hay que estar siempre preparados en este momento. Los trabajadores de la luz, sienten que por más que han hecho, hay algo nuevo que seguir haciendo, un nuevo lugar donde se te pide que vayas próximamente.
Estamos en uno de esos momentos de mayores tensiones previos al cambio. Las viejas formas se disuelven para que podamos movernos con mayor libertad en los próximos tiempos. Las nuevas formas llegarán en los próximos meses. Primero hay que vaciarse para poder recibir lo nuevo. Este proceso puede implicar angustias pasajeras y confusión ante lo aparentemente incierto. No saber dónde ir, no poder tomar decisiones inmediatas, elaborar nuevos proyectos y no poder manifestarlos. Sólo hay que esperar un tiempo más de maduración. Los procesos de anclaje de nuevas energías no se rigen por el calendario de nuestra agenda. Es tiempo de preparación, de armar el equipaje para el nuevo destino.
Mientras esto sucede podemos ver a nuestro alrededor cómo las viejas energías pelean entre sí por espacios de poder. Muchas situaciones caóticas emergen a la superficie. La contaminación ambiental y la degradación social muestran por dónde se desarma lo viejo. Mientras tanto la masa crítica de los seres humanos que estamos creando la Nueva Tierra sigue en aumento también. Las magníficas energías estelares que nos rodean nos permiten encontrarnos desde la solidaridad y el amor para continuar creando la Nueva Realidad.
Setiembre [es y] ha sido un mes de purificaciones y elaboraciones con el Sol en Virgo. Urano, un planeta transpersonal, está haciendo oposición a Virgo, aportando las energías de cambio y apertura para elaborar más libremente la nueva conciencia espiritual. Para el 16/17 de setiembre, el Sol y Plutón confrontan sus energías, removiendo una vez más desde las profundidades las oscuridades para disolverlas en la nueva luz. Estos procesos se presentan a la conciencia común como situaciones caóticas y violentas, pero desde la conciencia superior son movimientos que llevan a la evolución de la raza. La violencia es el choque de fuerzas involutivas que llevan el germen de la destrucción. Lo contrario de ello es la energía del amor que lleva el germen de la unión. Cada uno decide que germen lleva dentro de sí.
El 16 comienza un nuevo giro galáctico de 260 días, Dragón Magnético Rojo. Es un día especial para atraer las nuevas intenciones hacia la manifestación, para comenzar cosas importantes y nutrir nuestros proyectos en resonancia con nuestro espíritu.
El 22 de setiembre tendremos un eclipse de Sol en los últimos grados de Virgo, sobre el nodo lunar negativo. Será uno de los momentos más intensos de las depuraciones que venimos realizando. Es el momento de ser concientes de las rigideces y esquemas que nos retienen. ¡Ampliar nuestro mundo, para poder incorporar lo nuevo!
Virgo rige la zona de los intestinos, si estos no funcionan bien, es porque la mente se quedó atascada en algo que no pudo elaborar y lo depositó en el cuerpo físico.
Es hora de no criticar tanto y usar la compasión de Piscis.
Lo negativo que se ve afuera hay que cambiarlo adentro.
El exceso de perfección no es bueno en estos momentos.
La resistencia a entregarse al fluir de los acontecimientos puede crear enfermedades.
En esta oportunidad Libra nos ofrece la posibilidad de equilibrar todas las situaciones que se han venido moviendo hasta el presente. Venus ingresa en su regencia el 1° de octubre, armonizando situaciones y puliendo las relaciones en conflicto. Es momento para conciliar, acordar un nuevo rumbo y embellecer todo lo que nos rodea.
El verdadero sabio va por la vida aprendiendo de los demás, está dispuesto a escuchar y a hablar con excelencia. La norma básica de la sabiduría es la humildad. El sabio no ofende ni humilla, porque es generoso con el que no sabe. Nuestros conocimientos deben acercarnos a las personas. La clave es compartir con los demás lo que sabemos para que todos lo sepan.
Ana María Frallicciardi
Capilla del Monte, Argentina
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