Con este propósito hemos sido creados: amar y ser amados. -Madre Teresa de Calcuta.
Muchos piensan que lo contrario al amor es el odio. Lo contrario al amor no es el odio. Si odio a alguien, todavía siento algo por ese alguien, precisamente odio, y así, ese sentimiento de odio me mantiene unido a él o ella. El odio es un poderoso nexo, y qué paradoja que cuando menos unido me quiero sentir a alguien, si lo odio, resulta precisamente lo contrario. Cada vez que odio a alguien, estoy tremendamente unido a esa persona. Y repito la ironía, cada vez que nos queremos deshacer de alguien en nuestras vidas, porque sentimos que nos ha dañado, que nos ha afectado negativamente, o por lo que sea, nos llevamos la sorpresa de que al odiado, más relacionados estamos con esa persona. Incluso te compartiré algo que es el colmo: existen personas que no saben amar pero se quieren sentir unidas a alguien y ésa es la razón por la cual discuten o crean pleitos. La discusión o el pleito les mantiene unidos a ese alguien que quieren, pero que no saben amar, luego entonces su forma de sentirse unidos es mediante el maltrato o el pleito. Increíble, pero así suelen relacionarse muchas personas y sobretodo parejas.
La verdadera razón por la cual discutimos es porque no nos sentimos suficientemente amados o apreciados, para llenar ese vacío, entonces, discutimos para podernos sentir unidos a esa persona, por lo menos durante la discusión y el consecuente doloroso momento que le sigue. De paso aprendamos algo: cada vez que alguien quiere discutir con nosotros, es su grito desesperado de necesidad de ser amado o apreciado maquillándolo en forma de discusión.
¿Qué es lo contrario al amor? Lo contrario al amor, sin duda, es la indiferencia. Ahí ya no hay nexo alguno. Cuando amamos a alguien, nos sentimos muy unidos a ese alguien; cuando odiamos a determinada persona, seguimos unidos a ella precisamente por el odio, pero cuando hay total indiferencia por alguien, ya no hay nada. Ahora sí ya se acabó y estamos separados. El ego, nos hace sentir que merecemos ser tratados de determinada manera y si no es así, nos sentimos ofendidos rápidamente y hay que separarnos. ¿La indiferencia de dónde puede surgir? Muy probablemente, del miedo. El miedo que tenemos a volver a ser maltratados, el temor que experimentamos por volver a ser utilizados, puede hacemos sentir lo contrario al amor, verdadera indiferencia. Ya no nos interesa nadie ni nada, nos aislamos.
Quizá por ello, en textos espirituales más avanzados se afirma que lo contrario al amor es el miedo. Ahora recuerdo un hermoso párrafo que leí hace años en Un Curso de Milagros donde se expresa divinamente lo que en todo este capítulo intentaré explicar:
El amor perfecto expulsa al miedo.
Si hay miedo, es que no hay amor perfecto.
Pero, sólo el amor perfecto existe.
Si hay miedo, éste produce un estado que no existe.
Cree en esto y serás libre.
El miedo es un estado que crea nuestro ego, nuestro yo falso. Es un pensamiento acompañado de una emoción debilitante donde nos anticipamos al dolor que podríamos experimentar y preferimos eludirlo. El ego nos tiende la trampa de creer que hay algo malo delante de nosotros y nos puede afectar. Sin embargo, luego de un tiempo, si decidimos evolucionar, nuestro yo superior y verdadero, nuestro espíritu, nos indica que detrás de toda aparente desdicha hay oculta una bendición. Una de las creencias más poderosas a nivel espiritual es que todo pasa por algo, y ese algo siempre es algo bueno. Las pérdidas muchas veces son el maquillaje de una verdadera purificación que necesitaba nuestra alma para poder seguir evolucionando.
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ANDREA MARQUES
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