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08 septiembre, 2006

ABORIGENES OCULTOS EN EL SUR DE CHILE!!!!!!

ABORÍGENES OCULTOS EN EL SUR DE CHILE!!!!
  Escribe: Juan Guillermo Aguilera Rodríguez  repovni@yahoo.com
  
  Una expedición chilena tiene indicios de la existencia de la
existencia de aborígenes de la etnia CHONOS, en el sur de Chile, que nunca a
tomado contacto con el hombre blanco. Espantados por los antecedentes de
otros integrantes de su etnia que sufrieron los desmanes de los
conquistadores españoles, este grupo se habría refugiado en zonas inexploradas
hasta el día de hoy por nuestra civilización, en el sur de Chile,
conformado por un laberinto de islas y bosques entre la cordillera de los
Andes y el Océano Pacífico:
  
  Viajeros en busca de la etnia desaparecida
  
  Diario El MERCURIO DE CHILE.
  Domingo 3 de septiembre de 2006



  Francisca Babul Guixé
  Investigadores recorrerán Taitao para rastrear vestigios o hallar
algún representante de ese pueblo originario.
  
  Francisca Babul Guixé

En diciembre, un grupo de aventureros se internará en kayak por las
inexploradas tierras de la península de Taitao, en la Undécima Región, con
el fin de revivir "la ruta de los chonos", una etnia canoera que según
la historia oficial se encontraría extinta, pues desaparecen en las
descripciones de cronistas y viajeros españoles a mediados del siglo XIX.

Sin embargo, Ricardo Vásquez Caballero, jefe de esta expedición y guía
de kayak de mar, se atreve a afirmar que "un grupo de chonos
sobreviviría en la zona en estado salvaje, sin haber experimentado contacto con
la civilización". A pesar de lo impactante que puede sonar esta
sentencia, Vásquez posee serias evidencias teóricas y empíricas que la
sustentan.

Los chonos conforman una de las bandas de cazadores-recolectores más
importantes del sur de Chile, pues fueron los únicos en construir
sofisticadas canoas (dalcas) en madera de alerce, muy superiores a las de los
yaganes u onas. Además, desarrollaron diversas técnicas de pesca y
domesticación de animales.

En cuanto al territorio, abarcaron la zona comprendida entre el golfo
Corcovado por el norte, el golfo de Penas por el sur, el canal de
Moraleda al este y el océano Pacífico al oeste, incluyendo un sector insular
(con 1.047 islas y 12.838 km2) y otro continental (en la península de
Taitao, con otros 12.300 km2).

1. Evidencia 1: Las memorias de Lord Byron

La primera prueba de Vásquez apunta a que los conquistadores españoles,
si bien transitaron por la zona insular, nunca conocieron el interior
de la península de Taitao, sector que fue descubierto en 1945 gracias a
fotografías aéreas proporcionadas por estadounidenses que buscaban
submarinos alemanes ocultos en la Patagonia al término de la Segunda Guerra
Mundial.

Quien sí se habría internado en Taitao, según la investigación de
Vásquez, es el vicealmirante inglés John Byron (abuelo del poeta), quien
llegó a Chile a los 17 años a bordo de la fragata Wager, en una misión
destinada a combatir a los españoles, que mantenían cerradas las costas
del Pacífico al comercio con otras naciones. Sin embargo, el viaje
resultó un fracaso, pues la embarcación naufragó al sur del golfo de Penas el
14 de mayo de 1741.

Cuatro de los navegantes, entre ellos Byron, fueron rescatados por un
grupo de chonos y lograron volver a Chiloé para luego embarcarse rumbo a
Inglaterra. Hasta hoy, historiadores y cronistas han deducido que Byron
fue rescatado a través de la ruta de la laguna San Rafael, pues ese era
el camino que los chonos utilizaban al guiar las expediciones españolas
al sur del golfo de Penas.

Sin embargo, y luego de leer las memorias de Byron y realizar
personalmente varios viajes a la zona, Vásquez logró comprobar que el marino
inglés "fue rescatado a través de la 'ruta de los chonos', al interior de
la península de Taitao". Esto porque los detalles topográficos del
terreno descrito por Byron en sus memorias se ajustan perfectamente a ese
sector y no guarda relación con la laguna San Rafael. Además, resulta
extraño que "omitiera mencionar los glaciares, témpanos y el ruido que se
produce cuando se desprenden, situación que deja perplejos a los que
visitan el lugar".

¿Pero, por qué los chonos le mostraron "lo mejor de su territorio" (en
Taitao hay un gran lago de agua dulce, bosques de alerce y numerosos
recursos alimenticios) a un inglés y no a los españoles? En primer lugar,
hay que considerar que los militares perseguían a los habitantes de
esta etnia para venderlos como esclavos y, por otra parte, los jesuitas
los obligaron a recluirse en Chiloé para facilitar su conversión al
cristianismo lo que, indudablemente, generó en ellos un sentimiento de odio
hacia los conquistadores.

En su libro "Los Chonos y los Veliche de Chiloé", el investigador
Renato Cárdenas relata: "Los indígenas evitarán cualquier contacto con los
españoles y, desde el siglo 17, apoyarán las empresas de hostigamiento
de los corsarios hacia las posesiones de la Corona. Al despoblarse las
islas Guaytecas, por gestión de los misioneros jesuitas, los chonos que
no fueron capturados se refugiaron más al sur".

2. Evidencia 2: Expediciones a la zona durante la época del Reyno de
Chile y la República

Ricardo Vásquez investiga ampliamente los reportes de las 27
expediciones militares y religiosas que hicieron los españoles al sur de Chiloé
entre 1553 y 1826 y concluye que el interior de la península de Taitao
"quedó inexplorado". En el período de la República (1826-1910) se
realizaron 11 viajes y tampoco se informa nada al respecto.

3. Evidencia 3: Viaje al corazón de Taitao

En 1985, Vásquez realizó una expedición al centro de la península de
Taitao (la primera reconocida oficialmente), donde recorrió los
alrededores del lago Presidente Ríos. En esa ocasión, dos hechos singulares
quedaron registrados en su bitácora:

- Viernes 3 de diciembre: "A la luz del atardecer podemos observar
frente a nuestro campamento cómo cinco columnas de humo suben al cielo del
otro lado del río a unos 100 metros nuestros, en medio de la espesura
inaccesible del bosque". Vásquez agrega: "Mi diferencia de apreciación
con respecto a los historiadores radica en haber explorado el terreno al
interior de Taitao y presenciar cinco columnas de humo que
obligadamente fueron encendidas por humanos".

- Domingo 5 de diciembre: "A metros de nuestro campamento, casi frente
a nuestra carpa, fotografiamos en el tronco de un coigüe, una
escopladura al parecer hecha por un pájaro carpintero". Años después, Vásquez le
mostró la fotografía a algunos de los más prestigiosos ornitólogos
chilenos y argentinos quienes, luego de analizar las fotos, concuerdan en
que la escopladura fue hecha por un ser humano y no por un pájaro, pues
es demasiado cuadrada y evidencia la utilización de algún tipo de
herramienta. Según Vásquez, "esto sólo podría corresponder a la presencia de
aborígenes chonos, ya que en el área no hubo ni hay colonos
registrados. Además, se trata de una escopladura reciente, pues la madera no está
oxidada".

Benjamín Subercaseaux, Premio Nacional de Literatura 1963, visitó el
puerto San Esteban en Taitao en 1946 a bordo de un buque de la Armada y
en su libro "Tierra de océanos" escribe: "Mientras caminaba en compañía
de un teniente por los abruptos y solitarios roqueríos que bordean esa
península, dimos, con gran sorpresa, con un excremento humano fresco
que se encontraba sobre una roca.
  
  De loberos no podía ser, porque era reciente, y el bote que debió
conducirlos tenía que estar visible no lejos del paraje (...) Por lo
demás, yo había creído ver momentos antes, huellas de pies desnudos sobre la
arena gruesa. Quedamos perplejos unos instantes; sobre todo porque
íbamos solos y sin armas, y porque el buque estaba fuera de nuestra vista
(...) Consigno el hecho aquí por si, más tarde, alguien comprueba que no
me equivocaba.
  
  ¿Era aquella una huella de indios?
  
  ¿Está habitada la península de Taitao?
  
  No pudimos precisarlo.
  
  Pero el que escribe estas líneas vio por la noche ciertos pequeños
destellos casi imperceptibles en los cerros negros, durante nuestra larga
permanencia en el fondo del fiordo. Sospecho que fuimos vigilados en
todo momento desde la espesura, y que continuamente nos encontramos
rodeados por una presencia humana oculta y, con razón, desconfiada".

Los riesgos:

"Todo esto me hace pensar que aún hoy, en pleno siglo XXI, hay chonos
viviendo en la península de Taitao, ya que es un territorio ancestral de
este pueblo originario que nunca fue invadido ni visitado por el hombre
blanco, por lo que no hay motivos para que ellos lo abandonaran", dice
Vásquez.

Sin embargo, la expedición que dirigirá a fines de año no tiene como
único objetivo comprobar esta teoría: "Será un éxito si encontramos
alerces, conchales o huellas del pueblo chono, como un pedazo de dalca, por
ejemplo. Encontrar un grupo de indios vivos en una extensión de más de
12 mil km2 sería un milagro. Ahora, si sucede, ojalá podamos captar
algún registro fílmico o fotográfico y establecer contacto con ellos".

La expedición no está exenta de riesgos. Por eso, sólo pueden viajar
personas con experiencia en navegación en kayak. "Desde el punto de vista
deportivo conlleva muchos peligros, pues el clima es impredecible.
Pero, además, sería riesgoso encontrarse con chonos salvajes, pues
Francisco de Ulloa (1553), primer expedicionario español que desembarcó en
Taitao, los describe como los más violentos de Valdivia al sur".

Apoyo oficial

La expedición "Por la ruta de los chonos: en busca de la etnia
desaparecida" cuenta con el patrocinio de la Armada de Chile, el Ministerio de
Cultura y la Sociedad Chilena de Historia y Geografía. Además, está
postulando como Proyecto Bicentenario para la obtención de recursos.
  
  Los Chonos  
  Este grupo indígena que hoy ya no existe, deambuló en el sur de
Chiloé.
  
  En aquel laberinto de islas, canales y fiordos, desarrollaron una
peculiar forma de vida, obteniendo el sustento del mar, y en las islas en
que acamparon, sepultaron a sus muertos bajo aleros rocosos y oscuras
cavernas.
  
  En términos generales, los Chonos han sido caracterizados como un
pueblo nómade, dedicado fundamentalmente a la pesca, a la caza de lobos
marinos y algunos cetáceos menores, y a la recolección de mariscos. Para
el cumplimiento de estas actividades se desplazaban en canoas
fabricadas de tres tablas, conocidas con el nombre de "dalcas".
  
  Las crónicas del período de Conquista nos han dejado abundantes y
detalladas descripciones de la dalca, pero sin lugar a dudas, la mejor de
ellas corresponde a la realizada por el Padre Diego de Rosales, quien
en su calidad de Superior de la Orden Jesuíta, navegó por las aguas de
nuestra región. En su libro "Historia General del Reino de Chile,
Flandes Indiano" señala: "... las fabrican de tres tablas cosidas, cortadas
del largo que quieren la piragua.
  
  Con fuego y unas estaquillas las van encorvando -el tablón que
formaba el plan de la dalca era de mayor espesor en el centro, adelgazándose
y angostándose hacia las puntas, las que eran arqueadas. Para coser las
tablas -con agujas hechas de quilas- abren con fuego unos agujeros de
un centímetro de diámetro y después de cosidas -con soguillas de fibras
de quilas- las calafatean con hojas de fiaca -colihue- que son muy
viscosas y les sobreponen corteza de maqui".
  
  Durante el siglo XVIII la dalca comienza a sufrir varias
transformaciones pues se le agregan el timón y las velas. La lancha chilota la
reemplazará más tarde.
  
  Los Chonos andaban casi desnudos y sus únicos vestidos eran una capa
de cuero de guanaco que les tapaba sólo los hombros y parte de la
espalda, complementada con un taparrabo de algas secas. Las mujeres eran
quienes obtenían el alimento y los hombres permanecían en la dalca,
manteniendo el fuego. La técnica para recolectar ciertos peces y mariscos era
el buceo, realizado por las mujeres, quienes llevaban en sus cuellos
canastos donde los acumulaban antes de emerger.
  
  Durante la segunda mitad del siglo XVI, los españoles tomaron
contacto con los Chonos, primero esporádicamente y a través de los viajes de
exploración y luego en forma más continua, a partir de la fundación de
la ciudad de Castro, en 1567.
  
  En 1710, un grupo de 200 Chonos se fue a vivir, cerca de los
españoles, primero en la Isla Huar y más tarde en la de Chaulinec, desde donde
desaparecen del registro histórico, probablemente al mezclarse con los
Huilliches (Veliches) de Chiloé.
  
  Envío este artículo, recopilación de la noticia del diario EL
MERCURIO de Chile, de este Domingo 3 de Septiembre de 2.006 y material sobre
los Chonos existente en Internet, con el fin de demostrar que “mi”
hipótesis sobre civilizaciones paralelas de avanzada tecnología que guardan
una intima relación con el fenómeno O.V.N.I. tienen una base real en la
existencia de tribus perdidas, tanto en el Amazonas como en el sur de
Chile, en el caso particular de “mi” hipótesis es que por lo menos una
de esas  hiper - civilizaciones habita en la Cordillera de los Andes.
Otra podría estar en el fondo de los mares.
  
                                                                                
Guillermo Aguilera.

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